19-Noviembre al 9-Diciembre de 2016: Indonesia, 21 días por libre ✏️ Blogs of Indonesia

Tras levantarnos a las 7:00 y desayunar, recogemos las mochilas, hacemos el check out (los gastos del hotel figuran en la etapa anterior), dejamos las mochilas en recpeción y nos vamos a las 8 y media a dar un paseo mañanero por la zona, aprovechándo la buena situación del hotel.

He de decir que aquí la gente madruga mucho. El ritmo de vida no es como el nuestro. A las 6 de la mañana las calles ya están llenas de vida. Así que a las horas que salíamos nosotros el tráfico -sobretodo el motero- era intenso. Empezamos a comprobar lo difícil que es el caminar por estas ciudades, por el poco respeto al peatón, por la cantidad de tráfico, y por estar literalmente "ocupadas" las aceras por cualquier cosa menos por peatones.

Primeramente visitamos el Museo Kraton, que tras perdernos por las calles localizamos su situación. El edificio es muy atractivo. Nos quedamos dudando de pasar a verlo, y al final decidimos que no, que el tiempo a lo mejor luego nos faltaba. Pienso que fue mala decisión ahora, a toro pasado. Me hubiera gustado verlo por dentro. Pero no todo puede ser.

Después fuimos a buscar el barrio de Kampung Batik, cercano a la zona. Este barrio es famoso por dedicarse a la producción de los famosos batiks. Más antiguamente que ahora. Y la verdad es que el barrio es muy acogedor y muy agradable para pasear: sus calles estrechas hacen que apenas haya circulación.


Tras estos paseos, tanteamos algún sitio que vimos de transporte, por si salía barato ir a Yogya, pero al final seguimos con nuestro plan original: ir a la estación de ff.cc de Solo Belapan y coger un tren, para lo cual volvemos a eso de las 10 y media al hotel, recogemos las mochilas e ilusos de nosotros que creíamos que la estación estaba cerquita para ir con las mochilas: algo más de media hora penando por esas calles cargadas de tráfico, mirando para todos lados... Deberíamos haber cogido un taxi.

Pero el caso es que sobre las 11 y cuarto nos encontramos en la estación de Solo Balapan. Yo ya llevaba aprendido que más o menos cada hora sale un tren para Yogya. Pero se nos vino el mundo abajo cuando vimos que estaba a rebosar de gente esperando. Tras sacar el número de orden en un dispensador, ver todo lo que faltaba para que me tocara, me acerco a una chica de información que estaba con un vigilante hablando, para ver si había forma de sacar un billete a Yogya lo más rápido posible sin necesidad de esperar lo que allí se veía. El caso es que como yo hablo un inglés tan peculiar, la chica no me dio solución, y a los diez o quince minutos, que yo andaba comiéndome la cabeza de cómo poder salir de allí, se me acerca el vigilante y me viene a decir, entre señas e inglés que acababan de abrir una taquilla para el próximo tren destino a Yogya y que salía en media hora. El mundo se ma abrió. En esa taquilla no había nadie. Le di miles y miles de gracias al señor, y en 5 minutos ya tenía mis dos billetes destino a Yogya.

A las 12:10 salió puntualmente. Un tren normalito para un trayecto de "cercanías". No sé si en todos los trenes de esta clase llevarán personal de la empresa además del revisor, pero al lado de una puerta de salida iba un señor de la compañía con una pareja de policías y empecé chaporrear con ellos y con mi inglés la posibilidad de bajarme en alguna estación cercana a Prambanam (pues yo ya había visto en el mapa que la linea de tren transcurre por esta zona), y mira por dónde nos entendimos y me dijeron los agentes, muy amables, que sí, que me tenía que bajar en la estación de Maguwo, la estación de tren cercana al aeropuerto, que en una hora más o menos llegaría, y que nada más salir de la estación se encuentra la parada del bus Trans Jogya para ir hasta Prambanam.

¡Menudo bombazo!. Éso fue suficiente para hacer rápidamente cambio de planes y adelantar una tarde nuestro calendario: esa misma tarde acabaríamos viendo Prambanam y acabando en nuestro homestay en Borobudur.

Pero sigamos. Arreglado este asunto, seguimos chaporreando con una pareja de estudiantes que se habían sentado con nosotros para charlar. La curiosidad era mutua. Ella al lado de Lola y él a mi lado. ¡Nuestra primera charla más o menos larga con lugareños! Lo típico, de dónde somos, algo de nuestras costumbres, de las suyas. La chica por lo visto le contaba a Lola que sus padres le querían casar con un vecino de toda la vida, pero que ella quería a su amigo, al chico que se había sentado a mi lado...Historias de religión tal vez.

Sobre las 13 horas llegamos a Maguwo, salimos y localizamos rápidamente la parada del Trans Jogya. Tras informarnos de cuál era el número con destino a Prambanam (creo recordar que era el 1A), no esperamos ni cinco minutos cuando se presentó el bus. Sin entender nada de las indicaciones del agente que hay en la parada llamando a subir al autobús (voceaba en indonesio), y gracias a la amabilidad de los lugareños que nos indicaron en su momento de cuál era el nuestro, nos encontramos en el autobus camino a Prambanam. Y en pocos más llegamos.

Al bajarnos en la parada de Prambanam aunque no hay pérdida ninguna, hay que orientarse un poco. La parada está entre dos avenidas. Por una se cruza a unos locales comerciales y un banco, al que fuimos para sacar dinero del cajero (seguíamos con todo los euros encima y no habíamos tenido ocasión de cambiar), y nuestra desgracia al comprobar que el cajero estaba roto. Tras esta situación avistamos un puesto de policía unos metros más abajo, en la misma acera de salida de la estación del bus, y allí nos indicaron que había cajeros camino a la entrada del templo, al que se accedía por la otra avenida que antes he hombrado, al otro lado. No tiene pérdida porque desde la misma parada del bus, o desde la comisaría se ve en la acera de enfrente los jardines del templo. Se trata de cruzar la avenida y coger la acera camino a la entrada.

Tras cruzar esta avenida con sumo cuidado (bendita circulación), cogemos la acera junto a los jardines y tras andar 200 o 300 metros se llega a la entrada al recinto. En el camino hay una serie de cajeros, en los que sacamos dinero.

Una vez dentro, localizamos el edificio de recepción, en el que se paga la entrada, y preguntando si tienen consigna para dejar el equipaje, nos indican dónde está situada. Era una duda que no tenía clara: si tuviéramos que andar con la mochila por todo el recinto...no hubiéramos podido.

El precio de las entradas no es que sea barato (al final de la etapa lo pongo), pero es lo que hay. Al menos la consigna es gratis.

Y tras dejar las mochilas...empieza el espectáculo. Un agradable paseo ajardinado nos lleva a la zona principal. No voy a decir nada que ya no se sepa de este templo, pero voy a puntualizar algo a tener en cuenta, y que suele pasar desapercibido:

Esencialmente lo que conocemos como Prambanam es un conjunto de templos (mejor dicho, conjunto de grupos de templos) situados todos en el mismo complejo, a una distancia entre ellos suficiente como para tirarte en este sitio perfectamente 3 horitas. Nosotros entramos a las 14:15 horas y salíamos a las 17:15. La hora de cierre era a las 17:30. El recinto en sí es muy agradable, muy amplio, con los amplios paseos ajardinados que comunican los templos. También existe la posibilidad de ver todo el recinto en un trenecito turístico.

Si bien el principal y más visitado grupo de templos es el que da el nombre a Prambanam, cuyo templo principal es el dedicado a Shiva, no desmerece por nada la visita de los otros templos, en especial Candi Sewu. A unos 20 minutos caminando, pasando por otros templos no tan vistosos, llegamos a Sewu. Al contrario que el complejo de Shiva que es hinduista, este otro es budista. Los accesos están guardadados por unos guardianes que ya impresionan lo suficiente como para no olvidar esta visita.

Bajo mi punto de vista Candi Sewu no tiene nada que envidiar al de Shiva. El echo de encontrarse algo retirado hace que no sea muy visitado. El desorden de piedras sin catalogar, todas acumuladas por doquier, las figuras requebrajadas, sin cabeza o con cuerpos sin saber si están completos o a falta de alguna posible pieza tal vez oculta aún en un rincón. Quién sabe. Todo ésto, todo este caos arqueológico, del rompecabezas del millón de piezas, transfiere al lugar una sensación que conmueve.

Después de ver Candi Sewu, nos vamos buscando la salida, pues el cielo no tiene buena pinta. No nos dio un respiro y justo a pocos mestros de la salida empezó a diluviar de tal manera que nos tuvimos que refugiar en uno de los varios refugios que hay. Así estuvo cerca de media hora, hasta que por fin amainó un poco y salimos corriendo a por las mochilas y a la salida.

Ya en la misma puerta de salida, negociamos con un taxi el transporte desde aquí a nuestro homestay Lotus 2, en la zona de Borobudur, por 300.000rp y le pedimos que estamos sin comer nada desde el desayuno, en el hotel de Solo. Aunque no era del todo cierto, pues siempre llevábamos unos paquetitos de galletas para estos casos, que habíamos comido en el tren, pero aún así, eran las 5 y media de la tarde y ¡¡ uno no puede subsistir un día de vacaciones a base de galletas !!. Y nos llevó a un warung de los que hay en la calle de enfrente, saliendo de los aparcamientos, y la verdad es que él tenía que haber comido ahí porque el cap cap (o alg así, una ensalada con pollo) y el sandwich estaban de miedo.

Y después de comer, ya las 6 de la tarde (bueno, de la noche), nos ponemos camino Borobudur, donde llegamos a eso de las 7 y poco, previamente avisado el homestay vía whasapp de la posible hora de llegada.

El Lotus 2 lo reservamos porque la Lonely Planet lo marca como favorito. Esta recomendación será más bien porque los chicos, que son simpatiquísimos, se conocen la zona y te llevan a las excursiones en moto, o porque en la parte de atrás hay unas vistas de arrozales (nada espectacular) o véte a saber cuál es el motivo para que la LP lo recomiende, pero lo cierto es que es el sitio más cutre en el que hemos dormido en todo el viaje. Cercano a Borobudur está, pero vimos otros homestays que tenían mucha mejor pinta (a lo mejor solo exterior) a 30 o 40 metros del nuestro.

Dicho ésto, y mientras tomamos un té hablamos con los encargados para contratar el plan del día siguiente y que en resumen era:
-Sobre las 5:00 de la mañana subir a ver el amanecer a Punthuk Setumbu.
-A la bajada, sobre las 6, visita templo Borobudur.
-Regreso al Lotus 2 sobre las 9 o 10 a desayunar, y empezar el tour de Selogriyo.
-Comida y camino a Yogya.

Ya concretado el plan del día siguiente, y elegida la habitación, que sólo tiene tres y estábamos solitos, nos vamos a cenar a un warung cercano. Mala elección. Al igual que el Lotus 2, el peor sitio que elegimos en todas las vacaciones para comer algo. Pero no todo va a ser bueno. En un buen viaje siempre tiene que haber cosas positivas y cosas negativas para complementar.

Tras cenar un poco y pasear no mucho, nos retiramos a dormir, que mañana hay que madrugar.

GASTOS:

-Billetes de tren Solo-> Yogya: 16.000rp (2p)
-Trans Jogya Maguwo->Prambanam: 7.000rp (2p)
-Entradas mixtas Borobudur+Prambanam: 832.000rp (2p)
-Taxi Borobudur->Prambanam: 300.000rp
-Comida warung Prambanam: 82.000rp
-Cena warung Borobudur: 40.000rp

IMPRESIONES DE LA ETAPA: Tras las dudas del día anterior de cómo íbamos a desarrollar este día al no tener nada claro, fue un gran día de aventura y un buen día de relaciones sociales a lo largo de todo el día, vivido a nuestro aire e improvisando que nos dejó un gran sabor de boca.

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Hoy tocaba madrugar. Tras no haber dormido nada, nos levantamos a las 4:00 para subir a Punthuk Setumbu, una pequeña colina a 5 kms del templo de Borobudur, en donde mucha gente va a ver el amanecer, con el templo en medio de la selva, entre brumas, y los volcanes Merapi y Merbabu al fondo.

Sin desayunar ni nada nos subimos como "paquete" uno en cada moto, y los chavales que llevan el Lotus 2 nos llevan al lugar. Aparcamos y después de unos 15 minutos subiendo por un camino sin pérdida alguna llegamos al punto de observación. Aquí hay unos puestos que ofrecen bebidas y pocas cosas más. Tomamos un café que venden en sobres (era café con azucar, nada de soluble, y estaba tan bueno que en nuestro viaje de vuelta nos trajimos) mientras esperábamos la claridad... que no llegó. Estaba nublado y la lejanía no se apreciaba.


Borobudur bajando desde Punthuk Setumbu:

A las 5:45 decidimos regresar. Ya era de día y allí segúian las nubes. Y en media hora nos presentamos en la puerta del templo de Borobudur e iniciamos nuestra visita, con las entradas ya adquiridas el día anterior en Prambanam.

En el acceso al control se nos acercaron algunos pocos vendedores ambulantes (para nada los vi pesados, como había leido por ahí, y tampoco tantos, tal vez por la época o por la hora), pero eso sí, a la salida nos estaban esperando...

Y al igual que en Prambanam tampoco nos dijeron que nos pusiéramos el sarong, así que empezamos nuestra visita, por el gran paseo de acceso inicial mientras algunos jóvenes estudiantes se nos arrimaban para charlar.

Bajo mi punto de vista la belleza de este templo reside en su grandiosidad. El templo budista más grande del mundo. Con una estructura piramidal de ocho plantas, y las tres últimas circulares, se recorre de forma perimetral cada planta y se asciende a la siguiente por escaleras laterales que comunican todas ellas. Aunque puede resultar monótono recorrer las cinco primeras plantas, no dejan de ser diferentes cada una, de impresionar con los distintos relieves, estupas, y budas, relfejando las supuestas enseñanzas del budismo. Las últimas tres plantas contienen las grandes estupas acampandas que todos conocemos, coronadas todas ellas por una gran estupa cerrada central.


Nuestra visita duró 2 horas y media. A la salida nos esperaban aquellos vendedores que vimos a la entrada y a los que compramos algunos recuerdos. Luego se nos hizo interminable la salida del recinto, pues tienes que pasar sin poder evitarlo por toda una serie de tiendecitas de recordatorios y demás.

El homestay, Lotus 2, se encuentra cerca del recinto, y volvimos andando. Eran cerca de las nueve y el bullicio ya era patente. Nada que ver desde luego con la noche anterior, que llegamos y que aquello parecía todo desierto.

Tras rehacer las mochilas y dejarlas abajo, nos dan un desayuno normalito y acto seguido, sobre las 10 de la mañana, nos vamos en las motos, al igual que Punthuk Setumbu a hacer Candi Selogriyo.

El tour de unas cuatro horas, una para ir (aprox. 30 kms al norte de Borobudur), otra para volver y un par de ellas andando y visitando el lugar, es recomendable 100% y fuera de las rutas turísticas habituales. El templo en sí no es gran cosa, pero el acceso a él, los 4 kilómetros que los separan andando desde donde dejamos las motos -en una pequeña aldea: Kembangkuning- es un camino sin pérdida ninguna que atraviesa extraordinarios paisajes rurales y campestres.

Kembangkuning, desde donde arranca el camino, calle arriba:


El templo a lo lejos:



Tras estas cuatro horas, vamos a visitar una pequeña fábrica donde se dedican a hacer el famoso café Luwak, con los animalitos incluidos, mucho café en cestas y al final degustación y compra de un paquetito, que uno es amante del buen café.

Y rápidamente, porque se nos pone a llover, nos llevan a comer a un warung cercano al homestay, y depués a por las mochilas, y como no paraba de llover nos acercaron en las motos a la estación de de autobús, cerquita también de la entrada al templo de Borobudur para trasladarnos a Yogya.

Son las 4 de la tarde y el microbús que nos indican, destino a Jombor ya está allí, como esperándonos. Nos subimos no sin antes despedirnos de los dos chavales, que aunque el Lotus 2 no fue de nuestro agrado, ellos se merecían todas las atenciones por el trato recibido.

Al momento arrancamos,el microbús medio vacío, con destino a la estación de autobuses de Jombor. En 1 hora nos presentamos y enlazamos con el Trans Jogya el número 2A que en media hora más se presentó en la "Stasiun Tugu", estación central de tren de Yogya, en plena calle Malioboro, cercana al Andrea Hotel, nuestro siguiente alojamiento.

Y lo que iba a parecer fácil, localizar el Andrea Hotel, se convirtió en un suplicio. Al menos ya no llovía. Y es que no hubo forma de llegar, incluso con GPS. Me orienté muy mal, bastante mal, y tras un buen rato perdidos por alrededor, dando vueltas de aquí para allá, conseguí centrarme un poco y localizar la calle principal cercana, y gracias a la ayuda de un paisano, un buen hombre que nos acompañó hasta la misma puerta, llegamos tras más de media hora dando vueltas.

Previamente ya el día anterior habíamos contactado con el dueño de Andrea Hotel avisándole del plan que teníamos y que llegaríamos por la tarde. Y nada más llegar ya se imaginó que éramos los de España.

En cuanto al Andrea Hotel, no está nada mal encuanto a calidad/precio. Las habitaciones son pequeñitas con aire acondicionado y pequeño cuarto de baño/ducha. En cuanto a la localización, la calle en sí es un estrecho callejón donde hay varios sitios de servicios turísticos (hospedaje, restaurantes, lavanderías, viajes) en la conocida zona de Sosrowijayan, cercano a Malioboro Srtreet y a la estación de ff.cc. de Tuga Yogya (la principal estación). Lo lleva Sammy, creo recordar que es suizo, pero nuestra gran y grata sorpresa es que habla español !!!. Así que después de darnos habitación y la ducha correspondiente, nos tomamos un par de cervecitas mientras hablamos con él y nos aporta cosas interesantes para el viaje.

Después de un buen rato allí, damos una pequeña vuelta por los alrededores, compramos una tarjeta SIM de datos que Sammy nos había aconsejado (ver etapa inicial), nos acercamos a la estación de ff.cc. a sacar los billetes para mañana pero las taquillas ya están cerradas. y vamos a cenar a un restaurante al lado del Andrea, que tenía nombre español: Mi casa es tu casa. El origen del nombre hay que buscarlo en el antiguo dueño, pues creo que se separó de la mujer indonesia, quien se quedó con el negocio. Buen sitio para cenar tanto comida mediterránea como indonesia a un precio módico (ver sección de Gastos).

Ya eran sobre las 22:30 horas cuando nos vamos a dormir, que estábamos derrotados del madrugón y la mala noche anterior.

GASTOS: (2 personas)

-Excursión Punthuk Setumbu: 260.000rp
-Excursión a Selogriyo: 350.000rp
-Habitación Lotus 2: 275.000rp
-Comida: 90.000rp
-Cena: 140.000rp
-Tarjeta SIM datos 12GB: 90.000rp

IMPRESIONES DE LA ETAPA: Tal y como comenté en la etapa anterior, lo negativo, la habitación de Lotus 2. Selogriyo: recomendable. Borobudur: tan impresionante como Prambanam. Segundo día consecutivo de movernos en transporte público, y experiencia muy positiva y a la vez ágil para ser un servicio público.

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Nos levantamos a las 7:30.

Este día iba nos lo íbamos a tomar con más tranquilidad, pues el plan era ver hoy por la mañana Prambanam, pero como dije en la etapa de Solo-Prambanam, los planes se nos adelantaron ese día y nos fue posible verlo por la tarde. Así que no teníamos nada en la agenda hasta la noche, que cogeríamos el tren hacia Malang.

Tras desayunar y dejar las mochilas guardadas en recepción, llevamos algo de ropa a una lavandería cercana, pues con el calor y la humedad no se da a basto a usar camisetas (me sorprendió el lugar, entras por un patio bastante cutre, pero al pasar a la habitación de lavado, todo lo contrario: estaba muy trabajada, con un par de lavadoras y una secadora de ropa incluida, que hizo que nos pudieran entregar la ropa luego a la tarde). Y después nos dirigimos a la estación de ff.cc. para adquirir nuestros billetes a Malang.

En un momento llegamos y nos quedamos sorprendidos porque no hay nadie sacando billetes, todo lo contrario que nos pasó en la estación de Solo Belapan. Me llamó la atención la muchacha que estaba dispensando los billetes. Iba muy elegante con un precioso traje musulmán azul. Le doy los datos para los billetes y en 5 minutos ya tengo mis billetitos: Para esta próxima noche, destino a Malang, en el Malioboro Ekspres y para mañana, desde Probolinggo, (donde acabaríamos nuestra ruta del Bromo) a Banyuwangi.

Aquí vemos el billete. El primero es el que sirve de confirmación y que se saca en el momento de viajar, pasando por el scanner de las máquinas que hay el que te dan en taquilla al comprar, que es precisamente el de abajo:


Ya con el billete en la mano, envío un mensaje al personal de Javatransport, con los que tenía pensado hacer el tour del Bromo, para concretar el tour de mañana al Bromo. Y después de confirmar tocaba moverse un poco por Yogya.

Había leído opiniones muy dispares acerca de Yogya así que tampoco teníamos demasiada ilusión en ver esta ciudad. Con esta idea nos fuimos a conocer la cercana calle Malioboro, y he de decir que, si bien no vimos mucho de Yogya, fue algo que me gustó: el ambiente y poder pasear; algo que se nos hizo imposible en otras ciudades, e incluso en otras zonas de Yogya.


Cambiamos dinero en un sitio recomendado por Sammy, que ¡ya estaba bien! aún llevábamos todo los euros intactos, nos mezclamos con la gente por los puestos de la calle, tomamos algo de comer en un sitio bastante decente y que nos gustó porque tenían unas cosas exquisitas, y en el que el chico que nos atendió se sentó con nosotros a entablar conversación.


Y fue él quien nos sugirió que fueramos a una galería de arte cercana, sita en una calle trasera a Malioboro, donde hacen batiks manualmente y te explican cómo los hacen. Pues allí que fuimos. Sin saber muy bien dónde estaba, preguntamos a un señor y él mismo nos acompañó hasta la galería, siempre muy atento y con la charla oportuna durante el camino

La Art Gallery, -localizada en un callejón de la calle trasera a Malioboro- constaba de un par de habitaciones y en el interior otra más pequeñita donde te explicaban la técnica de elaboración de los batiks. Tuvimos la suerte y la casualidad que allí en ese mismo momento había tres españoles de Santander que la estaban viendo y uno de ellos al vernos que nuestro inglés era muy chabacano, se sentó con nosotros para traducirnos lo que el dueño nos contaba acerca de cómo los hacían. (Depués estuvimos hablando con ellos, que iban sin rumbo fijo, no sabían todavía dónde). Y allí compramos un par de ellos.

A la salida, nos decidimos coger un becak para llevarnos a la zona del Kraton y visitar el Castillo del Agua ya que el señor que nos acompañó a la Art Gallery nos dijo que el Kraton cerraba a las 12 de la mañana, que no nos daría tiempo. Y así fue como nos subimos en nuestro primer becak, dando un paseo por las calles de Yogya.

Sacamos el ticket correspondiente y visitamos el edificio, que no es gran cosa: unos habitáculos y unas piscinas donde al parecer el sultán iba a montar sus fiestecitas con sus queridas.

Siendo sobre la 1 y pico del mediodía pensamos en buscar un sitio donde comer y buscando en google vemos un "Mediterranea Restaurant ", más o menos cercano, en Jl Tirtodipuran y al lado también de Jl Prawirotaman. Y nos deleitamos pensando cuán bien nos vendría en ese momento cambiar por un día el tipo de comida. Y dicho y hecho. Tras una media hora caminando tranquilamente llegamos a este elegante y acogedor restaurante (pero también caro).

Tras una buena comida al estilo español, con entrecot (de Australia) incluido -delicioso- salimos sobre las 4 de la tarde y se nos ocurre regresar caminando a Malioboro. Duramos no más de media hora. Se nos hacía difícil caminar por calles sin aceras, atravesar plazas, el tráfico... así que tomamos unos zumos en un puesto que pasamos y acto seguido cogimos otro becak que nos llevara a Malioboro.

Cuando nos deja en la zona ya empezaba a anochecer. Pasaban de las cinco de la tarde. Asi que damos otro paseito por la calle, y a comprar las cuatro cosillas que nos llevaríamos como tentenpie en el tren hacia Malang. Como cosa para recordar, me resultó curioso que allí todo el que quiere venderte, llevarte a algún lado, o tiene algún tipo de interés para que le prestes atención, todos tienen un hermano o un primo en San Sebastian. ¡Y cómo no! los indonesios pidiendo hacerse fotos:


Ya en el callejón del Andrea Hotel, recogemos la ropa de la lavandería, recolocamos la mochila, nos tomamos una cervecita y nos vamos despacito a la estación de tren.

El que escribe este diario con todo el equiaje que llevábamos. Y la estación central de Yogya:


El tren salía a las 20:50. teníamos una hora y media de espera. Nos dirigimos a una máquina en la que hay que "confirmar" el billete, introduciendo que compras, y una vez hecho no nos queda más que esperar. El Malioboro Ekspres sale de aquí, así que el retraso es nulo. Y de hecho ya estaba colocado en la vía. De nuevo empieza a llover. Diez minutos antes nos subimos, localizamos nuestros asientos. Comprobamos los asientos. Son muy cómodos. Espaciosos y se reclinan casi hasta la horizontal, a la vez los reposapiés se levantan tanto que casi quedan a la misma altura que el cuerpo, lo que favorece el descanso cuando inclinas todo el asiento. Y te dan una mantita, que biene estupendamente, pues el aire acondicionado va fuertecito.

Arranca puntual. Y solo nos queda comer unas galletitas e intentar descansar.


GASTOS: (2p)

-1 noche Andrea Hotel: 285.000rp
-Billetes tren Yogya->Malang: 500.000rp (Eksekutif class)
-Billetes tren Probolinggo->Banyuwangi: 188.000rp
-Almuerzo local Malioboro: 27.000rp
-Becak ida Kraton: 25.000rp
-Water Castle: 30.000rp
-Comida Restaurant Mediterranea: 300.000rp
-Becak vuelta a Malioboro: 20.000rp

IMPRESIONES DE LA ETAPA: Me hubiera gustado pasear más por la ciudad aunque no tenga mucho que ver, pero se hacía imposible. Como en días anteriores, la gente amable. La ciudad en sí es acogedora.

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