MUNICH, CASTILLO DE NEUSCHWANSTEIN Y SALZBURGO ✏️ Blogs de Alemania

Llegó el día de la excursión más deseada. Por supuesto, puedes visitarlo por tu cuenta, de hecho la manera de llegar es la misma que describo. Pero por pereza más bien, decidimos contratar un tour guiado con Sandermans, como he contado en el resumen del viaje. La quedada se hace en Haupbahnhof o Estación Central de Múnich y, al menos nosotros, era en el andén 11, enfrente del Starbucks a las 9 de la mañana, aunque el tren no salía hasta casi las 10. Una vez allí, te reúnen, te piden los papeles y te dan unos minutos libres para comprarte alguna cosa mientras ellos sacan los billetes del tren y quedas con el guía en el otro lado de la estación. Nuestro guía era un madrileño llamado Pablo y solo tengo palabras buenas para él, porque nos lo explicó todo a la perfección y verdaderamente se preocupaba del grupo ya que casi perdimos por el camino a uno de los integrantes y se preocupó en buscarlo y hacer que esperaran los del autobús por él. Bueno que me voy del tema, una vez en el tren (para mi dato importante, son cómodos, hay que coger sitio cuanto antes porque si no puedes viajar de pie y tienen baño los vagones) el viaje dura unas dos horas y el trayecto se hace ameno ya que ves unos paisajes maravillosos. El destino es la ciudad de Füssen que, lo único malo que le encontré al ir con todo arreglado fue no poder ver el pueblo mejor, porque tiene pinta de ser bonito. Allí, coges un autobús hasta Schwangau, que es el pueblo donde está realmente el Castillo.

Eran ya las 12 y algo cuando llegamos, por lo que nos dijo que comiéramos algo si queríamos y nos fuimos todos escopetados a un puesto de salchichas que hay al lado de la estación de buses. Bueno, bonito y barato la opción más rápida y acertada que posiblemente haya. El guía mientras se encargó de conseguirnos las entradas para el Castillo, por lo que si lo hacéis con ellos, saber que tenéis que pagarle la entrada (13€) en el tren si queréis entrar dentro y ellos mismos se encargan de comprarlas, así que otra razón más para llevar un tour guiado: no esperas colas. Una vez que ya estos listos hay varias opciones para subir al Castillo (porque si lo ves desde abajo te parece muuuuuuy lejos y muuuuuuy alto): la primera es ir en un bus pagando un euro, la segunda es en un carro de caballos cuyo importe no sé y la tercera es hacerlo a pie. Y elegimos la última opción y no os voy a mentir… son 25 minutos cuesta arriba por un camino serpenteante asfaltado pero vamos que muchísimas personas mayores lo estaban subiendo así que imposible no es. Una vez arriba… es indescriptible, espectacular miras al castillo y maravilla miras abajo… y ves el Lago Alpes, el otro castillo Hohenschwangau.

Para la entrada, tienes asignada una hora exacta y hasta ese mismo momento no puedes pasar por los tornos. La visita de dentro no entró nuestro guía pero te dan unas audiologuías en varios idiomas así que te lo explican todo. El interior es quizá menos conocido porque no está permitido hacer fotos, pero es igual de espectacular que por fuera, todo muy rococó. Os animo a leer sobre la vida del rey que lo mandó construir Ludwig II pero como apunte decir que el castillo es del año 1869 y lo construyeron simplemente porque el rey quiso no por ningún motivo defensivo ni demás. La visita dura poco, una media hora y acabas en la cafetería y tienda de regalos y os recomiendo que os asoméis por la terraza ya que veréis el siguiente punto al que ir: el Puente de María.

Para llegar hasta allí, caminareis unos 15 minutos y la finalidad de ir allí es ver el Castillo para ponerlo el resto de vuestros días de fondo de pantalla. Para acceder a él nos encontramos con una cola enorme que, por lo que nos dijo el guía, no habían visto en su vida. Así que con esta suerte y tras esperar 20 minutos llegamos al puente que, como comúnmente se dice en Madrid, es “peor que la Gran Vía en Navidad”: gente que apenas te deja andar y encima es tan estrecho y construido en madera que no es apto para personas con mucho vértigo. Pero la vista vale, y mucho, la pena.

Una vez acabado, tocaba ya el regreso. Nos dijo el guía de bajar por un atajo de tierra, como a través del monte, que prácticamente es una línea recta. La bajada en bus es 1€, pero, como íbamos mal de tiempo, esa opción estaba casi desechada. El viaje de vuelta fue prácticamente igual que el de ida, lo único que tuvimos que hacer trasbordo en el tren a mitad de camino.
Sin lugar a dudas, es lo mejor del viaje, en mi opinión, uno de los monumentos más espectaculares de Europa y es de visita obligatorio.

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Como estaba el día un poco mustio, medio lloviendo, decidimos coger el autobús turístico (que cuesta 17.90€ si quieres ir por toda la ciudad, hay otra opción más económica solo por el centro). Nuestra primera parada fue el Palacio de Nymphemburg, que está bastante alejado. Es bastante grande la visita, ya que puedes comprar distintos tickets que incluyen distintos edificios. Como no teníamos mucho tiempo, vimos el Palacio (después de haber visto el día anterior el Castillo Neuschwanstein y la Residencia, no encontré nada nuevo). La visita se puede hacer con una audioguía que te dan gratis y es una visita relativamente corta. Después vimos el Museo de Carrozas, donde había algunas que eran una auténtica maravilla. Por último dimos una vuelta por el parque de detrás del Palacio, que está muy bien aunque, como ya he dicho, es inmenso y desde luego para verlo bien necesitas más tiempo. Todo esto me costó 11.50€

Seguimos en el bus y la siguiente parada fue el Museo BMW. El edificio por fuera es espectacular, moderno pero original. No vi mucho simplemente lo crucé por dentro para ir a nuestro siguiente destino: el Parque Olímpico.

A mí ver estas cosas siempre me gusta, una que no se pierde ningún JJOO, así que está bien y además es bastante grande. Como siempre tuve mala suerte, no se podía ver el Estadio Olímpico porque había concierto esa noche y estaban montando el escenario.
Después de esto, subimos a la Torre del Parque Olímpico (Olympiaturm), que cuesta 5.50€. Las vistas son una pasada la verdad.

Ya se acercaba la hora de comer, así que terminamos la primera ruta del bus y comimos cerca de Haupbahnhof en un restaurante italiano llamado Pasto, donde comimos bien por 32.50€.
Como acababa pronto el bus, hicimos la otra ruta ya sin pararnos para terminar de conocer la historia de la ciudad y nos fuimos al hotel a descansar.
Después, volvimos al Englischer Garten donde ¡por fiiiiiiin! Encontramos la Pagoda china.

Y como no nos apetecía mucho pensar donde cenar, fuimos al McDonald’s de Karlplatz, que en el bus dijeron que era uno de los más visitados de Europa. Ya mañana ¡excursión a Salzburgo!

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Llegó el día de nuestra excursión a Salzburgo. Cogimos el tren desde la Estación Central de Múnich a las 8:54. Sobre los precios, aunque esta ciudad está ya en Austria, lo consideran dentro de Bayern, por lo que puedes comprar el Bayern-Ticket y el ahorro es más que sustancial ya que, al comprar este ticket, tienes la ida y la vuelta a unos precios muy baratos (depende del número de personas). Como siempre, algún truco tenía que tener y es que, no puedes coger cualquier tren que veas que pasa por Salzburgo sino que, únicamente los trenes que acaban allí su itinerario porque querrá decir que operan con los Deutscher Bahn, el “Cercanías” alemán. Por tanto, si ves por ejemplo un tren que acaba en Budapest, en el momento en que el revisor te pida el ticket tendrás que abonar la diferencia, y créeme, es una diferencia importante. El viaje hasta allí suele durar entre la hora y media y la hora y 40 minutos, por lo que sobre las 11 llegamos. La estación del centro, está a unos 20 minutos andando (es fácil llegar, según sales de la estación, coges la calle de la izquierda y todo recto). De todas maneras, puedes coger un mapa en la estación, lo que te ayudará bastante. Como no teníamos mucho tiempo, fuimos directamente hasta la Fortaleza, que era el punto más alejado, así que ya fuimos viendo parte de la ciudad.

Lo que tiene de interesante la Fortaleza es, sobre todo, las vistas. Por 11.30€, subes en un Funicular y puedes ver tanto la ciudad como los Alpes. Tienes además una visita guiada con audioguía por el interior de la Fortaleza, la cual dura poco y fue interesante.

Ya aprovechamos para comer allí en el único restaurante que hay. La calidad tampoco era nada del otro mundo pero lo bueno era que comías en una terraza (donde pasé bastante frio y eso que ese día podías ir en manga corta) donde veías todas las vistas. Te hacen pagar propina.
Después, ya bajamos y vimos la interior de la Catedral, que es gratuito.
El siguiente paso, fue verla calle Getreidegasse, una de las calles más curiosas que he visto nunca, ya que es más bien estrecha y tiene todos los carteles como si fueran del siglo pasado, además de albergar el Museo de Mozart, ya que el célebre músico es originario de aquí.

Aprovechamos para hacer algunas compras en nuestra vuelta a la estación, que lo más típico es comprar dulces de Mozart, al lado de la casa donde nació, que también puedes visitar pero que nosotros pasamos de hacerlo. También vimos una de las casas más pequeñas del mundo en la plaza de Altermarkt donde está también el Café Tomaselli, de 1705 y una Farmacia antigua.
La última parada antes de la estación, fue el Palacio Mirabel, donde se grabó Sonrisas y Lágrimas (otro de los “símbolos” de la ciudad). Los jardines son muy bonitos, y ofrecen también unas bonitas vistas de la ciudad.

Ya en la estación, tuvimos que esperar hasta las 17:30, ya que el tren que pasaba antes era de los que con el Bayern Ticket no puedes coger. Así que lo más importante, es ver que empieza desde esta estación.
El resto del día, ya nos quedamos en el hotel y aprovechamos para cenar allí ya que estábamos cadavéricos.

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