En esta etapa quiero dejar escritas algunas reflexiones sobre la experiencia de nuestra visita a Kruger, una de las partes fundamentales del viaje, tan diferente a otras experiencias viajeras.
Hemos vivido momentos alucinantes, y también otros bastante frustrantes. Porque cuando vives uno de esos momentos alucinantes, quieres más y más, y no siempre es así, se pasan muchas horas en el coche sin ver nada.
Por ejemplo, la primera mañana salimos puntuales a las 6 y en una pista, nosotros solos, vimos cruzar delante del coche una manada entera de leones, con crías y dos machos. Casi nos da algo de la emoción, ni me acordaba cómo funcionaba la cámara. Otra mañana, también temprano, 3 leonas delante del coche. Sin embargo, otros días a esa hora, supuestamente la más adecuada, no vimos ni un animal durante horas, pero ni uno, ni impalas. Y eso es frustrante. Ves muchas cosas, pero siempre quieres más.

Ha sido un viaje más cansado de lo que me imaginaba. Apurábamos la tarde, pero casi nunca vimos nada después de comer, y nunca un felino o avistamiento de los que se reseñan. Sin embargo, a mediodía vimos leones y una pareja de leopardos a los que nos quedamos dos horas observando. Queríamos apurar tanto las horas, que acabamos acusando el cansancio.
En cuanto a actividades guiadas, solo hicimos un drive guiado, un sunset en Skukuza, y no nos gustó. Quizá tuvimos mala suerte, pero lo cierto es que la guía no se lo curraba mucho. Se limitaba a conducir y a parar cuando nosotros se lo decíamos. Entonces sí nos daba alguna explicación sobre el animal. La actividad duraba 3 horas, 1 de día y 2 de noche. La hora del día bien, jirafas, búfalos y elefantes (animales que ya habíamos visto varias veces ese día). Pero de noche no vimos nada, fueron dos horas dando vueltas por caminos y solo vimos un puerco espín. Quisimos hacer otro en Satara, pero el día anterior ya estaban las plazas agotadas. Así que solo puedo comentar esta experiencia.
Y sobre paneles y aplicaciones de avistamientos, personalmente me daban mucha rabia, en plan "¡¿que en esa carretera han visto leopardos y guepardos, si yo he pasado 8 veces y no he visto ni un bicho?!". Creo que es cuestión de suerte, de estar en el momento justo en el lugar adecuado. Puedes saber si en una zona suele haber rinocerontes, o búfalos, y buscarlos, pero eso no te asegura que los veas.
Creo que los avistamientos no se nos dieron mal del todo. Vimos el big five, leones bastantes, la pareja de leopardos, dos rinocerontes, jirafas de dos clases, y manadas enormes de elefantes y búfalos. Se nos quedó en el tintero el guepardo, el wilddog, que sé que es muy difícil, y muchos más. Me quedé con ganas de ver los rinos más de cerca, y de ver más hienas, que solo vimos dos, una escondida y otra ya casi de noche.

Pero no todo son grandes avistamientos, hay aves maravillosas, y disfrutamos mucho viendo a los animales hacer cosas. Antílopes amamantando, elefantes jugando con el agua, jirafas bebiendo, búfalos, cebras o impalas peleando. Incluso vimos a dos leones intentar una emboscada a una cebra, lástima que al final no la pusieron en práctica. Eso momentos nos resultaron muy gratificantes.

Tengo que reconocer que he pecado de un defecto que yo creía que no tenía cuando viajo, que es el querer ver cuanto más mejor. En Kruger me ha pasado, no sé si fue por la maravillosa experiencia del primer día, que como la droga me hizo querer más, o por las expectativas de tantos meses de preparación. O por las dichosas aplicaciones, que te hacen creer que tú también vas a ver esos animales, cuando al final es cuestión de suerte.
En definitiva, he pasado momentos mágicos e inolvidables, y otros no tanto. Os aconsejo que no os obsesionéis con ver este u otro animal, disfrutad de todos los que os encontréis, observadlos mucho. Porque una cosa que notábamos era que mucha gente iba corriendo, llegaban, hacían una foto y se iban. Todo muy rápido, quizá vieron más cosas que nosotros, que íbamos siempre a velocidad de avistamiento y nos recreábamos dos horas con una pareja de leopardos.
El balance, sin duda, es muy positivo, y una vez madurado el viaje y pasados esos momentos de frustración, solo guardo buenos recuerdos.

Perdonadme este pequeño rollo. Sigo con el diario.