![]() ![]() Crónicas de Nueva Zelanda ✏️ Blogs de Nueva Zelanda
Este es el diario de mi viaje a Nueva Zelanda. No se trata de un diario de viaje en el que se explica exclusivamente donde he estado. Si buscáis una guía de viaje para planificar vuestra aventura en Nueva Zelanda no creo que os sirva de mucho. Es una secuencia de sensaciones que Nueva Zelanda me ofreció y me tragué hasta el fondo. Todo empezó con una experiencia amarga que me ayudó a dar el paso y Nueva Zelanda fue el destino elegido. Fue algo así como “A tomar polc…., me voy, pero, dónde?”. Al sitio más lejano, Nueva Zelanda. Probablemente el estilo de esta narración está influenciado en parte por el estado emocional del momento pero lo cierto es que Nueva Zelanda ha sido un bombazo de sensaciones.Autor: Montaraz Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.8 (39 Votos) Índice del Diario: Crónicas de Nueva Zelanda
01: LLEGADA A NUEVA ZELANDA. AUCKLAND-CHRISTCHURCH-AKAROA
02: HACIA ABEL TASMAN – KAIKOURA, MOTUEKA, MARAHAU
03: PARQUE NACIONAL ABEL TASMAN. MARAHAU-BAHIA DE ANCHORAGE
04: PARQUE NACIONAL ABEL TASMAN. BAHIA DE ANCHORAGE- PLAYA DE TONGA
05: DE ABEL TASMAN HACIA EL GLACIAR FOX
06: BUSCANDO EL MONTE COOK - LAGO TEKAPO
07: LLEGADA AL MONTE AORAKI (MONTE COOK)
08: HACIA EL MILFORD SOUND – WANAKA Y QUEENSTOWN
09: HACIA EL MILFORD SOUND – TE ANAU
10: ESPECTACULO MILFORD SOUND
11: VUELTA HACIA CHRISTCHURCH – MILFORD SOUND A WANAKA
12: VUELTA A CHRISTCHURCH – WANAKA, HOKITIKA, CHRISTCHURCH
13: CURSO DE SURF. AUCKLAND – AHIPARA (NINETY MILE BEACH)
14: CURSO DE SURF. RARAWA BEACH
15: CURSO DE SURF - CAPE REINGA
16: CURSO DE SURF – SEGUNDA SEMANA
17: VUELTA A AUCKLAND-VISITA AL AUCKLAND CITY HOSPITAL
18: ULTIMOS DIAS – WAIHEKE ISLAND
19: AUCKLAND – CAPITULO FINAL
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Etapas 1 a 3, total 19
Quería conocer Nueva Zelanda al máximo y planifiqué un viaje programado al minuto. Todo estaba planificado para poder ver las dos islas en un mes. Vuelo comprado con Cathay Pacific vía Londres y Hong Kong. Llegaba a Auckland el 5 de noviembre y tenía 30 días para vivir Nueva Zelanda. El 30 de octubre estaba puliendo los últimos detalles y me quedé mirando el programa de viaje……”Seguro que quieres hacer esto?”. El programa incluía más de 30 destinos en 30 días, puffff. Las ansias por conocer todo me estaban complicando el viaje y decidí cambiar mi plan. Lo que quería de verdad era hacer un viaje con la calma pagando el precio de dejar de ver sitios interesantes pero cobrando el precio de vivir intensamente aquéllos por los que pasara. La decisión no fue fácil. Salto directo de Auckland a Christchurch. Dejaba Bay of Islands, Coromandel, Rotorua, Tongariro, Lake Taupo, Taranaki, la 45 Surf Highway y tantos otros sitios que se me escapan en la isla Norte para concentrarme en la isla Sur y poder disfrutarla al máximo.
La llegada a Auckland fue bastante deprimente. Mi estado de ánimo no ayudaba y treinta horas de vuelo menos aún. El día nublado, gris y lluvioso. Había llegado a Nueva Zelanda y ésta me recibía como era. Lo tomas o lo dejas, es lo que hay. A las siete y media de la mañana, con todo un pedazo de jet lack entre las cejas y pensando en como vas a aguantar el día para poder adaptarte al nuevo horario, mientras estás sentando en el AirExpressBus (11 euros/ida y vuelta) durante 21 kilómetros hasta Auckland City con un chaparrón de cojones se hace difícil disfrutar de la llegada. La incertidumbre de este viaje en solitario y el cansancio acumulado tampoco ayudaban mucho. Bajé del autobús y me dirigí al YHA Internacional de Auckland, un hostel de backpackers que tenía buena pinta (Turner Street, 14 euros/noche en dormitorio compartido). Estaba bien, habitaciones limpias, baños y duchas impecables, correcto. Al salir de la ducha escuché un idioma familiar que me hizo sentir mejor. Porfi y Juan eran de Tenerife y gracias a ellos pude pasar el día en Auckland en mejores condiciones. Habían llegado al final de su viaje tras recorrer las dos islas en caravana y estaban encantados de la experiencia Al día siguiente me desperté a las seis y media en mejores condiciones. Auckland amaneció soleado y fresquito e inicié la búsqueda de un café en condiciones. El paseo por Queen Street es inevitable y muy interesante. Me pareció un Nueva York en pequeñito, no por los edificios sino por la vida que se respiraba en la calle. La visita fue rápida ya que a las doce debía estar en el aeropuerto para volar a Christchurch con JetStar (low cost de Qantas, 40 euros/trayecto). El vuelo fue precioso por las vistas que tienes si el tiempo acompaña. Yo iba sentado a la izquierda del avión por lo que pude disfrutar de las vistas del Taranaki y toda la costa este hasta Christchurch y me perdí las vistas de Abel Tasman, Mount Cook y la zona de los glaciares. Del aeropuerto al alquiler de coches (Jucy Rentals, 500 euros/20 días con seguro todo riesgo y GPS). El coche era un Dahiatsu Syrion pequeñín y decidí bautizarlo como “Silver Bullet” (bala plateada). Enfilé hacia el sur. A 70 kilómetros de Christchurch se encuentra la Península de Banks y las imágenes de Google Earth me habían encantado. Las primeras sensaciones con Silver Bullet fueron un poco estresantes. Para poner el intermitente, los limpiaparabrisas empezaban a bailar y para poner los limpias, los intermitentes se encendían en plan disco-móvil (los coches en Nueva Zelanda, a parte de llevar el volante a la izquierda, llevan los intermitentes y los limpiaparabrisas al revés que en España). Entradas en las rotondas por la izquierda. Carril de la izquierda para vehículos lentos. Carril derecho para adelantar. En fin, cosillas para familiarizarte con la conducción por la izquierda. Para evitar “problemas”, en el velocímetro del coche hay un adhesivo en letras rojas que te avisa constantemente “Keep to the left” (mantente a la izquierda). Me dirigía hacía Akaroa, el centro de la Península de Banks con la intención de pasar la tarde, dormir y seguir camino hacia el norte al día siguiente. Banks es precioso. Decidí quedarme unos días mas, el sitio merecía más días para colgarse con calma entre tantas bahías y acantilados y cuando me cogía la “lonely sickness” (síndrome de soledad) me iba a Akaroa a pasar un rato con una camarera irlandesa de ojos verdes (con el permiso de su madre, cada vez que nos poníamos a hablar soltaba rayos por los ojos desde la barra) o me iba al hostel para tomar una cerveza con Gill y Des, los propietarios del Halfmoon Cottage BBH de Barrys Bay (12 euros/noche en habitación compartida). Era una pareja que había recorrido medio mundo y se notaba en las conversaciones, genial. Akaroa Harbour, Te Oka Bay, Onerito Bay, Long Bay, Le Bons Bay, Okains Bay, Stony Bay, Little Akaloa Bay….las playas no te las acabas y la sensación de tranquilidad y de que el tiempo se ha parado es total. El tiempo se comportó durante los días que pasé en Banks y el sol radiante te permitía disfrutar del colorido tan intenso de los paisajes de la península. Me empezaba a encontrar a gusto. Banks. Halfmoon Cottage BBH *** Imagen borrada de Tinypic *** Banks. Akaroa Harbour *** Imagen borrada de Tinypic *** Banks. Akaroa Harbour Atardecer *** Imagen borrada de Tinypic *** Banks. Okains Bay *** Imagen borrada de Tinypic *** Banks. Stony Bay *** Imagen borrada de Tinypic *** Banks. Te Oka Bay *** Imagen borrada de Tinypic *** Etapas 1 a 3, total 19
Salí de Banks y empecé a subir hacia el norte de la isla sur hasta llegar a Kaikoura. De Akaroa a Kaikoura hay 250 km. por carretera (aqui no hay autopistas pero las carreteras están muy bien….si vas por la izquierda. Si te empanas y te metes por la derecha, sencillamente, te piñas). Es increíble, kilómetros y kilómetros de carreteras y paisajes, nada más. Silver Bullet, sirens of the sea (música relax) y tira millas. El GPS me ayudaba a poder disfrutar de los paisajes sin tener que estar pendiente del mapa. La sensación de relax iba en aumento y la de soledad iba desapareciendo gradualmente, sonreí y apreté el acelerador (vigilando no superar los 100 km/h, límite de velocidad máximo en Nueva Zelanda).
Kaikoura es un pueblecito espectacular, frente al Pacífico y bordeado por montañas nevadas, podías estar en la playa mirando las montañas, todo un espectáculo. Llegue al Albatros Backpacker Inn BBH. Los BBH son una cadena de albergues similar a los YHA pero por lo que estaba viendo, eran más confortables y no tan masificados. Decidí hacerme miembro. Por 45 $NZ (unos 22 euros) te hacen descuento en todos los BBH de Nueva Zelanda (unos 320 repartidos entre las dos islas) y te regalan una tarjeta telefónica de 20 $NZ. Si la usas desde los teléfonos de los BBH tienes unas tres horas de llamadas a fijo en España (unos 40 minutos si llamas a móvil). Kaikoura Beach *** Imagen borrada de Tinypic *** Kaikoura Peninsula Walkway *** Imagen borrada de Tinypic *** Dejé el equipaje, la habitación tenía muy buena pinta. Salí fuera y encendí un cigarrillo. Así conocí a Mike, un alemán que llevaba 8 meses viajando por NZ con una “working Visa”. Este tipo de visado (que los españoles todavía no podemos conseguir) te permite viajar por Nueva Zelanda durante un año mientras vas buscando trabajos si lo necesitas. Con un visado “normal” sólo puedes estar en Nueva Zelanda tres meses. En seguida congeniamos (me he dado cuenta de que el rincón de fumadores de los hostel es el mejor sitio para congeniar con la gente, por lo general fuera de este sitio la gente es muy correcta pero no les toques las bolas. En el rincón de fumadores hay más ganas de iniciar una conversación). Por la noche salí con Mike a por unas cervezas y acabamos con Jameson con hielo, habíamos congeniado definitivamente, jejeje. Acabamos a las 11 de la noche (toda una juerga teniendo en cuenta que estos días a las 10 estoy crujido en la cama). Por la mañana me levanté pronto y me encontré a una chica en bragas con cara de sueño en el baño y le pregunté por las duchas. Su respuesta fue en un spanglish tan claro que le pregunté si era española y resulta que era de Madrid, llevaba 1 mes en NZ y estaba a punto de volver a Madrid. El día se había despertado feo, feo. Lluvia y mucho viento. En Kaikoura es bastante frecuente. Una pena, porque me quedé sin el baño con leones marinos que tanto quería. Cambié planes y me fuí con Mike y Kaye (una australiana que había venido desde Melbourne a pasar sólo una semana por la isla sur….como los australianos en 3 horas ya están aquí) a una cueva Maorí (Maori Cave, 5 euros/visita) pequeñita pero espectacular. Kaikoura. Maorí Cove *** Imagen borrada de Tinypic *** Al salir de la cueva seguía lloviendo a cántaros por lo que decidimos ir a unas bodegas y hacer una cata de vinitos neozelandeses (chardonnay, Sauvignon Blanc, Riestling, Gewurtztraminer, Pinot noir….un poco de todo, me quedé con el Gewurtztraminer, colosal). Luego, viendo el panorama meteorológico y que tenía 300 km. más por delante, decidí meterme en carretera y continuar hacia el norte en dirección a Motueka. Más paisajes y paisajes, no te los acabas. Llegué a Motueka sobre las 8 de la tarde, un poco cansado tras cuatro horas de conducción bajo la lluvia. En el Laughing Kiwi BBH (11 euros/noche en habitación compartida) conocí a unas alemanas y una inglesa, estuvimos charlando un ratillo. También eran de las que llevaban varios meses en NZ viajando y trabajando. A las 10 a la cama y caída en la almohada inmediata. Motueka. Laughing Kiwi BBH. *** Imagen borrada de Tinypic *** Hoy me he levantado a las 7 y media y estoy a punto de salir para Marahau. Toca caminata de 4 horas por Abel Tasman para llegar a la playa de Anchorage y meterme en un barco de backpackers. El día se ha levantado genial, hace un solete buenísimo, perfecto para la pateada y disfrutar del escenario. He quedado con las chicas alemanas para hacer juntos el inicio del trayecto, ellas no llegaran a Anchorage. Wendy y Mark llevan el hostel Laughing Kiwi (el kiwi que se descojona) de Motueka. Son una pareja divertida. Ella esta de vuelta de todo y se ríe hasta de ella misma. El es el típico tipo duro de Nueva Zelanda (en apariencia), cuando habla no le entiende ni su padre (su padre quizás si, pero yo le tenía que hacer repetir las cosas 2 ó 3 veces). Después de hablar un rato, Mark se despidió de mí con una sonora colleja y un “eres un buen tipo” con voz cazallera y una carcajada. Buena gente aunque la colleja fuera de libro, vaya cleca!. Salí de Motueka en direccion a Marahau, la puerta de entrada al Parque Nacional Abel Tasman, en el noroeste de la isla sur. Abel Tasman ocupa una superficie inmensa de montañas, bosques y playas. No hay carreteras, sólo se puede visitar caminando (por tierra) o en kayak (por mar). Las numerosas playas que lo componen están conectadas mediante "water-taxis", una especie de barcas de 15 pasajeros que te llevan de una a otra por un precio medio de 10 euros. Marahau desde el mar (marea baja). *** Imagen borrada de Tinypic *** Iba a pasar unos días en el Aquapackers, un barco fondeado en la bahia de Anchorage, a quince kilómetros de camino desde Marahau. Etapas 1 a 3, total 19
A las once de la mañana dejé aparcado el coche en el parking de Marahau. Marahau es un pueblecito creado exclusivamente para hacer de puerta de entrada a Abel Tasman. Oficinas de información, bares, tiendas de alquiler de kayaks, oficinas de billetes para “water-taxis”. No había mucho más que ver.
Marahau. Marea Baja. *** Imagen borrada de Tinypic *** Me cargué la mochila a la espalda y empecé a caminar el “Coast Track”. Una especie de Camino de Ronda de 50 kilómetros que recorre el parque bordeando las playas de norte a sur pero con la diferencia de que aquí no hay chalets por ningún lado, ni playas abarrotadas de gente. Caminando hacia el norte, a la izquierda tienes la montaña y a la derecha, el mar. Me dirigía a la bahía de Anchorage a buscar el “Aquapackers” (30 euros/cama, desayuno y cena, pertenece a la cadena BBH). El nombre de Anchorage viene porque fue aquí donde ancló el primer barco que “descubrió” esta zona de Nueva Zelanda allá por 1800. Al contrario de la creencia general, no fueron ni Cook ni Nelson (los dos “descubridores” más famosos de Nueva Zelanda), sino un francés llamado Duvailler que debía ir un poco perdido y se encontró en medio de esta zona y decidió anclar su barco “Astrolabio” en la bahía donde se encuentra el barco donde yo iba a pasar unos días. Parece ser que este tipo entró muy bien entre la comunidad maorí local y lo aceptaron como un miembro más. Se interesó mucho por la lengua, fauna y costumbres locales pero pasados unos meses Francia le dijo “vete a descubrir otras cosas, que aquí no hay nada que pillar”. De este modo, los franceses dejaron el campo abierto a los ingleses, que más tarde se asentarían en la zona y formarían una colonia. Abel Tasman Coast Track. Pa Anchorage Voy. *** Imagen borrada de Tinypic *** Abel Tasman Coast Track. Kilómetro 0 *** Imagen borrada de Tinypic *** Tenía 12 kilómetros de Coast Track por delante y me lo tome con calma ya que llevaba siete kilos a la espalda y como que se nota. Fueron cuatro horas de caminata, parando aquí y allá para disfrutar de las magníficas vistas panorámicas que tienes de las playas desde el camino. Algunas playas tienen acceso por tierra pero para eso has de bajar un camino empinadillo (y volverlo a subir, claro está) pero valía la pena bajar, tirar unas fotos y empanarte un rato. Estaban desiertas y la calma era total. En una de las playas me quedé dormido. Me desperté sintiendo unas picaduras un poco molestas. Eran las famosas “sandflies” (moscas de la arena) de Abel Tasman, son pequeñitas pero como pican. Abel Tasman. Cuelgue playero *** Imagen borrada de Tinypic *** Llegué a la bahia de Anchorage sobre las cinco de la tarde y allí estaba el barco (lo ves desde casa por Internet y cuando lo tienes enfrente, después de tantos miles de kilómetros recorridos para llegar, la sensación es brutal). Allí estaba el Aquapackers, efectivamente, colgado en medio de la bahía. No había nada ni nadie más. Me dijeron que cuando llegara a la playa saludara y así lo hice. En seguida salió una barquita desde el barco y me vino a buscar a la orilla. Era Chris, el que manejaba el cotarro. Un tipo de palabras justas, poco hablador pero de buen rollo. Abel Tasman. Anchorage Bay. Aquapackers. *** Imagen borrada de Tinypic *** En el barco me encontré con un grupo divertido. Una francesa que estaba para comérsela entera sino fuera porque estaba casada con un neozelandés de 2 metros. Otra francesa que no estaba para comérsela entera y que viajaba por su cuenta. Una pareja de ingleses (bueno, ella inglesa, el de Gales. Eso es lo que el me pidió que pusiera en la crónica, que el no era inglés, sino Galés. Pues escrito queda) y finalmente, una pareja jovencita de Israel que estaba haciendo un viaje de 5 meses después de haber acabado la mili (en Israel los hombres hacen 3 años de mili y las mujeres 2). Chris nos preparó una barbacoa (sencillita pero los filetacos estaban de muerte) y estuvimos de sobremesa en la cubierta del barco con unas botellas de Pinot Noir rico, rico hasta que se hizo de noche. La puesta de sol desde el barco fue espectacular. El silencio era total. El sol desaparecía acompañado por el chapoteo del barco en el agua. Qué bien se estaba!. A eso de las diez las piernas ya empezaban a notar los 12 kilómetros de caminata y al día siguiente tocaban unos cuantos más así que decidí bajar al camarote y no tardé en quedarme dormido. Abel Tasman. Aquapackers. Chris. *** Imagen borrada de Tinypic *** Etapas 1 a 3, total 19
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