![]() ![]() Disfrutando Japón ✏️ Blogs de Japon
Diario de las 2 semanas que pasamos en Japón - Noviembre 2019.Autor: Valverdenyo Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.6 (5 Votos) Índice del Diario: Disfrutando Japón
01: 0. Pensando el viaje
02: 0.1. Preparación
03: Dia 0: El Viaje
04: Dia 1: Llegada y Asakusa
05: Dia 2: Excursión al Fuji y los 5 Lagos
06: Dia 3: Nikko
07: Dia 4: Tokyo. Chiyoda - Tsukiji - Shibuya
08: Dia 5: Tokyo. Yoyogi - Harajuku - Shinjuku
09: Dia 6: Tokyo - Takayama
10: Día 7: Takayama - Kyoto.
11: Día 8: Kyoto. Camino del Filósofo
12: Día 9: Kyoto. Atravesando Kyoto de Arashiyama a Kiyomizude-ra
13: Día 10: Kyoto. Kinkakuji - Nijo - Fushimi Inari
14: Día 11: Kyoto. Nara - Uji
15: Día 12: Osaka. Castillo de Osaka y Shinsekai
16: Dia 13: Osaka. Dotonbori - DenDen Town
17: Dia 14: De vuelta a Tokyo - Ueno
18: Tips - Resumen
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Etapas 13 a 15, total 18
Para este día teníamos un objetivo claro: entrar temprano al Pabellón Dorado (Kinkaju-ji).
Como siempre, nos levantamos temprano y tras el desayuno nos dirigimos a él. Llegamos a la hora de la apertura, y lo disfrutamos sin mucha aglomeración. No voy a decir nada que no se sepa ya. Visita obligatoria, tanto por el pabellón como por los jardines que lo rodean. Estuvimos bastante tiempo disfrutándolo hasta que no nos quedó rincón por ver. ![]() Aprovechamos que estábamos cerca para ir a visitar el Ryoan-ji. Aquí no paramos mucho, pero también tiene su belleza, sobre todo, los jardines. Y de ahí nos fuimos al centro, a ver el Castillo Nijo. Algunos se saltan esta visita, ya que en Kyoto hay atractivos más interesantes que visitar. Nosotros quisimos darle una oportunidad, más bien por visitar algo distinto a los templos y santuarios. La visita nos gustó mucho, el interior del castillo tiene mucha historia y está repleto de lugares curiosos. Los jardines no son tan bonitos como los de algunos santuarios, pero bien merecen una visita. La faena, es que no se permiten fotos en el interior del castillo. ![]() Ya apretaba un poco el hambre, así que enfilamos la siguiente parada en la ruta: el Mercado Nishiki. Cuesta trabajo no pararse en cada uno de los puestos a probar algo: pescado, puestos callejeros de todo tipo, dulces, encurtidos… impresionante. Me prometí a mi mismo no pedir más sashimi para quedarme con el recuerdo de los que probamos en Sushi Bar Naritaya, pero no nos pudimos resistir a una tarrina de sashimi de atún (500YEN) en una pescadería del Mercado, la primera a la izquierda entrando por la entrada más alejada del río. Nos la prepararon para llevar con todo lo necesario: wasabi, soja, palillos y limón. Espectacular. Luego pedimos unos takoyakis a pocos metros de allí y nos gustaron nada: estaban poco hechos y con demasiado sabor a masa; había mucha gente y se les notaba agobiados. ![]() Con las pilas cargadas, fuimos a Kyoto Station rumbo a la siguiente parada: Fushimi Inari. Aquí hay que venir con tiempo, sobre todo si quieres subir hasta arriba de la colina ya que el camino es largo y requiere de varias paradas tanto para disfrutar del entorno, como para recuperar el aliento. Nos lo tomamos con calma, haciendo las típicas fotos en el camino de toriis que te van guiando a la cumbre. Nos paramos en los edificios que nos iban apareciendo por el camino pero sin demorarnos demasiado. En el camino se escuchaban a lo lejos los monos, aunque por más que me fijaba no conseguía ver ninguno. ![]() Ya iba anocheciendo y seguíamos subiendo por el camino que lleva a la cumbre. Casi arriba del todo, vimos algunas tiendas de recuerdos y algún bar. Decidimos parar en uno a tomar una cerveza para reponer energía jeje. Una cosa que nos sucedió es que vimos algunos mosquitos sobre mi brazo, y sospechosamente parecidos a los mosquitos tigre. No se si lo eran, pero tras matar uno y verlo en detalle era demasiado parecido, así que aceleramos y salimos de allí jeje ya caminando hacia abajo y con un poco más de prisa. Para terminar el día, quisimos cambiar un poco el destino de la cena y esta vez nos quedamos por la zona junto al hotel (Enmachi) y nos pusimos a buscar un izakaya de barrio, lejos del turismo y que tuviera pinta de ser “auténtico”. Nos metimos en uno muy cercano al hotel, muy curioso y con aspecto antiguo. El nombre? Ni idea, estaba en japonés, como la carta y todo lo que había dentro. Tampoco había carta en inglés. Encontramos lo que buscábamos. No había prácticamente nadie, solo algunos parroquianos bebiendo, incluso por la escalera que creo que iba a la vivienda, se asomó una niña que llamó ¿a la madre? que era la cocinera-camarera ![]() Nos hicimos entender y junto con una cerveza, nos pedimos unos yakitoris, tempura y una especie de sopa a la que le echabas verduras y carne. Algo parecido a sabu sabu, pero que picaba como no me había picado nada en mi vida. Mi mujer soporta el picante más que yo, y tampoco podía con eso, incluso en los labios nos salieron como unos pequeños puntos rojos del picor. Aún así hice lo que pude por comerlo y la verdad que de sabor estaba muy sabroso, pero picaba horrores. Los yakitoris muy buenos, y la tempura correcta jeje. ![]() Y a dormir que mañana, más. Etapas 13 a 15, total 18
Ya damos por finalizadas las visitas esenciales de Kyoto así que el día de hoy lo dedicamos a conocer los alrededores visitando Nara y Uji.
Como siempre, desayuno temprano y camino a la estación para coger el tren JR hasta Nara. Desde Kyoto, Nara está muy cerca, accesible y es una excursión que se hace en una mañana (o un día dependiendo de lo que te entretengas con los ciervos jeje). Desde la estación, se llega andando muy fácilmente al parque donde está todo lo interesante (los ciervos, jardines, templos...). Solo hay que seguir a la marea de gente que se dirige hacia allí. De camino fuimos parando en alguna tienda a curiosear y a elegir sitio para comer después. La idea era estar toda la mañana por el parque, luego comer y salir para Uji. Llegamos al Parque por la zona del Templo Kofuku-ji y comenzamos a recorrerlo, sin prisa pero en dirección a la zona del Templo Todai-ji. Por el camino fuimos parando para interactuar con las grandes estrellas del parque: sus ciervos. Están por todas partes y son muy dóciles, bueno, son un poco pesados porque están continuamente pidiendo comida. Compramos un par de paquetes de galletas (200YEN, y la recaudación va para el cuidado de ellos) y les dimos de comer a algunos. Es importante darles de comer solo este tipo de comida y no darle dulces ni nada que llevemos nosotros; e igual de importante es llevar la mochila cerrada y sujeta, que se la llevan jajaja. ![]() Algunos incluso te hacen el típico saludo japonés de agradecimiento cuando reciben su galleta jaja. Al poco llegamos a la Pagoda del Kofuku-ji, de 5 plantas. No es tan espectacular como la de To-Ji o la de Asakusa por ejemplo, pero luce muy bien en el parque. De ahí seguimos caminando hasta la puerta del Templo Todai-ji, la Todai-ji Namdaimon (le hace falta una restauración, pero impresiona) y su jardín con lago: muy bonito, con sus omnipresentes ciervos. A destar también la pagoda dorada que hay junto al templo, muy curiosa. Tras disfrutarlos, seguimos paseando por el parque, pasando por una zona con varias tiendas de souvenirs dónde compramos algunos detalles y ya enfilamos de nuevo la avenida buscando el lugar dónde decidimos comer. Esta vez pedimos unos fideos soba y un okonomiyaki en el Kameya, que nos trajeron para que los termináramos de preparar en la mesa-plancha. Muy buenos los dos platos, y contundentes (y sin picante ![]() ![]() Y llenos volvimos a la estación para llegar a nuestra siguiente parada: Uji. Uji es una ciudad pequeña que destaca sobre todo, y por eso creo que es una visita muy interesante, por su templo y por su té. Además, cae de camino desde Nara a Kyoto, por lo que es cómoda su visita. Desde la estación, el camino hasta el templo es a pie y en pocos minutos ya estamos en la calle principal. No es un camino bonito, pero bueno, hay que hacerlo jeje. La calle principal está repleta de tiendas de alimentación, restaurantes, souvenirs… y todas (o casi todas) relacionadas con el té: teteras, te, helados, golosinas, galletas…, todo en Uji es té y huele a té. No quisimos pararnos mucho ya que la tarde iba avanzando y queríamos llegar al Templo Byodo-In antes del anochecer. Tuvimos que hacer algo de cola, no mucha. Ya una vez pasado los jardines llegamos a la pequeña laguna junto al templo. Decir que si la laguna en sí no tiene mucho, el conjunto con el templo es impresionante. El templo es distinto al resto que hayamos visto antes, más “estilo chino”. Tuvimos suerte sobre todo con la hora, la tarde caía, y los colores y reflejos destacaban en el entorno. Nos recreamos en sus alrededores, lo recorrimos para verlo desde varios puntos y salimos del recinto con la sensación de que la excursión había merecido la pena. ![]() Salimos, y ya si que nos detuvimos a revisar las tiendas. Había tés de todos los precios imaginables, desde pocos cientos de yenes a miles, igual que los conjuntos para prepararlo. Probamos algunos, y galletas, y dulces, y helados de té, y compramos algunos paquetes de precio medio y recomendados por el vendedor. Con el objetivo cumplido caminamos de nuevo a la estación y volver a Kyoto, donde habíamos quedado con la pareja que habíamos conocido en Tokyo. Fuimos a nuestro “Happy hour” a tomar una cerveza, y de allí a probar unas gyozas en Gyoza Chao-Chao. Había una oferta de 10 gyozas a muy buen precio, pero no sabíamos que eran todas iguales y pedimos 2 ofertas pero les pedimos que nos cambiaran los sabores. El caso es que tras mucho insistir pensamos que la camarera nos había entendido, pero apareció con 2 ofertas, más 2 raciones más con los sabores que habíamos pedido jajajaj. Total, que salimos de allí rodando de comer gyozas. Muy buenas por cierto. La razón de que la oferta era solo de ese sabor, es que eran más pequeñas que las de raciones de otros sabores. Y de allí y tras charlar un rato, al hotel, que al día siguiente nos marchábamos a Osaka. En el Hotel hicimos lo mismo que en la partida de Tokyo. Fuimos a recepción y mandamos las maletas al hotel al que iríamos 3 días después en Tokyo, por lo que fuimos a Osaka solo con mochilas. El tema es que en este hotel de Kyoto no hablaban en inglés; tan solo una persona que estaría al día siguiente por la mañana, por lo que tuvimos que dejar la gestión para el día siguiente. Etapas 13 a 15, total 18
Nos levantamos temprano y fuimos a desayunar mientras llegaba el recepcionista. Llegó, y no hablaba inglés
![]() ![]() Una vez solucionado, a la estación para Osaka. En Osaka puedes bajarte en varias estaciones pero nosotros optamos por la final, en Umeda Station. No es una estación en sí, es como una manzana con varias estaciones, un lío. Aquí sí que llegué a perderme algo, no como en las de Tokyo que eran más sencillas. Llama mucho la atención los niños de 5-6 años viajando solos por el metro y trenes de semejante estación tan transitada, lo habíamos visto en todo Japón: niños volviendo del colegio solos de noche, en las estaciones… pero eso ya era otro nivel. Además, el objetivo era dejar las mochilas en una de las taquillas de la estación, visitar los alrededores y luego recuperarla para ir al hotel. El primer problema: no había ni una taquilla libre en toda la estación/es, esperamos, buscamos más y nada. Al final optamos por coger la línea JR que va por dentro de la ciudad y parar en cada estación buscando una taquilla. La encontramos en la siguiente a la parada del castillo de Osaka, por lo que tras dejarlas allí, volvimos atrás en busca del Castillo y su parque. ![]() Mala suerte en eso, buena suerte con la fecha para llegar a Osaka. Entramos en el parque alrededor del Castillo de Osaka y lo primero que vemos es que se celebra el Festival del Ramen “Ramen Festa” y estaba toda una explanada llena de puestos de ramen, escenario para conciertos, actividades… Aprovechamos para comer ramen a buen precio, sobre unos 700YEN cada bol. Nos decidimos por uno de Kobe, que por lo que ponía, tenían muy poca producción al basarse todo en ingredientes locales y de temporada, por lo que aparecía en la Guía Michelín. Ni idea, lo cierto es que tenía bastante más cola que el resto a pesar de ser un poco más caro (850YEN) y el aspecto era algo distinto. Tenía un poco de carne de Kobe, y picaba cosa mala jajaja. Por cierto, increíble la educación, como la gente iba a depositar el bol en su sitio, tiraba lo sobrante en un contenedor, los palillos en otro, el bol en otro, y hasta fregaban para no dejar restos. No veías nada de basura por el recinto. Continuamos paseando por el parque y lo siguiente que vimos fue otro festival, este de bandas musicales del estilo a las que salen en los descansos de los partidos de fútbol americano. Estuvo curioso también ver como iban pasando unas detrás de otra, aunque no nos paramos mucho. Seguimos hacía el castillo para ver el recinto de cerca, aunque no entramos. Y ya al caer la noche volvimos a coger el metro para volver a la Estación de Umeda y ver sus alrededores con más calma. Fuimos al Umeda Sky Building y había un mercadillo de Navidad de estilo alemán. No compramos nada, pero tenía un ambiente más europeo, fue curioso de ver. No subimos al mirador tampoco. ![]() Y de ahí de nuevo por metro, a recoger las mochilas en la estación, y al Hotel. Como he dicho en varias ocasiones durante el Diario, nuestra idea era ir probando cosas distintas, y entre ellas estaban los hoteles; y en esta ocasión optamos por un Love Hotel, concretamente el Love Hotel Namba Kuramon. “Error”. El Hotel era curioso, muy barroco, sórdido, de luces rojas y neones. La entrada, sin recepción (luego más adentro había una pequeña entrada muy discreta y con muchas cortinillas para obtener más privacidad). También tenía un pequeño pub y una máquina expendedora de habitaciones ![]() La recepcionista nos dio la llave de la habitación y allí que fuimos. La habitación enorme, con doble entrada, para más privacidad, con una miniventana para que el personal del hotel te dejara el desayuno a la mañana siguiente sin ser vistos (es una máxima, la idea es que no coincidas con nadie del personal, si ibas por el pasillo y pasaba alguna limpiadora, iba rápido a ocultarse para no ser vista). Tenía un lavabo en la entrada con todo tipo de productos de higiene (champús, lociones, cremas…). Luego el dormitorio en sí, con cama enorme desde donde se controlaba toda la iluminación de la habitación, un sofá, una máquina tragaperras y una máquina expendedora de productos eróticos. También una TV enorme. La habitación podría tener unos 40m2. Y faltaba el baño, de unos 15m2, con ducha normal y jacuzzi con control de luces también. Un espectáculo vamos xD Todo eso por unos 60€/noche con desayuno en la habitación. El problema? que pedimos una habitación para no fumadores y esa olía a tabaco que tiraba para atrás. Fuimos a la “recepción” a quejarnos y nos dieron otra, que esa si tenía olor normal. La habitación con las mismas características que la otra. Peeero, el baño estaba sucio, con bordes de moho negro por algunas zonas por lo que no nos daba mucha confianza la higiene del jacuzzi. Nos quedamos en la habitación pero nos volvimos a quejar y cancelamos la siguiente noche (nos íbamos a quedar dos). Una vez resuelto el entuerto, nos dirigimos a conocer la noche de Osaka. Estuvimos callejeando por toda la zona de Namba y luego a la zona de Shinsekai. La primera sensación que tuve de la ciudad se reafirma. Osaka es peculiar, o la amas o la odias o las dos cosas a la vez; es una mezcla de sensaciones y opuestos. Retrofuturista, vieja y moderna a la vez, muy BladeRunner, muy Cyberpunk. Aquí sí se veía gente de fiesta, pasados de copas y mucho más desorden que lo visto en Tokyo y Kyoto. En ese aspecto era más una ciudad “europea”. Y como símbolo de todo esto, la Torre Hitachi: Vieja? Moderna? ![]() Seguimos pateando y ya apretaba el hambre, así que nos metimos en un izakaya a comer algo. Curioso sitio, con mesas grupales donde te sentabas junto a otra gente. Como curiosidad, en la calle no se puede fumar, pero dentro del local si, cosa que molestaba. Pedimos unos yakitoris variados con cerveza mientras buscábamos sitio para dormir al día siguiente. Los yakitoris muy buenos, creo que es difícil comer mal en Osaka. No nos paramos mucho alli por lo del tabaco y buscamos otro sitio para terminar de comer y nos fuimos a por unos takoyakis (los mejores de todo el viaje) en un carrito callejero pero que en realidad tenía detrás una especie de garaje con mesas y sillas muy años ‘70 para al menos comer más cómodos, Honke Otako Dotonbori Honten. Y con el estómago lleno volvimos al Hotel, que al día siguiente tocaba mudanza de nuevo. Etapas 13 a 15, total 18
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