Mis aventuras en la otra punta del mundo ✏️ Blogs de Australia

Después de dos días bastante intensos, toca un poco de tranquilidad, así que el domingo por la mañana cogemos un autobús y nos vamos hasta la playa de Bondi. ¡Qué maravilla! A pesar de que es invierno, hace un tiempo estupendo, y hay bastante gente en la playa, pero también en el césped que hay detrás. El ambiente es estupendo, gente paseando, otros en bicicleta, surfistas…. Una gozada.

Paseamos un poco por la playa, y después nos sentamos en la hierba a disfrutar del solecito. Comemos sushi y fish&chips que hemos cogido para llevar en uno de los muchos sitios para comer que hay junto a la playa, entre un montón de terrazas con un ambiente súper veraniego pero nada masificado (aunque me imagino como puede estar en verano…..). Después de comer, nos acercamos dando un paseo desde Bondi hasta Brontë Beach, pasando por Tamarama. Cada una de las playas tiene su encanto, y el paseo es súper agradable. En Brontë, nos asombramos de la increíble cantidad de gente que hay haciendo barbacoas en el césped que está junto a la playa, un montón de niños, gente jugando a crícket…. Y todo súper limpio, ni un papel fuera de las papeleras. Parecido a lo que vemos cada vez que vamos a comer al monte…



Después de un día de tranquilidad total disfrutando del solecito y el paseo, esta es la noche que hemos elegido para visitar el observatorio de Sydney, que incluye una visita a las cúpulas donde están los telescopios, y si el tiempo lo permite (que en nuestro caso lo permitió!!!), observación del cielo nocturno. No somos ningunos locos de la astronomía, pero teniendo en cuenta que no todos los días estamos en el hemisferio sur, nos pareció interesante echarle un vistazo a la Cruz del Sur.
La observación por el telescopio me deja un poco fría (por muchos aumentos que tuviese, las estrellas y los planetas no dejaban de ser simples puntos de luz). La visita también incluye un cine en 3D y un planetario, y aunque no era nada espectacular, el guía es un tío muy majo, y la experiencia resulta bastante interesante. Lástima que, gracias al efecto del cambio horario, casi me quedo dormida en el cine 3D.
Como el observatorio está en el barrio de The Rocks, antes de ir nos hemos dado una vuelta por este barrio, bastante chulo, por cierto, y hemos cenado en el Philip’s Foote. Es un restaurante en el que compras la carne cruda y te la haces tú en una barbacoa. Sitio recomendado por varios viajeros en el foro, y una de las mayores decepciones para mí. En primer lugar, me parece un poco caro en comparación con otros sitios donde hemos estado. Nos cobraron 60AUD por una chuleta y un filete, sin incluir las bebidas (casi 20AUD por cuatro cervezas). No hay carne de canguro, sólo de ternera. Y los acompañamientos son bastante sin más: más de la mitad de lo del buffet de ensaladas tiene una pinta muy poco apetecible. Me quedo de piedra cuando le pido a uno de los tíos un plato para la ensalada y me responde tan tranquilo que tengo que usar el mismo plato en el que me han puesto la carne cruda!!! (menos mal que han puesto un plástico debajo…). Total, que como el filete ocupa casi todo el plato, la ensalada se cae por todas partes y es bastante asqueroso. Así que yo, sinceramente, no os lo recomiendo….

El día siguiente, lunes, nos dedicamos a patear la ciudad para verla un poco desde asfalto. Cogemos el bus hasta Centennial Park, donde la idea inicial es alquilar unas bicis y dar una vuelta (un capricho de mi novio….). Al final, pues no se porqué no le apetece, y sin más, ya que estamos allí, nos damos una vuelta por el parque. Es enorme, casi como un bosque dentro de la ciudad. Hay zonas en las que no se ve un solo edificio alrededor, y sólo se oye el silencio.
Nos paseamos por varios lagos, y por praderas enormes con árboles gigantescos….. No es que sea nada muy original, pero a mí me gustó, a pesar que hacía un día bastante gris y más bien frío. Sobre todo me gustó un lago enorme que había lleno de todo tipo de patos, cisnes y pelícanos, y una zona de pantanos, en la que había unos caminos para andar sobre el lodo, bastante curioso.



Salimos del parque caminando y nos paseamos por el barrio de Paddington, que está justo al lado. Es un barrio muy mono, tranquilo y básicamente residencial, lleno de las típicas casitas victorianas con las rejas de hierro forjado en los balcones (casas en hilera). En muchos de los bajos, hay pequeñas tiendas de ropa, de decoración, y algunos cafés muy cucos. Es la típica zona con aire un poco “pijillo” y bohemio, donde estaría bien vivir si las casas no fuesen exageradamente caras, jeje
Nos paramos en un parque a comer con intención de volver caminando al hotel por los barrios de Woolloomooloo y King’s Cross, pero por desgracia se pone a llover, bastante además, y no nos queda más remedio que volver al hotel por el camino más corto.
Esta noche cenamos cerca del hotel, en un restaurante japonés en los que los únicos occidentales éramos nosotros, jejeje. Para mi desgracia, elegí mal el plato, y no fue muy memorable que digamos. Como ya estamos un poco más despiertos, podemos movernos un poco por la noche,y disfrutar del estupendo ambiente que hay en la ciudad, sobre todo en enormes cafeterías llenas de gente, los pubs de estilo inglés….

Para el último día hemos reservado la visita la zoo de Taronga. Yo no soy muy de animalitos, pero me lo paso genial, el zoo es bastante grande, hay animales de todos los continente, tigres, leones, jirafas….. Pero sin dudas las estrellas son los animales australianos. Nos pasamos montón de tiempo mirando a los koalas, sacándoles fotos y diciendo “¡qué monos son!”. También me gusta mucho la zona destinada a los canguros, están en un recinto en el que puedes andar entre ellos. Visitamos esta zona dos veces, la primera, como era de día, estan más bien apáticos, pero nos volvemos a pasar a pasar a última hora de la tarde, y estan más activos, muchos de ellos se acercan a la gente y se dejan acariciar. Vemos hasta un canguro con una cría en la bolsa!!!! Bastante bonito.
Intentamos varias veces ver a los ornitorrincos, pero no se dignan mostrarse ante nosotros. Lo que si vimos fue un wombat despierto, que se incluso se acerca a olisquearnos.
Este día me lo paso como una enana!!!!!



Para llegar al zoo, cogemos un ferry, los que nos permite sacar como unas 50 fotos (mas, jejeje) de la ópera vista desde el agua, y maravillarnos con las vistas de la bahía.

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Me despido de Sydney con mucha pena…. De las cuatro zonas que hemos visitado en este viaje, Sydney es la única de la que me voy con la sensación de que me quedan muuuchas cosas por ver….

Hemos cogido un vuelo con Virgin Blue que tendría que haber salido de Sydney a las 8:30, y que después de más de hora y media de retraso, nos deja en Cairns a mediodía.
Mi primera impresión de esta ciudad - su aeropuerto- no es demasiado buena. Está todo en obras, y más bien parece un barracón plantado en medio de la nada que un aeropuerto.
Cogemos un taxi que nos lleva a nuestro hotel, en Inn Cairns. Es un aparthotel, lo hemos elegido porque esta muy bien de precio y porque queremos un sitio con lavadora y cocina para poder lavar la ropa, y por lo menos desayunar en casa y no gastar tantísima pasta.
Mi segunda impresión - los alrededores del hotel- no mejora demasiado la primera. Es una zona muy céntrica de la ciudad, junto a la parada de prácticamente todos los autobuses que recorren la zona. No son ni las dos de la tarde, y ya vemos en muchos bancos gente tirada, durmiendo, algunos con botellas por allí….. Parece un poco sórdido.

Esta impresión se va cumpliendo a lo largo de toda la semana que vamos a estar aquí. Llegamos un miércoles, y vivimos tanto el ambiente de entre semana como el fin de semana. La noche del sábado, sobre todo, hay mucho movimiento por la calle, mucha gente de fiesta, pero se ve un ambiente un poco cutrecillo, como el de un lugar de turismo barato en España (se me ocurre Salou, Lloret de Mar o similar). Mucha niña en microfalda, mucho niño borracho…. A mí, personalmente, no me gusta nada.

El mismo día de nuestra llegada, como no tenemos nada planeado, nos acercamos a ver The Esplanade, el paseo marítimo, y The Lagoon. Lo del Lagoon es bastante cutre, tanto, que después de darnos un minibaño, decidimos irnos a la piscina del hotel, aunque más que una piscina es una bañera. Pero por lo menos estamos tranquilos.
The Lagoon es una piscina artificial de agua salada rodeada de césped, que construyeron aquí porque en Cairns no hay playa. No se si siempre sera asi, pero cuando llegamos esta lleno de niños dando el té. Bastante poco apetecible.
En cuando al Esplanade, a pesar de que es cierto que a lo largo de nuestra semana aquí pudimos comer en unos cuantos sitios muy decentes, tampoco consigue hacerme olvidar la impresión de que este en un sitio de turismo un poco cutre.
Mi recomendación: hay un lugar paradísiaco, a unos 30 kilómetros de Cairns, que se llama Palm Cove. Es un pedazo de paraíso en la tierra, de verdad. Una playa preciosa, de arena fina, con palmeras a pie de playa que te sirven de sombrilla. Un sitio turístico, pero perfectamente integrado en el paisaje. No hay edificios de más de tres o cuatro plantas, de forma que, desde la playa, no ves ni uno sólo. A lo largo de la playa, un paseo en el hay unos cuantos garitos para comer, desde pubs y pizzerías a sitios un poco más “finos”. Desde aquí, podeis hacer absolutamente todas las cosas que podríais hacer desde Cairns, visitar Kuranda, la barrera de coral, Cape Tribulation….. lo que querais. Y es realmente precioso. No se cuando costará alojarse aquí, pero yo que vosotros lo miraría antes de irme directamente a Cairns. O consideraría también ir a Port Douglas; aquí sólo estuvimos una tarde de pasada, pero también parecía más tranquilo y más bonito.

Si, finalmente, decidís ir a Cairns, os recomiendo algunos sitios que me encantaron. Como el restaurante Ochre (comed emú, está delicioso!!!!), o el Bush Flame Grill (en el Esplanade, churrasco y carne a la brasa de primera!!!!). También había un garito en el puerto, justo al principio del Pier, la típica terraza con sillones, música chill out, y tal, muy recomendable para tomar copas por la noche, en un ambiente más tranquilo y lejos del bullicio de los backpackers que “toman” la ciudad por las noches.

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Visitamos Kuranda nuestro segundo día en Cairns, el jueves 27 de agosto.
Elegimos ir en tren y volver en el teleférico, total 98 AUD por persona. El viaje en tren se me hace eterno, y realmente aburrido. No se si es que no soy capaz de apreciar esta maravilla de la ingeniería o qué, pero a mí me parece que no tiene absolutamente ningún atractivo. El viaje dura hora y media para recorrer menos de 40 kilómetros, y sólo tiene dos puntos de interés: las Barron Falls y otras cascadas un poco antes. Las Barron Falls estan bien, las otras bastante sin más.
Quitando esos dos puntos, a lo largo del resto del trayecto sólo se ven barrancos y paredes de piedra, y la maravillosa voz en off diciéndote que estas entrando en el túnel número xx. Un coñazo, a mi modesto entender.
Llegamos a Kuranda, y en cuanto veo la masa de turistas que nos bajamos del tren (en Cairns no parecíamos tantos) y un montón de gente ofreciéndonos todo tipo de excursiones, tengo la impresión de que esto no me va a gustar.
Efectivamente, al llegar al pueblo, me encuentro con montones de tiendas, de todo tipo de souvenirs, una tras otra, y cosas tan apasionantes como el museo de las mariposas o el museo australiano del veneno. Fascinante.
Nos acercamos rápidamente a los Kuranda Koala Gardens, a hacer una de las cosas que hemos venido a hacer aquí: sacarnos una foto abrazando a un koala.
Los Kuranda Koala Gardens con unos jardines chiquitillos en los que hay cocodrilos, canguros, wallabies, koalas y algún reptil.
En la zona de los canguros, la gente puede darles de comer, tocarlos y sacarse fotos con ellos. Justo al lado, está la zona donde tienen los koalas, y donde te sacas la foto con ellos.

Nos cobraron 18AUD por entrar, y otros 15AUD por la foto. Me voy de este sitio con sensaciones encontradas: el koala es monísimo, la foto me hace mucha ilusión y es un recuerdo precioso. Pero los animales que hay en este sitio me han dado mucha pena. En el zoo, a pesar de estar encerrados, los animales tenían espacio suficiente, parecían bien cuidados, limpios…. En este sitio, tienen un montón de koalas (creo que conté unos ocho) en la misma rama de árbol, aguardando su sitio para “trabajar”. Y en la zona de los canguros, había gente que los coge, los abraza, los achucha…. mientras los animales se dejan hacer. Yo no se si estan hiperdomesticados o un poco drogados, pero me dan bastante pena.
Este sitio cumple con toda la legislación australiana sobre los “cuddle koalas” y demás, que es bastante estricta. O al menos, eso he leído por todas partes. Pero aún así, me dan un poco de pena los pobre animalillos.

Después de sacarnos la foto, volvemos al pueblo, y paseando por el enorme mercadillo, que vende las mismas baratijas que los mercadillos de aquí, confirmamos la idea de que en Kuranda no hay nada que ver. Así que nos vamos rápidamente a comer, y a adelantar nuestra vuelta en el teleférico.
Por suerte para nosotros, podemos montarnos en el teleférico a las dos y media, a pesar de que habíamos hecho la reserva para las cuatro y media.
El Skyrail, que así se llama el teleférico, recorre 7,5 kilómetros desde Kuranda, por encima de las copas de los árboles. Las vistas de la selva, del río Barron y de las Barron Falls son impresionantes. En el recorrido, hace dos paradas. En una de ellas, puedes acercarte a varios miradores sobre las Barron Falls, y en la otra, hay un pequeño recorrido por la selva.
Es una atracción muy turística, como todo en Kuranda, pero creo que en este caso si que merece la pena. Mirar hacia abajo y ver la selva extendida bajo tus pies, los distintos tonos de verde, cruzar por encima del río y ver las cataratas desde arriba…..



Si os sobra un día en Cairns, merece la pena acercarse hasta la estación del teleférico (podeis ir en cualquier bus urbano que lleve a las playas del norte, y os ahorrais la pasta que te cobran por el bus los de la empresa que gestiona el Skyrail), y hacer un viaje de ida y vuelta.


Para la excursión a la Gran Barrera de Coral hemos elegido el tercer día de nuestra estancia en Cairns, el viernes 28 de agosto. Escogimos la compañía SeaStar, que nos ofrece un yate pequeño, con un máximo de 31 personas. Esto es bastante importante para nosotros, porque no queremos ir en el típico barco con 100 personas, ni pararnos en una de esas plataformas como las que tiene la compañía Quiksilver. Por mucho que digan, a mí estas plataformas me parecen una barbaridad, necesariamente eso tiene que ser perjudicial para el ecosistema.
Con esta compañía visitamos dos localizaciones: Michaelmas Cay, que es una isla de arena, y Hastings Reef, en el outer reef.
Contratamos la excursión desde España, para estar seguros de haber elegido una que nos gustase. Todo por nuestra cuenta, y sin problemas.
No puedo hablaros ni bien ni mal de esta excursión. Nuestra idea inicial es hacer submarinismo, y así lo contratamos. Ni mi chico ni yo lo hemos hecho nunca, y yo tengo la mala suerte (soy así de imperfecta) de que no me puedo sumergir porque en cuanto meto la cabeza debajo del agua más de treinta segundos, me empiezan a doler muchísimos los oídos. Total, que tengo que subir y quedarme sola en el barco porque todos los demás o estan bajo el agua, o se han acercado a hacer snorkel a la playa. En este momento, hubiese agradecido un poco más de amabilidad. El monitor que me ha tocado me deja allí arriba, en el barco, y ni me ayuda a quitarme la bombona y demás. Por suerte, aparece de repente otro chico, francés, que habla español por cierto, y muy amablemente me ayuda, y luego me dice que no me preocupara, que coja mis aletas y mi tubo y me vaya a hacer snorkel.
Igual es porque ya estoy un poco chafada por esto, pero lo que veo, tanto en Michelmas Cay como en Hastings, no me maravilla especialmente. No os voy a decir que no me gusta, pero, vamos, que tampoco me deja con la boca abierta. Mi novio, que sí ha hecho submarinismo en Michaelmas Cay, esta encantado… El pobre hubiese hecho una segunda inmersión en Hastings, pero por no dejarme sola se la pierde…. En fin.
De todas formas, en general me quedo bastante satisfecha de la opción que hemos escogido. Cuando nosotros nos vamos de Michelmas Cay en dirección a la segunda localización, a eso de las 11:30 am, quedan por allí unos cinco barcos, y montones de gente haciendo snorkel. Nosotros, como hemos llegado bastante antes, hemos estado solos prácticamente todo el rato, y también en la segunda localización (allí hay otro barco también pequeño). Me llama la atención que, cuando estabamos en la playa de arena de Michaelmas Cay, nuestro monitor no nos deja movernos del trocito de arena que, al parecer, le corresponde a la empresa que nos lleva a nosotros. Así que me imagino lo agobiante que tiene que ser en un sitio lleno de compañías distintas.
Resumiendo: obviamente, no podeis dejar de visitar la Barrera de Coral si estais por aquí. Me da la impresión de que la mejor idea será alquilar uno de esos veleros que te llevan sólo a seis u ocho personas y estar al menos dos días completos navegando. Así supongo que se quitará la sensación de “excursión para turistas”.
Nosotros no hicimos esto por falta de tiempo, aunque nos lo estuvimos planteando. Si a vosotros también os pasa lo mismo y no tenéis más de un día para dedicar a la Gran Barrera de Coral, creo que la opción que escogimos nosotros es de las menos malas….
Y…como no alquilamos cámara de fotos acuática, de esto no tengo fotos para enseñaros, jejeje

Nuestra visita a Cape Tribulation fue en dos partes, los días 31 de agosto (lunes) y 1 de septiembre (martes). Decidimos alquilar un coche para los dos días, en vez de hacer una visita organizada (nos encanta ir por libre, como ya estareis comprobando). Esta parte del viaje fue la que más me gustó de todo lo que ví en Cairns, con muchísima diferencia sobre todo lo demás.
El primer día, nos acercamos inicialmente hasta Daintree Village. Antes de llegar, paramos en Mossman, que queda de camino, para hacer el recorrido por el río. Bonito, pero no muy espectacular.


Al llegar a Daintree, nos indican que allí lo único que podemos hacer son cruceros por el río para ver cocodrilos. Como a mi novio la idea no le atrae mucho, volvemos hacia atrás, y nos dirigimos a Cape Tribulation, cruzando el río con el ferry.
Nada más que cruzas el ferry, comienza una carreterilla llena de curvas, en la que te van indicando todos los lugares en los que puedes parar. Además, en Daintree nos habían dado un plano, así que todo fue bastante fácil.
El primer día llegamos más o menos hasta la mitad de la carretera, y hacemos dos rutas que están marcadas en el plano, Jindalba y Marrdja. Las dos estupendas, sobre todo la segunda, que te lleva, en poco más de medio kilómetro, de un paisaje típico de rainforest a una zona de manglares. Los dos paseos, a pesar de no ser “para aventureros” (están perfectamente delimitados y se pueden hacer en chanclas), están, ese día al menos, muy poco transitados. Así que podemos recorrerlos en silencio, escuchando sonidos de pájaros que raramente se escuchan en los bosques españoles. No tenemos la suerte de ver casowaries, pero esta muy bien.



El segundo día, llegamos del tirón hasta Cape Tribulation, y, de vuelta, vamos parando en toda las playas paradísiacas y desiertas que nos encontramos en el camino. A mí me hubiese gustado continuar desde Cape Tribulation hasta Emagen Creek, pero el camino ya no está asfaltado y nuestro Hiunday Getz no nos parece demasiado seguro para adentrarnos por caminos….
Visitamos varias playas increíbles, prácticamente vacías, con la selva tropical llegando hasta la arena y los manglares rodeando las orillas. Paseamos mojándonos los pies en el mar, el agua es increíble, cálida y cristalina. Tenemos la suerte de que la marea está baja y podemos adentrarnos en el agua durante bastantes metros sin que el agua nos suba de las rodillas. No nos atrevemos a bañarnos, porque hay carteles de “Peligro, cocodrilos!!” por todas partes…..
Especialmente recomendables las playas de Cape Tribulation y Myall Beach.



Un consejo: si queréis disfrutar de todo el día en la naturaleza, llevaros comida de algún súper, por cualquier cosa que compreis en la zona del parque os van a sablar…

Además de las playas, este día nos paseamos el resto de rutas que nos quedaron sin hacer, y paramos en algunos miradores. Lo único que se puede decir que Cape Tribulation es que cualquier sitio en el que paréis merece la pena!!!!!

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