Kandy es la ciudad más importante de Sri Lanka en la que estuvimos, ya que Colombo sólo la atravesamos en coche.
Después de dejar el equipaje en el hotel, volvimos a coger un tuc tuc y nos fuimos a hacer compras por el centro y recorrer los alrededores del lago, donde se concentran sus principales monumentos.
Visitamos el Sri Dalada Maligawa o Templo del Diente de Buda, lugar sagrado y centro de peregrinación del los budistas. El nombre hace referencia a que aquí se custodia como reliquia un canino de Buda.

En frente del Palacio Real se encuentra el recinto amurallado de Natha Devale, complejo religioso dedicado a los cuatro dioses, y que es el edificio más antiguo de Kandy. Comprende templos tanto budistas como hindúes.

Hasta el anochecer recorrimos las orillas del lago, bastante animadas, porque había un espectáculo musical en el Palacio Real y pudimos ver al típico domador de sepientes con su flauta y dos cestos del que salían dos cobras.

De vuelta al hotel, nos esperaba el chófer para decirnos que había reemplazado el coche y, a la mañana siguiente reanudaríamos el viaje sin problema.
Estabamos alojados en un resort con muchas habitaciones que tenía un gran comedor con cocineros que preparaban sobre la marcha los platos que se podían elegir en un buffet libre con platos exóticos. Todo tenía una pinta exquisita, así que señalamos algunas cosas al tun-tun y, después de cocinarlas rápidamente nos las llevaron a la mesa. Al primer bocado, la boca nos ardía del picante con que estaba condimentada. Por tres veces repetimos con platos que se suponían tenían poco o prácticamente nada de pique. El pobre cocinero, muy azorado, nos dijo que nos podía preparar unos spagettis con salsa de toma y sin NADA NADA de pique.
Al día siguiente, estuvimos haciendo un recorrido en coche para ver la ciudad desde las colinas que la conforman. Hicimos una parada para ver una amplia perspectiva del lago, con todos los edificios que lo rodean y con una muy bonita vista de la isla Diyathilaka Mandapa.
Continuando la subida, fuimos al mirador desde donde contemplamos una magnífica vista de la ciudad, con la blanca estatua del Buda Gigante de la Montaña que, con sus 25 metros de altura, corona una de sus colinas.

Un lugar muy visitado de Kandy es el Jardín Botánico Peradeniya, que tiene más de 200 años de antiguedad. Es un lugar idóneo para pasear mientras se ven las especies de plantas y árboles que existen en el pais. Está bordeado del río Mahaweli, del que hay una bonita vista desde el puente colgante que lo atraviesa.
Tiene avenidas dedicadas a variedades de distintas especies, como palmeras o bambúes. También hay un invernadero con más de 300 especies de orquídeas.
Paseando por sus avenidas, se veían árboles repletos de murciélagos gigantes colgando de ellos, que ya habíamos visto en Tissamaharama. Cuando echaban a volar desplegaban unas enormes alas de casi 2 metros de envergadura que imponia bastante si te pasaban cerca.

Desde Kandy íbamos a continuar rumbo al norte, hasta Dambulla, donde pondríamos base para visitar el Triángulo Cultural.