![]() ![]() 5 DÍAS DE ENERO DE 2015 POR LOS COTSWOLDS ✏️ Blogs de Reino Unido
Escapada de 5 días por la zona de los Cotswolds y alrededoresAutor: Espitoni Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.6 (10 Votos) Índice del Diario: 5 DÍAS DE ENERO DE 2015 POR LOS COTSWOLDS
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Etapas 4 a 6, total 6
El día empezó mal. Muy mal. A mi mujer se le olvidó poner el despertador. Cuando nos despertamos eran las nueve. Íbamos de culo. Habíamos reservado la entrada para Stonehenge entre las diez y las diez y media. Primera medida drástica, adiós al desayuno. Incluso de esa manera no teníamos garantizado llegar a tiempo. De todas formas teníamos que intentarlo. A las nueve y diez salimos del B&B en ayunas.
El día había empezado mal y parecía ir a peor. Llovía. No demasiado fuerte, pero la lluvia siempre es molesta. Además parecía que iba a seguir lloviendo toda el día. Y por si la lluvia no era suficiente, una niebla espesa lo cubría todo. No se veía nada a más de dos metros de distancia. Salimos disparados hacia Stonehenge. 68 kilómetros de carreteras secundarias. No corríamos, volábamos. No era lo más aconsejable en aquellas condiciones, pero era lo único que podíamos hacer si queríamos llegar a tiempo a Stonehenge. Y para rematar la faena tuvimos que parar a repostar. Con lo que llevábamos en el depósito no llegábamos. Lleno por favor, 41 GBP a 1,1129 el litro. El paisaje, puesssssss, no sé, con la niebla no se veía un carajo. Así que supongo que bien. Por cierto, si alguien lo ha visto, por favor que me envíe unas fotos. Así sabré lo que me perdí. Muy cerca de Stonehenge, desde la carretera, vimos unas piedras en la parte derecha. ¡Joder, que chulada!. Mi primer instinto fue buscar un hueco donde parar. Ni hueco, ni arcén, ni desvíos. Ningún lugar donde parar. Es igual, cuando salgamos de Stonehenge buscaremos un acceso. No hizo falta. Aquello era Stonehenge. Se ve perfectamente desde la carretera. No es lo mismo que verlo desde cerca, pero para abrir boca no está nada mal. Una hora y cinco minutos más tarde aparcábamos en Stonehenge. Tanto correr había dado resultado. Eran las diez y cuarto. Nos habían sobrado quince minutos. Quiero pensar que si hubiéramos llegado pasadas las diez y media nos habrían dejado entrar igualmente. Aunque mejor no averiguarlo. *** Imagen borrada de Tinypic ***
STONEHENGE Las entradas las habíamos comprado en día anterior por internet (www.english-heritage.org.uk/ ...tonehenge/). 13, 90 GBP por persona. Una libra más baratas que comprándolas directamente en taquilla. Lo de reservar por internet no fue por el ahorro. Fue por asegurarnos la entrada. Por lo que vi, en estas fechas no es necesario reservar anticipadamente, sobran entradas. Pero en temporada alta mejor asegurar y no arriesgarse a llegar a la puerta y que te den con ella en la cara. Canjeamos las entradas, recogimos las audioguías que se incluyen con la entrada, y a ver que nos enseñan. Para empezar entramos en el centro de interpretación. No es muy grande y no hay mucha cosa. Es una pequeña exposición con paneles explicativos, restos de huesos y sobre todo vasijas y utensilios encontrados en los túmulos funerarios. Todos los paneles están en inglés. No me pareció muy interesante. Yo quería ver piedrotas, no huesos. Vámonos de aquí, está gente solo quiere liarnos. *** Imagen borrada de Tinypic ***
STONEHENGE Los autobuses para llegar hasta el yacimiento salen cada cinco minutos. Tardan aproximadamente lo mismo, unos cinco minutos. En teoría el autobús para a medio camino, para que todos los que lo deseen puedan llegar andando hasta las piedras pasando previamente junto a varios túmulos. En esta ocasión no pararon. Llovía y el viento soplaba con fuerza. Con ese día había que tener alguna conexión neuronal defectuosa para ponerse a caminar campo a través. Nos soltaron a unos metros de las piedras. Previamente nos habían avisado de que solo podríamos recorrer dos de los senderos. Los otros dos los habían cerrado debido al mal tiempo. Y que le vamos a hacer. ¿Va a servir de algo que protestemos?. Seguro que no. La visita a Stonehenge consiste en rodear el monumento. Nada de acercarse a las piedras. Una idea muy acertada. Dicen que lo hacen para una mejor conservación del monumento. Yo en realidad sé que lo hacen por otro motivo mucho más importante. Para que podamos sacar fotos limpias, sin gente pasando por delante continuamente. Eso si que es importante. *** Imagen borrada de Tinypic ***
STONEHENGE Pronto descubrimos el motivo por el que habían cerrado dos caminos. Los dos caminos operativos consistían en una pasarela de madera. Los otros dos en una senda de tierra. Los de tierra los habían cerrado. No sé si por seguridad de los visitantes o para evitar daños en los alrededores. La cuestión es que nos tuvimos que conformar con recorrer las dos pasarelas. La primera pasa un poco más alejada y llega hasta la Piedra del Talón. La piedra que marca el solsticio de verano. Y como no se puede pasar, vuelta atrás, y a por la otra pasarela. Este tramo, que pasa muy cerca de las piedras, llega un poco más allá de las marcas de los agujeros de Aubrey. Las rocas se ven perfectamente. Las grandes del exterior con los dólmenes. Las más pequeñas del interior. Es un lugar increíble. Tiene algo que no se puede explicar. Emana una magia que te atrapa. Es …., no sé. Hay que ir para sentirlo. No hay nada más que hacer. Solo mirar las piedras y sacar mil fotos. Eso es todo. Pero merece la pena. Nos montamos de nuevo en el autobús y hasta la entrada sin paradas. Para finalizar la visita le echamos un vistazo a la reproducción de unas casas prehistóricas que hay junto a la entrada y para afuera. El sitio me gustó mucho, me pareció increíble. Esas piedras en medio del campo son impresionantes. El círculo que forman se distingue perfectamente. Y muchos de los dólmenes conservan la piedra en la parte superior. Alucinante. *** Imagen borrada de Tinypic ***
STONEHENGE Me gustó mucho más que Avebury. Es más pequeño, pero está muchísimo mejor conservado. Incluso el entorno me gustó más. Todo el mundo dice que el entorno que rodea Avebury es mucho más bonito que el de Stonehenge. Lo siento, pero no puedo más en desacuerdo. Stonehenge se encuentra en medio de un inmenso prado verde. A lo lejos se pueden ver varios túmulos funerarios repartidos por la zona. Es mucho más bonito que Avebury. La visita duró una hora y cuarto. Y eso que solo pudimos dar media vuelta y que pasamos olímpicamente del centro de interpretación. Un día normal, con vuelta entera, requiere por lo menos con dos horas. Por un lado fue una lástima no poder dar la vuelta entera. Me hubiera gustado verlo desde todas las posiciones posibles. Pero por otro fue una ventaja, ya que la gente se acumulaba en las pasarelas y no se veía a nadie paseando por detrás del monumento. Pude sacar unas fotos totalmente limpias. Si alguien quiere ahorrarse unas libras, puede buscar un hueco junto a la carretera. También verá el yacimiento. Se ve correctamente. Pero de lejos. Nada que ver con verlo de cerca. Muchísimo mejor acercarse y verlo de cerca. Además, creo que en la carretera es difícil conseguir una audioguía. *** Imagen borrada de Tinypic ***
STONEHENGE A las 11:30 poníamos rumbo a Windsor. 123 kilómetros por autopista. Seguía lloviendo. A pesar del agua avanzamos bastante rápido. Es lo que tienen las autopistas. Y otra cosa que tienen las autopistas son los atascos. Poco antes de llegar a Londres entramos en una zona en obras. En este caso no se materializaron en un atasco, pero si que ralentizaron la marcha. Agua y tráfico denso. ¡Ah!, y por la izquierda. Los últimos 5 kilómetros los realizamos ya fuera de la autopista. En total una hora y media de coche. Aunque parezca mentira el palacio no tiene parking. Mejor dicho, no tiene aparcamiento para visitantes, porque aparcamiento si que hay. Una de las ventajas de tener un palacio, que normalmente suelen venir con plaza de aparcamiento. No me imagino a la reina buscando aparcamiento por la calles de los alrededores. No me miréis así, no estoy diciendo ninguna tontería. O te crees tú que su alteza se pasea con una bolsa de monedas para pagar el ticket. Seguro que no. No veas que problemón tendría la mujer. Corriendo a palacio a buscar cambio. Recogiendo el manto real con una mano, al estilo bailaora de flamenco, para que no roce en el suelo. Que luego esas rozaduras salen muy mal del terciopelo, y la pobre mujer ya tiene preocupaciones suficientes como para tener que ponerse a lavar a mano el manto. El báculo en la otra mano. Con lo que debe pesar eso. Y la corona, haaaaaayyyyyyy la corona. Haciendo equilibrios con la cabeza para que no se le caiga, con lo difícil que debe ser eso. ¿Alguna vez habéis intentando correr con una corona en la cabeza sin sujetarla con las manos?. Yo no, pero estoy seguro que fácil no es. Muy poca gente es capaz de correr más de cien metros sin que se le caiga la corona. No negaré que la reina experiencia tiene un rato; pero a su años, quieras que no, algo de reflejos habrá perdido. Seguro que se le acabaría cayendo la corona. La mujer gritando corriendo calle abajo detrás de la corona.¡Mi corona, mi corona, que alguien la pare!. Y al atraparla, suelta todo lo que llevas en las manos, colócate la corona, coge otra vez los chismes y otra vez a correr hacia el palacio. La mujer llegaría sofocadísima a palacio. ¿Quién tiene cambio para el parking?. Yo tengo dos libras. A mi me sobran cuatro monedas. Espere que yo creo que en el bolso llevo algo suelto. Pero lo peor son esos comentarios por lo bajini que tendría que tragar y hacer como si no los oyese. - Ya está otra vez pidiendo, cambio. Como si no lo supiera de cada vez. - Si, ya podía coger unas monedas en casa antes de venir - Ya, pero como la señora va de reina por la vida. - Si, de reina. Pero luego siempre se le olvida devolver las monedas. - Uhhhh, a tí también te lo ha hecho. - Si,si, dos veces. - No, si ya te digo yo que esta sabe bien lo que se hace. - No me extraña que digan que es la más rica del país. - Claro, así ya podrá. - Pues esta vez a mí no me la pega. - Pues sabes que te digo, que a mí tampoco. - Lo siento alteza yo no tengo cambio. - Yo tampoco. Y la reina, que es mayor, pero que el oído lo conserva como si tuviera veinte años, y ha oído toda la conversación, se tiene que tragar su orgullo. - No pasa nada, creo que ya tengo suficiente. Creéis vosotros que toda una reina tiene que pasar por ese mal trago. Noooooo. Con unas lágrimas de rabia cayéndole por la mejilla tiene que salir calle abajo. Corriendo, porque en el palacio le han enredado buscando las monedas y el coche ya lleva demasiado tiempo en el aparcamiento. Y tanto tiempo llevaba, que al llegar ya le había caído la multa. ¿Que haría una persona normal?. Coger la multa e irse a discutir con el guardia. Pero una reina no hace esas cosas. No por falta de ganas, sino porque en el manual de protocolo de palacio no se recoge esta circunstancia. Y si el manual no lo tiene previsto no puede hacerse. Que lo del protocolo es cosa seria y con esto no se juega. Allí está la pobre mujer, con la multa en la mano. Otro disgusto. Si es que hay días en que sería mejor no haberse levantado. Y con tanto disgusto, lo normal es que la mujer acabe volviendo a palacio llorando desconsoladamente. Y la gente que se cruza con ella por la calle y la ve llorando, empieza a murmurar. - ¿Has visto como lloraba la reina?. - Si, que le habrá pasado. - Si me prometes que no se lo vas a contar a nadie, te digo lo que le pasa - Que le pasa, que le pasa. - Me lo ha contado un primo del vecino de una amiga de la cuñada de un chico que trabaja en el super. El que hace el reparto a domicilio. - No lo conozco. - Yo a él tampoco, pero da igual. - Pero que le pasa a la reina, que le pasa. - Pues me han dicho que tiene problemas con su marido - Que me dices - Lo que oyes. - No lo hubiera imaginado nunca. El otro día los vi en la tele y parecía que estaban tan bien. - En la tele guardan las apariencias. Pero en casa es otra cosa. - Pero que ha pasado - Que qué ha pasado. El otro día al chico del super, mientras entregaba un pedido, le pareció ver por el quicio de la puerta a una pareja sentada en una mesa. No se decían nada. El leía el diario y ella un libro. No se dijeron nada, ni una palabra. - Que me dices. - Lo que oyes. Está claro que acababan de tener una bronca. Si no de que iban a estar tan callados. - Si, si, seguro - Y el chico está casi seguro de que eran ellos. - No si es que. Mira ya es porque me lo has contado tú, porque si no, no me lo creo. - Puedes creértelo, porque al que me lo ha contado lo conozco bien, y te digo que si él lo cuenta es por algo. - Me dejas muerta Que nadie se crea que esto que acabo de contar es verídico. No, no, tranquilos. Es una reconstrucción de lo que pasaría si el palacio de Windsor no tuviera parking para residentes. Que aunque la reina no viva allí de forma permanente, cuando va la tratan como si fuera residente. Alguna ventaja tiene que tener lo de ser reina. Además ese día la reina no estaba por allí, así que difícilmente podía producirse esa escena. Como sabíamos que no estaba en el palacio, nos acercamos con el coche hasta la puerta. Pensamos que como su plaza de aparcamiento estaba vacía tal vez nos harían el favor de dejarnos aparcar en ella. Pero no. Nos dijeron que no. Nos quedamos de piedra. Por no discutir, nos dimos media vuelta y fuimos a aparcar en uno de los parkings públicos del pueblo. Como en todos los parkings descubiertos el pago hay que hacerlo en las dichosas máquinas. No me gusta este sistema. Al pagar ya tienes que decidir cuanto tiempo vas a estar allí. Pero yo que sé si estaré una hora, dos o tres. Eso ya te condiciona. Pero encima en la mayoría de sitios no aceptan tarjeta ni billetes. Solo monedas. Y los parkings no son baratos. Por ejemplo en este, tuvimos que pagar 8 GBP por 3 horas. Ni de coña llevaba yo tanta moneda encima. Menos mal que en este lugar se les ha ocurrido montar una oficina donde dan cambio. Resuelto el problema del parking, nos quedaba otra situación conflictiva, la comida. Íbamos con el tiempo justo. Lo de sentarnos a comer en un restaurante ni pensarlo. Pero en mis planes tampoco entraba el realizar un día completo de abstinencia. Aquello era un viaje, no una peregrinación para expiar nuestros pecados. Son tantos, que necesitaríamos más de un mes de ayuno para empezar a equilibrar la balanza. Y a estas alturas ya no nos compensa intentar arreglar este desaguisado. Mejor seguir pecando. Algo teníamos que hacer. Y ese algo se materializó en un chiringuito junto al parking. Pedimos un fish & chips, medio pollo con patatas, un sprite y un agua. 12 GBP. ¡Quien dice que comer en Inglaterra en caro!. Mi idea era comer de camino al palacio. Mi mujer me dijo que de eso nada. Que donde se ha visto eso de comer por la calle. Que se empieza así y se acaba en taparrabos viviendo con una tribu perdida del Amazonas. No vi claro el extraño proceso que pudiera conducirnos a una situación tan extrema. Pero hay momentos en la vida en que todo hombre sabe que es mejor no discutir con su pareja. Y este era uno de esos momentos. Nos sentamos en una mesa frente al chiringuito y dimos cuenta de esos exquisitos manjares lo más rápido posible. Hacía tanto frío que no tuvimos ni que soplar para que se enfriara la comida. *** Imagen borrada de Tinypic ***
CASTILLO DE WINDSOR Corriendo al palacio. Como la reina. Pero sin corona, ni cetro, ni manto. Y sobre todo sin disgustos. ¡Qué historia más triste y lamentable!. No quiero volver más sobre ella. Las entradas al palacio cuestan 19,20 GBP por persona y también incluyen audioguía. Con audioguía o sin audioguía, un palo en toda regla. Cruzamos el patio del palacio. ¿Por qué?. Porque todos los que habían entrado delante de nosotros lo cruzaron. Y a donde va Vicente, A donde va la gente. Lógico, no. Gracias a eso pasamos por delante de una especie de foso con un bonito jardín en su interior. Seguimos por una terraza desde la que se tenían unas bonitas vistas de los alrededores. Y por fin encontramos la puerta que nos permitía acceder al interior del castillo. Lo primero que me llamó la atención, incluso desde antes de entrar, fue lo grande que es. No sé porque, pero me lo había imaginado más pequeño. Mucho más pequeño. Tonterías mías. En cambio me encontré con un mamotreto de considerables dimensiones. *** Imagen borrada de Tinypic ***
CASTILLO DE WINDSOR La visita del interior del castillo se inicia en la casa de muñecas. La más grande que he visto nunca. Y con diferencia. Hay gente que vive en pisos más pequeños que esa casa de muñecas. La casita cuenta con todo tipo de detalles. Tiene más acabados y de mejor calidad que un piso de VPO. Bonita, sí, aunque no creo que sea muy práctica para jugar. Para completar la exposición en la sala de al lado tienen varias muñecas y vestiditos. Un pequeño trámite antes de pasar a lo realmente interesante, las Salas de Estado. La primera, la Gran Escalera. Impresionante; con una bonita cúpula y hasta estatuas ecuestres y todo. Armas colgadas por las paredes. Pero no de cualquier manera, o como una mera exposición. No. Colocadas formando dibujos. Pistolas, puñales, escopetas, sables, lanzas. Sigue el Salón Waterloo. Más impresionante todavía. Y a partir de ahí, salas y más salas. Las típicas, como el dormitorio, el vestidor, la antesala, la sala, la sala de recepciones, un salón de baile, el comedor de estado, otro comedor más pequeño; donde por cierto empezó el fuego que destruyó el castillo en el año 1992, más dormitorios, y más y más y más. Una cantidad considerable de estancias. La verdad es que no recuerdo que vimos ni por donde pasamos. Hay tantas cosas por ver que es imposible quedarse con todo. Que digo con todo, ni con la mitad. Y tampoco es cuestión de ir detallando habitaciones, muebles, cuadros, y objetos varios. Si queréis más información buscad algunas fotos por internet y vais servidos. *** Imagen borrada de Tinypic ***
CASTILLO DE WINDSOR Bueno venga, una sala que me llamó mucho la atención fue la Sala de St George, con todos los escudos nobiliarios de Inglaterra colocados en el techo y en las paredes; armaduras, cuadros, y más cosas. Probablemente no sea la más lujosa, ni la mejor adornada, ni la más interesante. Pero es diferente al resto de salas del castillo. Y por eso me llamó la atención. Estoy casi convencido de que es el castillo de todos los que he visitado; y ya van unos cuantos; en el que se ven más habitaciones, salones, y estancias en general. Y no solo eso, probablemente sea el mejor conservado, el más cuidado y el más de todo. Es realmente espectacular. Las Habitaciones de Estado son el punto fuerte de la visita. Una vez en el exterior tan solo queda recorrer el patio y visitar la St George Chapel. Del patio, poco se puede decir aparte de que es un patio. A mano izquierda unos adosados muy cucos. Las viviendas del personal. No debe estar nada mal eso de vivir en un castillo. Os imagináis poder decir, ¿os apetece venir a cenar este sábado a nuestro castillo?. ¡Que fardada!. A mi me encantaría poder decirlo. Lo último que visitamos fue la St George Chapel. Una iglesia inglesa de manual. Gótico inglés en estado puro. Esbelta y alargada. Tres naves, la central más ancha. Bóvedas labradas hasta la exageración, con botones de los que salen numerosas ramificaciones. Vidrieras llenándolo todo. Hay más cristal que piedra. Y sobre todo luz, mucha luz. Una luminosidad exagerada que acentúa la sensación de elevación. Detrás del altar hay dos pasillos con tumbas, y en medio el coro de caoba. La capilla no es muy grande, pero si muy resultona. *** Imagen borrada de Tinypic ***
CASTILLO DE WINDSOR Entramos a la una y media y salimos pasadas las tres. Algo más de una hora y media de visita. A la carrera, ya que íbamos justos de tiempo. Lo suyo es dedicarle por lo menos dos horas. Y si se quieren escuchar todas las explicaciones de la audioguía no creo que basten tres horas. Y eso contando que no haya jardines, que la verdad ni me fijé. Pero como los haya, uno puede ir a echar el día allí. A las tres y cuarto estábamos de nuevo en el coche. Por fin había llegado el momento que mi mujer llevaba esperando todo el viaje. La Warner Bross Studios nos estaban esperando. O para que todos me entendáis, había llegado la hora de Harry Potter. Estábamos a 43 kilómetros. Un suspiro por la autovía. O lo que es lo mismo, media hora de coche por culpa de los últimos cinco kilómetros que son por zona urbana. A las cuatro menos cuarto corríamos hacia las taquillas para recoger nuestras entradas. Por cierto, los estudios cuentan con aparcamiento propio. Gratuito. Si, si, habéis oído bien, gratis. Eso si que es magia y no lo que hacía Harry Potter. Con las entradas en la mano atravesamos la puerta de entrada. Ya estábamos allí. Una gran sala de espera, abarrotada de gente. Y aunque no es más que la sala de entrada, ya se respira Harry Potter por los cuatro costados. ¡Como si pudiera ser de otra manera!. Antes de que se me olvide, las entradas hay que comprarlas por internet. Si o si. Que a nadie se le ocurra presentarse allí sin entrada, sin reserva os garantizo que no entraréis. La página es (tickets.wbstudiotour.co.uk/ ...amp;C=tix2). El precio 33 GBP por persona, más 4,95 GBP por una audioguía. En español evidentemente. Lo de las entradas es un cachondeo. Si se reservan con unos meses de antelación no hay problema. Pero si esperáis al último momento preparaos para sufrir. En la versión española de la web siempre pone que no hay plazas. En cambio en la inglesa si que aparecen plazas sueltas en días sueltos. Pero siempre a largo plazo o a muy pocos días vista. A un plazo medio siempre está lleno. En cambio los intermediarios si que disponen de plazas. Eso sí, pagando el doble. Nosotros nos pusimos tarde con las entradas. No quedaban. Tras vigilar la página un día tras otro, finalmente dos días antes de salir de viaje nos hicimos con dos entradas para el día 3 en el tour de las 16:00. Intentamos contactar con ellos por mail para que nos las cambiasen al día 4. Pero la página siempre daba un mensaje de error. La conclusión es que hay que hacerse con las entradas con bastante antelación. O esperar hasta la última semana y comprar lo que salga. Siempre sale algo. Pero a esta opción solo se puede recurrir si se necesitan pocas entradas. Volvamos a Londres. Mientras yo os soltaba esta perorata, mi mujer, mucho más práctica que yo, ha aprovechado el tiempo y ha recogido la audioguia en el hall de entrada. A las cuatro ya estábamos en la cola para acceder al interior de los estudios. No conté la gente que había en la cola. Pero era mucha. Y así todo el día. Aquello es una mina. Allí mismo ya tuvimos nuestro primer encuentro con el mundo de Harry Potter, la habitación bajo la escalera. Es exactamente como en la película. Reducido a la mínima expresión. Aquí sacamos la primera de una larga lista de fotos. Menos mal que hoy en día las cámaras no llevan carrete. Harry Potter me hubiera salido por un pico en rebelados. La visita empieza con unos videos introductorias. El primero con los comentarios de los productores, guionistas y especímenes similares. El segundo en una especie de cine donde Harry, Ron y Hermione explican su experiencia durante los diez años que duraron los rodajes. Durante esos años pasaron más tiempo en el plató que su casa. El primer video es un tostón. El segundo, un plomo. Todo en inglés, no se entiende ni papa. Mira que son pesados con las charlitas. Yo lo que quiero es ver los estudios no que me contéis vuestras penas. ¡Venga ya!. Entre las dos grabaciones creo que nos tuvieron enredados más media hora. Por mí, esta parte se la podrían haber saltado. Pero si se quiere ver el resto, no queda más remedio que pasar por el tubo. Por fin se levantó el telón y apareció la puerta de Hogwarts. Ya era hora. Todo el mundo se agolpó a la puerta. Que ansiedad. Ya se abre, ya se abre. Todo el mundo se lanzó al interior como si no hubiera un mañana. *** Imagen borrada de Tinypic ***
WARNER BROSS STUDIOS Comienzan jugando fuerte. Acabábamos de entrar en el gran comedor de Hogwarts. Y si la habitación bajo la escalera era exactamente como aparecía en las películas. Con el gran comedor pasa exactamente lo mismo. Lo he visto tantas veces en una pantalla que hasta me resultaba familiar. Faltaban pequeños detalles, como las velas flotando en el aire, o los fantasmas volando por la habitación. Lo de las velas lo entiendo. Tener que encender cada día todas esas velas debe ser una paliza. Además, el dinero de las entradas se les debía ir comprando velas. Pero lo de los fantasmas no tiene perdón. Entiendo que las jornadas laborales deben tener un límite. Que no se puede tener a una persona trabajando todo el día, aunque sea un fantasma. No solo lo entiendo; lo comparto. Pero los fantasmas también podrían hacer turnos. Así siempre habría alguno volando por el comedor. No creo que sea tan complicado lo que pido. Por lo demás no faltaba ni un detalle. Dos mesas montadas en los laterales de punta a punta del comedor. Y al fondo, presidiendo la sala, la mesa de los profesores con la enorme vidriera detrás. Las mesas estaban llenas de comida, como preparadas para un gran banquete. Todo de cartón piedra. De cerca se nota mucho, pero vista desde unos metros da el pego. Y a través de la cámara ya ni te cuento. Pero es que todo es falso, hasta el fuego de la chimenea. ¡Qué mentirosos son!. Lo que no negaré es que les quedó niquelado. *** Imagen borrada de Tinypic ***
WARNER BROSS STUDIOS Resulta extraño estar en ese lugar. Es un lugar que había visto infinidad de veces en las películas. Por eso mismo en un lugar que siempre he identificado con la imaginación. Un lugar que no existe. Sin embargo estaba allí. Resulta que si que es real. Ficción, pero al mismo tiempo real. Raro, raro, raro. Estuvimos un buen rato en el gran comedor. Más que suficiente para verlo bien visto, y sacar un montón de fotos. Hasta que abrieron las puertas y salimos por un lateral. Estábamos en los estudios. Una enorme nave llena de cachivaches. Y repartidos aquí y allá los diferentes escenarios. Lo primero que recuerdo fue la verja de entrada al castillo. No le prestamos mucha atención. Al fin y al cabo tan solo era una verja. No voy a ponerme a describir los diferentes escenarios. Quién más quién menos ya los conoce. Y el que no tenga el gusto, solo tiene alquilar las películas, comprarlas, bajarlas de internet, robarlas o esperar a que las vuelvan a reponer en la televisión. Simplemente deciros que estaban todos los decorados. Exactamente igual a como aparecen en las películas. El dormitorio y la sala común de Gryffindor, el despacho de Dumbledore, la casa de Ron, que en realidad es el comedor de la casa de Ron, la casa de Hagrid, la clase de pociones, la pared de los retratos, la reunión de mortífagos, la habitación de la Dolores Umbridge, un tramo de la escalera mágica, el ministerio de magia. También exponen los mecanismos que utilizaban para similar el vuelo con escoba. Incluso es posible pasar por unos boxes y montarse en una escoba para que te graben y te vendan el vídeo correspondiente. De esto pasamos. Somos frikies, pero sin llegar a esos extremos. *** Imagen borrada de Tinypic ***
WARNER BROSS STUDIOS Pero lo más frikie que vi fue un video explicativo de cómo se usaba una varita mágica. Y como el video no era suficiente, una monitora corregía los movimientos del supuesto aprendiz. Aprendiz que hacía ya unos cuantos días que había cumplido los treinta. Puedo entender que a un niño le haga ilusión imitar los movimientos de sus ídolos con las varitas. ¡Pero a un treintañero!. Me pareció que eso rozaba el límite de lo patético. No solo conservan los escenarios, también tienen expuesta tal cantidad de chismería que aquello parece una chatarrería. Toda clase de objetos, artilugios y trastos varios. Escobas, copas, pelotas de quidditch, varitas mágicas, puertas mágicas, elementos de atrezzo, los horrocruxes, trajes, y mil cosas más. Seguro que me dejo algo en el tintero, pero mi memoria ya no da para más. Los años me empiezan a pasar factura. Salimos al exterior donde están los escenarios de exteriores. El coche volador, que por cierto no vuela. El sidecar de Hagrid. El autobús con el que circulan por entre el tráfico de Londres. La casa de los tíos de Harry Potter. Una granja, que no recuerdo donde sale. El puente de acceso al castillo. Únicamente las fachadas. Detrás no hay nada. *** Imagen borrada de Tinypic ***
WARNER BROSS STUDIOS Aquí también están las figuras del ajedrez mágico. No tienen nada que con los rodajes en exteriores, pero aquí las han metido. No debían tener sitio en el interior, y las dejaron en el primer sitio que encontraron. A continuación se pasa a la sala de los “monstruos”. Máscaras y moldes de todos los bichos, animalejos, y especímenes inclasificables que aparecían en las películas. Enanos, elfos, monstruos. Algunos enteros y otros destripados para que se vean los mecanismos. La estrella de esta sala es una mandrágora. Con solo pulsar un botón se pone a gritar y a moverse con desespero. A que os suena esta escena. Y justo al lado, un libro que amenazaba con comerse a todo aquel que intentase abrirlo. Sigue una sala con pequeñas maquetas a escala de los escenarios. Simples modelos que se utilizaban para preparar las escenas. Es lo menos interesante del complejo. *** Imagen borrada de Tinypic ***
WARNER BROSS STUDIOS Para levantar el ánimo, toca otro de los puntos fuertes del recorrido, el Callejón Diagon. Con Gringotts en una punta y la tienda de artículos de broma de los hermanos Weasley en la otra. En medio las tiendas en las que se surtían los protagonistas de la película. Entre ellas Ollivanders, la tienda de varitas. No hay duda, es el mismo callejón de las películas. Pero encerrado entre esas cuatro paredes no parece lo mismo. Y para acabar la maqueta de Hogwarts. Enorme, y eso que solo es una maqueta. Nos quedamos boquiabiertos. Que pasada. Tiene hasta el más mínimo detalle. Y que remedio. Por lo visto, salvo en la última película en que ya se utilizaron imágenes digitales del castillo, las escenas se rodaban sobre un fondo verde y luego se montaban sobre una grabación de la maqueta. Para mí, lo mejor de todo lo que vimos. Le saqué fotos desde todos los ángulos. Pero es que es increíble; de verdad, increíble. *** Imagen borrada de Tinypic ***
WARNER BROSS STUDIOS La salida se realiza a través de una pequeña habitación con estanterías hasta el techo llenas de cajas de varitas. La última foto y a la calle. Nooooooo, todavía no. En estos lugares siempre hay una última parada. La tienda de recuerdos. Hay que explotar la historia de Harry Potter todo lo que se pueda. No sé si había más gente dentro de los estudios en la tienda. No me salvé del recorrido circular por toda la tienda. Pero salí indemne. No sé lo que buscaba mi mujer. No creo que ni ella misma lo supiera. Lo que si que sé, es que no lo encontró A las siete menos cuarto, tras casi tres horas de visita, salíamos por la puerta. Sorprendentemente no se me hicieron largas. Los Warner Bross Studios son una parada obligatoria para los fans de Harry Potter que quedaran fascinados con la visita. El resto de mortales pasará por allí con indiferencia. Ni fu ni fa. Todo, absolutamente todo, es Harry Potter. No hay atracciones ni espectáculos. Simplemente una exposición. Por eso los fans del joven mago disfrutarán como enanos rememorando las películas. El resto no sabrán de que va todo aquello. Nos quedaba un largo camino antes de estar de nuevo en el B&B. Nos convenía cenar algo antes de iniciar el camino de regreso. Los horarios ingleses son un poco extraños, y de no hacerlo de esta manera nos arriesgábamos a no encontrar nada abierto al llegar a Highworth. El GPS nos llevó a The Swan en Abbots Langley. El típico pub ingles con bastante gente de mediana edad. Bastante grande y con una decoración algo más moderna de lo habitual, pero con el entrañable ambiente de este tipo de locales. Me encanta el ambiente que se respira en estos lugares. Pedimos unas salchichas con puré de patata, unas gambas rebozadas, un plato con tres aros de calamar rebozado, un agua y una cerveza grande con limonada. 19,50 GBP. Una comida abundante y bastante buena. Salimos con destino Highworth a las ocho y diez. 142 kilómetros por autopista. Había dejado de llover por lo que la conducción resultó cómoda. Una hora y media más tarde estábamos en nuestra habitación. Etapas 4 a 6, total 6
Nos levantamos a las siete y media y a las ocho ya estábamos dando cuenta de un suculento desayuno. Como cada día nos enredamos charlando con Karin. Y eso que nuestro inglés no es muy que allá. Pero la mujer era tan agradable que costaba levantarse de la mesa.
Hasta las nueve y media no conseguimos salir del B&B. En esta ocasión con las maletas. Esa noche dormiríamos en Cambridge. Nos despedimos de Karin y a la carretera Nuestra intención era empezar el día visitando el Blenheim Palace a 52 kilómetros de distancia. Carreteras de un solo carril, aunque bastante anchas. Tardamos 45 minutos en llegar por culpa de la espesa niebla con la que nos encontramos nada más poner un pie en la calle y que nos acompañó a lo largo de todo el día. No llovió; pero frío, madre de dios que frío. Hizo un frío del carajo. De esos que solo hace cuando el grajo vuela bajo. O eso dice el refrán. Personalmente nunca he visto un grajo volando bajo. De hecho ni sé como es un grajo. Pero si que sé lo que es un termómetro, y el del coche llegó a marcar -2º. Que frío pasamos ese día. Aquel no iba a ser nuestro día. Salimos del B&B más tarde de lo previsto. Hacía un día de perros. Y al llegar al palacio nos topamos con un letrero que de una manera clara, hasta para alguien con un inglés muy limitado como nosotros, dejaba bien a las claras que el palacio y los jardines estaban cerrados. Que lo único que estaba abierto era el parque. ¡Qué broma es esta! Acaso no sabían que veníamos. Entonces, a cuento de que han cerrado el palacio. Habrase visto tamaña desfachatez. El letrero no dejaba lugar a dudas. Pero como Santo Tomás, si no lo veo no lo creo. Nos acercamos hasta la taquilla y preguntamos lo evidente. No solo estaban cerrados el castillo y los jardines; además para entrar en el parque había que pagar 5 GBP. En realidad entrar al parque era gratis, se pagaba por aparcar. A mí el por qué me daba igual, la cuestión es que había que pagar. Con esa palabra se esfumaron las remotas posibilidades que existían de que entráramos en un parque. Con el frío que hacia lo último que apetecía era ponerse a dar vueltas por un parque helado y cubierto por la niebla. Y eso que el tiempo había mejorado. El termómetro había subido hasta los -1º. Dimos media vuelta y pusimos rumbo a Oxford. 14 kilómetros de nada. No merecía la pena ni mirar el tiempo que tardamos en recorrerlos. Además al final no se cuantos recorrimos. Antes de entrar en la ciudad vimos un Park & Ride, el Pear Tree. Después de la horrorosa experiencia con el coche en Bath, no lo dudamos. De cabeza al Park & Ride. Tan solo tuvimos que pagar 2 GBP por aparcar todo el día. Y encima tuvimos suerte, no acabábamos de aparcar cuando ya llegaba un autobús. Así me gusta, rapidez. Con el frío que hace no es plan tener a la gente esperando en la calle. Por cierto, antes de que se me olvide, la frecuencia de los autobuses es bastante elevada, pasa uno cada diez minutos. Los billetes de ida y vuelta del autobús, para dos personas nos costaron 2,50 GBP. Mucho más barato que aparcar en el centro y sobre todo mucho más sencillo. Y según el tráfico puede que hasta sea más rápido. Buscar aparcamiento en las ciudades inglesas es una locura que como descubrimos en Bath puede requerir su tiempo. *** Imagen borrada de Tinypic ***
OXFORD El autobús nos dejó en el centro, exactamente en George St. Es sencillo saber cuando se ha llegado al centro. Solo hay que fijarse en las señales. La primera señal es que el autobús se para. Este detalle es de vital importancia. Nunca hay que bajarse mientras el autobús está en marcha. Hay muchos motivos que lo desaconsejan. Pero muchos. Tantos que no creo que sea necesario enumerarlos. Segunda señal. Si sois observadores notaréis que en ocasiones cuando el autobús se para se abren las puertas. Si, si, todo a la vez, se para y abre las puertas. Hay que estar muy atento para darse captar todos esos matices. Pero os garantizo que eso pasa. Por lo tanto mientras las puertas no se abran no tenéis que bajar. Nada de saltar por las ventanas, que resulta muy molesto para el que se sienta al lado. Y si encima os toca pasillo no veas que follón. “Perdón que le pase por encina señora, pero es que tengo que saltar por la ventana. Me permite que le ponga un pie en la rodilla y el otro en la cabeza. Gracias, muy amable”. Además todo este procedimiento requiere tener la ventana abierta un buen rato, con el consiguiente riesgo de que vuestro vecino de asiento pille un buen catarro. Que las corrientes de aire son muy traicioneras. Tercera señal, notaréis que todo el mundo baja del autobús. ¿Coincidencia?. Tal vez. Pero el día que nosotros realizamos este trayecto, todo el mundo se bajó en el mismo lugar. Solo lo hemos hecho una vez por lo que no podemos certificar que siempre sea así. Por favor, si alguien más ha usado este autobús, nos sería de gran ayuda que nos confirmara que a él también le pasó lo mismo. Pero todavía hay más. Ya sé que son muchas cosas y que no podéis estar en todas. Pero esta última señal es la más relevante. Cuando el conductor se acerque a vosotros y os diga “ya hemos llegado”, no lo dudéis, estáis en el centro de Oxford. Con esta regla debéis ser un poco flexibles. A algunos conductores les gusta improvisar. Que no os coja de sorpresa si en lugar de “ya hemos llegado” os sueltan un “ésta es la última parada”. O un “hay que bajar aquí”. *** Imagen borrada de Tinypic ***
OXFORD Espero que todo esto os sirva de ayuda cuando toméis el autobús en un Park & Ride. Si es así os agradecería que enviaseis un mail a diez personas con las instrucciones. Por favor ayudadnos a mantener viva esta cadena reenviando este mensaje. Es muy importante que su contenido llegue al mayor número de personas posible. Si enviáis el correo a diez personas seréis recompensados. Obtendréis mi gratitud eterna. ¡Pedazo recompensa!. Si rompéis la cadena caerá sobre vosotros una maldición que os vais a cagar. Si, os vais a cagar literalmente. Pillaréis una diarrea que no os vais a levantar de la taza del baño en una semana. *** Imagen borrada de Tinypic ***
OXFORD Tras esta didáctica explicación podemos volver a Oxford. Empezamos dando un paseo por las calles comerciales del centro. No son feas, pero tampoco tienen nada especial. Resultan más interesantes por el ambiente, que por lo que realmente se puede ver en ellas. Tiendas, restaurantes, y alguna que otra iglesia. Porque si de dos cosas va sobrada Oxford es de iglesias y de colleges. Le pegas una patada a una piedra y aparecen tres iglesias y dos colleges. No nos enredamos mucho por esa zona. Enseguida nos lanzamos a por cotas más elevadas. Si algo nos había llevado a esa ciudad eran sus colleges. Al fin y al cabo tiendas las hay por todo el mundo. Colleges como los de Oxford creo que no abundan tanto. Para empezar uno de los platos fuertes, el Christ Church College. De camino descubrimos la esencia de la ciudad. Una ciudad salpicada de fachadas de piedra color miel, ventanales ojivales y torreones. Son como pequeños castillos integrados en la ciudad. Y entre fachada y fachada, una iglesia aquí y otra allá. Todo muy llamativo. *** Imagen borrada de Tinypic ***
OXFORD – CHRIST CHURCH COLLEGE Sin darnos cuenta llegamos al College. Está situado frente a una amplia explanada. Su fachada es de las más espectaculares. Se nota que es uno de los principales colleges de Oxford. Pero no era nuestro día. Estaba cerrado y no abrían hasta las dos. Dimos la vuelta al college para llegar al Grove Walk. Un pequeño callejón al que se accede por una verja de hierro. No sé que sentido tiene esa puerta; ellos sabrán. Cuando menos resulta peculiar. Había leído que ese callejón era uno de los rincones con más encanto de la ciudad. Una vez visto creo que exageran. Es coqueto, pero tampoco es para tanto. *** Imagen borrada de Tinypic ***
OXFORD - ST. MARY THE VIRGIN No muy lejos, junto a High St se encuentra una de las principales iglesias de la ciudad, St Mary the Virgin. La entrada es gratuita. Solo hay que pagar si se desea subir al torreón. 4 GBP. Nosotros pasamos. No por no pagar, sino por no subir las escaleras. ¡Qué pereza!. De la iglesia lo único que puedo decir es que es una iglesia más. Más pequeña de lo que aparenta por fuera. La estructura típica, con tres naves alargadas y un altar mayor sobredimensionado. Una iglesia muy luminosa que da sensación de elevación. Lo dicho, una iglesia de las que hay cientos por esta zona. Salimos por la parte posterior, a la plaza en la que se encuentra la Radcliffe Camera. Un edificio redondo muy llamativo, con tres partes perfectamente diferenciadas. La parte inferior de bloques de piedra sin pulir. La intermedia adornada por parejas de columnas corintias. Y la parte superior es una bonita cúpula. Este edificio si que tiene bien ganada su fama. Es diferente, de lo más interesante que puede visitarse en Oxford. Como casi todo, estaba cerrada. Aunque en este caso, creo que eso es lo habitual. *** Imagen borrada de Tinypic ***
OXFORD - RADCLIFFE CAMERA Pegada se encuentra la Bodleian Library. Aquí si que pensaba entrar. Pero también estaba cerrada a cal y canto. No había ni un sencillo letrero que informara sobre horarios de apertura. No habíamos pillado ni un solo lugar abierto. Ni uno. Menudo desastre. La Castle St, en la que se encuentran todos los edificios junto a los que acabábamos de pasar, nos llevó hasta Broad St. Probablemente la calle más monumental de la ciudad, y desde mi punto de vista la de mayor encanto. Al inicio de la calle se encuentran el Sheldonian Theatre y el Museo de Historia de la Ciencia. Dos bonitos edificios muy llamativos. También cuenta con varios colleges, y ya hacia el final de la calle, unos edificios más modestos con fachadas de colores. Por si eso fuera poco, es el punto de partida de la mayoría de los tours gratuitos. Una calle por la que más pronto o más tarde se acabará pasando. Todos los colleges que habíamos visto hasta ese momento estaban cerrados. En el mejor de los casos abrían a partir de las dos. La mayoría ni eso. Estaban cerrados e iban a seguir así todo el día. Por eso cuando paseando por Broad St vimos uno abierto, nos tiramos de cabeza. No vaya a ser que se lo piensen mejor y nos den con la puerta en las narices. No sabíamos cual era. Ni falta que nos hacía. La cuestión era poder ver al menos el interior de un collage. *** Imagen borrada de Tinypic ***
OXFORD – BALLIOL COLLEGE Resultó ser el Balliol College. Nos cobraron 2 GBP por persona de entrada. Un primer claustro no muy grande pero encantador. Un segundo claustro más grande, con árboles y una zona de césped. No había ni un alma. Todos los estudiantes habían huido de ese lugar por vacaciones. El interior de los edificios no puede visitarse. Está reservado para los residentes en el collage. Una medida muy acertada. Empiezan dejando entrar a los visitantes en las zonas comunes y cuando quieran darse cuenta más de un estudiante se despertará una mañana rodeado de chinos haciéndole fotos. Y es que la gente no respeta nada. No es justo que tengan que pasar por ese mal trago. A los chinos me refiero. La imagen de un estudiante en calzoncillos recién levantado y con legañas en los ojos es algo muy desagradable. *** Imagen borrada de Tinypic ***
OXFORD – BALLIOL COLLEGE Por fin un poco de suerte, se podían visitar tanto la capilla como el hall. La capilla era chiquitita. Muy inglesa. Con una sola nave, pero muy coqueta ella. El Hall me resultó familiar. ¡Cuando daño han hecho las películas de Harry Potter!. No es que fuera como el de Hogwarts, pero si que se daba un aire. Más pequeño, con las paredes forradas de madera, y retratos de alumnos ilustres colgados de las paredes. Con lo de colgados me refiero a que los retratos estaban colgados de la pared, no a que se tratase de retratos de alumnos ilustres que se hubiesen colgado de las paredes. Esto último me hubiera parecido de muy mal gusto. La distribución de la estancia, con los alumnos ocupando casi toda la sala en mesas alargadas perpendiculares a la puerta, y los profesores dominando el terreno desde lo alto de una tarima al fondo del hall me recordó mucho a las escenas del Gran Comedor de Hogwarts. El mismo concepto, pero diferente decoración. Me encantó el hall. Me gustaría tener un comedor como ese en casa. No se, tal vez si mi vecino me dejase tirar la pared medianera podríamos hacer un apaño. *** Imagen borrada de Tinypic ***
OXFORD – BALLIOL COLLEGE La visita del college, me pareció interesante. Estaba vació, no vimos ni un solo estudiante. Así que el ambiente no lo vivimos. Pero aún así tiene su encanto. No me pareció muy grande. Pero tiene exactamente lo mismo que el resto de colleges más grandes. Al salir, nos dirigimos a George St. donde habíamos visto varios restaurantes. Acabamos en La Bella Italia. Pedimos dos pizzas, un agua y un shandy tamaño industrial. Esta gente no va de bromas con las cervezas- Pagamos 24,60 GBP. Las pizzas eran grandes y estuvieron bastante buenas. El Balliol Collage nos había gustado. Y eso que no es de los más conocidos. Era hora de subir el listón. El New College fue el elegido para ello. Lo localizamos con rapidez. Una fachada enorme; muy como de college. Pero sin puertas abiertas. Un letrero nos remitió a la entrada del nº 23 de la calle Holywell St. Aquello parecía una broma, el nº 23 no existía, del 22 pasaba al 24. Nos pateamos toda la calle buscando la entrada, pero no apareció. Total, que nos fuimos como habíamos venido, sin ver el college. Bueno, la fachada si que la vimos. *** Imagen borrada de Tinypic ***
OXFORD – TRINITY COLLEGE La búsqueda de colleges abiertos estaba resultando frustrante. La mayoría estaban cerrados a las visitas. Ante ese panorama mejor ir a tiro seguro. Volvimos a Broad St y nos dirigimos al Trinity College, que habíamos visto que si que estaba abierto. La entrada nos costó lo mismo que su vecino, 2 GBP por persona. Y por similitudes que no quede. También cuenta con dos patios, pero en este caso los dos estaban enlosados. Una cosa que nos llamó la atención fueron unos dibujos en las paredes del segundo patio. Tenían algo que ver con las regatas. Un dibujo por cada título conseguido. Pero que una cosa os quede clara, de intuición no vamos sobrados, ni mi mujer ni yo. Así que a lo mejor no eran más que vulgares graffitis, y nosotros montándonos bolas sobre regatas y campeonatos anuales. Detrás del segundo patio, separado por una verja de hierro se encuentra el jardín. Más que jardín es una amplia explanada de césped, con una zona arbolada. El césped lo tienen inmaculado, como si lo acabaran de cortar. En la zona arbolada nos topamos con una plaga de ardillas grises. Estaban por todas partes. Supongo que se habían apoderado del jardín aprovechando que los vándalos de los estudiantes se encontraban ausentes. *** Imagen borrada de Tinypic ***
OXFORD – TRINITY COLLEGE De camino a la salida pasamos junto a la biblioteca, ubicada en una especie de patio abierto. Como en todos los Colleges en los que llegamos a entrar, a la biblioteca solo pueden acceder los residentes. En cuanto al patio era extraño. Una mezcla de elementos antiguos con modernos. No pegaba ni con cola. El Hall estaba cerrado. Pero al pasar por al lado vimos la puerta entreabierta. Aquello era una provocación en toda regla. Si está cerrado; está cerrado; lo acepto. Pero que me digan que está cerrado y luego dejen la puerta abierta es como si me dijeran “a que no te atreves a entrar”. Y a mí, chulerías las mínimas. ¡Qué no me atrevo!. No sabes tú con quien te estás metiendo. Te vas a enterar. Y me colé. Pero que conste que la culpa es suya, por ir provocando a la gente. Lo primero que me quedó claro fue el motivo del cierre. No hacía mucho se habían metido una comilona allí mismo. Qué como lo supe. A nadie se le había ocurrido retirar los platos sucios. Los restos de la bacanal esparcidos sobre las mesas daban fe de ello. Y esto me llevó a la siguiente reflexión. Listos, serán muy listos esta gente de Oxford. Estudiarán mucho, y remarán muy rápido en las regatas. Pero guarros también lo son un rato largo. Que les costaba quitar los platos después de comer. *** Imagen borrada de Tinypic ***
OXFORD – TRINITY COLLEGE El Hall me recordó mucho al del Balliol College. Un tamaño parecido y una decoración también similar. Con paredes forradas de madera y retratos colgados de las paredes. Llegados a este punto me voy a permitir daros un consejo. Si alguno tiene pensado enviar a su hijo a estudiar a Oxford, descartar el Trinity Collage. No es por una cuestión académica. Pero con lo guarretes que son, no me extraería que vuestro hijo acabe pillando alguna cosa rara. Además cuando vuelva a casa tendréis que ir todo el día detrás suya recogiendo todos los trastos que vaya dejando por en medio. Las malas costumbres se adoptan con rapidez, pero son muy difíciles de eliminar. Y para que veáis que no exagero. La entrada de la capilla también la tenían llena de tratos. ¡Qué dejadez!. Como diría mi abuela, menos regatitas y más coger la escoba. Trastos y polvo aparte, la Capilla me gustó más que la del Balliol College. Son muy parecidas. Ambas pequeñas, de una sola nave, con numerosos ventanales, y sobre todo con un carácter muy inglés. La diferencia, el altar, que aquí estaba totalmente forrado de una madera color marrón oscuro. *** Imagen borrada de Tinypic ***
OXFORD – TRINITY COLLEGE Por lo visto, las capillas de los colleges, salvo alguna honrosa excepción se mueven todas dentro de estas pautas. Tienen su encanto, pero no van mucho más allá. Por si solas no serían gran cosa. Pero si que ayudan a dar una mayor relevancia al conjunto. En cuanto a los dos colleges que habíamos visitado hasta ese momento, me decanto por el Trinity College. Me pareció más grande y sobre todo más cuco. En lo que si saca ventaja el Balliol College es en la fachada. Según el refrán, el que la sigue la consigue. Venga pues, un nuevo intento con la Bodleian Library y con la Radcliffe Camera. Sabéis que os digo del refrán, que es una mierda y que es mentira. Tendrían que cambiarlo y decir el que la sigue, se encuentra con la puerta cerrada dos y hasta tres veces. No rima, lo sé, pero se acerca más a la realidad. En esa misma calle, enfrente de los dos edificios están el Hertford Collage y el All Souls College. Los dos cerrados. Del último pudimos ver el primer patio a través de la verja. Prometía mucho ese college. Lástima que estuviera cerrado. Dejémonos de experimentos y vayamos a lo seguro. Por la mañana habíamos visto que el Christ Church College abría a partir de las dos. Siendo uno de los principales colleges estaba claro que ese tenía que ser nuestro próximo destino. Volvimos a pasar por el Grove Walk. Cuantas más veces paso menos entiendo para qué narices necesitan la dichosa puerta de hierro. Y allí estaba, el Christ Church College. A esas alturas del día ya habíamos visto bastantes colleges por fuera. Sin duda éste es uno de los más espectaculares. Al menos en lo que a la fachada se refiere. *** Imagen borrada de Tinypic ***
OXFORD – CHRIST CHURCH COLLEGE La entrada son 5,50 GBP por persona. En realidad es un poco más, pero como el Hall estaba cerrado por obras y la galería de los retratos también estaba cerrada no sé porque historias, pagamos una entrada reducida. Para empezar un patio. Pequeño, pero lo que le faltaba en tamaño le sobraba en encanto. De aquí pasamos el claustro. Diferente, tan solo tiene galerías en tres de sus lados. A mí me gustó, pero como claustro deja mucho que desear. Vamos a ver. Una silla de tres patas podría quedar perfecta en tu comedor. Con ella el comedor quedaría de lo más fashion, pero en cuanto alguien pusiera el culo sobre ella se iría irremediablemente al suelo. Así que por muy fashion que fuese, como silla sería un churro. Pues a este claustro le pasa lo mismo. Por muy chulo que sea, como claustro no funciona. No se puede dar vueltas. Y un claustro en el que no se pueden dar vueltas no sirve para nada. *** Imagen borrada de Tinypic ***
OXFORD – CHRIST CHURCH COLLEGE La visita llega aquí al momento cumbre. La escalera principal y tras ella el Hall. Sabíamos que el Hall estaba cerrado, pero no que habían hecho lo propio con la escalera. Tuvimos que conformarnos con verla desde abajo. Desde donde por cierto no se ve nada bien. Lo único que pudimos ver medianamente bien fue el techo. Otra vez será. A seguir. ¿Qué toca ahora?. El Tom Quad, un patio enorme con la gran torre al fondo, la fachada del Hall a la izquierda, la catedral a nuestra espalda, y una pequeña fuente en el centro. Sin ninguna duda el patio más espectacular de todos los que vimos. Y no solo por sus dimensiones, sino por todos los edificios que lo componen. *** Imagen borrada de Tinypic ***
OXFORD – CHRIST CHURCH COLLEGE La entrada a la Capilla se realiza por este lugar. Esto ya es otra cosa. Nada que ver con las que habíamos visto antes. Es mucho más grande. De tres naves, pero sin renunciar a esa forma rara de las iglesias inglesas. Y no solo es más grande, también es mucho más bonita. Algo a lo que ayudan su gran altura, las estilizadas columnas que sostienen unas bóvedas de lo más curioso, y unos inmensos ventanales. Esta Capilla si que se la han currado. Al salir de la catedral nos encontramos de nuevo en el claustro. Otra vez el mismo camino para acabar de nuevo en el Tom Quad. Una vuelta de lo más tonto. Menos mal que el lugar tiene encanto. Repetir en un lugar así no sabe mal. Hasta se agradece. Alguno pensará que si tanto me gustó y no me importó repetir, podría haber entrado de nuevo en la catedral. Sí, podría, pero no me dio la gana. Y punto. *** Imagen borrada de Tinypic ***
OXFORD – CHRIST CHURCH COLLEGE Nosotros optamos por seguir avanzando. Cruzamos el Tom Quad. ¡Qué bonito patio!. Y cuando ya creíamos que habíamos terminado, nos encontramos en un nuevo patio el Peckwater Quad. Un patio de corte más clásico, en el que destaca el edificio de la Biblioteca, con su fachada monumental de enormes columnas blancas. El último punto del recorrido es la Galería de los Retratos. Pero ese día estaba cerrada, tal y como nos habían anticipado al entrar. Así que hasta ahí habíamos llegado. *** Imagen borrada de Tinypic ***
OXFORD – CHRIST CHURCH COLLEGE De los tres colleges que visitamos, el Christ Church College es de largo el más grande y el más bonito. Y eso que no pudimos entrar al Hall. No me extraña que sea uno de los más visitados. Si hay un college que no hay que perderse es precisamente éste. Todavía nos quedaba tiempo para un college más. Probamos suerte con el Magdalen Collage, al final de High St. lo único que sacamos de este intento fue un agradable paseo por High St. Otra de esas calles con edificios históricos por todas partes. Porque lo que es el Magdalen Collage lo vimos por fuera y poco más. También estaba cerrado. Otro fracaso que sumar a nuestro largo historial de ese día. La mayoría de los colleges estaban cerrados. No sé si porque era domingo. Por las fiestas de navidad. Por el frío que hacia. Porque sabían que íbamos nosotros y nos quisieron putear. O por todo lo anterior. Pero la cuestión es que estaban cerrados. Y todavía gracias que pudimos visitar tres. En conclusión, las navidades no son la mejor época para ir a Oxford. Y si no preguntarles a los estudiantes. Chicos listos. Todos sin excepción os dirán que en navidad se largan de allí. ¿Por qué?. Porque saben que no es el mejor momento para ir a visitar Oxford. *** Imagen borrada de Tinypic ***
OXFORD Un último paseo por las calles comerciales, que a mí no me llamaron demasiado la atención, y a la parada del autobús. Eran las cuatro menos diez. El autobús nos esperaba en la parada. ¡Qué detallazo!. Lo que no acierto a entender es como supieron a que hora llegaríamos, nadie nos lo había preguntado por la mañana. En cinco minutos estábamos en el Park & Ride montados de nuevo en nuestro coche. La vista a Oxford había terminado antes de lo previsto. Nos sobraba algo de tiempo que mi mujer pretendió aprovechar conociendo el Bicester village. Un outlet a 18 kilómetros de Oxford. A mí la idea no me entusiasmo. Es más contrariamente a lo que pensaba mi mujer, no me pareció que aquello fuera aprovechar el tiempo. Yo más bien pensaba que era perderlo. Supongo que todos sabéis lo que es ir de compras con la parienta. Una tortura. La ONU está estudiando incluir esta actividad entre las prácticas prohibidas por atentar contra los derechos fundamentales del hombre. Y cuando hablo del hombre, me refiero en concreto al género masculino. Allí estábamos, decidiendo si ir o no ir al Bicester Village. Ante un dilema como éste, nosotros que nos jactamos de ser grandes demócratas actuamos en consecuencia. Convocamos de urgencia la asamblea de afiliados y simpatizantes, y sometimos el tema a votación. Votos a favor, uno; votos en contra, uno; abstenciones, ninguna. Que rabia, empate. Que cerca estuve de ganar. La única manera de desatascar la situación cuando se produce un empate es recurriendo al voto de calidad. Es decir, el voto del presidente de la asamblea es el que decide. Solo os diré una cosa más, 15 minutos más tarde estábamos en el Bicester Village. La presidenta es mi mujer. Mi cargo en la asamblea es el de secretario, como el del 99% de los varones españoles que viven en pareja con una mujer. Pero que os voy a contar que no hayáis sufrido en vuestras propias carnes. Personalmente hubiera preferido ir de compras a “La Tienda de los Horrores”. Al menos mi sufrimiento hubiera terminado antes. Del Bicester Village solo os diré que es un outlet como tantos otros. Seguro que no muy lejos de donde vivís hay uno. Pues el de Bicester es exactamente igual. Una calle larga con tiendas de marca ofreciendo artículos a precios rebajados a ambos lados de la calle. Si os gusta el shopping, perfecto. Si solo vais de compras por obligación o por extrema necesidad, éste no es vuestro lugar. Una visita de estas características siempre supone una seria amenaza para cualquier economía. No me quedó más remedio que poner en marcha los mecanismos de emergencia. Toqué algunas teclas y se convocó de urgencia el consejo de ministros de la unión europea. El orden del día; estudio y aprobación de un rescate para espitoni y familia. Previamente mantuve una corta pero intensa conversación con Mariano y con Ángela. Los dos me prometieron que harían todo lo posible para que el rescate saliera adelante. Con la tranquilidad que me dieron esas palabras me dispuse a iniciar el recorrido. Toda la calle. Todita toda. Entramos en algunas tiendas al azar. O no tan al azar. Yo que sé. Mi mujer decía aquí. Y ahí entrábamos. Al rato salíamos como habíamos entrado, con las manos vacías. Mi mujer no encontró la inspiración. Llegamos al final de la calle sin haber comprado nada. Ni un triste par de calcetines. Habíamos salido airosos de la opa hostil que nos habían planteado. El rescate no sería necesario. Unos WhatsApp a Mariano y a Ángela agradeciéndoles el apoyo y reunión desconvocada. Por cierto que gran invento esto del WhatsApp. Ni el fuego, ni la rueda; el WhatsApp es el descubrimiento más grande que ha hecho la humanidad. Esta aplicación es la que ha sentado las bases de nuestra civilización. Y los emoticonos. ¡¡¡Ohhhhh los emoticonos!!!. Eso si que es el no va más. Hay gente que ha escrito libros enteros para contar como se sentía. Mucha más gente que ha dedicado semanas a leer esos libros. Y eruditos que han perdido años analizando hasta el más mínimo detalle de esos libros. Cuanto esfuerzo y cuanto tiempo gastado inútilmente. Hoy en día, con un simple emoticono ese escritor podría expresar toda esa rabia contenida, ese desamor, esa melancolía, ese come come que no le deja dormir. Unos segundos para buscar el emoticono, pulsar enviar, y ya está. Así de sencillo. Un montón de personas se evitarían tener que leer el libro. Un simple vistazo a su móvil y sabrían perfectamente como se siente el pobre escritor y los eruditos podrían dedicar el tiempo a cosas más útiles como descubrir una vacuna contra el moquillo o a averiguar porque la tostada siempre cae por el lado de mantequilla. Si es que lo mires por donde lo mires todo son ventajas. A las seis menos cuarto dejábamos atrás aquel antro de perdición. Antes repostamos en una gasolinera que hay junto a la entrada. Lleno por 36 GBP, a 114,9 el litro. Destino, Cambridge. Según el GPS el trayecto más rápido era ir hasta Londres por la autopista para luego subir hasta Cambridge. Estábamos hablando de casi 200 kilómetros. Eso si, todos por autopista. La otra opción era ir directos a Cambridge por carreteras secundarias. 50 kilómetros menos. Sin autopista, y lo que es peor, sin saber que nos íbamos a encontrar por esas carreteras. Esos 50 kilómetros menos me parecieron una buena razón para arriesgarnos. Marcamos el camino corto en el GPS y a rezar para que la carretera estuviera en buen estado. El tiempo se puso en nuestra contra. La niebla que se había levantado durante el día con el paso de las horas, volvió a caer. Visibilidad limitada que dificulta la conducción y te hace ir más despacio. Los primero 30 kilómetros circulamos por una carretera de un solo carril pero bastante ancha y poco tráfico. A pesar de la niebla le pudimos meter un buen ritmo. Atravesar Aylesbury ya fue otra cosa. Semáforos, rotondas. Un coñazo que nos enredó más de la cuenta. A partir de ahí empezamos a circular por una carretera de doble carril durante unos 100 kilómetros. Lo bueno, el doble carril. Lo malo, que tuvimos que cruzar tropecientas rotondas. Y para acabar, 20 kilómetros de un solo carril. Al final creo que acertamos con la ruta. Eran casi 50 kilómetros menos, y después de todo circulamos la mayor parte del tiempo por una carretera de doble carril. No creo que por la autopista nos hubiéramos dado más prisa. A las ocho menos cuarto estábamos en las inmediaciones de Cambridge. Habíamos tardado dos horas. Tres kilómetros antes de llegar al hotel, paramos a cenar. Vimos un pub abierto y ahí paramos. Resulto ser el “Eating Inn at the Robin Hood”. Un pub de aspecto moderno sin el encanto de los pubs tradicionales. Pedimos un pastel de salmón, una brocheta de salmón y gambas, un sprite y un shandy. Raciones un poco justas pero exquisitas. Una cena estaba muy buena por 24,30 GBP. El hotel que teníamos reservado para esa noche era el Holiday Inn Express. Lo habíamos reservado directamente a través de su página (www.expresscambridge.co.uk/). El precio, 50 GBP con desayuno incluido. Un buen hotel con habitaciones grandes, nuevas y limpias. Por ponerle una pega, está a 10 kilómetros del centro de Cambridge. Para alojarse aquí es necesario disponer de vehículo propio. Etapas 4 a 6, total 6
Nos levantamos a las siete y media. Media hora más tarde estábamos desayunando. Un bufete de hotel mejor de lo esperado. Sin pasarse, tampoco os vayáis a pensar.
A las nueve menos veinte salíamos del hotel. Disponíamos de unas pocas horas antes de que saliera nuestro avión. No era mucho, pero al menos podríamos dar una vuelta por la ciudad y compararla con su eterna rival, Oxford. En Oxford lo del Park & Ride nos había funcionado de maravilla. Y cuando una cosa funciona hay que aprovecharla. Buscamos un Park & Ride en el GPS y nos encomendamos a su sabiduría. El elegido fue el Trumpington Park & Ride. El precio, una libra por aparcar hasta 18 horas. Gratuito si se aparca menos de una hora. Tanto el ticket del parking como los billetes del autobús se compran en una máquina. Y al indicarle la matricula del coche va y nos enseñó una foto para que confirmásemos que era el nuestro. ¡A eso se le llama control!. Si le dices a la máquina que marca de papel usas, tiene narices de sacar en la pantalla una foto de tu culo. Que nadie se escandalice, no lo comprobamos. No por falta de ganas, sino por falta de tiempo. En total, parking y autobús, ida y vuelta para dos personas, nos costaron 6,40 GBP. El autobús tardó diez minutos en llegar al centro. Nos dejó junto a Saint Andrew St. Eran las nueve y diez. Lo primero que teníamos que hacer era orientarnos. Algo que nos resultó sencillo gracias a los numerosos mapas que hay repartidos por todo el centro. Como en Oxford, empezamos dando un paseo por las calles comerciales. Y como en Oxford tampoco les vi la gracia. En este sentido me pareció mucho más interesante Oxford. No perdimos mucho tiempo por esa zona. Enseguida pusimos rumbo al King’s College. Mucho mejor. En el eje formado por Kings Parade y Trinity St se encuentran la mayoría de los colleges. O al menos los más conocidos. Y se nota. Los colleges vienen casi seguidos y le dan a esta calle una apariencia muy señorial. Nuestra relación con los colleges seguía siendo difícil. El King’s College estaba cerrado. Me cagüen todos los que deciden los horarios de apertura de los colleges. Gente sin corazón. A la derecha o a la izquierda. Difícil decisión. Izquierda, si izquierda. Pasamos por delante de alguna facultad, varios colleges y por lo menos una iglesia. Como era lo único que estaba abierto me asomé a la iglesia. Tenía poco que ofrecer. Un vistazo rápido y de nuevo a la calle. *** Imagen borrada de Tinypic ***
CAMBRIDGE – ST. CATHERINE COLLEGE De los colleges recuerdo el Corpus Christi College y el St. Catherine College. En el Corpus Christi College me llamó la atención la fachada. Muy de college. Y ya que estábamos nos asomamos a los dos patios de entrada, uno a cada lado de la entrada. Parecía que estaba abierto. Y por ningún lado ponía que hubiese que pagar. No lo teníamos muy claro, y ante la duda preferimos no meternos en un fregado. Me gustaron mucho. Por el contrario el St. Catherine estaba cerrado. Una verja de metal dejaba ver un bonito patio de ladrillos rojos. Un college diferente. Ni mejor ni peor, diferente. Al llegar a Mill Lane nos desviamos en dirección al río. A ver que hay por allí. Salimos junto a un puente con numerosas barcazas amarradas. De esas que sirven para pasear turistas a un precio desorbitado. Poco movimiento de barcas se veía. Cruzamos a la otra orilla para intentar ver algo de los Backs. Ni fu ni fa. Tal vez en otro punto sean la pera, pero allí, que queréis que os diga. No me pareció que merecieran ni el esfuerzo de una foto. Me gustó mucho más la gran explanada que se veía a ese otro lado del río. Por desgracia no disponíamos de tiempo para ella. *** Imagen borrada de Tinypic ***
CAMBRIDGE Cruzamos hasta el Silver Bridge, que era el puente al que realmente queríamos ir. El motivo, otro puente, el Mathematical Bridge. El famoso puente de madera construido sin clavos. El lugar desde donde mejor se ve es desde el Silver Bridge. Se ve tan bien, que hasta me pareció ver alguna pieza metálica. Es curioso, pero no deja de ser un puentecillo. Sin duda hay que ir a verlo, pero sin esperar nada espectacular. Por cierto, el puente está dentro del Queen’s College, que como no, también estaba cerrado. *** Imagen borrada de Tinypic ***
CAMBRIDGE – MATHEMATICAL BRIDGE Volvimos a la calle de los colleges. El King’s College seguía cerrado. Pues yo no me iba sin ver por lo menos el primer patio. Y menos mal. Uno de los patios más impresionantes. Grande y espectacular, con la King’s Chapel a la derecha. Me quedé con las ganas de ver el college, pero por lo poco que vi, creo que debe ser de lo mejorcito de Cambridge. Ahora tocaba el otro lado, la derecha. Pegado al King’s College se encuentra el Senate House Hill, con sus fachadas de color blanco y que no sé que narices es. Eso sí, es diferente y por eso llama la atención. Con un corte más clásico que nada tiene que ver con la mayoría de colleges. *** Imagen borrada de Tinypic ***
CAMBRIDGE – CAIUS COLLEGE Seguido, el Caius College. No lo había oído nunca con anterioridad. Pero estaba abierto y era gratis. No lo dudamos; para adentro. Por lo menos visitaríamos el interior de un college en Cambridge. Una vuelta rápida por los cuatro patios que lo componen. También se podía visitar la capilla, pero nos la saltamos, tras ver las de Oxford, no nos mereció la penar perder el tiempo con ella. Lo que si que pudimos ver, aunque fuese de refilón a través de alguna puerta entreabierta, fueron varias salas comunes que hay por los bajos de los edificios del college. Salas forradas de madera bastante chics. No nos colamos, hubiera sido ir demasiado lejos. *** Imagen borrada de Tinypic ***
CAMBRIDGE – CAIUS COLLEGE A partir de aquí, la Trinity St se estrecha, perdiendo parte de su encanto. Pasamos junto al Trinity College. Un nuevo fracaso, otro college cerrado. Y por último el John’s College. De ladrillo rojo. Premio, éste si que estaba abierto. La entrada cuesta 5 GBP por persona. Pasamos por cuatro patios, todos de ladrillo rojo visto. Con ventanas ojivales junto a otras cuadradas. Portadas. Torreones. Muy, muy bonitos. *** Imagen borrada de Tinypic ***
CAMBRIDGE – JOHN’S COLLEGE Esta vez si que entramos en la capilla. No es una simple capilla, es una iglesia en toda regla. Grande, con bonitas cristaleras laterales, bancos de madera oscura adosados a las paredes, y el techo pintado de un color ocre anaranjado. De las mejores que vimos en los diferentes colleges que visitamos. A mí me gustó incluso más que la de Christ Church College de Oxford. Tras cruzar los patios aparecimos junto al río. Una nueva oportunidad para ver los Back. La impresión mejoró algo, pero como que no. No me acaban de decir nada. Enseguida nos olvidamos de los Backs y pasamos a otra cosa, el Puente de los Suspiros. Un puente de piedra cubierto con celosías. Es cuco pero poco más. Una curiosidad más. *** Imagen borrada de Tinypic ***
CAMBRIDGE – JOHN’S COLLEGE – PUENTE DE LOS SUSPIROS Al otro lado del río, el college cuenta con una amplía extensión de césped. Un buen lugar para dar un agradable paseo. Por desgracia no disponíamos de tiempo para recorrerla. Nos limitamos a visitar un nuevo patio que hay a mano derecha. De piedra color miel, totalmente diferente al resto del college. Hasta dispone de una galería abovedada. Si lo que había visto del John’s College me había gustado, este patio me encantó. En teoría la salida se encuentra al fondo del jardín. Nosotros para ganar tiempo volvimos a la entrada y salimos por allí. Empezábamos a ir un poco justos de tiempo, y nos convenía acortar todo lo que pudiésemos. *** Imagen borrada de Tinypic ***
CAMBRIDGE – JOHN’S COLLEGE Directos a la parada del autobús. Llegamos un poco antes de las once. Cinco minutos y apareció el autobús. 15 minutos más tarde estábamos en el aparcamiento. Corre, corre, corre, que llegamos tarde. Por suerte el aparcamiento estaba a tan solo un kilómetro de la autopista. De hecho por la mañana habíamos elegido un aparcamiento por esa zona para tener una mejor salida a la hora de irnos. Directos al Hotel Hilton Stansted donde teníamos que devolver el coche. Íbamos bien de tiempo, pero no nos sobraba nada. Como siempre, apurando hasta el último minuto. 37 kilómetros. Todos por autovía y con poco tráfico. Así da gusto. 20 minutos y ya estábamos. En ese preciso momento nos vimos envueltos en uno de los episodios más lamentables que hemos vivido en todos los viajes que hemos realizado. El sujeto del rent a car empezó a revisar el coche como si le fuera la vida en ello. Solo le falto tirarse al suelo y meterse bajo el coche. Más de diez minutos dando vueltas al coche en busca del golpe perdido. Tanto buscó, que al final lo encontró. Un rasguño imperceptible en una llanta. Para verlo había que agacharse y pegar la cara a la rueda. ¿Eeeeeeeso?, ¡Venga ya!. Y el tipejo aquel, que si, que si, y que si. A mí se me llevaban los demonios. Veía que nos estaban tomando el pelo. Dudo mucho que eso lo hiciéramos nosotros. Y tras leer comentarios sobre el proceder de esta gente no me extrañaría que lo hubieran hecho ellos mismos. Porque curiosamente cuando alquilas el coche te ofrecen seguros para todo menos para la llantas. Y durante la revisión del vehículo, puso un énfasis especial en las llantas. Nunca había visto a nadie repasarlas con tanto interés. Cada vez lo tengo más claro. Le hacen una marca a una llanta. Algo que a simple vista no se vé. La gente cuando recoge un coche de alquiler no se lo mira con tanto ahínco. Y si encima te lo entregan a oscuras como a nosotros, ni te cuento. Luego al devolver el vehículo, te cae el palo. Ya tienen excusa para cobrarte. Pero lo peor es que no lo arreglan. Así el siguiente incauto que cae en sus manos vuelve a pagar por la misma chorrada. Y así una vez y otra. Esta práctica va más allá de la mala fe. Es algo que roza la estafa. La discusión subió de tono. Los acusé de ladrones. O al menos lo intenté. Con la tensión y los nervios, no podía pensar con claridad y el inglés se quedó atascado no sé donde. En esos momentos todo me salía en castellano. Y casi mejor así. Mi mujer más calmada le preguntó que cuanto nos cobrarían. A ver si estábamos discutiendo por nada. ¡Por naaaaada!. Nos pidió exactamente el importe de la franquicia, 150 GBP. Lo máximo que nos podían cobrar. El impresentable aquel ya sabía a lo que venía. Para mear y no echar gota. Llegados a este punto lo enviamos primero a la mierda, y después a algún lugar más lejano todavía. Por amor de dios, con esa cantidad casi podían cambiar las cuatro ruedas del coche. Nos estaban robando en nuestras propias narices. ¡Impresentables! Para rematar la jugada, el tipejo con una actitud muy arrogante, nos amenazó con incluirnos en una lista negra. No podría volver a alquilar un coche en el Reino Unido. Nos echamos a reír. ¡Uuuuuhhhhh qué disgusto!. Cuando vio que su terrible amenaza más que miedo nos daba risa, contraatacó. No podrás volver a alquilar un coche en toda Europa. ¡Fantasma!. Aquello no tenía solución. Esa gente tenía claro que nos iba a pegar el palo. Es más, ya sabían con antelación lo que nos iban a cobrar. Cambio de estrategia. Le pedí la hoja de reclamaciones, o lo que sea que tengan por Inglaterra. Aquí no hay hoja de reclamaciones. Por un queja por la web. Que si que tenéis. Que no. ¡Me cagüen to lo que se menea!. Vale, pues si no hay hoja, no te firmo el parte con el daño. Tienes que firmarlo. No me da la gana. Mi mujer que suele conservar la calma en situaciones como ésta, tuvo la brillante idea de sacar unas fotos de la llanta. El tipo cuando la vio, le entraron las prisas por irse de allí. Sinvergüenzas. No tienen otro nombre. Mentira, si que lo tienen, pero no me parece un buen lugar para exponerlo, que estamos en horario infantil. Menos mal que al recoger el vehículo habíamos contratado una extensión del seguro rebajando la franquicia. Si no lo hubiéramos hecho estoy convencido que la broma nos hubiera salido bastante más cara. Total puestos a robar y a engañar a la gente, que valga la pena. Por un error de cálculo devolví el coche con más gasolina de la que tenía cuando lo recogí. Nos lo entregaron con el depósito a un tercio de su capacidad. Nosotros lo devolvimos con tres cuartos. Sé que eso es mi problema. Pero ya que estábamos les reclame que me pagasen el exceso. Ya os podéis imaginar la respuesta. Ni de coña. Recordad, huid de Green Motion. Son unos auténticos estafadores. No es solo cosa mía. Os aconsejo que antes de alquilar con esa chusma os informéis por internet. No tendréis que buscar mucho. A la que pongáis Green Motion, os saldrán varias páginas de gente que ha sufrido en sus carnes los trapicheos de esta gentuza. Y ya que estamos, evitad también a los de economycarrentals. Probablemente sean los que os ofrezcan un precio más barato al alquilar un coche. Pero lo barato sale caro. Para ofrecer esos precios no dudan en trabajar con auténticos piratas. Luego se desentienden del problema. No alquiléis nunca a través de ellos. De entrada os parecerá más barato, pero os acabará saliendo más caro. Puntualmente, a las doce y cuarto salió apareció el autobús que debía llevarnos al aeropuerto de London Stansted, donde nos dejó diez minutos más tarde. Como a la ida, uno viajaba gratis, el otro tuvo que pagar 3 GBP. Mi mujer y yo nos pasamos el trayecto discutiendo quien era el que tenía que pagar. Ante la falta de acuerdo, no nos quedó más remedio que volver a votar. De nuevo empate. Es que no hay manera de ganar una votación, siempre me quedo a un paso. Y como ya os he explicado, en caso de empate decide el voto de calidad de la presidenta. Otra vez que quedé a las puertas. No entiendo porque tengo tan mala suerte con esto de las votaciones. Pasamos los controles de pasaportes sin problemas. Y a volar con Ryanair (FR8386). El vuelo salió a las 13:45, con diez minutos de retraso. Retraso que recuperó durante el vuelo para llegar puntual a las 17:00. Y colorín colorado este viaje se ha acabado. Etapas 4 a 6, total 6
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