NOTA. Esta ruta no tiene nada que ver con otra que hay del mismo nombre en La Pedriza. Se desarrolla en torno al Pantano de San Juan, concretamente en el brazo derecho del embalse, mirando desde la presa.
Situación de la ruta en el Embalse de San Juan en Google Maps (las indicaciones son referencias de puntos concretos de carretera que da Google Maps).
El día había amanecido gris y con algo de niebla, así que no podíamos esperar demasiada luminosidad en el paisaje. Sin embargo, necesitábamos salir a estirar las piernas por el campo y se nos ocurrió hacer esta ruta que había visto en las Sendas Verdes del catálogo de Sendas de Madrid de la Comunidad Autónoma, que tanto estoy utilizando últimamente con esto de los confinamientos perimetrales autonómicos. Se puede consultar información y descargar folletos, fichas de rutas y tracks en la página web
sendasdemadrid.es
Ficha de la ruta descargada de la web de Sendas de Madrid de la Comunidad Autónoma.
SITUACIÓN EN EL MAPA PENINSULAR Y EN EL DE LA COMUNIDAD DE MADRID.
ITINERARIO DESDE MADRID CAPITAL en Google Maps.
Desde Madrid, el trayecto hasta el punto de inicio de la ruta es de unos 68 kilómetros y se tarda en torno a una hora en llegar. Aunque también depende de la zona desde donde se vaya, la ruta más cómoda es tomar la A-5 (carretera de Extremadura) y luego la M-501 (carretera de los Pantanos) hasta el punto kilométrico 47,9, muy cerca del restaurante El Puerto, al lado derecho de la carretera viniendo desde Madrid.
El Embalse de San Juan se encuentra en terrenos de cuatro municipios y dos Comunidades Autónomas: San Martín de Valdeiglesias y Pelayos de la Presa en Madrid, y Cebreros y el Tiemblo, provincia de Ávila, en Castilla y León. Construido en el año 1955, pertenece a la cuenca del Tajo y recoge las aguas del río Alberche y de su tributario, el Cofio. Tiene una superficie de 650 hectáreas y un almacenaje total de 138 hm3. Es el único embalse de la Comunidad de Madrid donde está permitido el baño y las actividades deportivas acuáticas a motor. Por ese motivo es un lugar muy concurrido, especialmente en verano.
DATOS DE LA RUTA.
Longitud: 11 kilómetros en total.
Sentido: Circular
Duración: 2 horas 45 minutos
Cota máxima: 743 metros. Cota mínima: 525 metros.
Nivel de dificultad: Fácil. Se va casi todo el camino por pistas, la mayoría de tierra.
Existe señalización.
NUESTRA RUTA.
Antes de empezar el recorrido, paramos en el Bar-Restaurante El Puerto para tomar un café y comprar unos bocadillos que nos prepararon en el momento. El punto de inicio de la ruta se encuentra unos centenares de metros más atrás, así que tuvimos que ir con el coche hasta la siguiente rotonda (a un kilómetro más o menos) y dar la vuelta, ya que en ese tramo de la carretera está prohibido el giro a la izquierda y, consecuentemente, el cambio de sentido.
Inicio y final de la ruta.
Aunque el acceso desde la carretera es único, hay dos zonas de aparcamiento. Nosotros dejamos el coche en la que está junto al panel informativo de la ruta, lo que permite ahorrarse un kilómetro y medio de pista caminando, ya que este tramo se recorre con el coche.
El cartel que vimos se refería a una ruta más amplia, entre el Pantano y la localidad de Zarzalejo, pero también recoge esta opción más corta, que comprende exclusivamente la parte en torno al embalse.
No había nadie, algo sorprendente tratándose del Pantano de San Juan, aunque estuviésemos en un día laborable del mes de enero. Desde allí mismo salen dos pistas, una a la izquierda y otra a la derecha, que atraviesan dos montes de utilidad pública, debido a la necesidad de protegerlos por su flora, fauna, suelo, etc. Da lo mismo tomar una que otra, ya que el corrido es circular. Decidimos empezar tomando la de nuestra derecha. Y creo que fue un acierto porque así se deja para el final la parte de las vistas al pantano y, por tanto, la más atractiva.
Como pudimos comprobar, todo el recorrido transcurre por pistas por las que pueden circular los vehículos particulares, si bien, supongo, que en días de gran afluencia de gente habrá algún tipo de control o de limitación, dado lo concurrido que suele estar el pantano, sobre todo en verano. Nosotros solo nos cruzamos con un coche en todo el itinerario. Una gozada. Y senderistas… ninguno. ¿Quién nos lo iba a decir? El Pantano de San Juan para nosotros solos.
La primera parte del recorrido pica hacia arriba constantemente, aunque tampoco nos cansó demasiado. Enseguida pudimos comprobar los grandes destrozos que nuestra “querida y bien odiada” borrasca Filomena había causado en los enormes pinos piñoneros que salpican las laderas del Embalse, mientras que las encinas, también abundantes, no presentaban tantos destrozos. Ramas enormes desgajadas de los troncos, incluso árboles enteros de más de diez metros desplomados en tierra, si bien se notaba que los más problemáticos habían sido talados y colocados a un lado para evitar problemas mayores. Aun así, ingente tarea tienen los servicios medioambientales para reparar los daños causados. Espero que tengan tiempo de enderezar en lo posible la situación antes de que llegue el verano y los días calurosos, porque miedo me da la posibilidad de incendios con el bosque en semejantes condiciones.
Como ya he mencionado, el día estaba muy gris, aunque no existía riesgo de lluvia y terminó por quitarse la niebla más baja, con lo cual teníamos visibilidad suficiente para caminar, pero los fondos se veían difuminados bajo una boina blanca. Así que las fotos quedaron oscuras y feúchas sin el contraste de los tonos azules del agua y el cielo.
En algunos puntos nos cruzamos con el arroyo de Valle Lorenzo, que llevaba una pequeña corriente de agua.
Durante toda la primera parte de la subida, no divisamos el pantano. Fue ya al torcer a la izquierda, en el giro señalizado que supone un cambio de sentido y abandonar el que he leído que se llama Camino del Oso, cuando empezamos a divisar el agua, a lo lejos, entre los árboles.
Pasamos por el primer parking, donde se puede dejar el coche y bajar hasta la orilla para darse un baño y practicar escalada en alguna de las peñas. Ese día estaba completamente vacío y no apetecía ni siquiera darse la caminata hasta el agua.
Seguimos caminando hasta el siguiente parking, también desierto, y decidimos tomar nuestros bocatas sobre unas enormes rocas que nos ofrecieron acomodo y unas vistas privilegiadas, aunque oscuras, del pantano. Este aparcamiento conduce tras unos minutos de campo a través hasta la cala conocida como la Lancha del Yelmo, muy frecuentada para el baño y la escalada cuando hace buen tiempo, claro. También existe una cala nudista en las inmediaciones.
Conforme bordeábamos el embalse hacia la presa, teníamos a cada paso mejores perspectivas del agua. Una pena la falta de sol y la niebla a lo lejosl.
Al fin, llegamos al tercer aparcamiento, donde se encuentra el Mirador del Embalse, con una amplia panorámica del pantano y sus alrededores.
Ya solamente nos quedaba continuar por la pista, que nos ofreció una panorámica de la presa, y descender hasta el punto donde habíamos dejado el coche, inicio y fin de esta caminata.
PLAYA DE LA VIRGEN DE LA NUEVA.
Para terminar la jornada, nos acercamos con el coche hasta la Playa de la Virgen de la Nueva, la única que cuenta con Bandera Azul en la Comunidad de Madrid. No la habíamos visto nunca, así que decidimos aprovechar. Para ello, hay que ir hasta San Martín de Valdeiglesias y luego tomar la carretera M-957, que lleva hasta la playa tras conducir unos cinco kilómetros aproximadamente. En total hicimos unos 17 kilómetros desde el aparcamiento de la Senda del Yelmo.
Trayecto en coche desde el inicio de la ruta del Yelmo hasta la Playa de la Virgen de la Nueva.
El entorno nos pareció que tiene un gran encanto y más cuando no había más que otras dos personas allí, contemplando el panorama. Algo impensable en otras épocas del año, ya que lo único malo que debe tener este sitio son las previsibles aglomeraciones. Supongo que habrá limitación en el acceso, no lo sé. Vimos un restaurante que, lógicamente, estaba cerrado.
Por esta zona hay varias rutas de senderismo, que parten de la Ermita de la Virgen de la Nueva, que se encuentra un kilómetro antes de llegar a la playa. Hay varios cerros desde los que se contemplan (eso me han comentado) unas vistas extraordinarias del pantano al completo. Habrá que explorarlas.
En resumen, un caminata entretenida y muy útil para estirar las piernas en estos tiempos de confinamientos. Lástima lo oscuro que estaba el día. Por lo demás, no la recomiendo en fines de semana o días muy concurridos porque supongo que debe haber un continuo trasiego de coches por las pistas, lo que puede convertir el itinerario en ALGO molesto. En días laborables, sin tráfico, resulta una opción interesante.
Nuestra excursión del día, incluyendo la ruta a pie (a la derecha) y la ruta en coche hasta la Playa de la Virgen de la Nueva.