EUROCOPA 2008. AUSTRIA + PRAGA ✏️ Blogs de Europa Central

Después de circular bastantes kilómetros por las tan famosas Autobahn alemanas, llegamos a Marktschellenberg, un pueblo a 14 km. de Salzburgo, aunque en territorio alemán.
En cuanto a las Autobahn, nuestra opinión ha sido que están bien, permitiéndote en algunas zonas libres de límite de velocidad, poner algo a prueba el motor, con cuidadito siempre, pero no son muchos los tramos tan buenos, porque al ser gratis, lo cuál viene muy bien para el bolsillo, están demasiado transitadas por coches y camiones y hay que extremar la prudencia al máximo. Si hay que elegir, nos quedamos con las autopistas francesas. Caras pero realmente las mejores.
Dejamos las maletas en el Hotel Lampllehen, del que luego hablaré y el dueño nos explicó cómo coger el autobús hasta Salzburgo, para poder ponernos bien de cerveza ese día. Dejó de llover y llegamos a la ciudad natal de Mozart.
Ese día había fútbol, y un ambiente sensacional . Podría parecer que ese día lo menos importante era ver la ciudad, pero realmente su belleza te cautiva desde el primer momento. No obstante, decidimos centrarnos en comer, beber y disfrutar del ambiente futbolístico y volver otro día a conocerla mejor.
Lo pasamos muy bien entre la alegría de los muchos españoles que había por allí. Inauguramos el concepto merienda-cena, es decir, a eso de las 6 de la tarde proceder a comer o merendar o cenar, o qué sé yo, pero en todo caso ponernos las botas y aguantar hasta más de las 11 que podía acabar el fútbol.
Pasamos un calor tremendo en el llenísimo tranvía que nos llevó al estadio, por algo era gratis ese día. (un inciso, olé a la organización austriaca, son unos fenómenos), encontramos a otros palentinos en bastante peor estado alcohólico que nosotros y así nos echamos unas risas (mejor me ahorro la foto, que tendrán familia).
El estadio, muy cuco, estábamos además en cuarta fila, muy cerca de un corner y de Manolo el del Bombo. Fue muy divertido y encima al final ganamos , qué más se puede pedir.
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Llegamos muertos al hotel, era tarde, había sido un día muy duro. Me tendrías que haber visto el miedo que pasé atravesando el camino de ascenso al hotel con la oscuridad más tremenda que yo haya visto (o no visto).

El desayuno en el Hotel Lampllehen se sirve de 8 a 9 de la mañana. Es lógico en un establecimiento de 12 habitaciones. El sitio es idílico, el dueño muy amable y conocedor experto de la zona, deseando aconsejarte dónde ir. Además te proporciona la Kurkarte que ofrece descuento a los alojados en la zona. Las habitaciones son amplias y limpias, y la relación calidad-precio inmejorable.
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Así que tocó madrugar. Lubomir nos mostró la opción de movernos por la zona, por una carretera panorámica que ofrecía maravillosas vistas, y que lleva a Obersalzberg, el lugar de acceso al Nido del Águila, residencia alpina del hijo de p… Hitler, ahora convertida en restaurante.
Le hicimos caso y acertamos de pleno. Disfrutamos de vistas como ésta, en un día espléndido
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En Obersalzberg está el aparcamiento para coches y la Dokumentation, donde explican todo el complejo que los nazis montaron allí, y conservan incluso un búnker, que impresiona bastante. Lo malo que las explicaciones están solo en alemán, o sea, que no te enteras de nada. Después un autobús te sube hasta la cima, donde estaba la casa, a través de cinco túneles y un ascensor, describiéndolo como una obra maestra de la ingeniería, y más en aquéllos años. Merece la pena subir, verlo y también las vistas, incluyendo el Königsee.

Al bajar decidimos volver a Salzburgo, por las visitas pendientes del día anterior. Paseamos, hicimos compras y entramos en la Catedral y sobre todo en el Castillo, Fortaleza de Hohensalzburg, que está bien y permite contemplar las mejores vistas sobre la ciudad.
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También vimos el precioso cementerio con lápidas de flores a los pies de una iglesia cuyo nombre no recuerdo, y los jardines de Mirabell.
Salzburgo realmente es una preciosidad.
Finalmente decidimos “subir” a cenar al pueblo Berchtesgaden, el más importante de la región del Sureste de Baviera donde estábamos. Cenamos en el Gasthaus y oímos a los alemanes, en una sala contigua, celebrar los goles que le estaban metiendo a Portugal.

Este día teníamos programada la visita a Neuschwanstein, pero dado nuestro agotamiento, la de días que quedaban por delante y la perspectiva de más de 3 horas por carreteras de montaña, decidimos dejarlo para otra vez (cualquiera sabe cuando volveremos…), les mandé un mail anulando la reserva – ahora no recuerdo si me lo han cobrado o no – y nos dedicamos a Munich que estaba algo más cerquita.

Comenzamos por el BMW Welt donde uno que yo me sé la gozó (la verdad que está muy bien) y no pudimos ver el museo pues estaban de traslado y curiosamente lo abrían al día siguiente. Está lleno de modelos de coches y motos, preciosos de ver, tienen el coche de la F1, varias consolas para jugar, un bar y un restaurante, todo con mucho diseño
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y luego fuimos al centro. Comimos muy bien en la Hofbrauhaus por 28 euros . Allí, a parte de la enormidad del edificio, es muy curioso ver a los lugareños con sus trajes regionales, con toda naturalidad, y a los camareros/as cargando en cada mano, a la vez, 6 jarras de cerveza de litro.
Munich es elegante y llena de diseño (por tanto cara) y también bonita, agradable, llena de bicis y tranvías, en definitiva, una gozada, me hubiera tirado varios días. Pero nos tuvimos que conformar con un paseo por el centro (Marienplatz, Catedral y alrededores) y la Magnífica Residenz, altamente recomendable. Además merendamos justo en frente de la Residenz un par de cafés con una tarta Sacher que, aunque parezca un sacrilegio, me gustó más que la original que probaría días después.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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