15 DÍAS EN CRETA CON NIÑO DE 3 AÑOS ✏️ Blogs de Grecia

Hoy nos dirigimos a una de las playas emblemáticas de creta la famosa Playa de Preveli.
La verdad es con el gps te lleva a los destinos simplemente con teclear el nombre de las playas, toda una gozada.
Después de 1,30 horas de trayecto llegamos a un parking de pago (2 euros) es bastante grande por lo que el espacio no creo que sea problema.
Al bajarnos del coche, el aire era tan brutal que el coche se movia en parado. Y mi hijo empezó a temblar de miedo y a pedirnos que nos volvieramos a casa. Intenté calmarle e incluso subirle a una mochila de porteo que llevaba por si las cosas se complicaban en pleno senderismo, pero fui imposible, no paraba de llorar. Le pregunté al chico de parking si el aire que hacía en la parte superior era el mismo que en la playa o la situación mejoraba. A lo que contestó que solo era algo mejor, pero que si aquí hacía mucho aire abajo también. Le pregunté por otras playas pero al parecer la situación sería la misma. Y es que cuando el aire azota de esa manera debe ser algo generalizado.
Con mucha desazón nos metimos en el coche, y aunque podiamos haber visitado el monasterio de Preveli, ya no teníamos cuerpo. Además mi hijo se quedó dormido inmediatamente después de meterlo en el coche. Y ahora si me cuadraba que lo que le pasaba fundamentalmente es que estaba agotado de tanta paliza. Nos dio tanta pena que volvimos a Matala, aunque intentamos alguna playa cercana por si acaso, pero efectivamente era imposible estar en la playa.
De vuelta al apartamento comimos lo que ya habíamos comprado con idea de pasar el día en la playa.
Después de la siesta reparadora fuimos a la 3ª playa que tiene Matala, la Playa de kommos, igualmente indicada en el gps, pero a unos 3 km de Matala.
La playa muy larga de arena dotada de un kiosko de helados, sombrillas y hamacas, pero el día era tan desagradable que cuando se levantaba el aire la arena te hacía daño al golpear contra la piel.
Estaba claro que no era nuestro día, asi que decidimos ir a la piscina del hotel, al que teníamos acceso por ser clientes de los apartamentos del mismo dueño. Y pasamos lo que quedaba de tarde por allí. Después cenamos en un restaurante en Matala y a dormir hoy con la sensación de que cuando uno va de vacaciones no todo sale perfecto y lo mejor es asumirlo para poder seguir disfrutando.

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Hoy hay que volver a cruzar la isla para ir a la costa norte. Salimos de Matala sobre las 10:00 de la mañana, porque recoger todos los bártulos siempre lleva su tiempo.
De camino a Rethymo nos pasamos por Spili, un pueblo de montaña situado a 30 km de nuestro destino.
Allí nos paramos un buen rato y fuimos a ver la famosa a fuente veneciana, que se compone de 25 bocas de riego en la cabeza de leones. Mi hijo jugó de lo lindo con el agua que brotaba de ella, luego nos sentamos en una de las terrazas para degustar un buen crep gigante y nos dieron a beber una jarra del frío agua de la fuente (puedes ver como recogen el agua antes de servírtela)
Por allí curioseamos la iglesia del pueblo sus callejuelas y sus tiendas de artesanía, yo salí con varios jabones artesanos de uno de los comercios locales.
Si os gusta el senderismo, de allí salen muchas rutas de montaña que tienen muy buena pinta. Nosotros no pudimos pero nos quedamos con las ganas.
De allí ya tomamos rumbo a Rethymo, antes de entrar a la ciudad nos paramos en un LIDL.
El apartamento que elegimos fue uno de los mejores del viaje!!! Casa Maistra Residence, que reservé con booking. El apartamento tenía una situación inmejorable, en medio del casco antiguo, a 3 minutos de la playa, de hecho con vista a ella. La única pega que le puedo poner es precisamente su virtud, al estar en medio de todo, el ruido por la noche era considerable, aunque compensaba sin lugar a dudas.
La casa está decorada impecablemente con un gusto exquisito.
Tiene dos pisos, y en los dos una terraza y una habitación.
El propietario nos regaló como detalle de bienvenida mermeladas, bollos artesanos y pan de una panadería de la familia.
Además tenían juegos para los niños, puzzles, pelotas, y utensilios de playa.
Después de acomodarnos comimos en el apartamento porque había que sacarle provecho a esas instalaciones. Mi hijo encantado con las escaleras!!! Y ya después de una siesta nos fuimos a la playa a pasar la poca tarde que quedaba.
Después nos vestimos y fuimos a dar una vuelta por el casco viejo, todo estaba tan cerca que el tiempo cundía muchísimo.
El laberinto de callejuelas del casco histórico tiene un cierto encanto oriental que se disfruta simplemente caminando por sus callecitas.
Por hoy el día había terminado y le habíamos sacado mucho jugo.

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Después de leer mucho, decidimos aventurarnos y acercarnos a the Gorge Path, la verdad es que sabíamos que iba a ser difícil, y que haríamos el senderismo hasta donde llegáramos, porque con un niños de 3 años la dificultad estaba clara.
Llegamos con las indicaciones de Google a la entrada sur (existen la este y la norte también), y como era bastante pronto aparcamos sin problemas, justo en el aparcamiento había un restaurante, que podréis usar para comer o compraros algo.
Según habíamos leído la ruta era de 2.5 -3 horas, pero no podíamos hacerle mucho caso.
Nada más llegar tienes un planito muuuuy simbólico de lo que vas a encontrar. En un primer momento te encuentras una pequeña ermita escavada en la roca, que denominan iglesia de SAN ANTONIO, aunque de iglesia tiene poco, es un pequeño lugar de culto donde la gente ruega por la recuperación de una enfermedad o da muestras de agradecimiento por la misma.
Después continua una ruta de piedras, puentes y desfiladeros que se va complicando mucho, nosotros después de una hora tuvimos que parar y dar la vuelta porque había una zona imposible de traspasar con mi hijo. Pero nos hicimos una idea de la ruta y nos gustó muchísimo. Si hubiera tenido un par de años más seguro que lo hubieramos acabado.
Pero con la tontería habíamos consumido gran parte de la mañana, queríamos volver a casa a comer y poder pasar la tarde en la playa.
Pero antes nos pasamos por un monasterio que nos pillaba más o menos de camino, a 23 km de. El Monasterio de Arkadi. Allí nos tomamos un buen helado y unas cervezas.
Después volvimos a nuestro apartamento a disfrutar de la playa y el pueblo, que da mucho de sí.

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