![]() ![]() Recorriendo Tenerife (Islas Canarias). Vacaciones en la isla de los contrastes. ✏️ Blogs de España
Relato de nuestras últimas vacaciones en Tenerife: ocho días en diciembre recorriendo la isla en coche de alquiler. Incluyo también lugares que visitamos en viajes anteriores.Autor: Artemisa23 Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (7 Votos)
01: Preparativos e itinerario de nuestro cuarto viaje a Tenerife.
02: Llegada a Tenerife. El Sauzal. Garachico.
03: Icod de los Vinos. Miradores Garachico. Puertito de los Silos. Los Gigantes.
04: El Teide nevado. Masca. Punta de Teno. Buenavista del Norte.
05: Anaga: Sendero Sentidos. Taganana. Playa Benijo. Candelaria. Malpais Guimar.
06: La Orotava. El Puerto de la Cruz.
07: Parque Nacional de las Cañadas del Teide (I).
08: Parque Nacional de las Cañadas del Teide (II). Roques de García y Volcán Sámara.
09: Sendero del Barranco del Infierno. Regreso a Masca con sol.
10: Parque de Anaga: sendero del Pijaral o Bosque Encantado. Punta del Hidalgo.
11: San Cristobal de la Laguna y su trazado Patrimonio de la Humanidad.
12: Santa Cruz de Tenerife, aprovechando una escala en el aeropuerto de los Rodeos.
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Etapas 10 a 12, total 12
![]() Parque de Anaga: sendero del Pijaral o Bosque Encantado. Punta del Hidalgo.Durante nuestro último día en Tenerife volvimos al Parque Rural del Macizo de Anaga para hacer el Sendero del Pijaral o del Bosque Encantado. Luego nos acercamos hasta la Punta del Hidalgo para hacer unas fotos. No hubo tiempo para más.
Itinerario de la jornada:
LA LAGUNA. PARQUE RURAL DE ANAGA: SENDERO DEL PIJARAL O DEL BOSQUE ENCANTADO. PUNTA HIDALGO. AEROPUERTO TENERIFE-NORTE. ![]() PARQUE DE ANAGA: SENDERO DEL PIJARAL O DEL BOSQUE ENCANTADO. Desayunamos en Nava y Grimón, al lado del hotel donde nos alojábamos (La Laguna Gran Hotel). Nos sorprendió por todas las cosas ricas que tenían. Pedid la carta. Merece la pena y no es caro. Después salimos hacia el Parque Rural de Anaga. Se había vuelto a estropear el tiempo: otra vez las nubes. No llovía, pero en las alturas amenazaba algo peor: la niebla.
Así de oscuras nos encontramos las vistas sobre la costa de San Andrés desde el Macizo de Anaga.
![]() Enfilamos hacia el Centro de Visitantes, donde me explicaron que teníamos que dirigirnos al lugar llamado La Ensillada, para lo cual teníamos que seguir por la TF-12 hasta el desvío hacia el Mirador del Bailadero y, desde allí, continuar unos cinco kilómetros por una pista bastante estrecha hasta que viésemos el cartel indicador del inicio de la ruta, con la pista de un claro donde habría algún coche aparcado. Me dijeron que llevásemos la reserva a mano por si nos la pedía algún vigilante, lo que luego no ocurrió.
![]() Como ya he comentado, para recorrer el Sendero del Pijaral, también conocido como la Senda del Bosque Encantado, es preciso solicitar un permiso en la página web del Cabildo Insular, pues es un espacio protegido al que solo pueden acudir 45 personas al día como máximo. La reserva es gratuita.
![]() ![]() Uno de sus alicientes principales es que alberga una estupenda muestra de laurisilva, reducto vegetal de la Era Terciaria, que sobrevive únicamente en las islas macaronésicas, es decir, Canarias, Madeira y Azores. Nos encantan los paisajes en que aparece la laurisilva, así que siempre que tenemos ocasión, vamos a verlos. Aunque hemos visitado varios en las islas que he nombrado y todos nos han gustado muchísimo, recuerdo en especial los del Parque Nacional de Garajonay en La Gomera. Una maravilla.
![]() El Sendero del Pijaral debe su nombre a la abundancia de un helecho gigante de hasta tres metros de longitud, la pijara, que combinado con la laurisilva proporciona un ambiente mágico al bosque, sobre todo en caso de lluvia fina o neblina, algo muy habitual por la intervención de los vientos alisios en el norte de la isla.
![]() Los datos de la ruta son los siguientes: itinerario circular de 6,7 kilómetros, que se recorre en unas tres horas o tres horas y media. Es sencillo, pero se debe ir con cuidado si llueve o ha llovido mucho en días anteriores porque el terreno puede volverse bastante resbaladizo. Nosotros encontramos algo de barro, aunque no nos ocasionó demasiados problemas. Llover no llovía, era más bien una humedad extrema, como pequeñas gotas suspendidas en el aire formando una nebulosa que hacía imprescindible llevar puesto un chubasquero.
![]() En la primera parte, se recorre un estrecho sendero que se adentra en una maraña de especies vegetales como laureles, acebiños, tilos, sauces canarios, brezos, hongos, musgos y líquenes, entre los que llaman la atención las enormes pijaras, que ya he mencionado. Pronto nos damos cuenta de que lo que nos rodea hace honor a su nombre y parece que estemos en un misterioso escenario encantado, en el que pronto surgirán los personajes propios de los cuentos, tanto buenos como malos.
![]() Tranquilamente (apenas nos cruzamos con cinco personas) fuimos recorriendo el sendero, fácil excepto algún corto tramo en descenso, donde el barro obligaba a extremar las precauciones para no resbalar, llegamos a la Piedra La Jurada, lugar donde antaño se hacía carbón, y, luego, a nuestra izquierda apareció la fantasmagórica silueta del Roque Anambro, una antigua chimenea volcánica que alcanza los 815 metros desde el nivel del mar.
![]() ![]() Una hora después del comienzo de la caminata, llegamos al Mirador del Tejo, considerado el punto intermedio de la ruta, desde el que se pueden contemplar unas fabulosas vistas de las playas de Benijo y Almáciga, que habíamos visitado unos días antes. Bueno, doy por sentado que es cierto por las fotos que he visto, ya que por experiencia propia solo puedo confirmar una impresionante cortina de niebla que no permitía ver absolutamente nada en ninguna dirección. Una pena.
![]() ![]() Desde allí, para hacer la ruta circular, tomamos la pista que nos devolvería a la carretera después de cruzar un bosque que seguía embelesándonos, aunque con otras sensaciones que el sendero anterior, mucho más estrecho. ![]() ![]() Cuando salimos a la carretera, nos dimos cuenta de que teníamos que retroceder por ella al menos un kilómetro y medio hasta llegar a la Ensillada, donde habíamos dejado el coche. A unos metros de la carretera parece que se puede acceder a otro sendero que también conduce a la Ensillada a través del bosque, pero no lo vimos indicado y preferimos no arriesgar porque el tiempo de que disponíamos ya era muy limitado.
![]() ![]() Esta ruta nos gustó mucho y nos hizo recordar los maravillosos bosques de laurisilva del Parque de Garajonay, en La Gomera, mucho más que el Sendero de los Sentidos, también bonito pero no tanto.
![]() ![]() ![]() LA PUNTA DEL HIDALGO. Para aprovechar las escasas tres horas que nos quedaba en la isla (nuestro avión salía a las siete), decidimos acercarnos a la Punta del Hidalgo, lo que nos supuso una hora de coche porque circular por el Parque de Anaga está reñido con las prisas. Era una zona tradicionalmente pesquera y de agricultores que con el boom turístico se transformó en un importante vacacional a partir de los años ochenta del siglo XX.
![]() Fuimos hasta el final de la carretera para contemplar el panorama desde el Mirador de la Punta, con el cielo oscuro confiriéndole un aspecto tenebroso a la fila de acantilados rocosos que se adentraban en el mar, mientras que, a sus espaldas, emergían las montañas envueltas en brumas del Parque de Anaga, en las que acabábamos de estar.
![]() ![]() ![]() Retrocedimos hasta las urbanizaciones en busca de un lugar donde tomar un café. Nos costó más de lo esperado porque no había demasiado ambiente, pero al final lo logramos. Nos llamó la atención un bonito Belén instalado en la calle.
![]() Y también vimos un curioso faro que data de 2007, uno de los siete que permanecen en funcionamiento en las costas de Tenerife. Como curiosidad, decir que apareció en un sello de Correos del año de su inauguración.
![]() Ya no había tiempo para más. Fuimos al aeropuerto, devolvimos el coche, facturamos la maleta, esperamos la salida del avión y volvimos a casa sin más cuestiones dignas de mención.
![]() En esta ocasión prefiero no hacer un resumen del viaje ni sacar conclusiones porque me resulta difícil hacerlo respecto a un destino que hemos visitado ya cuatro veces en décadas diferentes, lo cual demuestra que realmente nos gusta. Y así es. Sin embargo, tengo que confesar que la sensación que nos ha quedado ahora es un poco agridulce, posiblemente haya sido a causa de los bandazos meteorológicos, o por las jornadas tan cortas debido a la época del año, pero también porque hemos visto una isla de Tenerife bastante más masificada de lo que recordábamos, con mucho tráfico y multitud de gente por todas partes (o casi). Quizás sea porque nuestros últimos viajes a Canarias han sido por islas más tranquilas, como El Hierro y La Gomera, incluso Fuerteventura. Por eso hemos disfrutado sobre todo de los sitios donde es preciso pedir autorización o hacer reserva previa, lo que trae como consecuencia menos afluencia. Por lo demás, Tenerife es una isla sumamente bella que, sin duda, encandilará a todo el mundo, cualesquiera que sean sus preferencias porque tiene de todo y de lo más variado: una isla de contrastes, sin duda. De hecho, estoy convencida de que para nosotros habrá un quinto viaje. Etapas 10 a 12, total 12
![]() San Cristobal de la Laguna y su trazado Patrimonio de la Humanidad.Esta visita forma parte de un viaje distinto al que he estado comentando hasta ahora, pero creo que debe estar en este diario porque es un lugar imprescindible para ver por cualquier viajero que llegue a Tenerife. Nuestro periplo canario por El Hierro y La Gomera tenía que finalizar forzosamente en Tenerife, ya que no hay vuelos directos entre las dos islas menores y la península. El vuelo matinal desde La Gomera nos obligaba a una escala de seis horas en el aeropuerto de Tenerife-Norte-Los Rodeos, que pensamos aprovechar para dar un paseo por San Cristóbal de La Laguna, ciudad que no conocíamos pese a haber estado varias veces en la isla de Tenerife.
Al leer información sobre la antigua capital canaria, me quedé bastante sorprendida pues reconozco que ignoraba los pormenores de su arquitectura y, sobre todo, su trazado urbanístico, catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Las imágenes que vi en internet me gustaron tanto que decidí adelantar el vuelo hasta Tenerife a la tarde anterior, lo cual nos permitiría pernoctar en San Cristóbal y estar casi todo el día siguiente. El cambio no afectaba negativamente a nuestra visita a La Gomera, puesto que el vuelo salía a las seis de la tarde, ya terminadas todas las excursiones. Y, además, así no tendríamos que madrugar al día siguiente ni hacer un viaje de más de una hora en coche desde Hermigua hasta Playa Santiago, donde se encuentra el aeropuerto de la Gomera.
Vista de San Cristóbal de la Laguna desde el avión durante el vuelo de ida a El Hierro.
![]() El vuelo apenas duró media hora y fue muy entretenido con las vistas de La Gomera y de Tenerife, adonde llegamos a punto de anochecer. Habíamos subido en el pequeño avión turbohélice de Binter con sol y calorcito para aterrizar en Tenerife en medio de una espesa niebla, con viento muy desagradable y un frío impropio de las Islas Afortunadas, hasta el punto de tener que ponernos los casi olvidados anoraks.
Mar de nubes sobre Tenerife desde el avión.
![]() San Cristóbal está a unos cuatro kilómetros del aeropuerto. Hay autobuses que van al centro, pero tienen unos horarios un tanto especiales y con las maletas no nos apetecía esperar, así que tomamos un taxi (siete euros) que nos llevó hasta nuestro hotel, el Laguna Nivaria, ubicado en la Plaza del Adelantado nº 11, a unos minutos caminando de cualquier punto interesante del casco histórico de la ciudad. Es un hotel de cuatro estrellas, que ocupa una preciosa mansión rehabilitada del siglo XVI, si bien la mayor parte de las habitaciones están en un edificio anexo, más moderno. Lo reservé por booking y nos costó 90 euros con desayuno incluido. Nos hicieron un up-grade a habitación superior, que más bien parecía un estudio, pues contaba sala de estar, cocina y cuarto de baño con bañera de hidromasaje. No es que necesitásemos algo así ni mucho menos, pero fue el único alojamiento que encontré para una noche cerca del centro, desde donde poder movernos caminando, algo esencial para aprovechar mejor el poco tiempo disponible, y con mayor comodidad ya que estábamos algo cansados al ser el final de las vacaciones. De todas formas, aunque hubiese preferido gastar menos dinero, reconozco que el alojamiento y el desayuno estuvieron a la altura del precio.
La habitación del hotel y las vistas desde la ventana.
![]() ![]() RECORRIDO DE NOCHE POR SAN CRISTÓBAL DE LA LAGUNA. Después de descansar un rato, salimos a cenar y, de paso, dar un primer vistazo a la ciudad, guiados por el plano que nos habían entregado en el mostrador de información turística del aeropuerto. También se puede descargar por internet, pero merece la pena contar con el cuadernillo adicional que dan en Turismo y que describe cada uno de los edificios más notables con dibujos en color. Este material me pareció muy interesante para entender mejor la ciudad y hacer la visita más entretenida si hay ganas y se dispone de algunas horas para recorrerla con calma.
Foto de plano y cuadernillo turístico.
![]() Como teníamos toda la mañana siguiente para hacer las visitas, decidimos tomarnos la tarde-noche con tranquilidad y nos dedicamos simplemente a caminar por las calles del centro, algunas peatonales, disfrutando de su estupendo ambiente en sábado. Seguía haciendo fresquito, pero el viento había cesado y la temperatura era muy agradable.
Plaza del Adelantado de noche.
![]() Desde la Plaza del Adelantado, subimos por la calle Obispo Rey Redondo (antigua calle de la Carrera) hasta la Catedral, y desde allí continuamos todo recto hasta la Plaza de la Concepción, donde pudimos ver la famosa Torre de la Iglesia del mismo nombre. ![]() Rodeando la iglesia, giramos a la izquierda hacia la Plaza de Olivera, una de las más concurridas y bonitas del casco histórico.
![]() Vimos mucha gente en las terrazas de bares y restaurantes, hasta el punto de que no nos fue fácil encontrar un sitio para cenar. Para nuestra sorpresa, en la zona donde casi todos los locales estaban a tope, vimos una taberna/mesón con bastante buena pinta casi vacío. Temíamos algún misterio poco halagüeño en aquel golpe de suerte ya que el camarero nos miró con cara rara cuando preguntamos por una mesa para dos. Al fin, nos indicó un sitio y nos dio la carta, que no era muy amplia, pero las especialidades de la casa, a base de tapas, prometían. Al cabo de diez minutos aparecieron varios grupos de jóvenes, que ocuparon los sitios que nosotros creíamos libres y que, en realidad, estaban ya reservados. No recuerdo el nombre del local, pero tampoco lo recomendaría especialmente porque aunque cenamos bien, me pareció algo caro. Además, por la zona hay un sin fin de lugares para todos los gustos y bolsillos.
![]() Después de cenar, continuamos nuestro recorrido por la calle de San Agustín, la antigua calle Real, una de las más bonitas del casco histórico. Al primer vistazo, ya te das cuenta del perfecto trazado en cuadrícula de la parte antigua y de sus casas de colores llamativos, que hoy llamaríamos “de estilo colonial” por recordarnos a las de muchas ciudades de Venezuela, Colombia o Cuba.
Calle de San Agustín (antigua calle Real).
![]() Sin embargo, pese a lo que luego nos diría la guía turística municipal, la iluminación nocturna no me llegó a convencer del todo. Creo, y es una opinión personal, que no realza lo suficientemente los edificios y su colorido, teniendo en cuenta que nos encontramos ante un trazado catalogado como Patrimonio de la Humanidad. Al contrario que en otras ciudades, aquí no llegué a encontrar la magia que le otorga la luz artificial a las antiguas construcciones y me pareció la ciudad gana mucho de día. Eso sí, el ambiente, estupendo, aunque según nos fuimos alejando del entorno de la Iglesia de la Concepción, cada vez había menos gente, .
![]() ![]() Después de dar unas cuantas vueltas, regresamos al hotel para descansar. Había sido un día muy ajetreado, ya que además del vuelo esa tarde, por la mañana habíamos tenido una intensa jornada de senderos en La Gomera.
RECORRIDO DE DÍA POR SAN CRISTÓBAL DE LA LAGUNA En contra de lo que viene siendo mi costumbre, este día no madrugué para conocer el casco histórico de la ciudad. Tenía tiempo para verlo todo después y, además, necesitaba ordenar las maletas pues debíamos dejar la habitación a las doce y llevarlas al cuarto de equipajes del hotel.
Desayunamos muy bien en el hotel (incluido en el precio). Había de todo (bollería recién hecha y riquísima, huevos y tortillas al momento, fiambre, quesos, jamón, zumos naturales, fruta…) y todo estaba muy rico. Después salimos a conocer la ciudad para lo cual mi marido y yo nos separamos puesto que queríamos ver cosas diferentes.
En primer lugar, me acerqué a la Oficina de Turismo, sita en la Calle Obispo Rey Redondo nº 7 (antigua de la Carrera), en el edificio de los Capitanes Generales, para reservar plaza en la visita guiada gratuita que organiza el Ayuntamiento. Suele haber tres visitas los días laborables (10:30, 12:00 y 16:00, y dos los domingos a las 10:30 y a las 12:00, la que yo reservé. Mejor consultar los horarios porque pueden variar (teléfono de información y reservas 922.63.11.94). La visita dura unos setenta minutos. Aunque yo prefiero ir a mi aire y no soy una apasionada de las visitas guiadas, ésta, quizás por su corta duración, no se me hizo pesada y me pareció interesante para conocer algunos detalles curiosos de la ciudad. También es cierto que no se accede a ningún sitio que no se pueda entrar por libre, incluidos los tres patios a los que nos llevaron; eso sí, hay que saber dónde encontrarlos
Bonita vista de varios edificios municipales en la antigua calle de la Carrera. Al fondo, la Oficina de Turismo.
![]() Algunos datos sobre San Cristóbal de La Laguna. Su término municipal está situado al noroeste de la isla de Tenerife, en el valle de Aguerre, entre el macizo de Anaga y el Monte de la Esperanza. La capital se encuentra a 545 metros sobre el nivel del mar, cuenta con algo más de 150.000 habitantes y dista unos 11 kilómetros de la capital de la isla, Santa Cruz de Tenerife, en cuya área metropolitana se integra ya que ambas poblaciones están prácticamente unidas.
La zona donde se asienta actualmente la ciudad estuvo poblada desde hace unos dos mil años por aborígenes llamados guanches, según han demostrado diversas excavaciones arqueológicas realizadas. Su nombre procede de la cercana laguna de Aguere, que era centro de peregrinación para sus primitivos habitantes. Durante los siglos XV y XVI se produjo la conquista y colonización de Tenerife por parte de la Corona de Castilla, y la ciudad fue fundada en 1497 junto a la laguna, que fue desecada tanto para facilitar su expansión como por razones de salubridad. Nombrada capital del Cabildo de Tenerife (administración local propia de las ciudades castellanas de la época), con el paso de los años fue ganando en importancia, y las familias canarias más nobles y adineradas construyeron sus mansiones en San Cristóbal, que durante tres siglos fue de hecho la capital de todo el archipiélago. Asimismo, albergó la primera universidad fundada en las Islas Canarias.
Fue a partir del siglo XIX, y en particular a partir de la Guerra de la Independencia, cuando la ciudad fue perdiendo población e importancia, fundamentalmente frente a Santa Cruz de Tenerife, que en 1833 fue nombrada capital única de todas las Islas Canarias hasta que un Decreto de 1927 obligó a que compartiese la capitalidad con Las Palmas de Gran Canaria. La decadencia de San Cristóbal limitó su crecimiento durante más de un siglo, lo que salvaguardó una buena parte de la antigua arquitectura de su casco histórico, que permanece casi tal como fue creado.
El máximo reconocimiento lo logró la ciudad en 1999, cuando fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y no por sus monumentos civiles y religiosos sino su peculiar diseño urbanístico, completamente original para la época en que fue concebido, a finales del siglo XV, en tiempos de los Reyes Católicos.
Su fundador, el Adelantado Alonso Fernández de Lugo, consideró su situación ideal para convertirse en la capital del Cabildo, ya que el hallarse a una distancia prudencial de la costa y protegida por grandes promontorios rocosos le hacía invulnerable al ataque de los piratas. Este hecho fue determinante para su concepción urbanística, mediante un trazado totalmente diferente de lo que era propio en las ciudades medievales. Como no era preciso proteger la ciudad de ataques enemigos, se suprimieron las murallas, con lo cual las calles no necesitaban ceñirse a las fortificaciones y pudieron trazarse de modo amplio y rectilíneo, con largas avenidas paralelas y transversales que se cruzaban formando una perfecta cuadrícula. Este modelo pronto se exportó a las ciudades que se fundaron en el Nuevo Mundo. De ahí que al ver San Cristóbal nos acordemos inevitablemente de muchas otras de la América Latina.
Para comprobar todo esto, resulta muy interesante situarse en cualquier esquina y mirar en las cuatro direcciones, mientras nuestra vista se pierde en línea recta muchos metros adelante. La amplitud y la longitud de las calles puede resultar familiar respecto a ciudades o barrios más modernos, pero no es propio de una ciudad fundada a finales del siglo XV, en las que predominaban recovecos y tortuosas callejuelas. La perfección del trazado queda igualmente de manifiesto observando el plano de la Oficina de Turismo. ![]() Además del trazado, San Cristóbal de la Laguna tiene edificios civiles y religiosos muy bonitos para ir viendo mientras se camina tranquilamente por sus calles y plazas.
![]() La Oficina de Turismo recomienda un recorrido básico que comprende fundamentalmente la Plaza del Adelantado, las calles del Obispo Rey Redondo (la antigua calle de la Carrera, que sale de la misma Plaza del Adelantado), la de Herradores y la de San Agustín (antigua calle Real). Estas tres calles van en paralelo hasta la Plaza del Dr. Oliveira o alrededores. También resulta imprescindible patearse la calle de Viana (transversal a las anteriores) hasta llegar a la Plaza de San Francisco y el Mercado. Este itinerario es muy fácil de seguir llevando el plano turístico y puede hacerse tranquilamente en una mañana. Hay muchos edificios bonitos para pararse a mirar mientras se pasea y resulta muy entretenido identificarlos, consultando el cuadernillo que dan en Turismo.
![]() Itinerario básico en un plano casero que he dibujado. Espero que se entienda algo
![]() ![]() Plaza del Adelantado. Es una bonita plaza ajardinada, centro de la llamada Villa de Abajo, en torno a la cual, su fundador, el Adelantado Alonso Fernández de Lugo, estableció el gobierno de la ciudad, así como su residencia y la de sus allegados.
![]() En esta plaza y sus alrededores nos encontramos con: La Ermita de San Miguel. Este edificio dedicado al Arcángel San Miguel, patrono de Tenerife, lo mandó construir el Adelantado como panteón familiar, para lo cual nunca se utilizó, pero sí acogió temporalmente reuniones del Cabildo. Aunque data de 1506, fue reedificado en el siglo XVIII. Actualmente se usa como sala de exposiciones.
![]() El Palacio de Nava. Jorge Grimón colaboró muy activamente con Fernández de Lugo en la conquista de Tenerife, y recibió como premio gran cantidad de tierras y un solar para la construcción de su residencia junto a la del Adelantado. Sus herederos construyeron este palacio, ampliado con el paso del tiempo hasta alcanzar su máximo esplendor en el siglo XVIII. La última reforma cubrió la fachada con piedra, combinando los estilos decorativos manierista, barroco y neoclásico.
![]() Convento de Santa Catalina de Siena. Este convento de monjas dominicas data de 1611 y se levantó sobre la primitiva casa de los Adelantados. El 15 de febrero de cada año abre sus puertas para mostrar el cuerpo incorrupto de Sor María de Jesús de León Delgado, conocida como “La Siervita”, En su fachada de color amarillo, que ocupa toda una manzana, destacan sus elaboradas balconadas de madera con gruesas contraventanas, desde las que las monjas de clausura podían contemplar el mundo exterior sin ser vistas.
![]() ![]() Colegio de las Dominicas. En la calle del Consistorio, que sale a la izquierda, podemos ver este edificio del siglo XVIII, aunque la fachada se reedificó en 1921 en estilo neogótico. Alberga dependencias municipales y presenta un aspecto un poco descuidado.
![]() Ayuntamiento de San Cristóbal. Se construyó en 1511 para albergar el Cabildo de Tenerife. Su actual fachada data de 1822, es de estilo neoclásico y está revestida de piedra dela cantera de Tegueste. En la parte superior se encuentra el escudo de la ciudad tallado en mármol. Los días laborables se puede visitar el interior de 09:00 a 13:30.
![]() Calle Obispo Rey Redondo, antigua calle de la Carrera. Sale de la Plaza del Adelantado, dejando la fachada principal del Ayuntamiento a nuestra izquierda. Es una de las calles imprescindibles en cualquier visita a San Cristóbal. Nada más enfilar por ella nos encontramos con una bonita perspectiva desde la que se pueden divisar varios edificios notables que están contiguos.
![]() La Casa del Corregidor. Fachada lateral del Ayuntamiento, data del año 1540 y es uno de los edificios más antiguos de la ciudad. Formó parte del Cabildo y también fue utilizado como cárcel. Conserva su portada original, de piedra volcánica, uno de los pocos ejemplos de estilo plateresco en Canarias. Fue residencia de los Corregidores de la isla. Actualmente alberga dependencias municipales. Se puede visitar los días laborables de 09:00 a 14:00.
![]() Casa de la Alhóndiga. Data de principios del siglo XVIII. Se utilizó sucesivamente como alhóndiga (casa pública donde se almacenaba, compraba, vendía y contrataba el grano), acuartelamiento y juzgado. Actualmente alberga dependencias municipales.
![]() Casa Alvarado-Bracamonte o de los Capitanes Generales. Se edificó a principios del siglo XVII por orden del capitán general Diego de Alvarado-Bracamonte y fue residencia de los capitanes generales durante el siglo XVIII. Ha sido restaurado recientemente y también cuenta con fachada lateral a la calle de Viana. Destacan su portada y los huecos de las ventanas labrados en toba roja. Alberga la Oficina de Turismo y es muy interesante entrar para ver su bonito patio de estilo canario, con fuente en el centro y balconadas de madera a su alrededor.
![]() ![]() Continuamos de frente por la calle de la Carrera, dejando para más tarde la calle Viana, que cruzamos.
Casa Riquel. Data del siglo XVIII. Da a las calles Carrera y Viana y se puede apreciar la diferencia de estilos y materiales de construcción, mucho más modestos en los de la calle lateral. La fachada principal cuenta con piedra roja que enmarca la puerta y la ventana central.
![]() Iglesia Catedral de Nuestra Señora de los Remedios. Ocupa el centro del trazado en cuadrícula del casco histórico. Comenzó a construirse en 1515, sobre una ermita de 1511, aunque no fue convertida en Catedral hasta 1819. Sufrió numerosas remodelaciones y en 1897 se declaró en ruina, debiendo derribarse todo el edificio, excepto la fachada principal, que se reconstruyó en 1820 en estilo neoclásico siguiendo los planos de la Catedral de Pamplona de Ventura Rodríguez. El templo actual se inauguró en 1913 y es de estilo neogótico.
Su interior conserva varios importantes Retablos, un coro neoclásico del siglo XIX, un púlpito de mármol de Carrara, una gran custodia de plata en estilo rococó y numerosos lienzos, tallas e imágenes que merecen una visita. Es gratis. ![]() ![]() La Plaza donde se ubica es muy bonita, con varios dragos y una fuente. Las casas de colores añaden su encanto.
![]() ![]() En los alrededores, podemos encontrar edificios destacados como la Casa Museo de los Sabandeños, la Casa de Ossuna del siglo XVII, de color rojo y con llamativa balconada de madera en el piso superior y una puerta muy descentrada, y la Casa Uque Botino o Consulado del Mar.
![]() ![]() Seguimos de frente por la calle Carrera encontrándonos con: Casa de los Marqueses de Torrehermosa (actual Hotel Aguere). Bonito edificio del siglo XVIII, con elementos neoclásicos, propio de la sociedad canaria acomodada de la época. En 1776 se convirtió en residencia del obispo de Canarias y de su curia, luego fue internado del Instituto de Canarias y en 1880 se transformó en hotel. Conserva la fachada original, pero su interior está completamente renovado. ![]() Teatro Leal. Lo mandó construir Antonio Leal en 1915. Su fachada modernista cuenta con los típicos elementos florales, de animales y personajes. Tiene un aforo de más de 1.000 butacas. Fue el centro cultural de ocio más destacado de la ciudad durante el siglo XX. Aquí se realizó la primera proyección cinematográfica y la de la primera película canaria.
![]() En muy pocos pasos llegamos a la Plaza de la Concepción, de trazado alargado y con un encanto muy especial, con sus bancos repletos de gente tomando el sol, su fuente y sus casas de colores alrededor. Sin embargo, lo que más destaca, al fondo, es la erguida estampa de la Torre de la Iglesia de la Concepción.
![]() ![]() ![]() Iglesia y Torre de Nuestra Señora de la Concepción. El edificio primitivo se construyó en 1515 y es la iglesia parroquial más antigua de Tenerife. A lo largo de los siglos ha sufrido numerosas transformaciones, la más importante en el siglo XVIII, y se reconstruyó en 1974. Fue declarada Monumento Nacional en 1948 por el rico patrimonio histórico-artístico que atesora, incluyendo la pila donde fueron bautizados los guanches tras la conquista. No hice fotos del interior porque la única oportunidad que tuve de entrar fue mientras se estaba celebrando misa.
![]() Su fachada es rectangular y muy poco elaborada, sin detalles arquitectónicos destacados. Lo más significativo es su torre de piedra molinera, la tercera que ha tenido la iglesia y que se ha convertido en símbolo de la ciudad. Una pena no haber podido subir ya que no abre los domingos. Las vistas desde lo alto del casco histórico deben ser preciosas. Decididamente, el domingo no es el mejor día para visitar San Cristóbal, ya que muchos lugares emblemáticos están cerrados.
![]() Dando la vuelta al edificio de la Iglesia de la Concepción, con la torre a nuestra izquierda, llegamos a la Plaza del Dr. Oliveira, uno de los lugares más concurridos de la ciudad, con numerosos bares, restaurantes y terrazas donde comer o tomar una tapa o una copa. Algo en esta plaza me recordó mucho a la Plaza Mayor de la ciudad cubana de Trinidad.
![]() ![]() Seguimos nuestro camino por la calle Herradores, paralela a la de la Carrera, por la que habíamos venido, donde enseguida nos encontramos con más casas destacadas.
Casa Casabuena (Juzgado de Indias). En el siglo XVI, las Islas Canarias obtuvieron permiso para comerciar directamente con América, para lo cual se creó el cargo de Juez Superintendente de las Indias. Esta casa, que hoy ocupa una entidad bancaria, se convirtió en Juzgado de Indias a partir de 1708, cuando su dueño, Bartolomé Casabuena compró el título de juez con carácter perpetuo y hereditario. Destaca la gran balconada de madera que se añadió a la fachada de la tercera planta, delante del granero, para incrementar su distinción, copiando, seguramente, a la de la casa Bigot, que nos encontraremos un par de manzanas después.
![]() Antes se pasa junto a la Casa Franco de Castilla, construcción señorial típica del siglo XVIII con la puerta y el frontón decorados en estilo barroco canario.
![]() Casa Bigot. Se construyó en 1654. Su propietario, Claudio Bigot, inició la moda de añadir una balconada de madera a la tercera planta (donde se situaba el granero) como elemento decorativo y de distinción, que fue copiado por otras familias notables de la ciudad en sus casas.
Casa Mustelier. Esta casa del siglo XVIII presenta una diferencia respecto a la típica construcción canaria y es que en las dos plantas de su fachada no se repite la secuencia de ventanas arriba y abajo, sino que en el piso superior se abren cuatro ventanas y en la planta baja dos puertas laterales y una central.
Al llegar al cruce con la calle San Juan, si se dispone de bastante tiempo libre, se puede girar a la derecha y cruzar dos manzanas hasta llegar a la Capilla de la Cruz de los Plateros, del siglo XVIII, promovida por el gremio de los plateros de la ciudad para albergar su Cruz, chapada en plata repujada. Solo abre el día 3 de mayo de cada año y, la verdad, su aspecto exterior no llama mucho la atención e incluso tiene alguna pintada en la fachada, por no hablar de dos semáforos y una señal de tráfico… Menos que tiene una fachada pequeña…
Arrriba, Casa Mustelier y Capilla de la Cruz de Plateros. Abajo, Casa Bigot.
![]() Volvemos a la calle Herradores, por la que seguimos caminando hasta llegar al cruce con la Avenida de la Trinidad, donde nos desviamos unos metros a la derecha para ver la fachada de la Casa Peraza de Ayala y la Capilla de la Santísima Trinidad, construida en el siglo XVII en estilo canario tradicional, con tres plantas, y donde destaca el balcón de celosías. A la derecha hay una capilla que conecta con la casa para los servicios religiosos de la familia Peraza de Ayala, que ha vivido en esta casa desde que se construyó. . ![]() Al cruzar la siguiente manzana, nos encontramos con la Calle Viana, que sale a la izquierda. Es una calle tranquila y muy bonita, que cruza transversalmente las que suben hasta la Iglesia de la Concepción. Resulta muy agradable pasear tranquilamente por esta calle y mirar a un lado y otro en cada esquina para encontrarnos otras perspectivas de muchos de los edificios que ya conocemos.
![]() El final de esta calle nos lleva a la Plaza de San Francisco (o del Cristo), donde nos encontramos con otros lugares interesantes como:
Convento de San Francisco y Santuario del Cristo. La orden franciscana lo comenzó a edificar en 1506 con limosnas, por lo cual las obras se demoraron durante muchos años y en el siglo XVII ya disponía de una capilla mayor y cuatro laterales. Un incendio lo destruyó en 1810 y la reconstrucción no pudo recuperar el esplendor anterior. Actualmente alberga la imagen del Santísimo Cristo de La Laguna, una de las imágenes más veneradas de las Islas Canarias. De estilo gótico y origen flamenco, se encuentra en un altar de plata repujada traído de América. Merece la pena entrar y es gratis.
![]() ![]() Mercado. Siempre es interesante conocer los mercados de abastos donde compran los vecinos. Abre los domingos, pero a la hora que fui ya estaban recogiendo los puestos instalados a en la calle. Es un buen lugar para abastecerse de vinos, quesos y otras especialidades canarias. Lo malo es conseguir meterlo todo en la maleta… y más ahora, con el sobrepeso tan penalizado por las compañías aéreas. También es muy recomendable tomar aquí el célebre “barraquito”, un café sumamente especial, que nos sorprendió, ya que no lo conocíamos (leche natural, leche condensada, café, canela, corteza de limón y licor 43, se termina haciendo espuma con la leche, como un capuchino). ¡Hay que probarlo! Es típico pedirlo en el mercado, pero lo sirven en cualquier bar de la ciudad.
![]() Desde aquí hay bastantes rutas posibles para seguir hacia la calle de San Agustín (antigua calle Real), la más bonita e importante del casco histórico. En mi opinión, lo mejor es recorrerla desde su inicio, así que si no se quiere volver por la calle Viana (por la que hemos llegado a la zona del Mercado) podemos tomar la Calle Nava y Grimón (antigua calle del Agua), paralela a la calle Viana, viendo de paso otros edificios interesantes.
Convento de San Juan Bautista o de las Clarisas. Ocupa una manzana completa, data de 1577 y fue el primer convento de mujeres que se instaló en Canarias. Un incendió lo destruyó en 1697 y se tuvo que reconstruir totalmente, quedando con el aspecto actual, con puertas de piedra roja. Al ser un convento de clausura, tiene en la parte ata un mirador desde el cual las monjas podían ver sin ser vistas.
![]() Llegamos ya a la Calle de San Agustín, pero antes de tomarla, avanzamos unos pocos metros hasta la esquina siguiente, donde se encuentra el Palacete Rodríguez de Azero, edificio de principios del siglo XX, que representa la corriente eclecticista, con mezcla de estilos, donde destaca la fachada modernista. Alberga al Casino de la Laguna y es complicado verlo desde el exterior porque lo tapan los árboles de gran porte del jardín. Lo vimos la noche anterior.
![]() Retrocedemos hasta la calle de San Agustín (la antigua calle Real, como todavía se la conoce) y empezamos a caminar por ella. Enseguida nos encontramos con varios inmuebles destacados. A la izquierda, la Casa de Van den Heede, del siglo XVIII, de fachada sobria, que esconde un hermoso patio con columnas. Ignoro si se puede visitar.
Calle San Agustín o Calle Real. A la derecha, el edificio amarillo, Casa an den Heede.
![]() Llegando a la calle Viana, a la derecha, vemos tres casas seguidas que ofrecen una bonita perspectiva y representan la arquitectura típica canaria del siglo XVIII, Haciendo esquina con la calle Viana, está la Casa Linares, con tres plantas, esquineros de piedra vista y los marcos de las ventanas con cojinetes de madera labrados. Competía en distinción con su vecina, la Casa Montañés, que como particularidad presentaba un zaguán amplio para el paso de carruajes.
Perspectiva de la Calle Real con la Casa Linares y la Casa Montañés en primer plano, a la derecha .![]() A continuación se encuentra otra casa del mismo siglo que hoy alberga la Fundación Cristino de Vera, con exposición permanente de sus oleos y lienzos.
![]() En la misma manzana, ya haciendo esquina con la calle Tabares de Cala está el Palacio Lercaro, que fue la residencia de una de las familias más notables de Tenerife durante los siglos XVI y XVII. Data de 1593 y se aprecia el origen italiano de los Lercaro en su arquitectura de estilo renacentista, en la que destaca la cornisa que sobresale en su portada. Desde 1993 alberga el Museo de Historia y Archivo Insular de Tenerife.
![]() ![]() Es muy interesante entrar en el edificio para ver su suntuoso patio, rodeado por siete columnas, que alternan madera y piedra. Es preciosa la galería superior forrada con paneles de madera labrados. Este patio lo vi con la visita guiada, pero se puede acceder libremente. Es gratis.
![]() Haciendo también esquina con Tabares de Cala, pero en la acera de enfrente, encontramos la Casa de los Jesuitas, de la primera mitad del siglo XVIII. Muestra el estilo señorial canario, con el esquinero de piedra y detalles barrocos. Al ser expulsados los jesuitas de España, este edificio pasó a ser referente cultural de la isla, siendo ocupado por la Universidad literaria de San Fernando, la Real Sociedad Económica de Amigos del País y actualmente alberga un archivo histórico.
En primer plano, a la izquierda, casa de los Jesuitas.
![]() A continuación, a la derecha nos encontramos con el Palacio Salazar (Palacio Episcopal). En él vivió la familia Salazar desde su construcción en 1664 hasta que pasó a ser Palacio Episcopal a finales del siglo XIX. Los Salazar quisieron manifestar su poder económico e influencia social en su fachada de piedra, ejemplo de estilo barroco canario, y que está considerada la mejor fachada civil que se conserva actualmente en Canarias. La portada es bastante similar a la de la Casa de Nava.
![]() Se puede acceder libremente a su bonito patio, de arquitectura típica canaria, con columnas de piedra, galerías de madera, fuente y naranjos. También conviene fijarse en las rejas de la puerta. El edificio está reconstruido ya que fue pasto de las llamas en el año 2006 y solamente se salvó la fachada.
![]() Haciendo esquina con la calle Juan de Vera, nos encontramos la Iglesia y Hospital de Nuestra Señora de los Dolores, fundado como centro benéfico de la ciudad en 1515. El Hospital conserva parte de la fachada original que da a la calle Juan de Vera, con los marcos de las ventanas de piedra roja. Actualmente alberga la Biblioteca Municipal. De la Iglesia, destaca la portada de piedra del siglo XVII.
![]() Iglesia y Ex–Convento de San Agustín. Los agustinos llegaron a Tenerife con los conquistadores y fueron la primera orden que se instaló en la ciudad, en 1506. El antiguo convento conserva muchos elementos originales, si bien la torre y la iglesia datan del siglo XVIII. Desde sus inicios se convirtió en centro de estudio y aquí se ubicó también la primera Universidad canaria. La iglesia quedó destruida en 1964 por un incendio y hoy solo permanecen sus ruinas.
![]() Sin embargo, el antiguo convento cuenta con uno de los mejores claustros renacentistas de Canarias, con dos plantas donde se combinan la madera y la piedra, roja para las columnas. Merece mucho la pena entrar a verlo. También es de libre acceso.
![]() Ya de vuelta a la Plaza del Adelantado, podemos acercarnos a ver en sus alrededores la Capilla de la Cruz Verde y la Iglesia y Ex-Convento de Santo Domingo de Guzmán.
Capilla de la Cruz Verde.
![]() [align=center]Iglesia y Ex-Convento de Santo Domingo de Guzmán. ![]() Una calle lateral.
![]() Hasta aquí llega el recorrido básico por el centro histórico de San Cristóbal de la Laguna, que se puede hacer perfectamente en una mañana.
Después de la caminata hay que reponer fuerzas en alguno de los numerosos restaurantes de especialidades canarias que hay repartidos por la ciudad. Hay mucha oferta y es cuestión de ver la carta en varios lugares antes de decidirse. La verdad es que nosotros no queríamos algo demasiado contundente ya que teníamos que salir hacia el aeropuerto a las cuatro y media como muy tarde, ya que nuestro vuelo a Madrid despegaba a las seis. Fuimos al Patio Canario, en la calle Manuel de Osuna, a espaldas de la casa Mustelier. Comimos realmente bien: garbanzas, champiñones gomeros (estaban exquisitos) y una carne que no recuerdo, además de la tarta de la abuela, una especie de tiramisú. Todo estaba muy bueno y además tuvieron la delicadeza de ponerlo para compartir, incluso las garbanzas en cuencos individuales y advertirnos que no siguiéramos pidiendo porque nos iba a sobrar. Para terminar, por supuesto, el típico barraquito. Muy buen precio también, no llegó a los 40 euros.
![]() Y así terminamos nuestra corta estancia en San Cristóbal de la Laguna. Realmente nos gustó la ciudad, tiene rincones muy bonitos y resulta muy agradable el ambiente y pasear por la zona peatonal. Merece el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad, aunque, precisamente por eso, tampoco vendría mal un mejor mantenimiento de los edificios históricos, algunos un tanto descuidados. En fin, es de suponer que todo se andará... Etapas 10 a 12, total 12
![]() Santa Cruz de Tenerife, aprovechando una escala en el aeropuerto de los Rodeos.Esta visita forma parte de un viaje distinto al que he estado comentando hasta ahora, pero creo que debe estar en este diario porque creo que para no dispersar la información debe estar en este diario, dedicado a Tenerife. De camino hacia la isla de El Hierro tuvimos que hacer escala en Tenerife, ya que no hay comunicación directa entre la península y la más pequeña de las islas canarias. Los vuelos desde Tenerife a El Hierro salen del aeropuerto de Tenerife-Norte-Los Rodeos, así que al ir desde Madrid teníamos que hacer escala allí.
Como la combinación de vuelos no es fácil y tampoco se puede ir con el horario demasiado ajustado, nos encontramos con más de seis horas perdidas en el aeropuerto. Ante una perspectiva tan poco atractiva, decidimos hacer alguna “excursión” por los alrededores.
Tanto por mayor proximidad como por interés del lugar, la primera opción en San Cristóbal de La Laguna, una ciudad cuyo trazado urbanístico está catalogado como Patrimonio de la Humanidad. Sin embargo, allí íbamos a pasar una jornada entera durante el viaje de regreso, así que nos decantamos por la segunda opción: Santa Cruz de Tenerife, la capital de la isla. Habíamos estado una vez, hace muchísimos años, así que no recordábamos nada.
Aterrizamos a las 10:00 en Tenerife, facturamos las maletas en el mostrador de Binter, compañía aérea que realiza los vuelos a El Hierro (no hubo problemas ya que teníamos el check-in hecho por internet) y nos dirigimos a la parada de autobuses que está en el exterior, donde ya se había formado una cola considerable con la gente que acababa de llegar en varios vuelos. Hay una marquesina con una pantalla electrónica donde aparece el tiempo que falta para que llegue cada autobús (2,65 euros por persona y trayecto). Los hay que van a diversos destinos en la isla (La Laguna, Santa Cruz de Tenerife, el Puerto de la Cruz, Aeropuerto Sur…) y para la capital marcaba nada menos que 36 minutos de espera. Después de levantarnos a las cinco de la mañana y con el trasiego del vuelo, no estábamos para demasiadas esperas, teniendo en cuenta que entre facturar las maletas, el desayuno en el aeropuerto y demás, ya eran las 11:30, así que decidimos coger un taxi que nos llevase hasta la Plaza de España, el lugar más céntrico de la capital tinerfeña. Nos costó 17 euros.
De paso, nos encontramos con un hermoso río de coches que se dirigían a los centros comerciales. El taxista nos contó que es muy habitual que se formen atascos los sábados en el entorno de los centros comerciales; en fin, como en todos sitios, lo que pasa que aquí está casi en el meollo de la ciudad. Como de lo que se trataba era de pasar esas horas entretenidos, sin mayores complicaciones, emprendimos un recorrido tranquilo, sin saber muy bien dónde dirigirnos porque no habíamos consultado información previamente. Lo único que teníamos claro era que teníamos que ir a la Plaza de España.
Vistas desde la Plaza de España.
![]() PLAZA DE ESPAÑA y alrededores. Enclave imprescindible en Santa Cruz y situado en su mismo centro. Está rodeada de amplias calles y avenidas, en el entorno portuario, con el mar enfrente. La vi muy diferente de cómo la recordaba hace años, pues ha sufrido varias remodelaciones, que no han sido del agrado de todo el mundo. Su construcción inicial data de mediados del siglo XX y se levantó sobre los terrenos que ocupó el castillo de San Cristóbal, del siglo XVI. Por cierto que durante el último remozado han aparecido restos de los antiguos muros de cimentación del castillo, que se pueden visitar en una galería subterránea en la misma plaza. Resulta interesante pasarse porque se contemplan los muros y algunos cañones, y también hay paneles informativos que relatan las tribulaciones del castillo, la historia del lugar y los tejemanejes que llevaron a su demolición. Se tarda poco en verlo, es gratis y añade una pequeña nota cultural a la visita.
![]() La Plaza está declarada como de “interés insular” por el Cabildo de Tenerife. En su parte central hay un Monumento a los Caídos, una torre en forma de cruz y cuatro grupos escultóricos, que incluyen detalles de la conquista y la cristianización de los indios. Se diseñó en 1944 y es una típica construcción de la época franquista en forma y fondo.
![]() ![]() El actual diseño de la Plaza es obra de unos arquitectos suizos que ganaron un concurso internacional y presenta como rasgo más destacado un lago situado en su centro que, al parecer, pretende ejercer de espejo para duplicar los edificios de alrededor, creando un entorno… ¿futurista? La plaza se elevó sobre su emplazamiento anterior y se quitaron los escalones que conducían al monumento. En el curso de la obra, aparecieron los cimientos del castillo.
![]() Junto a la Plaza también encontramos el edificio del Cabildo Insular, que fue construido en los años 30 del siglo pasado en estilo neoclásico. Otros edificios destacados son los del Casino y Correos.
Edificio del Cabildo.
![]() Edificio del Casino a la izquierda.
![]() Seguimos por la Avenida Marítima, una zona ajardinada, con grandes árboles, pero que deja el mar al otro lado de la calzada. A la izquierda, vislumbramos lo que seguramente son unos bonitos jardines, pero había que subir una cuesta y no teníamos ganas. Por la Avenida Francisco Laroche, llegamos a la zona portuaria, donde se está construyendo un nuevo muelle para los cruceros. Pretendíamos llegar hasta la famosa playa de las Teresitas (que recordábamos de la visita anterior y de la que tengo fotos antiguas), pero pronto nos dimos cuenta de que estábamos demasiado lejos para ir caminando. El paseo se alargaba y como tampoco veíamos nada interesante, dimos la vuelta y regresamos a la Plaza de España, cruzando la Alameda del Duque de Santa Elena, del siglo XVIII, donde hay una fuente de mármol genovés. Aquí vimos también una Oficina de Turismo.
La Zona del Puerto
![]() Avenida Marítima ![]() Enfilamos ya en dirección contraria al mar, dejamos a la derecha la calle Bethencour, la típica de paseo, cafetería y compras, pasamos por la Plaza de la Candelaria, donde hay un obelisco dedicado a la Virgen, y seguimos la Calle del Castillo, otra de las más comerciales de la ciudad, que tiene un tramo peatonal. Recuerdo esta calle, plagada de bazares cuando estuvimos anteriormente, la lejana época en que se iba a Canarias a comprar artilugios electrónicos, relojes, tabaco y licores a precios inimaginables en la península. Incluso vendían maletas plegables para transportar el seguro exceso de equipaje que esperaba en el aeropuerto, al regresar. Todavía conservo como una reliquia una radio-reloj-despertador, el único objeto de los que trajimos entonces que aún funciona como el primer día. Apenas vimos ya un par de bazares de los que llenaban esta calle entonces, ahora repletas de tiendas de ropa, perfumes, zapaterías, cafés y franquicias variadas. El cambio nos hizo sentirnos bastante mayores.
Calle del Castillo.
![]() Al final de la calle, aparecimos en la Plaza Weyler, con una bonita fuente en su centro ajardinado, pero la gran cantidad de tráfico nos hizo dar marcha atrás, volviendo por la calle de Imeldo Seris, paralela a la del Castillo, ya que queríamos localizar la torre de una iglesia antigua que habíamos visto a lo lejos, cruzando una boca-calle.
Plaza Weyler.
![]() Salimos a la Plaza de Santo Domingo, con una bonita fuente en su centro, y en las pequeñas calles adyacentes, algunas peatonales, vimos varios lugares interesantes para comer, pero como todavía era pronto, decidimos dirigirnos hacia una torre que nos llamó la atención desde lejos, pero que no era la de la iglesia que andábamos buscando y que parecía haberse evaporado.
Seguimos a la derecha, por la Calle Valentín Sanz, que cruza el barranco de Santos ya en el Puente General Serrador, dejando amplias vistas de la ciudad a un lado y otro, y que nos permitió también relocalizar la “perdida” torre de la iglesia antigua, que luego supimos es la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción. Plaza de Santo Domingo.
![]() Vistas desde el Puente sobre el Barranco de los Santos.
![]() MERCADO MUNICIPAL DE ABASTOS DE NUESTRA SEÑORA DE ÁFRICA (LA RECOVA). Se encuentra frente a la Plaza de Santa Cruz de la Sierra. Lo cierto es que llegamos allí por casualidad, ya que no sabíamos de su existencia. Una vez visto, recomiendo visitarlo porque es muy pintoresco.
![]() ![]() De estilo neocolonial, se inauguró en 1944. Lo mandó construir Ricardo Serrador Santés, por aquella época Capital General de Canarias, en un proyecto paralelo con la construcción del puente sobre el Barranco de los Santos (que habíamos cruzado anteriormente) y cuyo propósito era modernizar la imagen de la ciudad.
Puente sobre el Barranco de los Santos.
![]() Además de ser el principal mercado de la capital, se ha convertido en un referente turístico por su llamativo diseño, en especial el arco de entrada y la torre de estilo mudéjar, que ofrecen el aspecto de una fortaleza colonial. Consta de tres grandes patios ajardinados, uno central al estilo clásico español y otros dos laterales, algo más pequeños. En la planta principal están los puestos de flores, fruta, las panaderías y la restauración, y en la planta baja, creo recordar que se encuentran las pescaderías y carnicerías.
Patio Central.
![]() ![]() Frutería.
![]() Su nombre se debe a una pequeña talla de la Virgen de África que se conserva a la entrada del recinto. También hay una imagen de la Virgen de la Candelaria. Y en el exterior, también se ha erigido un monumento al chicharrero, gentilicio con que conoce a los naturales de santa cruz y que deriva del pez que más capturaban sus pescadores en siglos pasados.
![]() No nos hubiera importado quedarnos a comer allí, pero estaba lleno de gente (era sábado) y estaba claro que iban a tardar mucho en servirnos, lo que no nos podíamos permitir ya que nuestro avión salía a las 16:40. Así que retrocedimos a la zona de los restaurantes que habíamos antes y elegimos uno cuyo aspecto nos gustó, se trata de la Bodeguita Canaria, que está en la calle Imeldo Seris, 18. No eran todavía las dos, pero el interior ya estaba lleno, con gente tomando aperitivos. Tiene una terraza muy agradable en la calle y había sitio libre, así que nos sentamos. Diez minutos después estaba todo abarrotado. Comimos muy bien a base de tapas (croquetas, calamares, ropa vieja…) y, sobre todo, nos sirvieron diligentemente, cosa que nos hacía falta para no ir apurados al final.
Calles del centro.
![]() Todavía nos dio tiempo a ver unas cuantas cosas más, como La Plaza de la Madera, con el Teatro Guimerá, y las callecitas de los alrededores, algunas de las cuales conservan algunos bonitos edificios de estilo típico canario, si bien el estado de conservación de algunos los hace desmerecer bastante.
Plaza de la Madera y Teatro Guimerá.
![]() IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN. De estilo barroco canario, es el principal templo de la capital y se le considera su Catedral, aunque la verdadera Catedral de la Diócesis de Tenerife está en San Cristóbal de la Laguna. Su origen se remonta a 1500, cuando se empezó a edificar una iglesia dedicada a la Santa Cruz sobre la primera ermita construida en la isla por los conquistadores españoles. Esta iglesia fue la primera de la isla, pero no su primera parroquia, que está en La Laguna. En 1638 cambió su nombre por el actual y en 1652 el edificio fue arrasado por un incendio, reconstruyéndose el año siguiente, aunque la torre data de 1786. Fruto de las sucesivas ampliaciones que se hicieron con posterioridad, es la única iglesia de cinco naves que hay en las Islas Canarias. Según he leído, merece la pena entrar a conocer el interior, pero no pudimos porque estaba cerrada cuando pasamos por allí.
![]() Ya íbamos mal de tiempo, pero no queríamos marcharnos sin ver de cerca el edificio del Auditorio, cuya estampa nos había llamado mucho la atención desde el taxi. ¿A qué nos recuerda ese edificio? El taxista nos confirmó que es una obra de Santiago Calatrava.
![]() Seguimos por la Avenida Bravo Murillo hacia el Auditorio, por el camino nos encontramos una curiosa fuente de varios caños y la Ermita de San Telmo.
Panorámica, una fuente de varios caños a la izquierda.
![]() Ermita de San Telmo. ![]() El sol apretaba de lo lindo y tardamos unos quince minutos en llegar hasta nuestro destino, por la Avenida de la Constitución, una zona plagada de edificios modernos que miran al mar; también se aprecian los barrios que parecen colgados en las alturas.
![]() AUDITORIO DE TENERIFE ADÁN MARTIN (obra de Santiago Calatrava). El Auditorio de Tenerife “Adán Martín” es otra de las inequívocas construcciones del arquitecto valenciano Santiago Calatrava. Se inauguró en 2003 y, como no podía ser menos, se ha convertido en el símbolo moderno de la ciudad y en un importante atractivo turístico. Aparte de sus bondades acústicas, en las que no voy a entrar, presenta algunas novedades arquitectónicas, como su gran arco o sobrecubierta, único de grandes dimensiones que utiliza solo dos puntos de apoyo, mientras que la punta permanece en el aire desafiando la gravedad. Tiene unas dimensiones de 60 metros de ancho, 100 de proyección horizontal y 40 de altura.
![]() ![]() El edificio, de estructura enorme como suele ser habitual en este arquitecto, presenta formas diferentes dependiendo de la perspectiva del observador, jugando a la vez con los materiales, la luz y los contrastes que otorgan el fondo de océano y ciudad. Además, se han añadido varias terrazas con vistas al mar, a las que se puede acceder directamente desde la calle.
![]() No es la obra de Calatrava que más me ha gustado, pero como todas ellas, merece la pena acercarse. Además, el jardín aledaño, Parque Marítimo César Manrique, es bonito y se agradecen las vistas, con el sol haciendo sus picardías en el horizonte.
![]() ![]() Como contraste frente al "futurismo", justamente al lado se encuentra la Torre Defensiva de San Juan Bautista, conocida como Torre Negra o de San Juan, una torre circular de sillería volcánica frente al mar que data de 1641, aunque fue reformado posteriormente.
![]() No podíamos entretenernos más y, ya un poco apurados por el tiempo, tomamos un taxi para ir al aeropuerto. No tuvimos problemas porque el puerto de pasajeros está al lado del Auditorio y los taxis salen y entran con mucha frecuencia. Desde allí al aeropuerto, el trayecto no llega a un cuarto de hora.
![]() Como resumen señalar que el propósito principal de esta etapa de diario más que visitar Santa Cruz de Tenerife (ciudad que, por cierto, no suele salir muy bien parada en cuanto a su interés turístico en la mayoría de los comentarios del foro), se refiere a cómo aprovechar de la forma más entretenida posible una escala de unas pocas horas en el aeropuerto de Tenerife-Norte-Los Rodeos si ya se conoce San Cristóbal de La Laguna, que sería la primera opción. Y, en cuanto a eso, quedamos contentos: mejor dar un paseo por una ciudad junto al mar, que pasarse el tiempo muerto en un sitio donde no hay que hacer, salvo visitar un supermercado que está enfrente.
QUÉ VER EN UNA VISITA RÁPIDA. En especial, recomiendo ir directamente a la Plaza de España, visitar la galería subterránea con los restos de las murallas del castillo de San Cristobal, dar una vuelta por las calles adyacentes, llegar hasta el Mercado de Nuestra Señora de África (La Recova), pasar por la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción y llegar hasta el Auditorio Adán Martín, obra de Santiago Calatrava. Se puede comer bastante bien en la zona del centro, por las calles La Palma e Imeldo Seris, por ejemplo. Si se quiere comida rápida, en la Calle del Castillo hay todo tipo de franquicias, pizzerias y hamburgueserías. Etapas 10 a 12, total 12
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