Austria En 14 Días ✏️ Blogs de Austria

Desde hacía tiempo queríamos conocer los Alpes y sus impresionantes paisajes, así que decidimos que no había que esperar más y que este iba a ser el año.

Normalmente en nuestros viajes siempre nos ha gustado combinar distintos "ambientes", por lo que el viaje iba a constar tanto de turismo urbano: Viena, Salzburgo, etc como de naturaleza: montaña, lagos, cascadas…

Los datos generales del viaje fueron:

Vuelo ida Madrid - Viena con Niki. Fecha 03 de Agosto (10:50 horas)
Vuelo vuelta Viena - Madrid también con Niki. Fecha 17 de Agosto (06:05 horas)

Precio del billete para dos personas a través de www.rumbo.es: 582 €

Alquiler de coche en Viena durante 12 días (desde 06/08 hasta el 17/08) con www.rentalcars.com: 490 €

Os iré dando más detalles en cada una de las etapas, que espero os sirva de ayuda

¡Allá vamos, Austria!

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Aunque el billete estaba reservado con Air Berlin, el vuelo estaba operado con Niki. Esta es una aerolínea de bajo costo propiedad de Niki Lauda, el ex-piloto de Fórmula 1 que tiene un alianza con Air Berlín para operar en varios trayectos.
Tengo que reconocer que cuando reservamos nos daba un poco de incertidumbre esta aerolínea porque no teníamos ninguna referencia, pero como sí conocíamos Air Berlín entendíamos que iba a estar bien, como al final fue.
Un detalle que nos llamó la atención en el vuelo fue que no pensábamos que nos fueran a dar nada de comer ni beber, ya que como sabéis en los últimos años en los vuelos de corta duración ciertas compañías han eliminado el servicio de catering, al menos el gratuito. Pero lejos de confirmarse este punto nos trajeron un pequeño sandwich y bebida, incluso pasaron algo más tarde por si alguien quería repetir. Buen detalle, aunque fuera un viaje de menos de 3 horas.

Salimos a las 10:50 del aeropuerto de Madrid y llegamos al de Viena puntualmente a las 13:40. Una vez recogido nuestro equipaje fuimos directamente a la oficina de turismo del aeropuerto para comprar la Vienna Card, que nos ofrecía descuentos en muchos de los lugares turísticos que íbamos a visitar en Viena durante los siguientes días, además de incluir el transporte público gratuito.
Esta tarjeta la podéis comprar para que tenga una validez de 48 horas (18,90 €) o de 72 horas (21,90 €). Hay que validarla la primera vez que se utilice, sea en el tren desde el aeropuerto, metro, autobús,...
En esta oficina también os venden el billete de tren que hay que coger desde el aeropuerto hasta Viena. Nosotros habíamos decidido coger la línea S7 de tren (S-Bahn). El ticket cuesta 4,40 €, pero con la Vienna Card te sale por 2,20 € por persona

La estación del tren está dentro del propio aeropuerto. Se llega muy fácil, bajando por una rampa larga y está bien indicado, tanto para la línea S7 como para la CAT, por si alguien prefiere cogerla. La tarjeta hay que validarla en el andén, en una pequeña máquina amarilla. El tren pasa cada 30 minutos y tiene varias paradas en la ciudad.

Nosotros habíamos cogido el hotel cerca de la parada de metro de Nestroyplatz (línea U1), así que nos bajamos del tren en la parada de Praterstern, a una parada de nuestro destino. El viaje dura una media hora y es bastante cómodo.

Nuestro hotel era el Das Capri, valorado con un 9 en www.booking.com. Nos gustó tanto las buenas opiniones de la gente como su situación, a pocas paradas de metro de los lugares más interesantes y también del centro.

Tras dejar las maletas en la habitación fuimos directamente al metro (a 2 minutos andando desde el hotel) hacia al centro. Nuestra idea era tomar un primer contacto con la ciudad este primer día. Ya entraríamos en museos, palacios y demás a partir del día siguiente. Nos bajamos en la parada de la catedral de San Esteban, Stephansplatz de la U1.

Nada más ver un puesto de salchichas no pudimos evitar el coger un par de ellas para empezar a probar la comida típica de Austria. Nos supo a gloria

Después teníamos toda la tarde para andar por la ciudad, así que nos dimos un buen paseo por la zona del Hofburg, el parque de Volksgarten, Parlamento y el Ayuntamiento. Nos "fastidió" un poco que delante del Ayuntamiento había una pantalla gigante de cine junto con unas gradas para ver las películas, ya que era el festival de cine de Viena. Pero la desilusión se nos quitó enseguida al ver el ambientazo que había en los puestos de comida de la plaza.
Tienes comida de todo tipo: americana, italiana, hindú, asiática, austríaca, etc. Imposible que no haya algo que te guste, ¡tienes tanto donde elegir!. Y el ambiente muy sanote, la gente nada follonera, mezcla de locales y turistas. Cuando vas a comprar algo en un puesto primero lo pides en la caja y luego te vas al mostrador donde están cocinando con el ticket. Una vez con la comida te puedes sentar en cualquiera de las mesas de la plaza, no son exclusivas de cada puesto. Cuando termines puedes dejar las cosas en la mesa, ya que hay unas personas encargadas de mantener todo limpio.
Como hacía poco que habíamos comido no teníamos hambre pero nos prometimos ir al día siguiente a probar aquella maravilla

Seguimos nuestro paseo y nos empezamos a perder por las callejuelas de la ciudad. Al ser domingo había zonas en las que no había un alma, pero le daba otra dimensión.

Cansados tras andar todo el día, el vuelo y demás decidimos cenar algo ligerito e irnos directamente al hotel. Ya habría tiempo de más cosas al día siguiente...

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Nos levantamos prontito y fuimos a desayunar en el propio hotel, que lo teníamos el incluido. La verdad es que era bastante completito, con un poco de todo: zumos, embutidos, variedad de panes, fruta, algún yogur, etc. ¡Perfecto para ir cogiendo energía para recorrer la ciudad!

Hoy teníamos pensado empezar por la ópera, así que cogimos el metro y fuimos para allá. La estación de metro más cercana es quizás la de Karlsplatz. Cuando llegamos todavía faltaba un poco para que abrieran las taquillas, así que nos acercamos donde dan los conciertos de Año Nuevo que está al lado, el Musikverein. Desde ahí también le echamos un vistacillo a la Iglesia de San Carlos Borromeo, que es bastante bonita por fuera. No entramos porque teníamos que volver a la ópera y porque algunos amigos de losviajeros.com había dicho que tampoco merecía demasiado la pena.

Una vez en la ópera compramos las entradas para la visita guiada. Mientras esperábamos a que llegara la guía la gente se podía sacar fotos con unos vestidos antiguos en el hall, así que no se nos hizo largo, riendonos todos con las pintas que se nos quedaban así vestidos.

La guía resultó ser muy simpática y hablaba un español casi perfecto, contándonos muchas curiosidades de la historia del edificio y quienes cantaron o tocaron a lo largo de la Historia. Cómo no, ¡había que mencionar a la emperatriz Sissi, que estabamos en Austria!

La visita duró unos 40 minutos, nos encantó, la verdad.

Desde allí nos dirigimos a la Biblioteca Nacional. Es una visita corta, ya que no es especialmente grande la zona a visitar pero hay que reconocer que merece mucho la pena ver cada detalle de la misma. Es un ejemplo de barroco increíble

Tras esta visita hay que reconocer que teníamos un poquito de hambre o quizás era más gula, al ver unas tartas de manzana (las famosas apfelstrudel) que nos estaban llamando cerca de los apartamentos imperiales, en el Hofburg. Así que atendimos a esta llamada y nos sentamos en la terraza aprovechando que hacía un día muy bueno. Madre mía, qué rica estaba...

Para bajar el aperitivo dimos un paseo tranquilamente y nos sentamos en el parque Volksgarten. Un poco más tarde nos acercamos a picar algo en la plaza del Ayuntamiento. Hoy nos decidimos por un arroz con pollo y mi señora por arroz con salmón. Ah, y una cerveza con limón rica, rica

Después de estar un buen rato aquí disfrutando del ambiente decidimos acercarnos en tranvía al Stadtpark. No es especialmente grande pero hay un ambiente muy agradable y estuvimos un rato sentados.

Cuando ya se hizo un poco más tarde cogimos el metro para visitar el conocido parque de atracciones Prater, que estaba un poco más lejos que nuestro hotel (parada Praterstern). El sitio desprende historia, con su gran noria y un montón de atracciones para los más pequeños y los no tan jóvenes
Aquí también hay varios sitios donde puedes comer algo o simplemente dar un paseo viendo las distintas atracciones. El sitio es bastante grande

Después de picar algo ya era de noche, así que nos volvimos al metro y en unos minutos estábamos de vuelta en el hotel. Por cierto, en la entrada del hotel tenían una jarra de agua con algo parecido a limón (no recuerdo el nombre) ¡¡que estaba riquísima!!

Al día siguiente nos esperaba el palacio de Schönbrunn...

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