Finlandia, mucho más que Papa Noel ✏️ Blogs de Finlandia

Martes 6 de diciembre:
Para hoy habíamos planeado un paseo con renos al atardecer, así que teníamos toda la mañana por delante para hacer lo que quisiésemos. A mi me hacía ilusión hacer alguna rutica andando en los bosques de alrededor, pero como ya suponíamos que las niñas no iban a aguantar mucho (y eso que están acostumbradas a monte) alquilamos unos trineos para un par de días. Nos costaron 10€ cada uno, en Santa Sport. La verdad es que tanto en Santa Claus Village como en Rovaniemi se veía a todos los padres con trineos, supongo que los proporcionaran en muchos hoteles…
La ruta a hacer en un principio era esta (o un fragmento de la misma):

www.visitrovaniemi.fi/ ...ter-trail/

Pero me lié con el mapa, y no fuimos capaces de encontrar el inicio (y eso que se podía coger desde el mismo Santa Sport!) Al final acabamos en el lado opuesto del parque, y paseamos por unas pistas que encontramos por ahí, que si bien no tenían las vistas que tenía la que queríamos haber hecho, si que eran super tranquilas, y podíamos hacer el mono todo lo que quisiéramos, porque no nos encontramos con nadie, todo nieve sin pisar, algunas zonas hasta la rodilla, y con cuestas, así que disfrutamos todos!


Justo por esa zona esta el tobogán para los saltos de esquí, aunque había gente entrenando fondo/travesía no había nadie saltando, así que nos quedamos con las ganas de ver.



Estábamos tan a gusto que se nos paso la hora de comer, y teníamos que salir ya hacia la granja de renos en la que íbamos a dar el paseo! Nada, nos comimos una bolsa de patatas que teníamos por ahí, y tirando. Ya cenaríamos luego más copiosamente.

La actividad la reservamos con Sieporo (sieriporo.com/) una granja de renos que se dedica también a hacer safari de renos. La comunicación con ellos fue muy buena. Al ir con las crías, nos recomendaron el paseo de 2,5km, y como ya he dicho lo hicimos al atardecer. En total nos costó 323€, con un descuento del 15% por no precisar transporte por su parte, que pagamos al hacer la reserva.

La granja está a las afueras de Rovaniemi (como unos 15 km, en el bosque). Fuimos los primeros en llegar, así que pudimos ver todo el recinto con tranquilidad.


Tiene unas zonas cercadas para los renos, un par de kotas, y un restaurante tradicional. Poco a poco fue llegando la gente. Seriamos unos 20 en el grupo. que yo recuerde franceses, alguna familia española, y creo que algún grupo más.
A la hora convenida nos acercamos al bosque y empezaron a aparecer los trineos de renos uno detrás de otro. ¡Que emoción! Nos sentamos cada uno en un trineo con una niña encima, nos taparon con una manta y empezamos el paseo. Los trineos iban atados en 2 grupos, de tal forma que todos íbamos en fila, con paso tranquilo.


El paseo va por el bosque entre los arboles, y la verdad es que no se oye nada más que los pasos de los renos, es muy bonito. El paseo dura más o menos una hora y acabas en la granja, donde te llevan a una kota con un fuego encendido para entrar en calor. Nosotros frio en el cuerpo no pasamos, pero los pies si que dolían un poco del frio, especialmente a las niñas, o al menos se quejaban más… Así que el fueguico lo pillamos con gusto.


En la kota nos sentamos en mesas alrededor del fuego, y nos fueron explicando todas las particularidades de los renos, y su cría. Mientras tanto, nos dieron un té caliente y unos bollos y galletas típicos. La verdad es que se estaba muy a gusto. Después de una horita más o menos de charleta ya dimos por finalizada la visita. Para terminar, nos acercaron un reno que como ellos decían, es más un perrillo, ya que está muy acostumbrado a estar con los humanos (los renos están en libertad, y solo vuelven a la granja para pasar el invierno, así que normalmente no dejan que te acerques a ellos). Pudimos tocarlo y sacarnos fotos con él, aunque mis hijas no se acercaron mucho.

Tras esta experiencia tan bonita, no queríamos volver a casa, todavía teníamos tarde por delante, a pesar de que ya estaba de noche, así que aprovechando que teníamos los trineos nos acercamos al parque de Angry Birds, del que habíamos leído buenas criticas. ¡Fue todo un acierto! Mis hijas disfrutaron de lo lindo con todos los columpios y las cuestas que había. Y por supuesto nosotros les robamos un poquito los trineos también!! Después de un par de horitas, ya sí que tocaba volver a casa.


Miércoles 7 de diciembre:
Aprovechando que teníamos el coche, decidimos acercarnos al zoo Ranua. Se tarda una horita en llegar en coche (también se puede hacer excursión organizada, pero a nosotros teniendo el coche no nos compensaba). Hay sitio más que de sobra para aparcar, y puedes comprar allí mismo las entradas, aunque por internet es un poquito más barato (nosotros cogimos entrada familiar por 70€, por internet 65€).

A ver, con el parque tenemos sensaciones encontradas… El parque en si nos gustó, no hay mucha gente, esta todo lleno de nieve y es muy tranquilo y tienen muchos animales árticos. La primera parte la hicimos muy bien. Lo primero que te encuentras es la zona de roedores, que es interior y se está calentito. Luego viene la parte de aves, que la tienen muy bien preparada con muchas aves, y que es muy fácil de ver.


A partir de ahí empiezan los grandes mamíferos, y aquí es cuando tuvimos más problemas, porque nos costó muchísimo ver los animales (de hecho algunos nos quedamos sin verlos). Hay un par de zonas de barbacoa en el zoo, de hecho nos encontramos una familia preparándose allí unas salchichas. La verdad es que es un planazo, aunque nosotros ya empezábamos a tener los pies congeladillos, menos mal que justo al lado de la barbacoa había un pequeño parque para niños, y como mis hijas no pueden ver un parque y no utilizarlo, pues ahí estuvimos un rato, que nos sirvió para que los pies volvieses a su temperatura natural. En total creo que estuvimos 3-4 horas en el parque.
Eran cerca de las 3, y decidimos que mejor entrar a comer algo al restaurante, antes de que se hiciese demasiado tarde y no nos diesen de comer. En el restaurante del parque tienen 2 opciones, o bien tipo buffet o bien comida rápida tipo nuggets, patatas etc... La verdad es que el buffet no nos pareció que tuviese muy buena pinta, encima lo iban a cerrar ya dentro de poco, así que decidimos comer unos nuggets y unas patatas y ya cenaríamos mejor. Después de comer nos quedaban unos 20-30 minutos para que cerrasen el parque y decidimos probar el enorme parque que tienen en la entrada. Nuestro gozo en un pozo (o mejor dicho el de mis hijas) porque ahora en invierno estaba casi todo cerrado (es muy alto, y solo se tenia acceso a lo que está a ras de suelo).
Ya que no íbamos a poder jugar, decidimos volver a Rovaniemi y aprovechar las últimas horas de nuestros trineos. Volvimos a aparcar al lado del parque de AngryBirds, nos tiramos un poco por alguna cuesta, y desde allí decidimos acercarnos al centro de Rovaniemi, ya que todavía no habíamos estado (es cierto que todos dicen que tampoco tiene nada, pero al menos verlo…) Total, que allí nos dirigimos con los trineos, dimos un paseo por las calles más importantes, nos tomamos unos cafés con bollos, y ya visto el centro volvimos al parque que era donde mejor nos lo pasábamos!

Cuando ya se hacía tarde, devolvimos los trineos a Santasport y a casita a cenar.

Jueves 8 de diciembre:
Hoy era nuestro último día en Rovaniemi y queríamos aprovecharlo a tope!
A primera hora de la mañana habíamos contratado una excursión para hacer un paseo en trineo con huskies. La excursión la contratamos directamente en Korvala (www.korvala.com/). Tras hablarlo con ellos, decidimos coger la excursión de 4 km para que las niñas no estuviesen mucho fuera.

Es un pequeño hotel familiar (ahora mismo ofrece bungalows en un entorno precioso) a una hora de Rovaniemi, que hace unos 25 años comenzó de dedicarse a la cría y entrenamiento de huskies para tirar de trineos.
La mañana empezó con una sorpresa, ya que cuando íbamos hacia allá vimos que el coche de delante hacia algo raro (íbamos solos casi todo el rato) y a los pocos segundos nos dimos cuenta de que justo en el sentido contrario al que íbamos nosotros había un reno caminando tranquilamente por la carretera!! Disminuimos con cuidado la marcha, porque no sabíamos si quería cruzar, o que leches quería hacer, pero la verdad es que el animal estaba supertranquilo y siguió su camino. Fue un momento muy chulo!
En cuanto llegamos a Korvala, nos estaban ya esperando, y nos llevaron al edificio principal, donde tienen los monos de nieve y nos los pusimos encima de nuestra ropa. Parecíamos los muñecos de Michelin! Jeje Mientras tanto había preparado los trineos. La excursión es personalizada, máximo 6 personas por turno, en nuestro caso íbamos cada uno conduciendo un trineo, con una niña tumbada en cada trineo. Nos acompañaba la dueña de la empresa conduciendo, con una de sus ayudantes en el trineo, por si necesitábamos ayuda en algún momento del paseo.

Nos explicaron como funcionan los trineos y 3, 2, 1 ¡salimos! No tiene nada que ver con los trineos de renos, que vas tan tranquilito. Esto es pura adrenalina, los perros van rápido y tú tienes que ir todo el rato controlando el trineo, por medio del bosque donde no se ve más que nieve y arboles. Hicimos los 4 km del tirón. La chica nos decía que de normal se para a medio camino para que se cambien los conductores, pero en nuestro caso como no íbamos a cambiar, no paramos. Y llegamos a la parte final...después de una curva...aparece el lago helado que tenemos que cruzar para llegar al hotel! Increíble!!Menudo subidón, que experiencia mas chula! Nos encantó a todos (especialmente a mi marido y a mi que conducíamos). De no ir con las niñas, me hubiese encantado haber hecho 8km en vez de 4 (aunque en Korvala los 8km son 2 vueltas al recorrido de 4 km).

Cuando terminamos nos llevaron de vuelta al hotel a tomar un té caliente con unas galletillas, y aquí cometimos el error de irnos sin sacarnos foto en el trineo! Pensábamos que luego volvíamos y que nos podríamos sacar, pero cuando volvimos estaban otra vez de paseo, así que no había ni trineos ni huskies:-(.
Lo que si que pudimos hacer es conocer a todos los perros, y ver como los cuidan. Nos enseñaron sus jaulas (los tienen por parejas), cada una con sus nombres, nos explicaron de que madre era cada perro, con quien se lleva bien uno, con quien se lleva mal el otro… Estuvo divertido.


Y con esto dimos por terminado el tour, pero como el entorno es taaan bonito, nos quedamos un ratito en el parque, y admirando el lago helado. Mientras estábamos viendo como unos chicos patinaban en el lago, aparecieron los del paseo, que ya cruzaban el lago, así que aprovechamos para hacerles unas fotos. Decimos que somos nosotros y seguro que da el pego!



Ya habían pasado las 12 y se acercaba la hora de comer, así que a la que volvíamos a Rovaniemi decidimos parar en el Shell de Santa Claus Village otra vez aunque esta vez había mucha mas gente y el buffet no estaba tan bueno como el otro día. Aprovechamos para dar un último paseo y comprar algún recuerdo. Y ya de camino a la estación de tren, a dejar el coche. Eran las 5 y hasta las 9 no salía el tren de vuelta a Helsinki, así que dejamos las maletas en consigna y nos fuimos andando al centro de Rovaniemi, dimos una vuelta por el Revontuli (el centro comercial), aprovechamos para cenar en el Burger King, y como no un poco de parque para meternos al tren bien cansados.

A las 9 puntualmente salió el tren. Nos pusimos los pijamas y a dormir, hasta las 9 de la mañana no llegábamos a Helsinki. Esta vez el viaje transcurrió sin incidencias.

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Viernes 9 de diciembre:
Habíamos comprado alguna chorradilla para desayunar en el tren. Nada más llegar dejamos las maletas otra vez en consigna (como no podíamos entrar en el hotel hasta las 14, decidimos turistear todo el día, y ya haríamos el check-in a la tarde).

Como ya conocíamos parte de la ciudad, decidimos empezar visitando la fortaleza de Suomenlinna. Para ello hay que coger un ferry desde el puerto (11,20€ los 4). y te deja en una de las esquinas de la fortaleza y tienes un paseillo agradable de un par de horitas para ver todo.



A la vuelta, buscamos un sitio para comer. Habíamos oído hablar bien de un restaurante buffet (Kaupungintalon Ravintola) cerca del puerto, y para alli que nos dirigimos. Llegamos unos 20 minutillos antes de que se cerrase el buffet (nos avisaron cuando entramos) pero como realmente nos podíamos servir lo que quisiésemos, y luego comer tranquilos en la mesa el tiempo que necesitasemos, decidimos entrar. Durante los primeros 10 minutos a llenar hasta arriba los platos (aunque con cabeza, claro, que luego no sobre) y la verdad es que comimos muy bien por 37€ los 4!. Después del atracón, lo mejor era bajar un poco la comida, así que nos dirigimos hacia la zona sur de Helsinki, donde encontramos unos cuantos parques para las niñas. Con esto ya decidimos volver a la estación a coger las maletas, y por fin hacer el check-in en el hotel. Estabamos más que muertos, y nos daba pereza máxima salir a cenar, así que como en los bajos del hotel había una pizzería, no nos complicamos, y después de cenar a dormir…

Sábado 10 de diciembre:
Último día entero en Finlandia, y como ya habíamos visto bastante de Helsinki, decidimos acercarnos a Porvoo. Porvoo es una de las ciudades más antiguas de Finlandia, y es característica porque muchas de las casas son de madera, y tienen vibrantes colores. La idea era ir desde la mañana, pero entre el cansancio del día anterior, que nos hizo salir tarde del hotel, y el parque que nos encontramos de camino… pues no pudo ser…
Nos acercamos hasta allí en transporte público. El billete lo compramos el día anterior por internet. El autobús salía de la estación de Kamppi (en la que por cierto nos costó un rato encontrar la el andén) y dado que se nos había hecho un poco tarde, decidimos comer un bocadillo mientras esperábamos al autobús. Tardamos aproximadamente en una horita en llegar. Y nada mas llegar había bastante gente. La ciudad es muy bonita, pero muy turística.


Nos fue imposible entrar en ningún sitio a tomar un café... Conforme fue avanzando la tarde la gente de las excursiones se fue yendo, y fuimos nos quedamos muy tranquilos haciendo fotos a la ciudad de noche.


También había una miniferia de navidad con animales y todo, asi que tuvimos entretenimiento hasta la hora del autobús de vuelta.

Al día siguiente el avión salía bien pronto, así que cenamos en la hamburguesería debajo del hotel, y directos a dormir. Dejamos ya todas las maletas hechas (cosa que costó un poco, iba todo a presión:-) y a dormir.

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Domingo 11 de diciembre:
El avión salía a las 7:20. Nos levantamos sobre las 4,30, con el tiempo justo de vestirnos y salir a coger el tren al aeropuerto sobre las 5.15. Ya tranquilamente sentados en el tren desayunamos unas galletillas, y conforme llegamos al aeropuerto directos a pasar el control, y a esperar para embarcar. Salimos con un pelín de retraso y aunque el viaje de vuelta transcurrió sin incidencias,nos tocó carrerita por el aeropuerto de Frankfurt otra vez para coger el segundo vuelo. Llegamos a Barcelona antes de comer, y por no perder mucho tiempo salimos directos a coger el coche al parking, y de ahí rumbo a casa, que ya teníamos ganas!

Resumen

Bueno, pues aquí va un resumen de gastos del viaje (para 4 personas):

Vuelos: 708,68 €
Hoteles: 572,72 €
Transportes: 547,6 €
Comida: 370,53 €
Actividades: 678 €
Extras varios: 94,4 €
Total : 2971,93€

Como veis, no es un viaje barato, pero no nos hemos cortado de hacer nada de lo que hemos querido y considero que al final ha resultado bastante asequible para un viaje de 8 días.
Ahora a preparar el siguiente!

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