Buenas!
Me he animado a hacer otro diario de un viaje del año pasado a la capital de Austria durante la época de mercadillos. Es una ciudad a la que teníamos muchas ganas en esa época del año y puede que alguno de los que me leáis estéis pensando lo mismo que nosotros, en ir en época de mercadillos de Navidad. Yo solo puedo deciros que merece mucho la pena y que volvería sin duda alguna, es una experiencia.
Organización:
Vuelos
El viaje era un regalo de aniversario, así que queríamos cuadrarlo con las fechas. Viendo combinaciones de vuelos nos decantamos por ir de miércoles a sábado con Iberia, del 20 al 23 de noviembre. Todo un acierto: había mercadillos pero no hacía tantísimo frío como para no poder estar en la calle.
El precio fueron 140 euros cada uno.
Alojamiento
Cuando busco alojamiento en Europa siempre busco que sea un lugar relativamente bien comunicado con el aeropuerto en transporte público y que puedan hacerse cosas andando, ya que nos encanta pasear las ciudades; a poder ser sin gastar mucho.
Ese mismo año hice un viaje con amigas en el que fuimos a un hostel y descubrí que algunos ofrecen habitaciones privadas con baño. Así que esa fue nuestra opción.
Después de buscar encontramos el Wombat Hostel, en el Naschmarkt. El hostel super limpio, disponen de una pequeñísima cocina común y la ubicación, aunque las hay mejores, no está nada mal: a 15 minutos andando de la ópera y enfrente una estación de metro de la línea U3 (línea directa a Karsplatz y Schonbrun). Al palacio Belverde, por ejemplo, estaba a unos 20 minutos andando. Lo recomiendo mucho.
Si hacéis la reserva también os recomiendo coger el desayuno, que sale más barato en el momento de hacer la reserva. Si lo coges in situ (como nosotros) cuesta 7,5 euros y para los precios de los cafés en Viena, estaba muy bien.
3 noches con cancelación nos costaron 294 euros, habiendo reservado con cierta antelación. Teniendo en cuenta los desayunos fueron 339 euros.
Atracciones turísticas
La verdad que Viena tiene mucho que ofrecer pero principalmente íbamos a ver los mercadillos de navidad y perdernos entre las calles de esta fabulosa ciudad.
Yo tenía ganas de conocer el salón dorado, ya que lo he visto varias veces en televisión a través del concierto de año nuevo, así que compramos por adelantado las entradas para ver un concierto de piezas de Mozzart y Vivaldi en el mismo. 2 entradas en platea nos costaron 66 euros (33 cada uno). La verdad que me encantó la experiencia, así que si como yo veis el concierto de año nuevo os lo recomiendo. Las entradas las cogimos a través de su canal oficial
www.musikverein.at/
Para conocer la programación te tienes que ir a la parte de Sipielplan y poner las fechas en las que estás. Los espectáculos del salón dorado son los que pone “GrooBer Saal”.
Hicimos cuentas y no nos merecía la pena gastar en la Viena Pass, son unas 4 atracciones las que tienes que coger para que te compense. Pero eso ya cada uno…
Siguiendo recomendaciones del foro vimos que no merecía mucho la pena el paseo en río. También vimos que había infinidad de museos pero no nos queríamos volver locos y decimos entrar solo al Belverde y al palacio de schonbrunn (cuyos jardines, por cierto, son muy amplios y totalmente gratuitos salvo algunas zonas).
Traslado al aeropuerto
Para ir del aeropuerto a Viena habíamos leído que era mejor coger el cercanias S-7 y enlazar con el metro; ya que cuesta mucho menos que el CAT (tren rápido).
CAT: tarda 16 minutos y cuesta 19 euros ida y vuelta, niños hasta 15 años gratis. Ventajas: es mucho más fácil de coger.
S-7: tarda 20 minutos en llegar a “Wien Mitte-Landstraße”, cuesta 2,20+2,40 euros trayecto (solo tienes que pagar 2,20 si tienes ya el abono de Viena); niños 1,10+1,20 y es gratis para menores de 4 años y mayores de 65. En Wien Mitte enlazan las líneas U3 y U4 de metro.
Lo que no me quedó claro es si vas en S-7 si tienes que pagar o no el billete de metro de después. Comprobado en internet, parece que no necesitas otro billete adicional, así que eso que os ahorráis (podéis hacer los cambios que queráis en el plazo de 120 minutos). Una razón más para usar el cercanías.
Miércoles 20
Llegamos al aeropuerto a eso de las 14:30 para pasar el control con calma. El vuelo salía a las 16:05. El viaje transcurrió sin incidencias.
Para llegar al tren hay que seguir las indicaciones de los carteles que te llevan hasta donde está la estación. Una vez allí está el CAT muy bien señalizado y luego varios trenes de cercanías, que se anuncian a través de una pantalla. Si vas al centro de Viena, tu opción es el S-7.
Compramos los billetes del S-Bahn en las máquinas. Nos voló un poco la cabeza porque los nombres de las estaciones están en alemán y no nos dimos cuenta, así que no encontrábamos el punto de origen aeropuerto (es el que aparece por defecto). Por suerte, yo sabía que el tren era el S-7 porque lo había leído aquí, así que conseguimos dar con él y coger los billetes. De todos modos, el Google va fenomenal y te dice exactamente cómo hacerlo sin problema.
Una vez vimos la vía, esperamos el tren y nos montamos. Hicimos el trasbordo en Wien Mitte LanstraBe (que es un poco lioso porque hay que ir por en medio de un centro comercial, pero está bien señalizado) y ya cogimos el metro (U4) que nos llevó al hostel. Lo bueno que el hostel estaba al lado del metro. Lo malo que la zona daba un poco de yuyu toda oscura a esas horas (serían las 8 de la tarde aprox).
Como no había mucho más que hacer, paseamos yendo a cenar a una cervecería que recomendaban por aquí por el foro: 7Stern Bräu. La verdad que estaba lleno de gente hablando alemán, la cerveza estaba deliciosa (no recuerdo cuál pedimos) y probamos goulash y el famoso schnitzel. Pero lo mejor: pedimos bretzel y nos trajeron el mejor que he tomado nunca, super suave por dentro y calentito. Estaba delicioso.
Después de un pequeño paseo sin hacernos mucho spoiler de la ciudad volvimos al hostel y a dormir, que al día siguiente tocaba patear.
Jueves 21 de Noviembre
Nos despertamos y bajamos al desayuno. Una grata sorpresa: era todo buffet por 7,5 euros. Había de todo: pan, fiambre, yogur, granola… incluso crudities.
Después de coger fuerzas fuimos dando un paseo hasta la Ópera, donde teníamos el punto de encuentro para el free-tour. De camino nos maravillamos con lo señorial que es la ciudad y sus cúpulas impresionantes.
Había salido el sol pero aún así hacía bastante frío. El free tour estuvo fenomenal, caminamos por todo el centro y el guía nos contó un montón de cosas que le preguntamos sobre España. Las historias de España y Austria están entrelazadas ya que Carlos I era rey de España y emperador del Sacroimperio Romano (Era nieto de los Reyes Católicos por parte de madre y de Maximiliano I de Austria por parte de padre).
También nos impactó mucho como afectó la segunda guerra mundial a la ciudad, dado que determinada persona era austriaca.
Fue un tour super completo en el que visitamos un montón de lugares de interés, incluidas las caballerizas de la Academia Española de Hípica, que se pueden ver por fuera los caballos. Si os interesa ver el espectáculo de hípica el guía nos recomendó ir entre semana a las exhibiciones de entrenamiento, que cuestan la mitad que el domingo y viene a ser lo mismo.
El tour terminó en Catedral de San Esteban de Viena, donde había un enorme mercadillo en el que aprovechamos para probar el vino caliente (glühwein). Entraba fenomenal con el fresco que hacía y te lo servían en unas tazas monísimas en forma de zapato que te podías quedar pagando un módico precio de 5 euros. La cosa es que tú pagabas por las tazas y el vino (20 euros los dos vasitos) y luego te devolvían el importe de las tazas cuando las devolvías. Estuvo curioso de ver. Luego entramos a la catedral para visitarla por dentro, que no es tan impresionante como por fuera.
No teníamos mucha hambre y a la tarde queríamos disfrutar de alguno de los famosísimos cafes, así que nos compramos un perrito caliente en Bitzinger Sausage Stand (el del conejito verde) al lado del Albertina Modern. Había un montón de puestos callejeros de comida y era una opción si querías comer algo rápido y no perder mucho tiempo. El guía nos recomendó la salchicha con queso por dentro, Käsekrainer, muy típica de Viena, y pedimos dos perritos de eso. La verdad que estaba buenísima. 2 perritos nos costaron 12 euros.
Después de un descanso necesario fuimos a dar una vueltecita con calma por el centro aprovechando las últimas horas de luz y viendo las luces de navidad, que eran una pasada. También entramos en Iglesia de los Agustinos (la misma orden de la que es el papa). Pasa desapercibida desde fuera pero el interior es impresionante, aunque creo que merece más la pena ir temprano y verla con más luz. Era la capilla real de la familia real austriaca y en ella están los corazones de los 54 miembros de la dinastía Hasburgo.
Después por el centro había un montón de coches de caballos, super idilico. Entre las luces y eso parecía de cuento. Los pobres caballos iban con mantitas del frío que hacía.
Luego fuimos a probar el famoso café. El guía nos desaconsejó Sacher, ya que aunque sea la turistada que hay que pagar no merece la pena la cola (he de decir que pasamos por fuera y estaba precioso decorado). Así que nos acercamos al Demel, que se vanagloria de ser el lugar donde realmente nació la Sacher (aunque yo creo que es mera publicidad). Un trozo de tarta y dos cafés quemados malísimos 18 euros. Lo que tiene fama es el Kaiserschmarnn, que la gente se pedía para llevar.
Después de retomar fuerzas nos acercamos a la plaza del ayuntamiento, donde hay una pista de patinaje enorme. La verdad que es una barbaridad lo que les gusta la navidad a esta gente. Todo llenísimo de luces y puestos navideños que contagian a cualquiera el espíritu navideño. Fueses donde fueses había luces de colores. Era totalmente impresionante. Después de un buen rato maravillándonos con las luces nos acercamos a uno de los mercadillos más “locales” del centro, Spittelberg. Es una zona que parecía tener mucha vida nocturna con bastante gente joven. Nos tomamos dos glühwein de rigor y cotilleamos los puestecillos.
Y después, cenamos en el famoso centímeter. Habíamos oído que era un sitio de batalla en el que se comía barato. Pedimos costillas XL y dos cervezas, unos 45 euros. La verdad que muy recomendable.
Y ya volvimos al hotel.
La cuenta del día es (aprox, ya que ha pasado un tiempo)
Desayunos: 7,5*2
Free tour: 20
Gluhwien: 5*4 (sé que era algo más caro en stephan que en spitteberg, pero la media era esa).
Perritos: 6*2
Café: 18
Cena: 45
Total: 130 euros (65 persona)
Viernes 21 de Noviembre
De nuevo amanecimos sin prisa en esta preciosa ciudad y bajamos a desayunar en el propio hostel porque, dada la experiencia en el Demel, 7,5 euros por un pequeño buffet nos pareció muy buen precio.
Después de coger fuerzas decidimos ir a uno de los museos de la ciudad. El escogido fue el Belvedere por varias razones: el beso de Klimt, el hecho de que fue uno de los Palacios de los Hasburgo y el más importante: su relevancia histórica. No por nada allí se firmó en 1955 la salida de las tropas aliadas de Viena después de la 2º Guerra Mundial.
Después de una caminata de 20 minutos llegamos, cogimos las entradas por internet y nos metimos al museo. Una mujer muy amable nos explicó cómo hacer el recorrido y ya la primera sala fue una fantasía: un arco en medio de una sala cuyo techo estaba totalmente pintado con figuras de ángeles. El edificio es espectacular, con espejos enormes, lámparas de cristal, escaleras de cuento… dentro hay varias obras interesantes incluido uno de los 4 retratos de Napoleón a caballo y varios cuadros de Klimt. Además, en la última planta tenían una exposición de arte contemporáneo.
Hay varias opciones de entradas. Nosotros cogimos solo para Alto Belvedere y echamos unas dos horas más o menos, más otra hora en los alrededores. Siempre tratamos de coger las entradas en el canal oficial que es
www.belvedere.at/ y veo que ahora cuestan 21 euros aunque me suena que costaba 17,5 euros el año pasado (una subida importante). Aún así merece mucho la pena.
Después estuvimos un rato en el pequeño mercadillo de navidad que montan allí, nos sacamos la foto de rigor con el Belvedere de fondo. Además, exploramos un pequeño jardín botánico que hay al lado.
Cuando nos aburrimos pusimos rumbo a Karlsplatz para disfrutar de su mercadillo, parando de camino en el monumento a los héroes del ejército rojo. Ya en Karlsplatz entramos primero en la iglesia de San Carlos Borromeo, que recomiendo totalmente. Creo que es la única de pago de todo Viena y aún así merece mucho la pena. Nosotros pagamos 6 euros pero estoy viendo en la web que ahora son 9,5 euros.
Después nos tomamos una hamburguesa en uno de los puestos del mercadillo, 10,50 euros cada uno, y disfrutamos de un merecidisimo glühwein rosso, aunque estaba mejor el original.
Tras un paseo de 10 minutos volvimos al hostel a descansar y ya de nuevo a la noche vienesa, que empezaba a las 4 de la tarde. Intentamos ir al café central pero fue totalmente imposible así que tiramos de la lista del guía y fuimos al Leopold Hawelka. Si quieres un sitio instagrameable, no es tu sitio. Pero lo recomiendo muchísimo, nos encantó. En él se reunían los intelectuales de Viena y tiene el aura de un café de los años 50. Pedimos dos chocolates (que son mucho menos espesos que los españoles) y el pastel de manzana y nos costaron unos 18 euros. Aunque se ve que lo típico son unos bollos como con mermelada.
Ese día era el que teníamos la joya de la corona: visitar el salón dorado para disfrutar de un concierto. Como hasta las 7 no abrían puertas decidimos pasear por los mercadillos de la ciudad, aunque los que visitamos no nos impresionaron tanto. Ya en el edificio bajamos a la cafetería a esperar que se pudiese entrar (hacía bastante frío). En el hall puedes estar tranquilamente esperando que abran las puertas, había cafetería y muy buen ambiente.
Nuestras entradas eran en el primer piso (lo cual desaconsejo porque se tiene que subir a pie 3 pisos y da un poco de claustrofobia). Además, no se puede pasar con abrigos y te cobran el dejarlos, y tienes que pagar en efectivo (aunque creo que esto es en general en ese edificio). No me importa pero podrían avisar. La entrada costó unos 33 euros a cada uno y dejar los abrigos 5 euros en total.
El concierto estuvo bien. Pero estar en el salón dorado fue una barbaridad. Es una pasada. Si como yo tenéis la ilusión por haber crecido viendo el concierto de año nuevo lo recomiendo un montón. Y
Salimos muy tarde para ser Viena (10 de la noche) y fuimos a comprar un kebab, ya que a esas horas no había mucha más oferta (unos 5 euros cada uno) y nos lo tomamos tranquilamente en el hostel antes de subir a la habitación.
Cuentas del día:
Desayuno: 7,5*2
Entradas: (17,5+6)*2
Comidas :(10,5+5+5)*2
Concierto: 33*2+5
Café Hawke: 18
Total: 192 euros (96 euros/persona)