![]() ![]() Deep South: Alabama - Louisiana - Mississippi - Tennessee ✏️ Blogs de USA
Un viaje a los orígenes de la cultura norteamericana.Autor: MarcelaP. Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (14 Votos) Índice del Diario: Deep South: Alabama - Louisiana - Mississippi - Tennessee
01: Preparativos.
02: Día 1: We Shall Overcome (Atlanta – Montgomery – Selma - Montgomery)
03: Día 2: Sweet home Alabama (Montgomery – Gulf Shores)
04: Día 3: De la dulce Alabama a la loca Louisiana (Gulf Shores - New Orleans)
05: Día 4: The Big Easy (New Orleans)
06: Día 5: I love NOLA (New Orleans)
07: Día 6: Treme (New Orleans)
08: Día 7: Cajun Country (New Orleans - Lake Martin)
09: Día 8: Acadia (Lake Martin – Breaux Bridge – Avery Island – Lafayette)
10: Día 9: Tunica Trace rumbo a Natchez. (Lake Martin - Natchez)
11: Día 10: Natchez Trace y Blues Highway (Natchez - Clarksdale)
12: Día 11: Went down to the crossroads. (Clarksdale)
13: Día 12: En ruta hacia Memphis. (Clarksdale - Memphis)
14: Día 13: Bienvenidos a la ciudad del Rey del Rock. (Memphis)
15: Día 14: En busca de Yoknapatawpha. (Memphis - Oxford)
16: Día 15: Otra vez en la Natchez Trace. (Oxford - Florence)
17: Día 16: Buscando el final de la Natchez Trace. (Florence - Nashville)
18: Día 17: La ciudad de la música. (Nashville)
19: Día 18: Bourbon y despedida (Nashville – Lynchburg - Atlanta)
20: Conclusiones
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Etapas 7 a 9, total 20
Esta vez el desayuno lo decidimos por nuestra cuenta, por fuera de las recomendaciones de guías y blogs y ¡oh sorpresa!, nos topamos con Café Fleur de Lis, ubicado sobre la Chartres Street donde nos mandamos un auténtico american breakfast. Nos atendió una camarera muy servicial y aceleradita, que pretendía que nos quedáramos a vivir en NOLA.
Uno de los motivos por los cuales New Orleans nos atrajo como destino fue la serie de HBO “Treme”, por lo cual era momento de visitar el barrio homónimo. Previamente paseamos por el Louis Armstrong Park (homenaje de la ciudad a su hijo más famoso). Recorrimos a pie ese pequeño barrio, cuna del jazz y de la tradición de los indians. Los “indios” son en realidad grupos de afroamericanos que, organizados en “tribus”, desfilan durante el Mardi Grass, ataviados con trajes inspirados en tradiciones de los nativos norteamericanos. Tradicionalmente los encuentros entre las diferentes tribus eran bastante violentos y terminaban a las trompadas, pero actualmente la competencia pasa por gritarse bravuconadas y ver quiénes tienen los mejores trajes. Quisimos entrar al Backstreet Cultural Museum, donde sabíamos se exhibían algunos de esos trajes, pero estaba cerrado ese día, por lo que decidimos volver al día siguiente. Treme es un barrio donde aun se pueden observar las huellas del Katrina, como este hermoso graffiti del artista y activista británico Banksy. Durante la tarde, volvimos a Magazine Street a recorrer lo que nos había quedado pendiente y vimos una curiosa vidriera homenajeando a los mundiales de fútbol, en este caso, Argentina ´78. Como no almorzamos, compramos un helado en un supermercado y lo tomamos sentados en la vereda con cucharitas de plástico. De noche, vuelta a Frenchmen St. por más jazz, ahora sin el furor del sábado a la noche. Disfrutamos en el Spotted Cat y nuevamente cenamos en Snug Harbor. Etapas 7 a 9, total 20
Desayunamos otra vez en Café Fleur de Lis y regresamos a Treme para visitar el muy bien referenciado Backstreet Cultural Museum, único lugar donde pueden apreciarse los trajes de los Indians. Es un museo amateur, atendido por sus propios dueños y mantenido a pulmón con las contribuciones de los vecinos y turistas. Lamentablemente, la señora que nos atendió se enojó cuando le pedimos que hablara más despacio (su acento era tan cerrado que no entendíamos una palabra). Este evento opacó la visita y nos quedamos sin explicaciones de primera mano, como nos hubiera gustado. Probablemente, ese día la señora no tenía su mejor mañana.
Hicimos unas fotos para despedirnos de la fascinante ciudad de New Orleans. Antes del mediodía, partimos raudamente para el Cajun Country, la región sur y pantanosa de Louisiana, llena de alligators y tradiciones francesas. Tomamos primero la ruta 10 (la misma que nos había traído desde las playas de Alabama), pero luego de cruzar el Mississippi, doblamos por la 18, que va bordeando el río, hacia un paraje llamado Vacherie. Esta carretera es conocida como “la ruta de las plantaciones” (aunque en Louisiana las hay por todos lados). Teníamos marcadas tres de ellas: Laura Plantation, Oak Alley Plantation y Saint Joseph Plantation (todas muy cerca una de otra). La primera, Laura Plantation, es una típica plantación creole, es decir, propiedad de familias de origen francés dedicadas a la plantación de caña de azúcar y a la explotación de mano de obra de esclavos de origen mayormente senegalés. El tema es que la entrada costaba U$ 20 por persona y no estaba en nuestro presupuesto pagarlo por cada plantación. Preferimos seguir nuestro camino hasta la más espectacular y cinematográfica Oak Alley. La casa principal de esta plantación es conocida por ser la locación donde se filmaron varias escenas de “Entrevista con el vampiro”. Su acceso está marcado, precisamente, por dos filas de imponentes robles centenarios. Allí sí, pagamos nuestros U$ 20 cada uno y recorrimos bajo la llovizna la muy interesante reconstrucción de las barracas de los esclavos (visita autoguiada). Luego esperamos el comienzo del tour por el interior de la mansión, tomando en un bar de los jardines un mint julep (o julepe de menta), que es un trago a base de Bourbon y hierbabuena. Una amable guía vestida de época nos condujo al interior y nos fue explicando, de forma muy didáctica, las costumbres de la familia que la erigió y sus sirvientes y curiosidades de la arquitectura y el mobiliario de origen europeo. Finalmente, lo que todos estaban esperando fue la salida al balcón principal para tomar fotos de la vista del corredor de robles (lástima que no llegó un Brad Pitt pelilargo y eternamente joven en su carruaje). Terminado el tour, almorzamos en el restaurante que hay allí mismo y recorrimos el gift shop, para seguir nuestro viaje. Tuvimos que desandar nuestro camino unos pocos kilómetros, para luego tomar la ruta 20, camino a Thibodaux. Una parada que hicimos llegando a South Vacherie fue la locación del primer capítulo de la serie True Detective. Cerca de la ruta se ubica un camino de tierra por el cual se llega al añoso árbol al pie del cual aparece el primer cadáver del policial, dispuesto en forma ceremonial. Para aquellos que quedaron atrapados por el clima de la serie, por esos pequeños pueblos idílicos y a la vez siniestros, por esas lanchas a motor sobre los bayous y esos cañaverales salpicados de casas perdidas, unos días en el Cajun Country son un recorrido obligado. Otra referencia que nos motivó a elegirlo fue la excelente película “Bestias del sur salvaje” (Beast of the southern wild), que en realidad está filmada un poco más al sur de Houma, sobre la miríada de islotes de la desembocadura del Mississippi. Luego tomamos una ruta más importante, la 90, rumbo a Breaux-Bridge. Cuando llegamos a la ciudad de New Iberia, abandonamos la 90 para tomar la ruta 14 y luego la 31 hasta Saint Martinville (una ruta preciosa, llena de robles de los que cuelga el característico spanish moss o musgo español). Mientras manejábamos por estos pueblos se nos ocurrió recordar la locación ficticia de True Blood, Bon Temps, y nos imaginábamos que en cualquier momento se nos podrían cruzar Sookie Stackhouse o Bill Compton. Nuestro destino de ese día era la posada Maison Madeleine (U$ 170 bien invertidos), a orillas del Lago Martin, muy cerca de Breaux-Bridge. Estábamos nerviosos porque era el alojamiento más caro que habíamos reservado y teníamos altísimas expectativas. Además, porque su página aclaraba que la ubicación desafiaba cualquier GPS o rastreo satelital. De hecho, el nuestro nos indicó un atisbo de camino que en realidad era propiedad privada y terminaba perdiéndose a campo traviesa. Luego de una milagrosa intervención de nuestro módem 4G (en la zona la señal es generalmente débil o inexistente), pudimos encontrar el camino en Google Maps, llamado para más datos Lake Martin Rd. Maison Madeleine no solo colmó nuestras expectativas sino que se transformó en uno de esos lugares de los cuales es difícil irse. Una cabaña de madera centenaria (es de 1864), reciclada con un gusto excelente y detalles personalísimos de su dueña, Madeleine Cenac. Ella te recibe, te atiende, conversa con vos, te cocina los desayunos cajun más alucinantes de tu vida (con todo tipo de pancitos, biscuits, huevos, frutas...) No en vano Anthony Bourdain filmó allí uno de los capítulos de su programa de cocina. Como éramos una pareja, había dejado desocupadas ambas habitaciones, así que estábamos solos en la casa de huéspedes (solos no, en realidad nos acompañaban un perro viejo y un gato tuerto). Esa misma noche, un poco cansados por tanta ruta y hambrientos, decidimos hacer nuestra primera visita a Prejean´s, el más conocido restaurante cajun de la zona. Haciendo un esfuerzo sobrehumano manejamos hasta allí pero... hay que aclarar que los horarios en el interior de Louisiana no se parecen en nada a los de New Orleans. La cena no se sirve después de las 20 hs. Por lo que regresamos a la posada a comer papitas fritas y galletitas con dos latas de Coca (todas provistas por la heladerita de Maison Madeleine). Caímos fusilados en nuestra imponente cama sureña al arrullo de los variados insectos del Lago Martin. Etapas 7 a 9, total 20
Primer desayuno memorable en Maison Madeleine, bien cargado con salchichas, salsas, mermeladas y siropes, biscuits, huevos, etc.
Quedamos listos para hacer una recorrida que planificamos esa misma mañana (la que llevábamos era demasiado exigente en cuanto a distancias y, según Madeleine los lugares no estarían abiertos en esos horarios). En la posada había unas prolijas carpetitas con todas las sugerencias, teléfonos y recomendaciones necesarias para reprogramar itinerarios de acuerdo al momento del año o del día en que uno haga los paseos (un lujo). Lo primero que hicimos fue visitar el pueblo cercano de Breaux-Bridge (“Capital nacional del Crawfish”, es decir, del cangrejo de río) para tomar unas fotos con el sol mañanero. Resultó un lugar encantador, lleno de casas de anticuarios y barcitos (el muy recomendado Café des Amis, que los domingos por la mañana ofrece desayunos con baile cajun y zydeco aunque lamentablemente no lo pudimos disfrutar) y el pintoresco puente que le da nombre. Desde allí, volvimos a tomar la ruta por la que habíamos llegado el día anterior (la 31) y nos detuvimos en Longfellow-Evangeline State Historic Site, un parque que ofrece el recorrido por una antigua plantación creole. Además se pueden recorrer reconstrucciones de cabañas cajun. Allí nos encontramos con un guía, que parecía estar esperándonos a nosotros, los únicos visitantes en ese sofocante calor. Con él nos enfrascamos en una interesantísima conversación sobre historia, política y religión, gracias a la cual pudimos al fin entender la diferencia entre los llamados creoles (franceses criollos, que adquirían grandes extensiones de tierra y explotaban principalmente caña de azúcar con mano de obra esclava) y los acadianos (o cajun, como les dice despectivamente el resto de los estadounidenses). Los Acadianos fueron colonos que originalmente se habían instalado en Canadá, pero que luego de que las tierras pasaran a manos de Gran Bretaña, tuvieron que migrar a la única porción francesa en suelo americano: Louisiana. El problema fue que las tierras más productivas ya estaban en manos de grandes propietarios, por lo que les tocaron las zonas inundables o pantanosas. De todas formas, estos Acadianos se las ingeniaron para continuar con la explotación familiar de sus pequeñas parcelas y con su modo de vida amante de la música, la buena comida y bebida, la vida familiar y comunitaria. Estas tradiciones les ganaron el mote de “incultos”, “poco refinados” o “indolentes”, ya que se negaban a sacar de sus propiedades mucho más que lo necesario para su subsistencia, no empleando esclavos. Nuestro guía se reivindicaba orgulloso cajun, acadiano antes que estadounidense, y así nos lo comunicó con una amable sonrisa. Luego de esa iluminadora charla, nos sacamos esta foto en la cabaña cajun. Retomamos la ruta 31, camino a Jefferson Island. El atractivo allí es la residencia y los jardines de un actor del siglo pasado, llamados Rip Van Winkle Gardens. Paseamos por los jardines (la parte pública) y obviamos los tours pagos por el jardín botánico y por el interior de la casa (20 U$ aprox.) La siguiente parada fue Avery Island, donde se ubica la fábrica de la famosa salsa Tabasco. Al llegar nos encontramos con una disyuntiva existencial: asistir al último tour guiado del día por la fábrica o entrar al gift shop (ambas cosas cierran muy temprano, a las 16 hs.) No lo dudamos, compramos a lo loco todo tipo de boludeces con el logotipo de la salsa Tabasco y nos llevamos un enorme tarro de mayonesa de regalo. Este día estábamos más preparados y manejamos rapidito para llegar a tiempo a la “cena show” de Prejean´s. A las 18:30 ya estábamos cenando y escuchando música cajun en un lugar de película: manteles a cuadros blancos y rojos, decoración muy kitsch que simulaba un pantano y un guiso de crawfish y camarones que había que saber digerir. Pero nuestra noche no podía terminar a las 19 hs. Teníamos el dato de Madeleine de que habría una velada de improvisación de músicos locales y baile cajun en el Blue Moon Saloon de Lafayette. Manejamos hasta allí, pero... ¡llegamos demasiado temprano! Luego de averiguar con el muchacho que atiende el hostel Blue Moon, en el cual está el salón, nos fuimos a tomar un helado (horrendo) en las cercanías para hacer tiempo. A eso de las 10 vimos como tímidamente comenzaban a entrar personas con instrumentos musicales y público en general con sus reglamentarias botas altas. Entramos pudorosamente en ojotas para sorprendernos por la bienvenida que nos esperaba. Ni bien pusimos un pie en el salón, se nos acercó gente preguntando si éramos los sudamericanos que habían venido a preguntar más temprano. Pasamos la velada tomando cerveza Abita (marca del lugar), charlando con locales y turistas (mayormente franceses), ansiosos por practicar su español o curiosos por conocer nuestro viaje. Hacía aproximadamente 25 años que no me sacaban formalmente a bailar, pero un buenmozo de unos 75 años, pidiendo respetuosamente permiso a mi marido, lo hizo. Bailé una especie de polca y un vals. Disfrutamos hasta tarde de la buena música, la charla y la cerveza. Otra experiencia para recomendar. Regreso a oscuras hacia el Lago Martin y a descansar. Etapas 7 a 9, total 20
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