Creta en coche (7 días) ✏️ Blogs de Grecia

Llegamos a la capital helena dispuestos a aprovechar al máximo nuestras aproximadamente 10 horas de escala. Como no somos muy aficionados al arte en sí, decidimos que visitaríamos la Acrópolis y el templo de Zeus (incluido en la entrada) y daríamos un paseo por la ciudad hasta la hora de volver.

Para llegar del aeropuerto al centro de la ciudad, tenéis línea de metro directa a la plaza Syntagma, el centro neurálgico de Atenas. Desde ahí podéis empezar a visitar esta ciudad que tiene mucho que ofrecer, sobre todo si sois amantes del arte y la historia. El viaje en metro tarda unos 45 minutos y cuesta 8 euros, un pelín caro pero es la mejor opción. El billete permite transbordos durante 90 minutos, perfecto para alcanzar un punto específico de la ciudad.

Nada más llegar nos pusimos rumbo a la Acrópolis ya que no queríamos encontrarnos demasiada gente para poder verlo con tranquilidad. Llegamos 15 minutos después de que abrieran (horario: 8 a 17) y nos llevamos una grata sorpresa al ver que el último fin de semana se Septiembre la entrada era gratuita. ¡30 euros que nos ahorramos!

A pesar de que la mayor parte está prácticamente destrozada y hay un montón de grúas en labores de restauración, no hay nada que le pueda quitar la belleza y la mística a este lugar, posiblemente el lugar más importante de toda Grecia. Sientes algo especial cuando paseas por este lugar y el escalofrío que te recorre el cuerpo la primera vez que ves el Partenón no se puede describir.

Estuvimos allí gran parte de la mañana, recorriendo todas sus partes: el Partenón, el Templo de Atenea, el teatro, etc. Como con la entrada se incluían más sitios como el Templo de Zeus Olímpico y las Ágoras y, además, no teníamos demasiado tiempo, nos despedimos de la Acrópolis y pusimos rumbo colina abajo a seguir con la visita exprés.

Dimos un buen paseo, visitamos los monumentos que nos quedaban por ver y decidimos irnos a la plaza Syntagma para comer cerca del metro que nos llevaría de vuelta al aeropuerto. Cuando nos estábamos acercando, vimos que había una gran cantidad de gente por la carretera, vestidos de deportistas y caímos en la cuenta (gracias a un cartel) de que era el día de la Carrera de la Mujer, con todo decorado de color rosa.

Comimos un bocadillo en la plaza, donde pudimos porque todo estaba hasta arriba de gente, descansamos un rato y nos fuimos de vuelta al aeropuerto para terminar un viaje genial del que esperábamos mucho y en ningún momento decepcionó.

---