![]() ![]() Mi viaje por sudáfrica. Agosto 2014 ✏️ Blogs de Sudáfrica
Viaje de 24 días por Sudáfrica: Kruger, Ciudad del Cabo y Ruta Jardín, como principales puntos.Autor: Alialf Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.6 (9 Votos) Índice del Diario: Mi viaje por sudáfrica. Agosto 2014
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Etapas 4 a 6, total 12
La rutina de los días en el parque es más o menos la misma por eso los meto en un apartado.
A las 6 de la mañana sirven un café con pastitas en el bar en plan self service. A las seis y media sale el land-rover, totalmente abierto, para buscar fauna. En cada plaza hay una manta muy útil pues tanto a primera hora como al final de la tarde hace verdadero frío. En la tienda del lodge compré un gorrito de lana tras el primer game-drive porque se me quedaron las orejas heladas, llevaba camiseta, camisa vaquera, forro polar y la mantita. Según va saliendo el sol, te vas quitando capas. Sobre las 9,30 se regresa al lodge. El desayuno buffé, con huevos, bacon, salchichas, etc., que te preparan al gusto y por supuesto frutas, zumos, bollería, etc. El resto de la mañana se dedica al descanso, dormir un poco, leer junto al rio con un pase continuo de fauna, facoceros en el mismo jardín rodeándote, Nyalas (antílope que solo hay en Sudáfrica), papiones, etc.. También te ofrecen la posibilidad de hacer un paseo a pie por los alrededores. Sobre las 14 sirven la comida, buffé frio muy variado y rico, empanadas, ensaladas de todo tipo, pastel de carne, kudu ahumado y cosas así. Dulces y café. A las 3 sale el segundo game drive, otras 3 horas buscando bichitos por el parque, según cae la noche volvemos a las capas de ropa hasta llegar a la adorada mantita. La noche, más o menos como el primer día ya descrito. En las cenas pudimos probar kudu y ñu. En cuanto a esta zona del parque es fundamentalmente de matorral, muy denso, más bien seco aunque estaba un poco verde por ser invierno, este fue uno de los motivos de elegir una reserva privada, al ser la vegetación muy cerrada, no ves casi nada desde los caminos, en el Parque Nacional está prohibido salirse de ellos mientras que en las reservas privadas, donde sólo circulan 5 o 6 vehículos al día en vez de 200, se meten por todas partes y aumentan muchísimo las posibilidades de ver a los animales. Timbavati tiene además un paisaje precioso, ríos, cauces estacionales, algunas pequeñas zonas abiertas, y un montón de puntos de agua permanentes. La reserva cuenta también con toda la fauna de la zona. Otra cosa es tener la suerte de verla. Nosotros vimos casi todo, elefantes en grupos, solos, con muchas crías, etc.. Un montón de leopardos, una hembra con cachorros muy juguetones, por supuesto cebras, antílopes de varios tipos, kudus en especial, 5 maravillosos rinocerontes, hipopótamos, búfalos, monos, hienas, etc. Nos faltó ver licaones, muy difíciles, y leones, muy muy fáciles, pero no tuvimos suerte. En el vehículo, totalmente abierto va el conductor-guía y un oteador en una especie de silla que sobresale del capó. Te acercan muchísimo a los animales, que no se asustan pues están acostumbrados, además reciben muy pocas visitas y normalmente de un solo vehículo, por lo que no están estresados como en otras partes, otro motivo para elegir reserva privada. En el jeep fuimos con otra pareja dos días y el tercero solos nosotros 3. Nunca llenan el coche por lo que siempre se va cómodo, con espacio para ver animales a los dos lados, sacar fotos, dejar apoyada la cámara, etc. El guía muy preparado y pendiente de nuestra comodidad. A la mitad del game-drive hacen una parada, en lugares especialmente bonitos, para darte café y algún bollito casero en el de la mañana y en el de la tarde bebidas (whisky, vino,refrescos) con hielo, y unos pequeños aperitivos, entre los que no falta el “biltong” una cecina, normalmente de vaca, típica de Sudáfrica. *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** Etapas 4 a 6, total 12
Habíamos pedido al guía que nos recogiera a las 9 de la mañana, para poder dormir un poco después de tres días de madrugón (se puede hacer un game drive más, pues está incluído, pero nosotros preferimos salir directos a la nueva etapa).
Salimos muy despacito del parque para aprovecharlo hasta el final, fotos a varios antílopes y carretera a Hoedspruit. Parada técnica para café y alguna tiendecita. Teníamos el barquito para el río a las 15h. y le pedimos al guía sugerencias para la mañana. Nos propuso visitar a una hipopótama que era la mascota de una familia. Todo lo que sean animalitos vale. Allá fuimos, llegamos a una granja particular, cobran unos 4 euros por la visita, estábamos solos, el encargado de cuidar a la hipopótama nos cuenta que se llama Jessica y que la recogió el matrimonio, dueño de la casa, cuando era un bebé tras una riada. Se la puede acariciar, darle de comer y sacar fotos. Después te ponen un breve vídeo casero con su historia desde pequeñita, entrando en el salón y jugando en el río con sus dueños, una pareja boher ya muy mayor. Reciben unas 4 o 5 visitas semanales, de gente de la zona. Lo pasamos muy bien y fue una experiencia muy curiosa. En esta zona existen también unos cuantos baobabs gigantes, visitamos dos, uno de ellos espectacular. Junto a este baobab había un pequeño merendero, estaba en medio de una enorme planicie, con las montañas Drakenberg al fondo, un lugar precioso, decidimos comer allí, sólo tenían creps con diferentes rellenos que estaban muy ricas. (4 creps enormes de carne y 4 cervezas 20 euros) Tras la comida fuimos al barquito (lo llevábamos reservado y pagado porque suele estar completo), el embarcadero está dentro del Parque del Río Blyde. Es una barco pequeño, con una cubierta con bancos abierto excepto por un toldo, todo el mundo tiene asiento pero te puedes mover libremente y sacar fotos a los dos lados y en el frente. El recorrido es de poco más de una hora, por el cañón, se ven las formaciones más características del mismo, que se visitan por carretera pero que desde abajo adquieren una perspectiva muy diferente. Fue un paseo muy agradable, fotos bastante impresionantes y, además vimos algún cocodrilo y un enorme barano (un gran lagarto africano) tomando el sol. Si se va con muy poco tiempo es prescindible, pero si no es bonito y relajado, el turismo es local completamente, supongo que los turistas extranjeros nunca tienen tiempo de ir. Tras el crucerito nos fuimos hacia el hotel, llegamos, al caer la noche al hotel en Hazyview, el Highgrove Country Lodge, cinco estrellas, casa colonia con estupendos jardines, caro y acorde con las estrellas que tiene, pero innecesario, creo que para otra vez bajaré el nivel una vez sé las distintas posibilidades del país. Para nosotros, ahora, prescindible. *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** Al día siguiente desayunamos a las 8, pedí huevos Benedictine, un clásico inglés que, confieso, nunca había probado pero dado que estábamos en un sitio tan clasiquísimo y brittish decidí estar a tono y sacarle partido. Debo reconocer que están buenísimos. A continuación salimos con nuestro guía para la ruta del cañón. Es una carretera, muy bien indicada, que te lleva a las distintas formaciones y cascadas del cañón. Es uno de los lugares más impresionantes que conozco, las formaciones, el color de las rocas, del agua, la altura de los miradores, todo te deja sin habla, las fotos no reflejan la belleza y espectacularidad del sitio. Está perfectamente preparado para facilitar las visitas, puentes que cruzan el cañón, escaleras talladas en la piedra totalmente seguras y cómodas, aseos impecables en la entrada, cobran una pequeña cantidad, casi simbólica, no recuerdo cuanto porque nosotros lo llevábamos pagado desde aquí. Estuvimos un buen rato en las 4 paradas más importantes, miles de fotos y, sobre todo, alucinando con el sitio. *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** Tras el cañón parada en Grasskop, comimos creps en un sitio con mucha fama, ricas y baratas, y luego visitamos, en la misma calle principal, un taller de seda. Vimos como hilaba, teñian y tejían, y compramos alguna bufanda, pañuelos, etc. Hay también varias tiendas de artesanía, creo que es un buen lugar para alguna comprita. Por la tarde fuimos a Pilgrims Rest, pueblo-museo minero que se conserva tal cual desde el siglo XIX, con la oficina de correos, la cantina, las tiendecitas, etc. Agradable visita. Etapas 4 a 6, total 12
A las 8,30 salimos con nuestro guía hacia el aeropuerto de Nelspruit (Kruguer), muy chiquitito y cuco. Vuelo de menos de media hora. Para cubrir el tiempo desde la llegada hasta la salida del tren (14h) la agencia me sugirió un pequeño recorrido panóramico de Pretoria, me pareció buena idea pues cargados de maletas no teníamos muchas opciones.
En el aeropuerto nos recogió la guía y en un 4x4 nos hizo el pequeño recorrido, el Parlamento, la Estatua de Nelson Mandela, el Museo Boher, las calles principales, con alguna bajada para fotos pero sin visitas (por el tiempo que teníamos). A las 14h. llegamos a la estación privada del Rovos Train. El Rovos es uno de esos trenes privados a todo “tren” tipo el Orient Express, reconozco que es carísimo y excesivo, pero tenía este sueño desde hace años, al menos una vez en la vida vivir esta experiencia, dado el precio de los trenes de este tipo, el de Sudáfrica, aunque caro, era el único que podría permitirme, al menos que me toque la lotería en el futuro. Diré que una gran parte del presupuesto se fue en este apartado de 2 días. Antes de entrar en la estación te piden el billete, te asignan la cabina y te ponen una etiqueta en las maletas de las que ya te desentiendes pues las llevan ellos. En la puerta, toallitas húmedas y champán. El vestíbulo está decorado como un salón inglés, con grandes sofás para esperar, un pequeño buffé de sándwiches y dulces, y continuo servicio de bebidas de todo tipo. Fuera, la antigua máquina de vapor que puedes visitar y te enseñan cómo funciona, nos dedicamos a comer, sacar fotos y mirar algunos libros de fotos antiguas e historia del tren. Una pequeña tiendecita vende gorras, imanes, etc, de recuerdo. A las 3 menos cuarto el dueño de la compañía, super anciano, te da una pequeña charla de bienvenida, presenta un poco la nacionalidad de los que estamos (aquí si prácticamente todos extranjeros) y el itinerario del viaje. Tras esto, subimos al tren y entramos en la cabina. Allí estaban esperando nuestras maletas. Escogí la cabina más barata de las 3 posibles (la más cara cuenta con una salita y bañera). El espacio está sorprendentemente bien organizado, el baño, pequeñito, con ducha, secador y todo tipo de accesorios(gel, champú, gorro de ducha, etc), Dos pequeños armarios donde colgar y guardar la ropa que vas a usar durante esos días, un espacio arriba, o debajo de la cama para quitar las maletas de en medio, una mesita plegable, mueble bar y el asiento-sofá que será cama por la noche. Todo en madera y moqueta, todas las ventanas del tren se abren, aire acondicionado-calefacción, mantas extra. Se puede fumar en ellas. Puro confort y comodidad. Mientras arranca el tren sacamos las cosas necesarias de las maletas y las colocamos. En ese momento se presenta la persona encargada de atendernos durante todo el viaje, Nora. Nos informa de todo lo que tenemos en la cabina y cómo funciona, nos pregunta si deseamos alguna otra bebida que no esté en el mueble bar, que tiene de todo, la verdad. Se lleva a planchar mi blusa para la cena (te piden ropa formal, corbata para los hombre, pero luego, con no ir en vaqueros pantalón corto, camiseta o zapatillas de deporte, es suficiente, yo me agobié un poco con esto y no era para tanto). Cogemos la cámara de fotos y nos vamos al bar. El bar está en el último vagón, todo a lo largo son pequeños sillones de orejas con mesitas a cada lado y la barra, al final, una parte abierta, con bancos a los lados para ir al aire libre. Justo antes del bar, la sala de fumadores, con sillones y mesitas. Pedimos un gin-tonic y salimos al vagón-mirador en el momento en que el tren deja la estación. *** Imagen borrada de Tinypic *** Hacia las 6 volvemos a la cabina, mi blusa está planchada y colgada en el armario, nos damos una ducha calentita, empieza a hacer frío, hay albornoz y zapatillas. Nos vestimos lo más elegantes que podemos (que no es mucho, la verdad) y salimos a cenar. El vagón restaurante es precioso, madera tallada, las mesas impecables, con pequeñas lamparitas. Cena de lujo, estupendos vinos que cambian con cada plato, incluido vinos dulces para el postre. Terminamos con un coñac francés en la sala de fumador. Cuando volvemos a la habitación, la cama está hecha, con mantita eléctrica y todo, bombones en la almohada y el baño limpio y recogido. En este punto diré que absolutamente todo está incluido, todas las bebidas (champán y coñac francés también), lavandería y plancha, las excursiones de las paradas, todo. En dos días no gastamos absolutamente nada (a excepción de alguna comprita). Al final, si quieres, se entrega un sobre con las propinas para el personal. Dormimos como troncos, a las 8,30 desayuno completo, te ofrecen de todo. A las 10 paramos en Kimberly, unos pocos minibuses nos esperan en la estación, cada 10 personas tiene su minibús y su guía, vamos al centro de De Biers. Es un pequeño museo sobre la historia de la extracción de diamantes, desde los pioneros hasta nuestros días, y, lo único interesante, aunque en absoluto imprescindible, es el Gran Hueco, la mayor excavación hecha por el hombre del mundo. Varias joyerías, dentro del propio museo venden piedras preciosas, mucho diamante, y semipreciosas a muy buen precio. Compré pendientes de jade verde y de tanzanita, unos 40 euros cada par. Volvimos al autobús y antes de subir, el conductor te ofrecía bebidas frías (agua y refrescos). En la estación, antes de subir, champán y toallitas frescas. Es que no faltaba detalle!!! Estupenda comida, siesta y tarde de paisajes, se atraviesa todo el Karoo, con impresionantes montañas, como el tren va muy despacito te permite sacar fotos sin problemas. El segundo día se hace una parada en Matjiesfontain, un poco antes de llegar el tren para en medio del campo y nos bajamos para hacer una horita andando hasta el pueblo (totalmente optativo), es un paseo en llano, con las montañas a los lados, al ritmo de cada uno, con personal del tren para no perderse. Vamos llegando, muy espaciados, al pueblo. Todo él es un pequeño museo, iglesia y edificios coloniales, cuatro calles, un café y alguna tiendita (compré un tarrito de mermelada casera de cáctus), y un precioso y antiguo hotelito donde me quedaré la próxima vez cuando recorra el Karoo por mi cuenta. Volvemos para comer al tren y partimos rumbo a Ciudad del Cabo, atravesamos paisajes muy diferentes, montañas y valles espectaculares, según nos acercamos al Cabo, todo se vuelve muy verde y húmedo. En un punto concreto te avisan de que a la derecha, está un lago muy grande plagado de flamencos, el tren aminora la marcha, casi va parado, para que todos podamos sacar fotos de las enormes manchas rosas y de los flamencos alzando el vuelo a pocos metros de nosotros. A las 6 de la tarde el tren llega a la estación. Despedida del personal en las vías, entregamos el sobre con las propinas y a la salida está nuestro conductor esperándonos para llevarnos al hotel, de camino nos explica un poco las zonas de la ciudad, para que nos orientemos. Nos informa de que es una ciudad muy segura, se puede pasear sin problemas, coger taxis y salir de noche. El hotel, Cape Town Heritage, cuatro estrellas, en el centro, colonial y muy agradable, estupendas habitaciones, nada caro. Dejamos las maletas y nos vamos al Waterfront, zona de ocio en el puerto llena de restaurantes y bares. Cenamos springbook (antílope símbolo de Sudáfrica) a la parrilla en una terraza en el puerto. Etapas 4 a 6, total 12
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