Edimburgo: Una ciudad “encantada” con mucho encanto ✏️ Blogs de Reino Unido

Tras volver de mí viaje a esa preciosa ciudad escocesa os dejo a continuación mi diario en el cual os relatare mi breve estancia así como cualquier consejo, sugerencia y recomendación que espero os sean de utilidad para que podéis aprovechar vuestro viaje a la apodada Atenas del norte.

Después de tres años de sequia de vacaciones internacionales, este año me apetecía mucho salir al extranjero y visitar otra parte de la vieja Europa, continente tan rico en historia. En ese periodo de pandemia Edimburgo fue poco a poco llamando a mi puerta y eso que no conocía nada de ella pero quizás por películas como Highlander, Rob Roy, Braveheart y la serie Outlander, supongo que todos hemos sentido cierta fascinación por los hermosos paisajes de las tierras altas de Escocia. No obstante no me veía haciendo un roadtrip por dichas tierras (y eso que me propusieron un circuito por Escocia en la agencia de viaje con salida desde Zaragoza) sino que me quería limitar a una única ciudad y como siempre visito la capital de los países a los que viajo Edimburgo fue el destino elegido.

Seleccionado el donde había que escoger él cuando. Generalmente suelo viajar en Agosto aprovechando que mi empresa cierra un par de semanas pero como empecé desde principio de año a documentarme sobre Edimburgo, me tropecé con un video de Youtube donde indicaban que el peor mes del año para visitar la ciudad era justamente Agosto porque coincidía con el festival de arte de Edimburgo, lo cual equivalía a algo parecido a irse de vacaciones a Pamplona durante los Sanfermines; Con calles abarrotadas y una alza significativa de los precios del alojamiento. Así que tras consultarlo a nivel laboral me pille una semana de vacaciones del 26 al 30 de Junio.

Con el Donde y él Cuando aclarados, la siguiente etapa era reservar vuelo y hotel. Para ello me pongo en manos de la profesional que regenta una agencia de viaje a la cual voy todos los años. Que queréis que os diga me da cierta confianza tener el respaldo y consejos de alguien que trabaja en el sector del turismo.

Para el vuelo estuvimos mirando con Iberia pero no tenía vuelos el día de mi viaje de ida, en cuanto a Ryanair que era otra opción me desaconsejaron la compañía, finalmente lo contrate con Easy Jet. Quedando el vuelo de ida desde Madrid el lunes 26/06 a las 16:35 (llegada 18:30) y vuelta el viernes 30/06 a las 12:00 (llegada 16:00) ambos horarios me venía bien teniendo en cuenta que soy de Zaragoza y saliendo en autobús directamente a Barajas me daba tiempo para llegar con margen suficiente aunque eso significaba viajar durante casi todo el día.

Para la estancia de cuatro noches estaba limitado a los hoteles con quien trabajaba la agencia de viaje. La pernoctación en Edimburgo no sale barata y pude comprobar en internet que tiene fama de ciudad cara. Estuve dudando entre un hotel ubicado en la ciudad nueva, concretamente en Frederick street y otro en Shandwick Place, finalmente cuando fui a reservar el primero un par de semana más tarde, su precio se había incrementado mientras que para el otro había sido lo contrario permitiéndome además no pagar hasta unos pocos días antes de irme mientras que el otro me obligaba a pagar todo al hacer la reserva, eso hizo que contrate una habitación en el cityroomz ubicado en Shandwick Place.

Con respecto a mi agenda, después de mirar la amplia variedad de lugares que visitar y cosas que hacer se quedo de la siguiente forma, aunque tenía una amplia variedad de opciones en reserva.

Martes 27
10:30 Free tour Old town con el clan Pascual, reservado a mitad de mayo en su página web
14:30 Free tour New town con el clan Pascual, reservado a mitad de mayo en su página web
Miércoles 28
09:30 Visita al castillo de Edimburgo, el billete se compro a final de mayo en la página web oficial
18:30 Free tour fantasmas y leyendas con el clan Pascual, reservado a mitad de mayo en su página web
Jueves 29
Visita al museo nacional de Escocia.

Intente reservar una entrada al palacio de Holyrood pero no me dio opción en ninguno de los tres días en los cuales iba a estar en la ciudad.

Pondere contratar un tour para visitar las Highlands pero lo descarte rápidamente al ver que suponía un día entero y te pegabas mucho tiempo en el autobús con paradas ocasionales para ver monumentos, edificios y lagos. Lo mismo con Stirling, aunque la ciudad se encuentra a una hora en tren era como poco perder medio día por lo tanto tome la decisión de quedarme y concentrarme totalmente en Edimburgo.

Para acabar esta introducción voy a continuación comentaros mis primeras horas en "Auld Reekie", o vieja chimenea. Apodo de Edimburgo durante la época victoriana por las miles de chimeneas que expulsaban continuamente un denso humo que ennegrecía la ciudad.

El vuelo retraso su salida desde Madrid no obstante al llegar tuve suerte puesto que baje bastante pronto del avión, ventaja de tener el asiento en la sexta hilera y cerca del pasillo, además mi maleta apareció rápidamente en la cinta. Todo ello contribuyo a que deje de los primeros de mi vuelo el aeropuerto y al salir de la terminal me encontré con unas letras gigantes que te indicaban claramente donde habías aterrizado, supongo que es la primera imagen con la cual nos encontramos todos los turistas.

A unos pocos pasos esta la parada del autobús airlink 100 así como del tranvía, ambas opciones son buenas para viajar al centro aunque yo me decante por el tranvía que me pareció más cómodo, cosas de la edad. Después de media hora de transito abandonaba el vehículo en la parada del West End con el hotel a unos pocos pasos. En la recepción coincidí con un empleado llamado Adrian y que hablaba perfectamente el castellano siendo español lo que facilito mucho el check-in. Desempaquetada la maleta solo quedaba encontrar un lugar donde cenar y aquí el recepcionista me echo de nuevo un cable indicándome un restaurante emplazado muy cerca en Lothian Road; el Caley Picture House ubicado en un antiguo cine de allí el nombre. Pertenece a una cadena de pubs cuyas cocinas cierran mas tarde de lo habitual en Inglaterra. Después de cenar y como aun era todavía de día me acerque a Princes street para poder visualizar mejor el perfil del castillo, me adentre a los jardines de Princes street donde solo me dio tiempo de hacer una foto de la fuente Ross con el castillo de fondo, una de las imágenes más emblemáticas de la ciudad. Solo una foto porque eran las 21:00 y a esa hora cierran los jardines con lo cual los funcionarios estaban invitando a los turistas a dejar el lugar.

De regreso a Princes street y con ganas de ver más continúe para buscar una calle por la cual acercarme al castillo y cuando la encontré hubo que abandonar la llanura para ascender hacia la Royal Mile, artera principal de la ciudad vieja. La explanada del castillo estaba cerrada y no pude apreciar la fortaleza porque a mi sorpresa ya estaban instaladas las gradas que se usan para el festival de Edimburgo. Dicho festival se celebra en parte en la explanada delante del castillo y se montan unas gradas para que la gente pueda apreciar el espectáculo, la verdad no pensaba encontrármelas ya a finales de junio pero me comentaron que se tarda bastante en instalarlas así como en desinstalarlas. Baje por la faceta sur de Castle Rock, nombre por el cual se conoce la colina y antiguo volcán sobre la cual se encuentra el castillo a una altura aproximada de 130 metros sobre el nivel del mar llegando a la plaza de Grassmarket y desde allí regrese al hotel.

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Al reservar el hotel solo en la modalidad de alojamiento me tocaba desayunar fuera, afortunadamente al cruzar la calle tenía cerca un Starbucks y un café Nero, al primero fui el martes pero al siguiente fui el resto de los días cuando me di cuenta que había más gente haciendo cola para tomarse un café y la experiencia me ha demostrado que es mejor ir a donde van los nativos del lugar con todo lo que está relacionado con la comida.

Como el primer free tour no empezaba hasta las 10:30 no madrugue mucho ese día, el cual amaneció nublado, me dirigí desde el hotel al lugar de encuentro situado en la Royal Mile muy cerca del ayuntamiento por la parte sur de Castle Rock vía Grassmarket square con la idea de tomar unas fotos desde el mirador de la travesía de vennel, realmente son unos escalones de piedra que suben desde la plaza de Grassmarket y donde se tiene unas vistas sobre el castillo como podéis apreciar en la siguiente foto.

Además desde esos mismos escalones se puede observar una porción de la antigua muralla que protegía la ciudad, ese tramo forma parte del Flodden Wall, su nombre viene de la batalla de Flodden[i] que los escoceses perdieron contra los ingleses y por temor a un asalto sobre la ciudad reforzaron su protección. Otra parte del [i]Flodden Wall os lo encontréis en el cementerio de Greyfiar. Merece la pena recorrer esas escaleras por las vistas sobre el castillo. Desde Grassmarket Square la calle más conocida para alcanzar la Royal Mile no es otra que Victoria Street, una colorida vía en pendiente jalonada por numerosas tiendas y de la cual se dice inspiro a J.K Rowling para la creación del callejón diagon.

El número 40 es una tienda que vende merchandising de Harry Potter, donde suele haber colas para entrar por lo pequeña que es y porque mucha gente suele ir a cotillear, yo diría que tiene casi tanto de museo como de tienda, según me contaron anteriormente el local era una tienda de escobas hasta su cierre en 1996 ¿inspiraría esa tienda a J.K. Rowling para el juego del Quidditch? En el 34, que es la fachada rosa, es un local llamado Oink donde venden bocadillos de cerdo asado. Desde el escaparate se ve el cochinillo que van troceando poco a poco y cuando ya no queda nada cierran la tienda. Al otro lado de la calle se encuentra The Enchanted Galaxy que es otra tienda dedicada al merchandising de Harry Potter y otras franquicias así como The cadies & Witchery Tours que además de ofrecer tours en ingles tiene expuesto en su interior una cartera hecha de piel humana, la del criminal William Burke cuya historia me contaron en el free tour de fantasmas y leyendas. Es una calle donde merece la pena ir mirando cada escaparate y entrar en algunas tiendas o tomarse algo en los locales donde sirven comida y bebida sobretodo en los que están sobre las casas con fachadas de colores puesto que sobre sus tejados hay como una terraza. Muchas tiendas aun no habían abierto y la calle aun no era muy concurrida cuando pase por allí de camino a la Royal Mile.

Cuando los asistentes al tour estuvieron todos presentes, apareció como “estrella invitada” la lluvia, nuestro guía sevillano Manuel nos invito a seguirle al patio del ayuntamiento donde primero nos reto a adivinar cuantas plantas tiene el edificio, prueba que ningún acertó, como la parte trasera cae sobre la ladera de la colina consta realmente de once. Así mismo en el centro del patio se ubica una estatua de Alejandro Magno domando al caballo Bucéfalo, obra de John Steell y cuya mayor parte de su trabajo se encuentra en Edimburgo. Creo que representa la victoria del espíritu sobre la fuerza bruta, Si os fijáis bien, el caballo tiene orejas de cerdo: fue un “regalito” del escultor, ya que le pagaron la mitad de lo convenido.

A continuación se nos dio una breve introducción sobre la Royal Mile, la calle más emblemática de la ciudad vieja. La colina dominada por el castillo es un antiguo volcán y la calle sigue la colada de lava hacia el este, colada que hubo cuando el volcán entro en erupción, hace millones de años. Se le llama Royal por comunicar el castillo (antigua residencia de los reyes de Escocia) con el palacio de Holyrood (actual residencia de los reyes cuando vienen a Edimburgo) y Mile por su longitud de 1,8 kilómetros (medida de la milla escocesa distinta a la milla inglesa) Está dividida en cuatro tramos: Castlehill que empieza desde la explanada del castillo hasta The Hub, una antigua iglesia que sirve de sede del festival internacional de Edimburgo. Lawnmarket que llega hasta la catedral de St Giles. High Street empieza desde el Parliament Square y acaba donde se ubican un Pub llamado The World´s End, el cual se halla donde estaban históricamente las murallas y la puerta correspondiente. Finalmente Canongate sigue hasta llegar al palacio de Holyrood.

Cruzamos la Royal Mile hacia el Mercat Cross el cual es una estructura de piedra con una columna coronada por la figura de un Unicornio, animal que simboliza a Escocia. Tradicionalmente era el lugar donde los comerciantes se reunían para entablar negocios, también se utilizó para llevar a cabo eventos como proclamas, de hecho la muerte de la Reina Elisabeth II fue anunciada allí y ejecuciones. Según Manuel a los ladrones los llevaban al Mercat Cross y los mantenían allí clavándoles una oreja a una parte de la estructura teniendo que soportar el ratero los insultos y desprecios de la gente que pasaba por allí hasta el final de la condena aunque existía la opción de huir desgarrándose una parte de la oreja marcándolo para el resto de su vida como un ladrón.

Adentrándonos más en el parking de la parte posterior de la catedral de St. Giles bajo un porche y frente a un escudo de armas hicimos otra parada para que nuestro guía nos explicara una fracción de la historia de Escocia a través de su reina María I con su trágica vida y como su hijo Jacobo VI se convirtió en rey de Inglaterra y Escocia en 1603 no obstante ambos reinos siguieron separados a pesar de tener el mismo rey.

Se aprecia por un lado el unicornio que simboliza Escocia y por otro el león Ingles, la divisa de los reyes “Dieu et mon droit” les da un carácter divino. El escudo con la corona está dividido en cuatro cuarteles el superior izquierdo y el inferior derecho representan a Escocia con un león rampante, el superior derecho representa a Inglaterra con tres leones leopardados y el inferior izquierdo representa a Irlanda con un arpa. Los cuatro cuarteles aparecen rodeados por la divisa de la Orden de la Jarretera en la que figura su propio lema Honi soit qui mal y pense (en francés antiguo: “Vergüenza para el malpensado”) Finalmente en la esquina inferior izquierda una flor de Cardo para Escocia y en la esquina opuesta una rosa para Inglaterra.

El Cardo es la flor nacional de Escocia, según cuenta una leyenda se debe a que en la edad media unos vikingos vieron frustrado su ataque contra unos escoceses cuando unos de los guerreros piso un cardo y al clavarse en su piel las espinas no pudo evitar gritar alarmando a las desprevenidas victimas salvados por el cardo guardián.

En la década de 1690 Escocia intento establecer una colonia llamada “nueva caledonia” en Panamá para salir de la crisis en la cual se encontraba, sin embargo el proyecto Darién como se le llamo fue un desastre por el factor climático desconocido por los colonos. Las considerables pérdidas económicas fueron sufragadas por Inglaterra que a cambio del rescate exigió la condición que Escocia se uniera políticamente puesto que hasta entonces cada reino mantenía un parlamento y coronas independientes. En 1707 el acta de unión fue el tratado que permitió la unión de Escocia e Inglaterra en el reino de Gran Bretaña disolviéndose los parlamentos de ambos reinos para permaneciera solo el parlamento de Gran Bretaña.

La bandera de Escocia, representada por la cruz de San Andrés y la de Inglaterra con la cruz de San Jorge formaron la bandera de Gran Bretaña y sumándole la cruz de san Patricio, de Irlanda tenemos la bandera que todos conocemos hoy día.

En la plaza 23 del parking ubicado en Parliament Square hay una placa que marca el lugar donde se cree que esta la tumba de John Knox. Fue un predicador protestante escocés, padre de la reforma protestante y fundador de la iglesia presbiteriana de Escocia. Quería ser enterrado a 20 Pies de Saint Giles y donde está ahora el parking había un cementerio pero con el paso del tiempo se ha perdido el lugar exacto de su tumba.

Nueva parada delante de la catedral de St Giles para relatarnos la historia de Jenny Geddes la cual arrojo un taburete en dicha iglesia al arzobispo debido a que la mujer no comulgaba con lo que le estaban predicando por la diferencias de doctrinas entre la iglesia presbiteriana Escocesa y la anglicana Inglesa. Intentándose esa última por parte de Carlos I ser introducida en los servicios religiosos en Escocia. Provocando esa acción grandes tumultos que llevaron a la guerra civil inglesa. En el interior de la catedral se encuentra un taburete que representa el que lanzo Jenny Geddes.

A través de un close cercano, uno de los numerosos callejones que jalonan la Royal Mile, nos adentramos en un patio donde se encuentra una casa que alberga el museo de los escritores que nos recomendó visitar por dentro nuestro guía, el cual nos sometió a un juego que consistía en nombrar por su parte una serie de escritores escocés y nosotros le teníamos que contestar con algunos títulos de sus obras o personaje más famoso. No recuerdo todos los escritores porque hubo unos cuantos aunque si reconocí las obras de un par: Robert Louis Stevenson y Arthur Conan Doyle ¿Sabéis que libros escribieron? En cuanto a Walter Scott uno de los más famosos escritores de esas tierras seguro que os sonara también alguna de sus obras que fueron llevadas al cine.

Abandonamos la Royal Mile bajando por la calle Victoria para hacer otra parada corta en Grassmarket, que originalmente era una plaza donde se celebraba un mercado de ganado pero también donde se ahorca a los criminales, ejecuciones que congregaban a multitud de gente (En esa época no había televisión, ni tik tok y eran espectáculos a los que los habitantes de Edimburgo iban con sus mejores galas) Algunos de los numerosos Pubs de la plaza recuerdan esa etapa como The last Drop que representa el último deseo del delincuente es decir beber una última copa de alcohol o Maggie Dicksons Pub que lleva el nombre de una mujer condenada a la horca. Su historia, como nos contaron, es bastante increíble. Fue abandonada por su marido, trabajo en una posada donde tuvo un romance con el hijo del posadero quedándose embarazada. Como aun seguía legalmente casada con quien la había abandonada había cometido un crimen de adultero, cometió otro al ocultar su embarazo y como el bebe nació muerto al intentar deshacerse del cadáver fue descubierta siendo víctima de un tercer crimen, el de asesinato. Con todo eso la pobre mujer fue condenada a la horca, sentencia que se ejecuto en Grassmarket ante una muchedumbre que había acudido a ver la resolución del juicio. Tras su copa de whisky como última voluntad, Maggie fue ahorcada y metida en un ataúd para llevarla al cementerio acompañada por varios curiosos pero en el camino desde la caja se oyeron golpes y gritos. Imaginaros la sorpresa inicial de todos al abrir el féretro y descubrir que allí estaba Marie más viva que muerta, asombro que se transformo rápidamente en euforia puesto que todos clamaban por una nueva ejecución y todos se alegraban de poder asistir a un nuevo ahorcamiento (dos por uno en el mismo día). No obstante alguien tomo la defensa de Maggie manifestando que la mujer había sido condenada a la horca, no ha morir en la horca y que había cumplido su sentencia aunque por voluntad divina no había fallecido. De esa forma Maggie Dicksons vio salvada su vida que se prolongo durante muchos más años y desde entonces todos los que siguieron se les condeno a morir en la horca.

Tras relatarnos la historia de Maggie, nuestro guía nos llevo a la última etapa de nuestro tour que resulto ser el cementerio de Greyfriars, el nombre viene de unos monjes Franciscanos o más concretamente de sus ropajes grises. Continuamos con las historias tristes de Edimburgo puesto que en una parte vallada del cementerio a la cual no se puede acceder se ubico la cárcel de los covenanters, seguidores de un movimiento presbiteriano que defendían su religión frente a la reforma implantada por Carlos I, recordar la historia de Jenny Geddes y su taburete. Llegaron a ser varios centenares los que encerraron en ese lúgubre lugar que algunos se atreven a llamar el primer campo de concentración de Europa. Cerca hay un mausoleo donde está enterrado George Mackenzie, juez de Edimburgo cuyas sentencias condenaron a muchos de los covenanters a morir tanto por la horca como por el maltratado recibido, Su trato hacia los covenanters le valió el sobrenombre de Bloody Mackenzie. Como os he comentado la parte de la antigua prisión de los covenanters está hoy día cerrada por el ayuntamiento, la razón aludida es por unos fenómenos paranormales que se manifestaron hace unos años cuando se produjo unos destrozos en unas tumbas por parte de unos adolescentes, según los cuales había sido el espíritu de George Mackenzie que aun muerto seguía su cruzada contra quien persiguió en vida. Seguramente las causas del ayuntamiento son muchos más prosaicas puesto que el lugar se puede visitar a través de un tour que realiza el municipio previo pago para las arcas municipales.

Otra anécdota fue la de las tumbas protegidas, como podéis ver en las fotos, en el cementerio hay un par de tumbas rodeadas de unas rejillas. Su finalidad era la protección de los cadáveres. La vida en Edimburgo era muy dura y el nivel de condenas a muerta era muy alto, eso permitía a la medicina tener una gran cantidad de cuerpos para la enseñanza pero cuando las leyes se flexibilizaron se redujo el número de cadáveres y dio pie a la nueva “profesión” de ladrones de cuerpos también llamados resucitadores siendo los más famosos William Burke y William Hare. Esos maleantes desenterraban el cadáver de un fallecido reciente y dejando las posesiones del muerto (ropas y joyas) vendían el cuerpo desnudo a médicos. Las Jaulas protegían los cadáveres de los difuntos durante unas semanas hasta que el cuerpo ya no valía para su estudio médico y se podía enterrar en otra parte no protegida del cementerio.

Finalmente acabamos nuestro periplo con una bonita historia la del perro Bobby, un Skye Terrier que era en el siglo XIX la mascota de un policía. Ese último falleció y se dice que su perro se pasaba casi todo el día junto a la tumba de su amo a lo largo de 14 años, hasta que Bobby murió igualmente. La gente iba a verlo y le llevaba comida pasando a conocerse el animal como Greyfriars Bobby, incluso el ayuntamiento abono la licencia otorgándole un collar con una placa para que no sea considerado como un perro callejero. Tanto al entrar al cementerio como a las afueras del mismo, delante de un pub llamado Greyfriars Bobby's Bar hay una estatua del perro. La gente suele tocar la nariz de la estatua que esta a las afueras del cementerio, pensando que da buena suerte, no lo hagáis lo único que se consigue es desgastar la escultura.

Tras los aplausos y la aportación pecuniaria que cada uno considero oportuna como agradecimiento a nuestro guía, se dio por concluido el tour. En ese plazo de aproximadamente dos horas hasta el siguiente tour busque un lugar donde almorzar y descansar. Reencontrándome de nuevo con Manuel, sin que la lluvia nos hubiera dado una tregua, a las 14:30 en la plaza Waterloo, cerca de la estatua ecuestre del duque de Wellington para empezar el tour dedicado a la ciudad nueva. Por oposición a la ciudad vieja la cual hace referencia al casco antiguo propio de la ciudad medieval formado por el peñasco del castillo y la Royal Mile con edificios a ambos lados. Como la ciudad no pude crecer fuera de las murallas, las casas vieron duplicar sus plantas convirtiéndose casi en la primera ciudad de “rascacielos.” La decisión de construir una nueva ciudad se origino por el hecho de que a la ciudad vieja le era imposible crecer como hemos visto antes, aun mas para los siglos XVIII y XIX las murallas ya no eran necesarias puesto que Inglaterra y Escocías se habían unido. Además la época de la ilustración apoyo esa necesidad para las clases altas de la sociedad de vivir en grandes casas con anchas calles.

Tras las oportunas presentaciones y una breve introducción sobre él porque de la ciudad nueva nuestras miradas fueron dirigidas hacia el hotel Balmoral, un lujoso hotel de cinco estrellas, icono de la ciudad ubicado en el extremo este de la princes street, principal calle comercial de Edimburgo. El hotel, de arquitectura victoriana, abrió sus puertas a principio del siglo XX, era conocido originalmente como el North British Hotel y esta junto a la estación de ferrocarril Waverley siendo sus principales clientes los pasajeros de los trenes. Tras una serie de cambios de propietarios se rebautizo como Balmoral que en gaélico significa “morada majestuosa” La torre de 58 metros alberga varios relojes que se adelantan tres minutos para garantizar que la gente no pierda sus trenes, solo cada 31 de diciembre se ajusta a la hora exacta.

Otro edificio localizado tras la estatua del duque de Wellington es el National Records of Scotland que alberga los registros de nacimientos y fallecimientos de la población, es el lugar perfecto para buscar la historia de su familia de quien tenga antepasados escoceses.

Continuamos nuestra visita, pasando delante del “café royal” en el 19 West Register Street, es un pub en el cual nuestro guía nos invito a tomar algo durante nuestra instancia en la ciudad para poder disfrutar su decoración interior, desde el escaparate solo pudimos advertir unos murales de azulejos.

La siguiente parada fue delante de la Dundas House, cerca del Andrew square, es una casa de estilo neoclásico como gran parte de los edificios de la ciudad nueva. Inicialmente el solar estaba destinado para la construcción de la iglesia de san Andrés pero Sir Lawrence Dundas se adelanto en la compra del terreno e hizo edificar una soberbia mansión que hoy día pertenece al Royal Bank of Scotland. Se nos invito a entrar para admirar el techo abovedado estrellado sobre el vestíbulo bancario en cualquier otro momento y aprovechar para cambiar una moneda de una libra por un billete de una libra escocesa, billete bastante raro y que según nuestro guía con el tiempo incrementara su valor.

Cruzamos el Andrew square y a los pies del monumento a Melville tuvimos otra explicación sobre quien era la imponente figura que se alza en lo alto de la columna de 150 pies de altura, inspirada en la columna Trajana de Roma: Henry Dundas, primer vizconde de Melville al cual se le apoyaba “el gran tirano”. Durante las guerras napoleónicas fue ministro de la guerra acabando siendo procesado por malversación de fondos públicos y aunque fue declarado inocente no se le volvió a dar un cargo público. El monumento fue seguramente financiando por los fondos robados destinados a las tropas inglesas.

Antes de dejar el Andrew square para seguir hacia George street, una de las tres calles principales de la ciudad nueva, hicimos otra parada señalándonos el guía el monumento levantado en honor a Walter Scott que se encuentra en Princes street Gardens y cerca de la estación de ferrocarriles de Waverley. Walter Scott es un escritor de finales del siglo XVIII y principio del siglo XIX, especializado en novelas históricas, siendo sus libros leídos por sus contemporáneos tanto dentro como fuera del reino unido. Me da vergüenza admitir que aunque conocía algunas de sus obras sobre todo sus adaptaciones al cine o serie como Ivanhoe, Rob Roy o Quentin Durward ignoraba quien era el autor. El monumento es una torre de unos 60 metros de alto, que dispone de una escalera en su interior y permite el ascenso a las diversas plantas de la construcción desde las cuales se puede avistar la ciudad. El color negro de la torre se debe a la contaminación que sufrió Edimburgo durante la época victoriana. La aguja tiene un diseño gótico victoriano y presenta 68 pequeñas estatuas figurativas en sus laterales, modeladas a partir de otros escritores escoceses y personajes de las novelas de Scott. En la base del monumento se puede ver una gran estatua del propio Scott, con su querida perra, Maida, realizada a partir de una única pieza de mármol. Hoy día Sir Walter Scott es un símbolo del nacionalismo escocés.

En el cruce de la calle George Street y Hanover Street se encuentra la estatua del rey George IV conmemorando su visita a Escocia en 1822. A raíz de la admiración que sentía el rey por las novelas de Walter Scott, lo conoció y el autor animo a George IV a visitar Escocia, tierra durante muchos años abandonada por la corona británica. Su viaje por las tierras del norte de su reino conquisto a los escoceses, de hecho el propio rey y bajo la dirección de Walter Scott volvió a poner de moda el kilt o falda escocesa.

Seguimos por George Street para bifurcar hacia Castle Street y con una magnifica vista al castillo nos toco otra parada para escuchar la historia de William Brodie, que como todo personaje famoso de Edimburgo también tiene una taberna que lleva su nombre en la Royal Mile. William Brodie, contemporáneo del siglo XVIII, era un hombre que tenía una doble vida. De día era un respetable artesano cuya profesión era cerrajero, trabajando tanto las cerraduras de las puertas de casas y negocios como de cajas fuerte. Sin embargo de noche se convertía en ladrón, aprovechando su oficio se guardaba un doble de las llaves de las distintas cerraduras y robaba a sus clientes. Al parecer su vida inspiro al escritor Robert Louis Stevenson su libro el extraño caso del doctor Jekyll y Mr Hyde.

Nos metidos en Rose Street, una calle segundaria donde nos encontramos con un plano de la ciudad nueva que le permitió a nuestro guía explicarnos de mejor manera la arquitectura de la New Town. El Proyecto urbanístico de James Craig fue el aprobado, consistía en una sencilla disposición rectilínea de tres calles principales paralelas este-Oeste (Princes Street, George Street y Queen Street) con una plaza en cada extremo (St Andrew Square y Charlotte Square). Con otras tres calles perpendiculares norte-sur (Castle Street, Frederick Street y Hanover Street) Inicialmente una de las plazas se iba a llamar George Square pero como ya existía en la ciudad vieja una plaza con ese nombre se cambio por Charlotte, nombre de la esposa del rey. Paralelamente entre Queen Street y George Street se ubica Thistle Street (la calle del cardo) mientras que paralelamente entre George Street y Princes Street se localiza Rose Street (la calle de la rosa) cabe recordar que el cardo es la flor representativa de Escocia y la rosa la de Inglaterra, esas dos calle son más pequeñas y segundarias originalmente eran las entradas para el personal de servicio, hoy día en ellas abundan tiendas y pubs. Finalmente la ciudad nueva no está edificada sobre una superficie llana sino sobre una colina con George Street sobre su cresta mientras que Queen Street se ubica colina abajo al norte y Princes Street colina abajo al sur.

Acabamos nuestro recorrido de la ciudad nueva en Charlotte Square, el cual nos comento nuestro guía Manuel es una plaza privada por lo tanto solo los residentes del lugar tiene la llave que les permite pasear y disfrutar del jardín localizado en el centro. En el numero 7 esta la Georgian House, esa casa, que sirve de museo, esta restaurada para reflejar la vida de quienes vivieron y trabajaron aquí a finales del siglo XVIII y principios del XIX, no obstante su entrada al contrario de la mayoría de los museos no es gratis. Es otro de los lugares que nuestro guía Manuel nos recomendó visitar y que no hice. Muy cerca en el numero 5 se ubica la residencia oficial del primer ministro de Escocia.

Nos quedaba la última etapa de nuestro free tour que estaba localizada en el pintoresco barrio de Dean Village, situado a orillas del rio Leith. Fue durante varios siglos una aldea, que terminó por integrarse al paisaje urbano de la capital escocesa, antaño gozó de una importancia considerable por ser la principal fábrica de harina de la zona, llegando a contar con varios molinos de agua destinados a tal fin. Nuestro guía, Manuel, concluyo su tour nombrándonos a varios escoceses famosos para reflejar la importancia cultural y científica que aporto Escocia a la corona británica. Tal y como le confesé los que yo conocía pensaba que eran ingleses. Finalmente volviendo a la obra de Robert Louis Stevenson del doctor Jekyll y Mr Hyde lanzo la pregunta si realmente la inspiración del autor no vino de las ciudades antigua y nueva, una decadente otra floreciente, una donde vivían las clases bajas y pobres y la otra donde residían las clases altas e ilustradas, una sombría y la otra iluminada. Y con esa pregunta en el aire el tour se acabo, la última recomendación de nuestro fue seguir el curso del rio hasta el barrio de Stockbridge pero tras haber estado todo el día bajo la lluvia necesitaba descansar y con el hotel a unos diez minutos considere más sabio dirigirme hacia allí.

Un par de horas más tarde salí para cenar dirigiéndome hacia Princes Street, mientras tanto había dejado de llover y aunque nublado el tiempo era agradable. Tras acabar como vi que aun era bastante de día, porque en verano en esas latitudes anochece mucho mas tarde, me dio por dirigirme hacia Calton Hill. Es un lugar que había pensado ir a visitar el primer día pero como el vuelo se retraso llegando más tarde y con el cansancio del viaje lo obvie. Sin embargo hoy me quedaba todavía fuerzas para ello y puesto que no llovía había que aprovechar. Calton Hill es una colina situado al este de Princes Street y desde la cual se tiene una hermosa vista sobre la ciudad nueva, vieja, sobre el puerto y sobre la colina de Arthur´s Seat.

Se accede fácilmente por unas escaleras y además de las vistas otro motivo para ir son los numerosos monumentos que se encuentran. El primero es el monumento a Nelson, erigido en honor al Almirante Nelson tras su victoria y muerte en la Batalla de Trafalgar. También participo con anterioridad a la batalla de Santa Cruz de Tenerife pero no pudo someter a los tinerfeños perdiendo el brazo derecho en la ofensiva, eso es algo que no se sabe en Inglaterra porque las derrotas no son lo suyo. La torre de unos treinta metros tiene forma de catalejo, en su interior alberga un pequeño museo dedicado a Nelson y a través de unos escalones se puede subir a una terraza circular, aunque cuando yo estuve estaba cerrado.

Otro monumento también del siglo XIX como el de Nelson es el monumento nacional, este dedicado a los soldados caídos en las guerras napoleónicas. Parecen las ruinas de un antiguo templo de la Grecia clásica pero no, aunque la idea era tener en Edimburgo una réplica del famoso Partenón de Atenas el proyecto se quedo sin fondos y solo llego para las doce columnas que hoy día existen. En su tiempo se gano el apodo de la “vergüenza de Edimburgo.”

Tener cuidado al subir al monumento no es fácil si no te ayuda alguien, detrás de mi esta la colina de Arthur’s Seat.

Una tercera construcción es el observatorio diseñado por James Craig, el arquitecto de la ciudad nueva. Su estilo recuerda de nuevo a un templo griego, la gran cúpula en el medio está destinada a albergar el telescopio. Cuando estuve estaba cerrado pero se puede visitar y hay incluso una cafetería.

El último monumento es el dedicado a Dugald Stewart, filósofo escocés y profesor de la universidad de Edimburgo. La estructura se inspira en el Monumento Coragico de Lysicrates en Atenas, es un templo circular de 9 columnas alrededor de una urna elevada.

Visto los monumentos y las vistas di por finalizada mi estancia en Calton Hill y volví caminando por Princes Street al hotel para reponer las pilas de cara al siguiente día.

Vista de Princes Street, a la altura del monumento a Walter Scott, a la derecha de la calle la torre del hotel Balmoral y al fondo de la calle se distingue el monumento a Nelson y las columnas del monumento nacional.

👉 Ver Etapa: Día 1 La ciudad vieja, ciudad nueva y Calton Hill ⏫ Volver arriba Compartir:

Para el miércoles 28, segundo día completo en Edimburgo, tenía reservado el plato fuerte de mi estancia es decir la visita al castillo algo fundamental si uno va a visitar esa ciudad. El Castillo esta erigido sobre una roca de origen volcánico y tres de sus lados están protegidos por abruptos acantilados quedando el único acceso a la fortaleza limitado por una pendiente en el lado oriental que forma la Royal Mile. A lo largo de su historia el castillo participo en múltiples conflictos siendo asediado a menudo. Adquirí con cierta antelación la entrada en la página web oficial a la par que el audio guía. Los horarios de visita (09:30-18:00) son algo más amplios que los horarios de los museos (10:00-17:00) Tenía la entrada para las 09:30 y como llegue pronto aun no habían abierto, sin embargo ya figuraba un letrero indicando que se habían vendido las entradas para el día. Aprovechando estuve cotilleando en una cercana y gigantesca tienda de regalos llamada Tartan Weaving Mill, donde en sus tres plantas vendían varias prendas de lanas con los distintos colores de los clanes, souvenir y merchandising de Harry Potter, creo que en mis viajes no vi tienda para turistas tan grande como esta.

Cuando abrieron el acceso a la explanada, es una pena que ya estuviera las gradas montadas impidiendo las vistas, se formaron un par de filas donde iban leyendo el código de la entrada para permitirnos acceder al recinto. A ambos lados del portal se encuentran dos estatuas, la de la derecha representa William Wallace (Es normal que no se parezca a Mel Gibson) y la de la izquierda a Robert Bruce, ambos líderes escoceses que lucharon contra los ingleses durante la primera guerra de independencia del siglo XIII. Sobre el pórtico, se puede leer, la frase latina Nemo me impune lacessit que es el lema oficial del reino de Escocia, se traduce como Nadie me ofende impunemente.

Siguiendo el camino ascendente me encontré casi de inmediato con el punto de recogida del audio guía. Aunque lleva un cordel que te permite colocar alrededor del cuello para oírlo bien hay que acercarlo a la oreja, os aconsejo llevaros unos auriculares como lo hice yo para engancharlos al audio guía, de esa forma tendréis las dos manos libres.

Plano del castillo para podéis visualizar lo que iré comentado.

Volví a cruzar otro Portón con rastrillo incluido (1-Portcullis Gate) bajo la torre Argyle (14) Aquí es cuando realmente empieza la visita del castillo con sus correspondientes edificios que albergan varios museos no obstante yo continúe hacia el punto más alto aunque sin atajar por las escaleras (2) llegando a la plaza real.

Sé que no es lo normal pero lo hice porque alrededor de esa plaza se encuentran varios edificios, el palacio real (19) la sala donde se encuentran los honores de Escocia (18)el gran salón (20) y el monumento nacional Escocés a la guerra (22). Los honores de Escocia son la corona, el cetro y la espada del estado, joyas que se utilizan para coronar a los reyes escoceses además de la piedra del destino, una reliquia de gran simbolismo. La sala en la cual se encuentran depositada es bastante pequeña y no permiten hacer fotos (es lo equivalente a las joyas de la corona inglesa expuestas en la torre de Londres) como leí que había bastante cola es lo primero que fui a ver, de allí que empecé mi visita por lo que sería el final, me perdí el cetro que estaba ausente por restauración no obstante pude apreciar el resto con total tranquilidad estando a solas con un par de guardias. La piedra del destino se utilizaba para coronar a los reyes Escoceses colocándose de pie sobre ella. Eduardo I de Inglaterra se la apropio y se la llevo a Londres como botín de guerra para su uso en las ceremonias de coronación, para ello hizo construir una silla conocido como la silla de San Eduardo sobre la que desde entonces han sido coronados todos los reyes británicos. En 1996 fue devuelta a Escocia no sin antes sufrir un intento de robo por parte de cuatro estudiantes escoceses en 1950 inspirando la película del 2008 “Stone of destiny”

Desde la sala se puede acceder a los apartamentos reales constituidos por el dormitorio de la reina maría, cámara decorada con un busto de la reina y varios cuadros de los distintos reyes y pretendientes a reyes. Sigue la habitación de parto, una pequeña alcoba donde María, reina de Escocia, dio a luz a Jacobo VI que se convertirá a Jacobo I de Inglaterra en la unión de las coronas. Una antecámara y el laich hall.

Volviendo a salir al cuadrilátero real, me encamine hacia el gran salón (20) donde se celebraban grandes banquetes y actos de estado, acabado en 1511 por el rey Jaime IV. Su altura hace que la vista se desvié hacia su techo de madera sostenido por ménsulas decorativas de piedra tallada. Cuando el ejército de Oliver Cromwell capturo el castillo en 1650 convirtió el gran salón en un cuartel añadiendo un par de plantas aprovechando la altura. El Audio guía comento la historia de la cena negra, lo que paso es que William Douglas, líder de un clan escoses y rival del rey, fue invitado por los consejeros del joven rey James II previa promesa de seguridad a asistir a una fiesta en el castillo. Tras la cena en el gran salón resonó un tambor y los soldados del rey pusieron la cabeza de un jabalí sobre la mesa señalizando el asesinato de William Douglas. ¿No os recuerda a cierta boda roja de juego de Tronos? A lo largo de las paredes se encuentran numerosas armas y armaduras. En la foto de la chimenea, en la parte derecha está un laird’s lug “oreja del señor” es un sistema de escucha consistente en un conducto que llevaba desde el gran salón a las dependencias reales usado para poder así escuchar a los invitados o servidumbre.

Finalmente tras salir del Great Hall me quedaba el último edificio que se puede visitar en la plaza real que es el Monumento nacional a la guerra de Escocia (22), honra la memoria de los soldados caídos mientras pertenecían a regimientos escoceses durante las dos guerras mundiales y posteriores conflictos. Flanquean su entrada por un lado un león tumbado sosteniendo un escudo con la bandera de Gran Bretaña y por otro un unicornio tumbado con el escudo de Escocia, supongo que es un unicornio al ser el símbolo de Escocia porque no tiene cuerno y bien podría parecer un caballo. El resto del exterior del edificio está decorado con gárgolas y estatuas mientras que el interior contiene monumentos murales que conmemoran los distintos regimientos, numerosas banderas y vidrieras con temáticas bélicas. No se pueden tomar fotos, es lugar sagrado que respecta el sacrificio realizado por los hombres y mujeres cuya memoria es recordada en ese edificio. La parte del altar contiene un ataúd que contiene las listas de honor con todos los nombres de los soldados muertos en la primera guerra mundial, delante de cada monumento mural dedicado a un regimiento hay libros con los nombres de los caídos que sirvieron en dicha unidad. Inicialmente el lugar estaba ocupada por la iglesia de Santa María.

Parte posterior del Monumento nacional a la guerra de Escocia.

Abandonado el cuadrilátero que forma la plaza de la corona me fui a ver la cercana batería de la media luna (16), esta constituida por varios cañones de la época napoleónica, defienden el acceso al castillo y de hecho por las troneras se tiene una buena vista sobre la explanada (que sería mejor si no estuvieran las gradas) y la ciudad antigua pero también se aprecia arthur’s Seat a la derecha y Calton Hill a la izquierda. Se construyo sobre las ruinas de una torre medieval de la época del rey David II pero que fue destruida durante el asedio de Lang de 1573. Se puede acceder, bajo la batería, a esas ruinas pero es la parte menos relevante del castillo.

El siguiente emplazamiento está ocupado por la capilla de Santa Margarita (11) Esta pequeña capilla, construida por el rey David I en honor a su madre que fue canonizada tras su muerte, es la estructura más antigua del castillo. En el siglo XVI pasó a ser utilizada como almacén de pólvora, hasta que fue restaurada como capilla en el siglo XIX. Su interior es muy pequeño, es un lugar bastante íntimo que contiene un evangeliario que perteneció a Santa Margarita.

Justo delante de la entrada a la capilla de Santa Margarita se encuentra el Mons Meg (12) es una bombarda o pieza de artillería de la época medieval utilizada para asedios. Con su calibre de 510 milímetros se podían disparar balas de hasta 183 kilogramos a varios cientos de metros de distancia las cuales impactaban contra sus blancos haciendo desastres en las fortificaciones enemigas. Fue construido por orden de Felipe III de Borgoña y enviada como regalo al rey Jacobo II de Escocia en 1454.
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Si uno se asoma desde las murallas podrá ver un poco más abajo el cementerio de perros (13) donde estan enterradas las mascotas de los regimientos militares. Sin olvidarse de las vista que se tiene sobre la ciudad nueva.

Dejando atrás la parte alta del castillo traspase el Foog’s gate (10)y entre en el cercano museo del Royal Scots (The Royal Regiment) and the Royal Regiment of Scotland (9). Los Royal Scots es uno de los más antiguos regimientos de infantería de línea. Existiéndose de forma ininterrumpida hasta el 2006, fecha en la cual se fusiono con otros regimientos, como el Royal Highland Fusiliers o el Black Watch, para formar el Real Regimiento de Escocia. El museo expone de forma cronológica el historial de la unidad, exhibiendo muchas de sus hazañas en paneles murales y dioramas. Como lucharon en la península española durante las guerras napoleónicas participaron en las batallas de la Coruña, Salamanca, vitoria y la toma de San Sebastián representada en un diorama y sigue por todos los conflictos pasando por las dos guerras mundiales hasta entrado el siglo XXI. Es un museo pequeño y se ve bastante rápido incluso parándose a leer algunos murales.

Tras salir del museo, fui hacia la izquierda en dirección de la batería Dury donde está la entrada de la exhibición de la cárcel de guerra o museo de los prisioneros de guerra (23). De hecho la batería Dury no tiene cañones porque fueron retiraron al emplearse como patio de ejercicios para los presos. El laberinto de bóvedas bajo el cuadrilátero de la plaza de la corona durante los siglos XVIII y XIX se uso como cárcel donde fueron retenidos piratas y prisioneros de guerra en unos espacios oscuros y estrechos. Es una recreación de las bóvedas que nos permite hacernos una idea del sombrío modo de vida al cual se enfrentaron, en su mayoría, los marineros que cayeron presos de los británicos. El audio guía comentaba un intento de fuga en el cual se escaparon varios cautivos, bajando por Castle Rock, aunque fueron recapturados. Además de la recreación de las instalaciones también se encuentra algunos objetos que fabricaron los presos utilizando cualquier material disponible así como grafitis grabados en puertas.

En la misma batería Dury y frente al museo de los prisioneros de guerra se encuentra un pequeño edificio que representa una cárcel militar (25) vais a encontrar en su interior unas pocas celdas donde en algunas se hallan maniquís que reproducen presos del ejército británico cuyos cargos habían sido deserción, peleas, borrachos en actos de servicios, etc. Teniendo que cumplir su sentencia en esa cárcel.

Frente al museo del Regimiento de los Royal Scots se encuentra el The Royal Scots Dragoon Guards Regimental Museum (8) El regimiento conocido actualmente como The Royal Scots Dragoon Guards que se creó para ayudar al rey Carlos II a luchar contra los Covenanters, disidentes religiosos del siglo XVII. Si bien el anterior estaba dedicado a un regimiento de infantería, este sin embargo es de Caballería, recogiendo el historial de hasta 6 regimientos que se han ido uniendo a lo largo del siglo XX a través de una serie de amalgamas. Se exponen igualmente una amplia gama de objetos como uniformes, medallas, espadas, armas de fuego y cuadros que abarcan más de 300 años de historia pasando de un caballo como montura a un carro de combate en la segunda guerra mundial o en la guerra del golfo. Hoy día, es un regimiento de caballería ligera que usa el Jackal, un vehículo acorazado sobre ruedas. Un águila y un estandarte franceses ocupan un lugar de honor en este museo del regimiento. Los Scots Greys se las arrebataron al 45 de infantería francesa en 1815, durante una carga épica en la batalla de Waterloo.

Por lo que pude ver algunos de los edificios son todavía cuarteles militares, aunque deben de tener más bien una función administrativa. Seguí recorriendo de forma descendiente el castillo pasando delante de la cafetería “casaca roja” nombre apropiado al estar dentro de un recinto militar hasta la batería Argyle. Está constituida por seis cañones que al igual que los de la batería medio luna datan de las guerras napoleónicas, apuntan hacia el norte, proporcionando unas magnificas vista sobre la ciudad nueva. Bajando unas escaleras cerca de la cafetería hay una sala donde se exhiben una maqueta del castillo así como fotos y maquetas relacionadas con el cañón de la una en punto. Se le llama de esa forma porque todos los días excepto los domingos a la una en punto se dispara el Light Gun de 105 mm. Es una práctica que se remonta a 1861 cuando el disparo señala la hora a los barcos en el estuario del Forth.

Al actual no se puede uno acercarse, no obstante yo me hice una foto con el cañón anterior que lo tienen cerca de la sala de exhibición.

La idea era quedarme hasta la una para verlo disparar pero entorno al medio día empezó a llover, la mañana había estado nublada y albergaba la esperanza de no ver la lluvia pero el tiempo es caprichoso en Edimburgo. Me refugie primero en la cafetería casaca roja pero una vez dentro me percate que me había dejado de ver el National War Museum (5) ubicado en el hospital square. En el centro de dicha plaza hay una gran estatua ecuestre del mariscal de campo Douglas Haig. Es otro museo militar, situado en un edificio de dos plantas, más grande y más amplio que los dos museos regimentales, abarca 400 años de historia de Escocia en guerra desde el siglo XVII. El museo está dividido en una serie de secciones temáticas. Destacaría un cuadro; el de la delgada línea roja, referencia a un episodio de la guerra de Crimea, siendo el episodio más famoso de esa guerra es el de la carga de la brigada ligera.

Cuando salí del museo, seguía lloviendo y como aun quedaban unos 20 minutos para las 13:00 no me apetecía mucho esperar de pie el disparo del cañón y eso que algunas personas ya habían tomado posiciones, lo ideal es estar en la primera fila para grabarlo o tomar unas fotos. Descarte la espera y deje tras de mí el castillo para bajar hacia la ciudad nueva y buscar un lugar donde comer, caminado por Princes Street escuche perfectamente la detonación del cañón señalando la una de la tarde.

Descansando de mi almuerzo estuve considerando que hacer puesto que hasta las 18:30 no tenía otro free tour. Antes del viaje intente comprar online la entrada al palacio de Holyrood pero de los tres días que iba a estar en Edimburgo no me dio la posibilidad de hacer alegando la pagina web que el palacio estaba cerrado. Sin embargo había hallado no muy lejos y en Canongate, el último tramo de la roya mile, un par de museos que se podían visitar en poco tiempo y que parecían interesantes: The People’s Story Museum y The Museum of Edinburgh además podía acercarme primero al Writers’ museum.

El Museo de Escritores conmemora la vida y obra de tres de los más grandes escritores escoceses: Robert Burns, Walter Scott y Robert Louis Stevenson. El museo se encuentra en la mansión llamada Lady Stair’s house que data del siglo XVII, en el patio fuera de la casa se aprecia en el suelo losas con citas de escritores escoceses. El museo no es muy grande y se puede visitar en poco tiempo, en su interior se encuentran objetos personales de los tres escritores, retratos, libros y manuscritos.

Proseguí por la Royal Mile pero como estaba lloviendo bastante hice una parada para refugiarme en el Tron Kirk Market. La iglesia de Tron (Kirk es un vocablo escocés para la palabra iglesia, variante del inglés church) es un antiguo templo presbiteriano, en la actualidad, en el edificio se encuentra un pequeño mercadillo de ropa y accesorios artesanales.

Tras un breve descanso seguí mi camino alejándome de la parte más turística de la Royal mile hasta llegar al People’s Story Museum. Se encuentra en un edificio de interés histórico, conocido como Canongate Tolbooth, que data de finales del siglo XVI. Su función era ser un centro de administración y justicia así como prisión al estar el burgo de Canongate fuera de las murallas de Edimburgo, lo más destacable desde la calle es el reloj de su torre.

Como su nombre indica “museo del pueblo” repasa la vida en el trabajo y en el ocio de los habitantes de Edimburgo desde el siglo XVIII hasta la actualidad, a través de unas escenas cotidianas representadas con unas figuras de cera. La Planta calle está dedicada al siglo XVIII ilustrando sus crudas condiciones de vida y castigos, la segunda albarca la industrialización con los cambios políticos y laborales finalmente la última planta está dedicada al ocio del siglo XX. Es un museo visualmente muy atractivo siendo completadas las escenas con murales explicativos y que se puede ver en menos de una hora.

Al otro lado de la calle se encuentra el museo de Edimburgo ubicado en una mansión del siglo XVI llamada Huntly House, con una fachada de color amarillo brillante, es el principal museo de historia local de la capital. Alberca una colección de cristalería, plata escocesa, cerámica y porcelana (revelando una rica historia de la artesanía y comercio escocés) así como el collar y el cuenco del perro Bobby (el del cementerio Greyfriar) los planos originales de James Craig de la Ciudad Nueva, una copia original del pacto nacional por el cual los covenanters se oponía al rey Carlos I. En un par de habitaciones se exponen la extensa colección de objetos personales del mariscal de campo de la Primera Guerra Mundial Douglas Haig. Aunque yo disfrute mucho con las maquetas de la ciudad vieja que ayudan a comprender la urbanización de la ciudad que no paraba de crecer en número de habitantes pasando de 25.000 en 1700 a más de 40.000 en 1740 y cuya muralla impedía desarrollarse salvo en vertical con edificios cada vez más altos. La falta de saneamiento público o alcantarillado hacia que las aguas residuales (y no solo aguas) se tiraban a la calle al grito de “Gardy Loo” del francés “Guardez l’eau” lo que viene a decir cuidado con el agua. Convirtiendo las calles en lodazales, acabando parte de esa suciedad en el Nor Loch o lago del norte también conocido como el lago negro, una hondonada originalmente inundada de forma intencionada como defensa que acabo contaminada por residuos domésticos. Se ve bastante rápido siendo para mí las partes históricas de la ciudad las más atractivas y un buen complemento al free tour sobre la ciudad antigua.

Finalmente no dejare el museo de Edimburgo sin nombrar su callejón: el Bakehouse close donde se rodo una secuencia de la tercera temporada de Outlander para representar la imprenta de Jamie así que al entrar de la calle pasareis por el mismo arco que Claire cruzo en 1765.

Estando ya casi al final de la Royal Mile seguí hasta el palacio de Holyrood que me encontré evidentemente cerrado al público debido a que el rey Carlos y la reina Camilla estaban presentes del 27 de Junio al 7 de Julio así que solo pude hacer una foto desde la verja cerrada. Aproveche no obstante, para entrar al cercano edificio del parlamento de Escocia, es de libre acceso previo un control de seguridad, se puede realizar una visita guiada pero en ingles. Hay una tienda de souvenirs y una cafetería en la cual estuve tomándome algo a la vez que descansaba.

Cuando salí del parlamento regrese por la Royal Mile y cómo iba con tiempo de sobra hice una parada en el cementerio de Canongate, situado muy cerca de los dos museos previamente visitados. Allí descansan figuras como el poeta Robert Fergusson y el economista Adam Smith, autor de la riqueza de las naciones, nunca imagine que era escocés.

Paras las 18:30 ya me había presentado al guía del Free tour de Fantasmas de Edimburgo, Brujas y Misterios, cuyo punto de salida coincide con el free tour de la ciudad vieja y tras las pertinentes presentaciones nuestro guía argentino empezó explicándonos lo que eran los Closes que tanto abundan en el casco antiguo de Edimburgo. Su origen se remonta a la época medieval donde la Royal Mile estaba flanqueada por parcelas individuales con caminos para acceder a los terrenos situados detrás. Con el paso del tiempo y a medida que cada parcela se iba urbanizando, estos caminos se convirtieron en estrechas callejuelas que conectaban patios y calles detrás de la Royal Mile. Los altos edificios situados a ambos lados y encima acabaron por darles un aspecto de túnel, acentuado por el hecho que la mayoría descienden en pronunciada pendiente desde la Royal Mile. Bajando por los largos tramos de escaleras se tiene la impresión de estar entrando en el subsuelo. Los que desembocan en patios abiertos se denominan “Courts” Otros callejones son pasajes que conectan la Royal Mile con otra calle y se denominan “wynds” porque no son rectos sino que serpentean por entre las casas. No obstante la mayoría llevan el nombre de “Close” porque conducen a una propiedad privada. Suelen llevar el nombre de un oficio ejercido por uno o más residentes. Originalmente los closes tenían algún tipo de puerta en el extremo de la Royal Mile, normalmente una gran verja de hierro. Por la noche, estas puertas se cerraban, permitiendo el acceso sólo a quienes tuvieran llave. En muchos sentidos, los Closes de Edimburgo fueron uno de los primeros ejemplos de comunidades cerradas.

El Close más famoso hoy día en Edimburgo es el Real Mary King Close, ubicado cerca del ayuntamiento y que se ha convertido en una atracción turística de pago tras su apertura en el 2003. Se trata de un conjunto de antiguos callejones que fueron sepultados con la idea de servir de base a un edificio que se iba a construir encima, no obstante los Closes no fueron rellenados sino que se quedaron tal y como estaban durante más de dos siglos hasta su reapertura. Como nos explico nuestro guía su recorrido es un viaje al pasado, ubicado a 20 metros bajo el suelo formando parte de lo que se llama la ciudad subterránea. Aunque nunca fue así, se pensó que se había sellado los callejones en tiempos de la peste negra para dejar morir de hambre los que estaban contagiados evitando una mayor propagación de la enfermedad dando pie a muchas historias de fantasmas por quienes perecieron en ese lugar. La más conocida es la de la niña Annie, una médium japonesa, visitando el callejón, sintió su presencia. Según el relato de la Médium, Annie fue una niña huérfana cuyo espíritu deambulaba desde hace siglos por el lugar en busca de la muñeca que perdió. La mujer decidió dejar una muñeca en la habitación donde había sentido la presencia de la pequeña para que su espíritu estuviese en paz y los visitantes continuaron con la tradición dejando desde entonces juguetes y peluches en el mismo lugar. Nuestro guía nos enseño una foto en su móvil del montón de juguetes que se habían convertido en un altar dedicado a la pequeña Annie.

Antes de seguir, nuestro guía nos pregunto si habíamos visto la pequeña fuente de hierro fundido llamada el pozo de las brujas que hay justo a la entrada del castillo. Ese monumento conmemora a las mujeres escocesas que fueron acusadas de brujerías y asesinadas entre los siglos XV y XVIII. Ostentando Escocia el dudoso honor de haber ejecutado el mayor número de personas bajo esa acusación, para que hablen tan mal de la inquisición Española después. Como os imaginéis las mujeres eran simples víctimas de la sociedad y las acusadas nunca recibieron un juicio justo. La única "prueba" de brujería en esta época consistía en atar a las acusadas de pies y manos y arrojarlas al lago Nor' Loch (actual emplazamiento de Princes Street Gardens) Si se ahogaban, eran inocentes si por el contrario sobrevivían, era prueba suficiente que eran brujas y acababan ahorcadas o quemadas en la hoguera. De hecho al no haber lavaderos intramuros, a dicho lago del norte es donde ibas las mujeres a lavar sus ropas. El cual no es el mejor lugar para hacerlo puesto que es donde iban a parar las aguas residuales y se decía que algunas volvían trastornadas o incluso poseídas con lo cual se les acusaba de brujería. Con el tiempo se ha demostrado que seguramente estas mujeres retornasen de allí colocadas por los gases emitidos por la descomposición de la inmundicia, como el etanol. Más de 300 mujeres fueron quemadas en el mismo lugar donde hoy se encuentra el Pozo de las Brujas.

Una parada cerca de la iglesia de Tron, convertida en un mercadillo, sirvió para contarnos la historia del fantasma del niño gaitero. Varios cientos de años atrás se encontró un pasadizo en el castillo de Edimburgo que se pensaba comunicaba con el palacio de Holyrood, como era muy estrecho no permitía el paso de un adulto así que buscaron un niño y le dieron una gaita para que le fuera tocando mientras recorría el túnel guiándose los adultos por el sonido del instrumento no obstante a la altura de la iglesia Tron la música ceso y no se supo nunca nada del niño. Desde entonces personas a lo largo de los años han comentado haber oído débiles sonidos subterráneos de una gaita tanto a la altura del castillo como de la Royal Mile.

Bajamos a Cowgate, para hacer otra parada frente al único arco que sigue visible del puente sur. Ese puente de finales del siglo XVIII tenía 19 arcos que cruzaban un abismo de más de 300 metros de largo y con una altura máxima de 10 metros. Cuando se quiso inaugurar se considero un honor que la residente más anciana de la ciudad fuera la primera en cruzar la nueva estructura arquitectónica, desafortunadamente unos días antes de la gran inauguración la dama en cuestión falleció. Ante la problemática que esto ocasionaba, decidieron montarla en una silla de ruedas y hacer pasar el puente al cadáver. A medio camino, la silla tropezó accidentalmente y el cuerpo cayó al suelo, ante el estupor del público que pensaba que se acaba de morir. Los habitantes de la zona resultaron horrorizados: el puente estaba maldito. La mayoría de los habitantes de la ciudad se negaron en redondo a cruzar el puente durante muchos años, prefiriendo en su lugar la incómoda y poco práctica ruta a través del profundo valle del Cowgate.

la foto de la izquierda es representativa del humor escocés.

Sin embargo con el paso del tiempo se construyo tiendas a lo largo de la parte superior del puente mientras que gran parte de los arcos quedaron encerrados detrás de edificios de viviendas. Los arcos ocultos del puente recibieron pisos adicionales para permitir su uso para la industria como taller o espacio de almacenamiento constituyendo habitaciones o bóvedas bajo la superficie del puente. El lugar acabo convirtiéndose en una zona de Pubs y Burdeles que operaban dentro del complejo abandonado por la industria así como viviendas para los más pobres. Se dice que William Burke y William Hare buscaban víctimas en dichas bóvedas. Finalmente el complejo de bóvedas fue cerrado, durante varios años hasta que a final del siglo XX el laberinto de bóvedas salió a la luz por unas excavaciones fortuitas. Hoy día, hay un tour en ingles que permite visitar una muy pequeña parte.

Pasamos bajo el arco del puente y subimos en dirección de la Royal Mile por Niddry street parándonos ante el pub llamado The Banshee Labyrinth, que tiene fama de ser el pub mas embrujado de toda Escocia. Parte del local está construido en las bóvedas subterráneas, en cuyos lúgubres lugares muchos tuvieron un final trágico explicando apariciones vistas por residentes y turistas. Aun más el pub se encuentra al lado de lo que fue la casa de Lord Nichol Edwards, el cual durante el siglo XVI, llevaba a su casa mujeres de las que sospechaba eran brujas para torturarlas. Dicen las leyendas que los fantasmas descontentos de algunas de estas mujeres se quedaron por allí, incluida la banshee de la que el Laberinto tomó su nombre. La banshee es un espíritu que se aparecen a una persona para anunciar con sus llantos o gritos la muerte de un pariente cercano.

Cruzamos la Royal Mile para seguir por el puente norte, de una longitud de 160 metros, conecta el casco antiguo con la ciudad nueva desde finales del siglo XIX. Sin embargo anteriormente al actual hubo otro puente que se construyo tras drenar el Nor Loch que databa del siglo XV y ocupaba la zona de los actuales jardines de Princes Street. Gran parte de esa anterior estructura se derrumbo en 1769 debido a que el puente se construyo sobre el lodo secado del lago en lugar de afianzarlo sobre roca solida. Fue reparado pero mucha gente se negó a cruzarlo alegando que era inseguro e incluso maldito. Ya hemos visto que los ciudadanos de Edimburgo eran muy supersticioso y mas con el tema de los puentes. Finalmente el puente original fue totalmente demolido y reconstruido desde cero para albergar bajo sus arcos la estación de ferrocarril de Waverley. Nos llamo la atención unos carteles con el teléfono de la esperanza que había que había en unos paneles verticales que impedían las vistas, nuestros guía nos comento que en el lugar se producen muchos suicidios de gente que se tira hacia las vías del tren.

La siguiente parada fue en el cementerio de Calton donde está enterrado entre muchos el filosofo David Hume en un mausoleo. La estructura más prominente del cementerio es el monumento a los mártires, un obelisco en forma de aguja que conmemora a cinco reformistas de finales del siglo XVIII. Temerosos de lo que había ocurrido en Francia, con el derrocamiento de la monarquía, los hombres fueron detenidos y juzgados por sedición y castigados al exilio en una colonia penal de Australia. Sólo uno de ellos sobrevivió para regresar a su patria tras su condena y en la década de 1840 se erigió el monumento en su honor. El obelisco representa de forma simbólica un faro que guía a sus almas de vuelta a casa.

Otro monumento es el dedicado a los soldados de origen escoceses que lucharon en la guerra civil estadounidense, la estatua representa a Abraham Lincoln con un esclavo liberado a sus pies.

Nuestro guía nos enseño la tumba de David Alan, un pintor escocés de la segunda mitad del siglo XVIII, y más concretamente la parte posterior de la lapida donde aparecía dibujado a través de las manchas de humedad el retrato de una cara atormentada. Se piensa que el pintor fue sepultado vivo y que la cara en su tumba es su última y macabra obra; un autorretrato. Se cree que por fenómenos como la catalepsia, cuyos síntomas consiste en una reducción de las constantes vitales hasta tal punto que parece que el enfermo ha muerto, se llegaba a enterrar personas que resultaba estar todavía vivas. Eso llevó a atarle a los fallecidos antes de sepultarlos una campanita para poder oír su movimiento si se “despertaban”. De ahí nació la expresión “salvado por la campana”.

Siguiendo en el cementerio la siguiente historia que nos relato nuestro guía fue la de William Burke y William Hare, dos inmigrantes irlandeses y buenos amigos que llegaron a Edimburgo en busca de trabajo. Resulta que un día de 1827 se encontraron con la dueña de la pensión donde se hospedaba, desolada debido a que uno de sus huéspedes había fallecido por causas naturales dejándole a pagar una importante deuda. Los dos amigos en lugar de informar a las autoridades decidieron vender el cadáver a la universidad de medicina, cobrando no solo suficiente dinero para que la deuda del difunto fuera salda con la dueña de la pensión sino que aun les sobro. Ante la posibilidad de ganar dinero de forma fácil entraron en el negocio de la venta de cuerpos para la investigación. Pero para agilizar su trabajo decidieron ayudar a sus víctimas a pasar a mejor vida, mendigos, borrachos, prostitutas, personas que malvivían en las bóvedas bajo el puente sur, gente que nadie reclamaría si desapareciesen eran sus objetivos. Siendo su modus operandi emborrachar a la víctima para luego asfixiarla tapándole la nariz y la boca mientras que el otro cómplice sujetaba la victima por detrás imposibilitando cualquier defensa, técnica que recibió el nombre de “burking”, en honor a su creador. En más de un año mataron 17 personas de las cuales 16 fueron vendidas al doctor Robert Knox, sin embargo un matrimonio que se alojaba en la misma pensión sospecho de ellos y al registrar la habitación de los Williams se encontraron con un cadáver y alertaron a las autoridades.

William Hare se libro de la sentencia confesando y acusando a su amigo William Burke, el cual fue condenado y ajusticiado en la hora. El cadáver de Burke acabo, como el de sus víctimas, en la universidad de medicina donde fue diseccionado. Como os he comentado en un local de Victoria Street está expuesta una cartera que se fabrico con la piel del dorso de la mano izquierda de William Burke.

Tras relatarnos esos espeluznantes sucesos nuestro guía nos invito a seguirle hacia Calton Hill, última etapa de nuestro tour y que personalmente había visitado el día anterior. Durante el ascenso a la colina hicimos otra parada para oír otra terrorífica historia, que incluso tiene su canción, la balada de la familia caníbal de Sawney Bean. El titulo da spoiler del relato. Sawney Beane nunca encajo en su comunidad ni en su familia, desistió de ganarse la vida de forma honrosa y casado con Agnes Douglas acusada de brujería, malvivieron robando a viajeros. Se acabaron instalando en una oculta cueva situada en la costa de la costa del condado de Galloway que convirtieron en su guarida. Asaltando y matando sus víctimas acabaron por probar la carne humana a falta de otra carne. La familia fue creciendo hasta convertirse en un clan producto del incesto, durante 28 años perpetraron sus atrocidades sin ser descubiertos. Hasta que asaltaron una pareja, consiguieron matar a la mujer pero el que era su marido iba armado y consiguió defenderse huyendo los miembros del clan ante él. Alertadas las autoridades, se formo una partida de 400 hombres que acabo por encontrar la entrada de la cueva y dar con la familia que estaba inmersa en un horrendo festín, advirtiendo la magnitud de sus crímenes. La familia caníbal fue llevada presa a Edimburgo, en total, el clan fundado por Beane gracias al incesto estaba formado por 48 personas. Todos sus miembros fueron condenados a muerte y ejecutados en el acto, sin mostrar ningún tipo de remordimiento por lo que habían hecho. La leyenda cuenta que Sawney Bean repetía continuamente: "No ha terminado, nunca terminará".

Acabamos finalmente en lo alto de la colina, la cual estaba antiguamente fuera del recinto amurallado de la ciudad y dio lugar a varias historias conservándose algunas hoy día como por ejemplo que era un lugar de pasaje a un mundo poblado por criaturas feéricas donde hombres y mujeres eran engañados para ser llevados allí y desaparecían. También está la festividad de Beltane que marca el inicio del verano y de las cosechas, esa tradición que tiene su origen en los druidas celtas fue desapareciendo hasta que en 1988 se celebro el festivo de fuego del Beltane, el cual ha ido creciendo año tras año siendo el objetivo del festival buscar crear una conexión con los ciclos de la naturaleza".

Con esas últimas leyendas acabo el free tour, disolviéndose el grupo quedándose algunos en la colina para aprovechar las vistas mientras que otros volvíamos en busca de un sitio donde cenar y descansar.

Durante el free tour, cuando estábamos en la calle Cowgate, pasamos delante de un Pub que nuestro guía nos recomendó visitar ese mismo día porque los miércoles a partir de las 22:00 se enseñaba Céilidh, que es la danza escocesa. El día anterior otro guía también me recomendó ese bar donde todos los días se tocaba música folk en directo. Igualmente después de oír tantas horripilantes historias me apetecía divertirme y volver al hotel más animado. Así pues tras la cena y darme un paseo por la Royal Mile, un poco antes de las 22:00 me presente ante el Stramash, pub ubicado en una antigua iglesia restaurada en una sala de fiesta. La planta calle tiene frente al escenario una pista de baile libre de mesas y sillas donde la gente esperaba de pie, yo fui a la primera planta y me pedí una pinta de cerveza Tennent. Cuando apareció los cuatros componentes del grupo empezó la diversión, uno de ellos explicaba los pasos a seguir mientras la gente los iba practicando y tras un momento empezaba a tocar y así con cada canción. Se notaba que muchos eran turistas y que desconocían los pasos pero hay que reconocer que la gente se lo pasaba en grande y el ambiente era bueno. Como la entrada es gratis fue un acierto ir para escuchar la música tradicional escocesa y ver intentar bailarla a la gente. Estuve hasta las once y aunque me hubiera quedado más tiempo juzgue prudente volver al hotel que tenía unos veinte minutos andando.

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