CUBA, un viaje al pasado… o al futuro ✏️ Blogs de Cuba

El 26 nos levantamos, preparamos todo y después del desayuno salimos en taxi bicicleta hacia la terminal de buses para salir a las 12,30 hs. hacia La Habana pagando 13 cuc cada uno. Llegamos a las 17,00 hs., tomamos un taxi que por 10 cuc nos llevó a nuestra última casa en Cuba. Estaba en barrio Chino, a pocas cuadras del Capitolio. Nos esperaban y rápidamente nos instalamos para dar una vuelta antes del anochecer. Era un departamento muy lindo al que le habían agregado un dormitorio arriba al que se accedía por una muy angosta escalera caracol. Tenía algunos detalles para mejorar pero no eran fundamentales (inodoro sin tabla, ventana muy pequeña en el dormitorio y a la altura del piso) pero como siempre nos atendieron con la cordialidad y atenciones de siempre.
Caminamos un rato junto a una molesta llovizna y volvimos con unos espaguetis para cenar en el departamento.
Al día siguiente desayunamos y salimos a caminar por la Habana Vieja y sus callecitas mágicas. Compramos libros nuevos y usados a precios increíbles (una de las razones por la que los cubanos son personas cultas). Se venden, depende los lugares, en cup que son pesos nacionales con una relación de 25 cup = 1 cuc = 0,97 U$S.-
Compramos algunos libros a menos de un dólar. Trajimos varios de diferentes temáticas (novelas, historia, recopilación documental, etc.)
Por la tarde cruzamos en ferry al Cristo; se viaja por menos de 10 minutos todos parados salvo los 8 asientos que hay. Cuesta 2 cuc cada pasaje. También se puede llegar en colectivo /bus a través del túnel de la bahía o por taxi. Luego de las tradicionales fotos visitamos el Museo de la Comandancia, lugar donde el Che vivió 4 meses al instalarse en La Habana. Hicimos una visita con guía con una señora muy informada y atenta a la que grabé una parte del relato por la emoción que transmitía su relato.
Desde allí fuimos a la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña y al Castillo de los 3 Reyes Magos del Morro. Caminamos bastante ya que estas instalaciones están en la salida de la Bahía. Hay una muestra exterior y amplia del Conflicto de los Misiles con información sobre cada una de las armas, su enclave y alcance.
Esos lugares ofrecen una mirada de la ciudad novedosa, en nuestro caso no lo pudimos aprovechar para sacar fotos porque estaba nublado y aparecía en el horizonte una bruma permanente. Del lado opuesto a la ciudad aparecen las costas no protegidas por el Malecón y el mar Atlántico nos mostraba toda la fuerza de sus olas.
Regresamos en ferry, compramos algunos recuerdos incluido el ron y decidimos cenar al frente del departamento en un restaurant llamado “Los Chinitos”. Estaba en un 1º piso, lleno de gente y con muy buen aire acondicionado, casi exagerado. Pedimos una entrada que demoró 50 minutos y que obviamente se unió al plato principal. Lo divertido fue que a una mesa que se ocupó 30 minutos después que nosotros les llegó el mismo plato antes que a nosotros. Al reclamarle al mozo, enseguida llegó lo nuestro pero el mozo desapareció de nuestra mesa, pasó a atendernos otro…
A la mañana siguiente cambiamos de calles y recorrimos una buena parte del Malecón hasta llegar a la entrada de la bahía donde nos sorprendió una serie de cañonazos que, nos acordamos, celebraban el nacimiento de José Martí, poeta e ideólogo de la revolución.
Luego de comer algo liviano tomamos el colectivo Transtur que por 5 cuc por persona te lleva a una recorrida hasta las playas del este de la ciudad. Hay varias paradas y el sistema es similar al servicio del City Tour, uno puede bajarse en cualquier parada y subir un rato más tarde a otro colectivo que hace el recorrido. Las playas eran muy amplias, había poca gente y el día estaba muy ventoso lo que sumado a la temperatura del agua (fría) no nos permitió bañarnos por última vez en Cuba. Regresamos nos dimos una ducha y decidimos cambiar el lugar de la cena a partir de la experiencia de ayer. Fuimos a “Los Tres Chinitos” que estaban a una cuadra de nuestro departamento. También en 1º piso y con poca gente al llegar, se completó muy rápido (había 10 mesas). Pedimos una pizza como entrada que esperamos 40 minutos… aunque esta vez no pedimos plato principal para que no se superpongan. Como detalle yo pedí una limonada que al probarla estaba agria, al parecer el limón estaba pasado. Respetuosamente la llevé al bar y le expliqué lo que sucedía y me dijeron que no había problema, me preguntaron si quería otra o alguna otra bebida y preferí una cerveza. Ésta demoró 20 minutos para incrementar el mal humor. El plato principal vino bastante rápido y estaba rico. Al pagar me encontré que me cobraron la limonada, reclamé y me dijeron que estaba “cargada en la computadora”. Una actitud que me permite decir abiertamente que no vayan a comer a ese restaurant ubicado en calle Dragones…
Esa noche se desarrollaba la Marcha de las Antorchas, que es una caminata de estudiantes secundarios que recorren desde la Plaza frente al Museo de la Revolución llamado Memorial Granma hasta la Plaza de la Revolución portando antorchas pero lamentablemente estábamos muy cansados a esa hora y la caminata era larga. Quizás ahora me arrepienta un poco.
Con una mezcla de tristeza, nostalgia anticipada y emoción por el privilegio vivido el 29 desayunamos y salimos a caminar un rato, volvimos, nos duchamos y salimos hacia el aeropuerto con unos sándwiches para comer algo pero no teníamos mucho hambre.
En el aeropuerto vivimos otra experiencia original. Como siempre en los free shops te cobran todo mucho más caro que en otros sectores del aeropuerto por lo tanto compramos unas gaseosas antes de los trámites de migración y comimos algo. Al terminar la presentación y sentarnos a esperar el vuelo nos encontramos que las cosas costaban lo mismo que donde las compramos nosotros, lo cual es lógico porque quien lo vende es el Estado y no los aprovechadores de siempre.
Salimos en un Airbus 320 en horario, disfrutamos de las costas y la transparencia de sus aguas y aterrizamos en Lima alrededor de las 21 hs. Esperamos lo necesario, hicimos nuevamente los trámites de seguridad aduanera sin problemas, comimos algún sándwich y salimos con 25 minutos de atraso en otro Airbus 320 con destino a Santiago de Chile, donde llegamos 20 minutos antes de la hora establecida.

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Al llegar hicimos los trámites para el avión de Julieta (ella seguía a Rosario directo por trabajo) y tuvimos que cargar su valija porque para llevar equipaje había que pagar U$S 32 en lugar de los U$S 5 que decía en internet. Fuimos en taxi al departamento, ducha, dormimos un rato y charlamos con la hermana de Sandra hasta la cena.
El 31 de enero salimos a caminar, cambiamos euros y compramos algunas prendas para nuestros hijos ya que el cambio nos beneficiaba. Almorzamos en la plaza principal y más tarde fuimos a visitar la casa de Pablo Neruda, más caminatas, compras para la cena y sacamos pasajes hacia Mendoza por $700 pesos argentinos (25.000 chilenos).
Hice unos tacos de cerdo en la cena con cerveza y vino como bebidas.
Salimos temprano a la terminal y por suerte el bus/colectivo salió en horario. El cruce de la Cordillera de los Andes es bellísimo, hicimos los trámites de aduana en 1 hora (rápido) y sin problemas y llegamos a Mendoza a las 16,30 hs. por suerte al llegar a horario nos permitió conseguir pasajes a 900 pesos argentinos (el 1º de enero costaban $ 700) a las 18 hs. en Central Argentino con destino a nuestro pueblo donde llegamos a las 4 de la madrugada. Una ducha, nuestra cama, a dormir y empezar a soñar…
Terminó la parte vivencial del viaje, fueron momentos inolvidables, emocionantes;
tuvimos mucha suerte, conocimos la verdadera Cuba.

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