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Hainbat dira eskaintzen dituen lekuak eta eginkizunak hiri honek ezen ez dakigu zeintzuk aukeratu edo zeintzuk ahaztu.

Es tan amplia la oferta de actividades que al final no sabes por cuáles decidirte.

La ciudad comienza su actividad bastante temprano. En el comedor del hotel, a las 7:30, ya hay mucha gente desayunando. Síntoma de lo que nos encontramos en las calles.

Nos acercamos hasta la calle Market. Nos llama la atención una tienda enorme de materiales para manualidades. Accedemos al interior, ya que se encuentra abierta, aunque no son ni las 8:30.

Continuamos por Market hasta Powell, donde está el tranvía que funciona como un funicular, con cable. Los tickets valen 7$ por cada uno. Debemos esperar un rato, pues la hilera es larga.

Comienza su andadura, trepando por Powell y, a medida que asciende las superempinadas cuestas, el operario que manipula las cuatro o cinco palancas y pedales, cuanto más pendiente, más control, más fuerza, más empeño. Hay bastantes vidas en juego y, entiendo, bastante peligro.

Al llegar a Beach Sreet y Aquatic Park Historic District, cruzamos Jefferson Street y accedemos a muelle Hyde Street Pire. Por 10$ per capita, pasamos a visitar tres barcos de época: EUREKA, HÉRCULES y EPPLETON HALL.. En el primero aún se conservan vehículos de principios del pasado siglo.Si el barco en sí ya es un museo, con esos coches en su interior lo acreditan merecedor de una visita.

EL Hércules, como su nombre indica, es un viejo remolcador. Muy bonito.
El Eppleton es un velero, del que sólo se visita su cubierta.

También pasamos al interior de una casa flotante. Otro detalle atener en cuenta. Vimos talleres donde reparan estos antiguos cacharros, labor muy meritoria.

Por The Embarcadero Street nos acercamos hasta Boudin Bakery, panadería de la que nos llamaron la atención sus cestos de pan viajando, por el aire, suspendidos de una cadena o carril de transporte. El local es, además, restaurante y bar. Copramos una barra de pan.

Seguimos hasta el muelle 39, y contemplamos los leones marinos. Continuamos por el interior de los edificios de dicho muelle, donde la oferta es increíble. Todo tipo de tiendas: joyerías, ropa, restaurantes, golosinas, chocolates, helados, etc.

Más adelante, entre los muelles 33 y 31, se encuentra el embarcadero para tomar el barco que te acerca a Alcatraz. Recogemos los tickets en la ventanilla y nos acercamos a la fila. Nos hacen una foto y zarpamos rumbo al penal.

Al desembarcar, explicaciones en inglés. Subimos hasta la cárcel, nos prestan una audioguía y comenzamos la visita. Interesante en la forma en que se explica el itinerario a seguir. Bonitas vistas de San Francisco desde la isla.

Regreso a puerto. Nos acercamos hasta la panadería Boudin, para tomar un par de cervezas y adquirir un pan que se rellena con una pasta de queso y patatas.

Pasamos por el museo de Madame Tussauds y alguna chocolatería interesante.

Llegamos al muelle 15, donde se encuentra Exploratorium y, donde habíamos quedado con Matt y Kelly. Éste museo, dedicado a experimentar, tocar, actuar, interactuar, es el más grande de esta temática que hayamos conocido y visitado.

Las vistas del Bay Bridge desde la azotea, muy interesantes. Y desde la entrada al museo, los edificios acristalados de la zona financiera, también muy bonita.

Kelly nos acerca hasta el hotel, donde damos cuenta del pan relleno que hemos adquirido por la tarde.

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Eguraldi ederra, egun ederra!

Después de todas las actividades mecánicas habituales: WC, ducha, desayuno, etc. nos hemos lanzado a la calle.

El sol lucía espléndido. Se agradecía caminar por la ciudad al abrigo de los primeros rayos de nuestro astro protector.

Nuestro objetivo era La Misión. La primera iglesia que se construyó en la región. Data de 1780. Cuando comenzamos la caminata, nos encontramos un restaurante muy recomendable para desayunar. A pocos metros de él, encontramos un supermercado en el que ofrecen alimentos cocinados, que se pueden comer in situ. Oferta muy interesante.

A medida que nos vamos alejando del centro, las casas son más bajas, aparecen talleres mecánicos, gasolineras, supermercados, escuelas, etc.

El Centro religioso al que nos dirigimos dista de nuestro hotel, como 2 km, largos. A pesar de la distancia, preferimos caminar las calles, conocer cuerpo a cuerpo la ciudad.

Llegamos a la iglesia de San Francisco de Asís. Visitamos la primitiva, que jamás ha sido destruida por los sismos. En el recorrido o tour, visitamos el cementerio y la Iglesia nueva. La pena es que comenzaba un funeral, tristeza por el finado y por no poder visitar la Iglesia en plenitud. Las vidrieras fueron traídas de Múnich, y con los sucesos de la II Guerra Mundial, la fábrica se destruyó y, las vidrieras, ya no tienen repuestos.

Un poco más adelante se encuentra Mission Dolores Park , frente al que se encuentra Mission High School, una escuela de secundaria, en la que el 50% del alumnado tiene que recibir clases de refuerzo de inglés, lo que significa que la población del barrio utiliza más el castellano que el propio inglés.

Subiendo por la 18 hacia el distrito de Castro, no sólo nos van a llamar la atención las casas, adosadas, si no que algunas disponen de un frontis a modo de tejado, pero que en realidad, su trasera está vacía.

A lo largo de la calle 18 y, otro tanto en la Castro Street, las banderas arco iris ondean en casi todas las casas y locales de encuentro, bien tabernas, librerías, floristarías, etc. Es evidente que nos encontramos en el Barrio Gay.

Tras una vuelta de reconocimiento, cuando el estómago empieza a reclamar su sustento, buscamos un restaurante donde comer. Entendemos que Harvey's es un local adecuado. Hombres, fornidos, musculados, de espaldas anchas, cogidos de la mano o besándose, no nos debe escandalizar. Nos sorprende.

Un tranvía fabricado en Italia en 1895 fué nuestro transporte hasta las proximidades del City Hall. Es muy dificil retrotaerse a los años en que comenzó su andadura, pero su maquinaria, su parsimonia, su traqueteo, seguro que se asemejaban bastante.

El Ayuntamiento de San Francisco es imponente. Si dijese magnífico, por su tamaño, aún me quedaría corto. Su bóveda, sus balconadas y corredores interiores, sus escalinatas, sus pasamanos, sus ascensores, los materiales con los que fue construido, todo, se merece el apelativo de excepcional.

Y hoy era día de bodas. Más de 10 han pasado frente a nosotr@s. Hemos retratado varias, porque como en viajes anteriores, si encontramos una boda, tenemos buena suerte. Esperemos que este talismán nos acompañe.

Arreglados y, con aspecto de compromiso social, caminamos hasta Belden Place, donde nos esperan nuestros amigos en el Rte Toy Soldier. Buena cena, excelente despedida de la ciudad. Esperemos volver dentro de unos días.

Regresamos al hotel tras fotografiar la plaza Civic Center

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Como nuestro objetivo es Los Ángeles, nos lo vamos a tomar con paciencia.

Nos recoge un taxi, de la agencia Uber, y nos lleva hasta el aeropuerto de San Francisco. Allí mismo tomamos el tren que nos deja en la oficina de alquiler de coches, Álamo. No hay forma de perderse o extraviarse, todo está superindicado. Conseguirlo, sería lo dificil.

Con nuestro flamante vehículo, una Dodge Gran Caravan para 7 pasajeros, que una vez abatidos los asientos posteriores, nos queda un ámplio maletero para cuatro señoras maletas, dos cajas de comestibles y otros accesorios, mochilas, etc. Para concluir la contratación del coche, hemos pagado un suplemento especial de asistencia en viaje.

Se nos complica la salida del aeropuerto, por no saber interpretar el GPS. Pero pronto nos lanzamos a la Freeway. Nos detenemos en la sede central de Facebook. Foto.

El día languidece, pero pronto llegamos a Monterrey. Era uno de mis objetivos de todo el viaje. Hacemos compra, nevera de caucho, verdura, fruta, refrescos, agua, cervezas, etc.

Comemos unas hamburguesitas en In N Out, que Matt nos había recomendado. Viendo la cantidad de personal que se acercaba al local, he de suponer que tiene éxito. Bien por su calidad, bien por su precio, o por moda.

Después de comer nos acercamos al lugar donde en 1967 se celebró el famoso festival de "Monterrey Pop".

Según Wikipedia, -que cito textualmente-: Fue celebrado en el Monterey County Fairgrounds.

Planeado por John Phillips de The Mamas & the Papas, el productor Alan Pariser, y el publicista Derek Taylor. Participaron, entre otros, The Beatles y The Beach Boys.

San Francisco fue el epicentro de la llamada "contracultura". Los jóvenes viajaban allí a vivir un estilo de vida alternativo destinado a aumentar la libertad personal, viviendo en armonía colectiva. Esta transformación de los ideales y la vida se exploró a través de la psicodelia, la luz, el arte, la música y drogas como la marihuana y el LSD. El Festival de Monterey Pop se incorporó al estilo de vida de San Francisco y la contracultura, y es generalmente considerado como uno de los inicios del "Verano del Amor" de 1967.

Los artistas tocaron de forma gratuita y la totalidad de los ingresos fueron donados a la caridad, con la excepción de Ravi Shankar, a quien se le pagó U$S 3.000 por su larga estadía. Aproximadamente 50.000 personas asistieron al festival. Reservar un lugar costaba U$S 6,50 por cada noche de presentación, mientras que la entrada al campo adyacente tenía un costo de U$S 1,00.

El festival se considera en general (junto con el álbum Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, dos semanas antes de su lanzamiento) como la cumbre del "Verano del Amor."
El festival se convirtió en legendario por ser una de las primeras grandes apariciones de Jimi Hendrix (que fue contratado por la insistencia de Paul McCartney) y de The Who.

También fue la primera gran actuación pública de Janis Joplin, quien apareció como miembro de Big Brother and The Holding Company, y de Otis Redding, con el respaldo de Booker T. & The MG's. Redding moriría sólo unos meses más tarde.

Hendrix, inspirado por Pete Townshend, rompió su guitarra y terminó su presentación en Monterey rendido de rodillas frente a ella, vertiendo líquido de encendedor y prendiéndole fuego.

Muchos ejecutivos de compañías discográficas estuvieron presentes (mediante el pago de U$S 150 por cada uno de sus asientos en una zona especial justo debajo del escenario), y varios de los artistas consiguieron contratos de grabación a partir de su actuación en el festival. Columbia Records contrató a Big Brother y The Holding Company, mientras que Jerry Wexler aprovechó el festival para promover la carrera de Otis Redding.

Asimismo Eric Burdon y The Animals cantaron una canción sobre el festival titulada "Monterey", que incluía un párrafo de una canción de The Byrds, "Renaissance Fair", "I Think thay maybe I´m dreamin" ("Creo que tal vez estoy soñando"). En la canción, Burdon menciona a los siguientes artistas que actuaron en Monterey: The Byrds, Jefferson Airplane, Ravi Shankar, Jimi Hendrix, The Who, Hugh Masekela, Grateful Dead, y The Rolling Stones, así como al miembro de estos últimos, Brian Jones ("His Majesty Prince Jones smiled as he moved among the crowd", "Su Majestad el Príncipe Jones sonreía mientras se movía entre la multitud"). Jones no realizó ninguna actuación. Los instrumentos utilizados en la canción imitaban los estilos de los músicos mencionados.

También actuaron otros artistas, entre ellos el cantante de blues Lou Rawls, la cantautora Laura Nyro y el sudafricano trompetista de jazz Hugh Masekela. Muchos grupos de rock actuaron por primera vez, entre ellos The Association, Buffalo Springfield, Country Joe and the Fish, Moby Grape y Quicksilver Messenger Service. Las bandas de Blues-rock estaban bien representadas, entre ellas estuvieron Canned Heat, The Paul Butterfield Blues Band, The Steve Miller Band y The Blues Project.

El grupo The Mamas & the Papas tocó en el acto de clausura del festival, además de presentar las actuaciones de varios artistas. Su miembro John Phillips fue quien ayudó a organizar el evento.

Como toda esta historia me era conocida desde mis años de mocedad, imaginar todo aquel tumulto, aquel ambiente, aquella aventura musical, aquel marco escénico, me supuso un momento de satisfacción.

Retomamos carretera y, en la oscuridad de la noche, volamos hasta nuestro destino.

El hotel de Pismo Beach, bien ubicado, cómodo. Adecuado. Lo malo, que no tenía Wifi
gratuito, o incluido en el precio.

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