El Anillo de Picos ✏️ Blogs de España

Track de la etapa: GPS

El desayuno lo hicimos a las 7 mientras amanecía. Tras desayunar y dejar las cuentas en paz me arreglé la mochila y comencé la etapa.

La etapa comienza con una subida de unos 700 metros de desnivel en cuatro kilómetros. A mí me pareció una gozada esta subida ya que transcurre por una senda muy cómoda con unas vistas al norte amplísimas donde se ve el mar y un manto de nubes con un color al amanecer precioso. Se pasa primeramente por el refugio viejo, y se sube a los pies de varios picos imponentes: la Altiquera a la izquierda, el Cuetu Llagu a la derecha y de frente el Porru Bolu. Al llegar a los pies del Porru Bolu la senda lo bordea por la derecha subiendo hasta obtener unas vistas preciosas del Cuetu Llagu con el manto de nubes y el mar de fondo.



En la subida me encontré con tres Rebecos muy confiados que se dejaron fotografiar sin problema. La subida termina en un collado con el pico Requexon al frente en donde paré para un almuerzo único. En ese momento me encontré con otro montañero con el que intercambié unas palabras y que me acompañó en el almuerzo. Un hombre de 64 años que estaba más en forma que yo el tío. Asturiano y con experiencia que me dio una lección de todos los picos que se veían desde el collado, finalmente fuimos andando prácticamente juntos hasta Vega Huerta, punto en el que él se volvió




Desde el collado donde almorcé la ruta se convierte en un sube baja entre pedrizas y jous con la Aguja de Enol, la Torre Santa María y la Cebolleda a la izquierda y la panorámica siempre a la derecha que, como dijo el compañero con el que me encontré, "se te funden los fusibles".

La senda es relativamente sencilla hasta que se mete en el Jou de las Pozas. El Jou de las Pozas es un Jou increíble que se recorre por su parte izquierda. Esta dominado en frente por las tres Marías y la Torre del Torco y a la derecha por la Cabra Blanca. Se va bajando en una senda en la que hay que llevar especial cuidado pues tiene algunos pasos expuestos en los que hay que usar las manos. Una vez abajo se asciende para salir por la Horcada de las Pozas. Atravesar el jou es una de las partes más duras y con niebla no quiero ni imaginármelo.


Tras la Horcada la senda continua pasando bajo la Forcadona para descender entre piedras hasta el Refugio de Vega Huerta. En este descenso me torcí el tobillo y, gracias a las botas, no me hice un esguince de milagro. El terreno en picos por lo general es muy pedregoso y los tobillos sufren mucho. Se me quedó resentido pero me permitía andar, al final del día lo tenía hinchado, me tomé un antiinflamatorio y me aplique Voltaren en el tobillo. Afortunadamente, al día siguiente la inflamación bajo y pude continuar sin problemas.

Tras el susto de la torcedura, tras pararme un rato a recuperarme, avancé hasta el refugio de Vega Huerta donde paré a comer. El refugio es una cabaña pequeña con una litera con espacio para unas seis personas y una mesita. Al salir de la cabaña estaba rodeado por una decena de rebecos que, tras mirarme un rato y ver que me acercaba a ellos, echaron a correr en desbandada. En el Refugio había un pequeño río en el que aproveché para recargar agua, el río llevaba el agua justa por lo que no sería raro que se seque, lo que podría ser un problema porque no hay más fuentes cerca en largo tiempo.


Del refugio la senda asciende hasta el collado del burro con unas vistas de todo el macizo occidental vastísimas. El silencio era sepulcral, roto solo por algún pájaro ya que no había ni viento. El momento en el collado es de los que se te graban bien por la sensación de soledad que produce verse en medio de esas moles en silencio y sin nadie alrededor.


Del collado se desciende por la canal del perro, una canal muy vertical con vistas a los bosques de la zona de León. El descenso termina en el collado del Frade, desde ahí la senda se interna en un bosque de hayas y robles generando un fuerte contraste con la zona de alta montaña del macizo. El tramo hasta el refugio de Vegabaño es precioso entre árboles y arroyos pasando por el famoso roble milenario con su tronco de más de seis metros de diámetro. En este tramo hay zonas preciosas donde descansar y remojarse los pies en el río.




El refugio de Vegabaño se encuentra en un claro en medio del bosque. Para mí este fue el mejor refugio con diferencia de los que visité. El entorno es especial y todo está muy cuidado. El chico que allí había, creo que se llamaba Yago, conocía picos como la palma de su mano y estuvo aconsejándome sobre la ruta de manera excepcional y contándome los pormenores del refugio tranquilamente.

En el refugio solo estábamos un hombre de Burgos y yo, junto con los que llevaban el refugio. La cena fue muy buena y abundante y hasta había ducha que la pillé con mucho gusto tras tres días sin ducharme. Tras la cena, con la barriga llena y el tobillo resentido caí muerto.

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Track de la etapa: GPS

El desayuno en Vegabaño fue sin duda el mejor, la mermelada casera y el pan tostado aun los saboreo si me pongo a recordarlos. Preparando la mochila, el chico me desaconsejó coger el picnic ya que pasaría por Valdeón durante la ruta. Un punto más para el refugio.

Comencé a andar con el amanecer, entre bruma, sobre las 7:45. Esta parte de la etapa fue para mi única. Iba solo y se escuchaba cada cierto tiempo un ciervo berrear, estaba comenzando la época. Andar entre el bosque, con el sonido del ciervo y los pájaros fue un puntazo, procuraba andar sin hacer ruido para ver si podía cruzarme con algún animal por lo que me tomé mi tiempo recorriendo el bosque poco a poco.



La ruta asciende hasta un claro, en el que se podía ver el macizo occidental entre cubierto de nubes bajas, para volver a meterse en el bosque. En este tramo mientras paré a beber escuché unos sonidos, me quedé quieto y me di cuenta de que dos ciervos se estaban acercando a mí, uno con cornamenta y el otro más pequeño sin ella (supongo que sería una hembra). No se fijaron en mi hasta que, a no más de diez metros, se quedaron quietos mirándome. En el momento en que me moví para coger la cámara se fueron corriendo bosque abajo. Sin duda unos e los momentos del viaje.




A partir de ahí la ruta asciende hasta el collado de Dobres para volver a descender de forma más vertical y volver a introducirse en el bosque. Aparte de los ciervos y el sonido de la berrea, se podía ver setas que hacía que me parase cada dos por tres. El tramo entre Vegabaño y Valdeón, que me dijo el muchacho del refugio que se tardaba tres horas andando tranquilamente, tardé en hacerlo 4 horas.

El bosque da paso a una pista que pasa por el pueblo de Soto de Valdeón, donde paré a almorzar, la Posada de Valdeón y finalmente Cordiñanes. Antes de Cordiñanes hay una fuente en la carretera donde recargué agua para afrontar la parte dura del día, la subida a Collado Jermoso.


La subida al collado Jermoso son 1200 metros de desnivel en 6 kilómetros. No es una subida fácil, a su favor se compensa con unas de las vistas más espectaculares de Picos. Se sube hasta Vega Asotín con unas vistas del macizo occidental con Peña Santa de Castilla destacando sobre todos. De Vega Asotín se asciende poco a poco con unas vistas a la Torre del Friero espectaculares que con cada paso que se da gana más en espectacularidad. Se llega a un collado, antes de la subida del canal de Congosto, en el que disfruté de las mejores vistas de toda la travesía. La Torre del Friero y el macizo occidental desde un punto de vista único con Cordiñanes al fondo y gran parte de la senda recorrida a lo lejos tomando perspectiva de lo andado.




La subida por el Canal de Angosto es una subida en la que hay que llevar mucho cuidado, hay que usar las manos en varias ocasiones y si la piedra esta mojada puede ser bastante peligrosa. Medio trepando se llega por fin al refugio, el cual no ves hasta que estás prácticamente en el, desespera un poco.

El refugio de Jermoso es de los mejores junto con el de Vegabaño. La vista de todos los picos del macizo central es única y el entorno del refugio muy autentico. Está todo muy cuidado y limpio, con taquillas, dos salones y la comida buenísima. La cena además la sirvieron a las 19:00 para que diera tiempo a ver el atardecer desde un collado que hay sobre el refugio. Las nubes desmerecieron el atardecer pero aun así las vistas son de diez.


Después de hablar un rato con la gente que nos encontrábamos allí tocó descansar, el día había sido muy duro.

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Track de la etapa: GPS

Durante toda la noche se escuchó una ventisca importante. Al levantarme bajé abajo para descubrir que todo estaba envuelto en una espesa niebla con un viento muy fuerte. El guarda me mostró la predicción meteorológica y se pronosticaba vientos fuertes y niebla para toda la mañana.

Para este día tenía pensado ir hasta Sotres pasando por Tiro Casares y la Cabaña Verónica. Hablando con el guarda me desaconsejó ir hasta Cabaña Verónica ya que con la piedra mojada y niebla Tiro Casares podía ser peligroso. Me aconsejó ir por el collado de las nieves para bajar por el canal de San Luis. Siguiendo sus consejos esperé un poco a ver si la niebla se levantaba pero viendo que aquello no mejoraba me puse en marcha GPS en mano.

La niebla me acompañó hasta el collado de las Nieves, cuando comencé a bajar la niebla desapareció permaneciendo en la parte alta. El camino hasta el collado de las Nieves no es complicado y con el GPS es fácil orientarse, los jitos no se veían prácticamente y cuando se veían más bien desorientaban. De vez en cuando aparecían entre la niebla algún rebeco curioso y antes de la subida al collado me encontré un pozo que debería ser bastante profundo.



La bajada no tiene mucha complicación salvo el principio que es más pedregoso. Se baja poco a poco hasta la pista que viene del Cable a los pies de la Peña Olvidada y desde donde se comienzan a ver una vistas preciosas de los prados. Llegando al Hotel Aliva en el cielo se veían una decena de buitres haciendo círculos y bajando a descansar a la peña que está al lado del hotel. Las vistas preciosas y es un sitio ideal para alejarse un poco y almorzar. El Picnic que me prepararon en Jermoso, con olivas y todo, ayudó a que el momento fuera perfecto con el bocata de queso de Valdeón de dos palmos. Un diez por el refugio de Jermoso!.



Tras comer se desciende progresivamente por pista entre el macizo oriental a la derecha con los picos de Cámara, Pozán y Cortes y el macizo central a la izquierda con el río Duje en medio. Se pasa por una cabaña que puede servir para hacer noche en caso de necesidad. Tras la Cabaña la senda baja hasta el mismo río, donde hay varias pozas en las que se puede remojar los pies para alivio de los mismos.



Se pasa por un pueblecito, Vega del Toro, y el camino deja a la derecha la canal de Jidiellu que habría que coger para subir al macizo oriental y que lleva hasta el refugio del Casetón de Andara. Pase por allí a las 15 de la tarde, por un momento se me pasó por la cabeza subir pero siendo realistas habría sido un disparate y un sufrimiento subir hasta Andara, sería más de 1000 metros de desnivel en 3 kilómetros. Como se suele decir, siempre hay que dejarse algo para volver.



La llegada a Sotres se hace por un carretera con una cuesta que se hace pesada, aun estaban las pintadas en la carretera de la vuelta ciclista que pasó por ahí. Algunas pintadas me dejaron un poco perplejo "Lobos No". Entiendo que los lobos sean un problema para los granjeros pero de ahí a decir "Lobos No" pues dice mucho de la educación de quién lo escribe.

Al llegar a Sotres fui al Hotel/Albergue Peña Castil, en principio tenía pensado quedarme en el albergue pero al ver que la habitación valía 40 con desayuno me decidí a darme un lujo. El hotel está genial y la comida además está bien de precio. Tras mi merecida ducha caliente y descansar un rato en la cama con internet, bajé a cenar y al poco otra vez a la cama hasta caer dormido.

La ruta no fue complicada pero con 1700 metros de desnivel negativos las rodillas las tenías bastante resentidas.

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