![]() ![]() CURSO DE SURF. RARAWA BEACH ✏️ Diarios de Viajes de Nueva Zelanda
Había dormido de maravilla. Miro el reloj, las cinco y media de la mañana. No tengo sueño, pues me levanto. Café del bueno, bien. Salida a la terraza, todo oscuro. Me parece ver a alguien en el sofá tapado con una manta hasta las orejas. Se asoma...![]() Diario: Crónicas de Nueva Zelanda⭐ Puntos: 4.8 (39 Votos) Etapas: 19 Localización:![]() Había dormido de maravilla. Miro el reloj, las cinco y media de la mañana. No tengo sueño, pues me levanto. Café del bueno, bien. Salida a la terraza, todo oscuro. Me parece ver a alguien en el sofá tapado con una manta hasta las orejas. Se asoma el tarrillo de Annie y susurra un sufrido “Good morning”, para volver a sumergirse bajo la manta al momento. Hace fresquillo, forro polar y a disfrutar del murmullo de las olas. Me quedo dormido. Rayo de sol en el careto, “que calor!”. Miro la hora, las siete y media. Annie continuaba en brazos de Morfeo pero con signos evidentes de que empezaba a tener calor. Nuevo chequeo de olas, xungo. La marea empieza a bajar y eso hace que las olas disminuyan de tamaño y por lo tanto, de fuerza. Rangi contemplaba el mar con cara de desagrado “Low tide, we are getting out of here” (marea baja, nos vamos de aquí),. Reunión durante el desayuno. Nos íbamos a ir a buscar olas al otro lado, a la costa este. La ventaja de estar en Ahipara es que puedes ir sorteando el tema de las mareas. Con la marea baja no hay olas en condiciones y con la marea alta sí. Cuando hay marea baja en una costa, hay marea alta en la otra y viceversa. La distancia entre una costa y otra es de media hora en coche por lo que puedes surfear en cualquier costa en función de las mareas. Nos dirigíamos a la playa de Rarawa, en la csota este y el día era caluroso y soleado. Crema por todos lados, este sol de Nueva Zelanda es peligroso, te quema y no te das cuenta. “Vaya playón, tronco!!”, Txema estaba dando botes mientras Rangi se lo miraba riendo y repitiendo “Trouncou!!”. Con la marea alta las olas se habían transformado en suaves montañitas de agua. Parecían fáciles de coger. Todos al agua….”Fuck, I’m not catching any!!”, Vicky, con su inglés castizo, se cagaba en todo lo que se meneaba. Txema hacía lo mismo pero en castellano,“Coño tronco, como cuesta cogerlas!!¨. Tras 1 hora de intentos infructuosos Rangi nos hizo salir del agua. Aunque parecían fáciles, las olas no se “dejaban” surfear, nos pasaban por debajo de la tabla sin empujarnos. Aprendimos otra lección, hay que dedicar tiempo para aprender cual el sitio correcto en el que has de estar para poder coger una ola. Estas no eran nada fáciles ya que rompían cerca de la orilla y cuando cogías una, te empotrabas contra la arena. Una vez fuera del agua, con una cervecita bien fresquita y con el solecito pegando de lo lindo, Rangi nos explicó la teoría de cómo coger una ola en función de cómo es y donde rompe. Fue una auténtica lección de paciencia, observación y perseverancia que se podría aplicar también en muchas situaciones cotidianas de la vida. Ahí estábamos los siete, Rangi explicando y el resto escuchando. Las olas, ajenas a la clase teórica que se estaba impartiendo en ese momento, seguían rompiendo a su bola con ese sonido tan especial, la playa desierta, el día radiante. “Joder, que bien me siento!”. Comida ligerita, unas cuantas fotos y vuelta a la furgo. La marea baja había hecho acto de aparición y las olas del Pacífico se habían convertido en pequeños truñitos. Había que ir a buscar las olas al oeste, al Mar de Tasmania. Llegamos a casa a eso de las 4 de la tarde y las olas del Mar de Tasmania ya estaban esperando. Todos al agua. Esta vez sí que las íbamos a coger. Y empezó el festival de trompazos. Para facilitarnos la tarea Rangi nos empujaba en el momento de coger la ola, de este modo te puedes concentrar exclusivamente en ponerte de pie sobre la tabla. Otro trompazo, saco la cabeza del agua y entonces veo a Annie encima de la tabla surfeando su primera ola!. Iba gritando “Yes!, Yes!, Yes!”. Poco después Finn haría lo mismo entre gritos de alegría. Desde la orilla Rangi no perdía ojo de lo que estaba pasando y no paraba de gritar y aplaudir. La comunión en el grupo era total, ánimos, gritos, aplausos…, intenso. Y el momento mágico llegó para mí. Ese momento que Pablo me había comentado tantas veces y que sólo había podido disfrutar en mi imaginación. Llegaba la ola y era grande pero esta vez yo estaba en el sitio correcto y no parecía que fuera a caer encima mío. Me estiré sobre la tabla y miré hacia atrás “Joder, si que es grande. Rema, rema, rema hacia adelante!!”. Me pareció escuchar los gritos de Rangi desde la orilla “La tienes!, la tienes!, rema!, rema!”. El ruido de la ola llegando era ensordecedor y los brazos parecía que me fueran a reventar y de repente….todo cambia. Notas que no hace falta que uses los brazos porque la misma ola te levanta con una fuerza y velocidad bestiales. En milésimas de segundo has de intentar que la punta de la tabla no se hunda en el agua (sino trompazo seguro), levantarte sin poner el peso atrás (sino trompazo seguro) y sin ponerlo mucho hacia delante (sino trompazo seguro)…..y cuando consigues todo eso y ves que la ola sigue detrás de ti empujándote con suavidad mientras notas el aire en la cara a medida que te vas deslizando hasta llegar a la arena de la playa…….eres la persona más feliz del mundo!. La tarde transcurrió entre trompazos y las primeras olas surfeadas en línea recta. Para surfearlas de lado al estilo de las películas deberíamos tener más paciencia y perseverancia. Mientras tanto, disfrutábamos con las olas que nos llevaban hasta la orilla. Una vez que has surfeado tu primera ola cometes el error de creer que a partir de ese momento todo será más fácil. El trompazo que me dio la siguiente ola me devolvió a la realidad. Rangi seguía repitiendo desde el agua “Estáis aquí para aprender surf pero sobretodo para divertiros, no lo olvidéis”. A las siete y media de la tarde salimos del agua agotados y con una sonrisa. Annie, Finn y yo habíamos surfeado nuestras primeras olas. Michelle y Vicky habían estado a punto. Ducha caliente, cerveza fría, buena cena y una sesión de baladas de Def Lepard, Aerosmith, Led Zepellin, Whitesnake y Guns n Roses que se curró DJ Txema dieron paso a una puesta de sol espectacular para poner el broche de oro a un día grande. Ahipara Surf Lodge. Puesta de Sol. *** Imagen borrada de Tinypic *** Ahipara Surf Lodge. Puesta de Sol. Tablas. *** Imagen borrada de Tinypic *** Índice del Diario: Crónicas de Nueva Zelanda
01: LLEGADA A NUEVA ZELANDA. AUCKLAND-CHRISTCHURCH-AKAROA
02: HACIA ABEL TASMAN – KAIKOURA, MOTUEKA, MARAHAU
03: PARQUE NACIONAL ABEL TASMAN. MARAHAU-BAHIA DE ANCHORAGE
04: PARQUE NACIONAL ABEL TASMAN. BAHIA DE ANCHORAGE- PLAYA DE TONGA
05: DE ABEL TASMAN HACIA EL GLACIAR FOX
06: BUSCANDO EL MONTE COOK - LAGO TEKAPO
07: LLEGADA AL MONTE AORAKI (MONTE COOK)
08: HACIA EL MILFORD SOUND – WANAKA Y QUEENSTOWN
09: HACIA EL MILFORD SOUND – TE ANAU
10: ESPECTACULO MILFORD SOUND
11: VUELTA HACIA CHRISTCHURCH – MILFORD SOUND A WANAKA
12: VUELTA A CHRISTCHURCH – WANAKA, HOKITIKA, CHRISTCHURCH
13: CURSO DE SURF. AUCKLAND – AHIPARA (NINETY MILE BEACH)
14: CURSO DE SURF. RARAWA BEACH
15: CURSO DE SURF - CAPE REINGA
16: CURSO DE SURF – SEGUNDA SEMANA
17: VUELTA A AUCKLAND-VISITA AL AUCKLAND CITY HOSPITAL
18: ULTIMOS DIAS – WAIHEKE ISLAND
19: AUCKLAND – CAPITULO FINAL
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