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Creo que no he estado en ningún sitio de Francia que no me haya gustado... y Nantes no fue la excepción en absoluto.
Autor: Angelamoreno Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.7 (13 Votos) Índice del Diario: Nantes, exquisita e industrial
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Creo que no he estado en ningún sitio de Francia que no me haya gustado... y Nantes no fue la excepción en absoluto.
Llegamos a la ciudad francesa en un vuelo de Iberia e inmediatamente buscamos dónde comprar el Pass Nantes, un abono que te sirve para toda la red de transportes, incluso para el autobús que te lleva al aeropuerto (así que conviene comprarlo en el aeropuerto al llegar) por unos 25 € te vale por 48h. Nosotros optamos por uno que nos costó unos 32 € y que nos servía durante 72 horas. Fue fácil dar con el hotel, un Ibis algo mejor situado que los hoteles de esta cadena en general y que, como esperábamos, resultó ser sencillo pero adecuado y perfecto para 3 noches. Con los trámites del check-in hechos, y tomada posesión de nuestra habitación salimos a descubrir la bonita ciudad que históricamente fue capital de Bretaña. *** Imagen borrada de Tinypic *** Marcada por el curso de los ríos que la atraviesan, por su universidad, por ser la capital del Loira y por la importancia de su actividad comercial en en siglo XIX... Nantes es una de las ciudades con mayor calidad de vida del país galo según los propios franceses. A día de hoy sigue siendo la tercera ciudad con más peso económico gracias a su industria naval y agroalimentaria. Pero en Nantes no sólo se creó una industria conservera importantísima, sino también metalúrgica y de construcción naval... Y Lu, la famosa fábrica de galletas que es todo un símbolo de la ciudad. De hecho, el edificio original de Lu (Lefèvre Utile) se ha reconvertido en un curioso centro de actividad cultural y de arte contemporáneo plagado de referencias a la antigua fábrica, pero también importante foco de creatividad independiente. Paseamos toda la tarde entre increíbles edificios señoriales y los múltiples canales que hicieron que antaño se conociera a esta ciudad como la Venecia del Oeste. *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** Nantes se creó en la confluencia de las corrientes de agua del Loira y del Erdre. El terreno arenoso sobre el que se construyeron muchos de las edificios señoriales es la causa de que podamos ver manzanas enteras “torcidas”. Aunque esto se puede ver en varios sitios de la ciudad, es especialmente notable en una zona próxima a la isla. Aunque ahora son seguros, y la mayoría se han corregido por dentro, en las fachadas se aprecian claramente los efectos del “hundimiento”. *** Imagen borrada de Tinypic *** Fuimos a cenar a una de las múltiples creperías que encontramos en el centro. Como en el caso de Galicia, la calidad de las materias primas de Nantes es una de las causas de que su cocina sea sencilla (como contraposición a “elaborada”) pero exquisita. La sal bretona está presente tanto en los alimentos salados como en los dulces... de hecho, uno de sus elementos característicos para los postres es el caramel fleur de sel, una especie de tofe salado que, si bien sorprende de primera intención por esta mezcla de dulce y salado, resulta delicioso. Tampoco se puede concebir la comida bretona sin su increíble mantequilla (también salada, por supuesto). Respecto a las bebidas, es típica la sidra, pero sobre todo su Muscadet (del sur de Bretaña), que es un vino blanco y afrutado, que marida estupendamente con pescados y, sobre todo, crustáceos. Probamos el muscadet y las galettes, una especie de crêpes típicas de la zona mucho más oscuras debido a que en vez de trigo blanco se usa trigo sarraceno (que es negro). Me inicié con una “completa” con jamón, queso y un huevo. Nuestro primer día en Nantes acabó dulcemente, con una Crêpe “au caramel fleur de sel”... Hmmm Etapas 1 a 3, total 4
Un frío helador nos sorprendió en nuestro segundo día. Desayunamos en uno de los múltiples cafés del centro y nos preparamos a tomar el Tram hasta el Jardín Japonés de Ille de Versailles.
*** Imagen borrada de Tinypic *** Como en muchos países de Europa, la bicicleta es un medio de transporte muy popular para moverse por el centro. Para los que no nos animamos, también está el tranvía que ellos llaman Tram y que utilizan como si fuese un metro de superficie. El suave clima de Nantes (influenciado por la proximidad de la costa) es uno de los motivos por los que se dan tan bien determinados productos hortifructícolas... y de la riqueza de sus jardines. Entre las múltiples zonas verdes que se pueden visitar, escogimos primero el de Ille de Versailles, diseñado al estilo japonés con pequeñas cascadas, rocas, pasarelas sobre los estanques... *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** Aunque nosotros no nos animamos, se pueden alquilar barcos para pasear por el Erdre desde la isla. Regresamos al centro de la ciudad en un bonito paseo y nos acercamos hasta el Museo de Julio Verne, en el barrio Sainte Anne. De hecho, la oficina de turismo tiene un folleto (también en castellano) que han titulado “siguiendo los pasos de Julio Verne” que recorre desde el número 4 de la calle Olivier de Clisson donde nació, hasta la actividad portuaria que lo inspiró en tantas novelas, pasando por todas las casas en las que residió (con sus padres y luego con su mujer e hijos) y las dos estatuas que su ciudad natal le ha dedicado. El museo, en el número 3 de la calle de l’Hermitage, recopila libros, cartas y documentos originales que aportan un poco más de luz a detalles de su obra y de su vida. *** Imagen borrada de Tinypic *** La casa a la que Julio Verne se muda con sus padres y hermanos en la calle Jean-Jacques Rousseau y la de la calle Suffren en la que vivió con su mujer y su hijo Miguel está muy próxima al Passage Pommeraye, una arcada del siglo XIX que actualmente funciona como galerías comerciales y que resulta tan encantador como retro. *** Imagen borrada de Tinypic *** Antes de cenar tomamos un café reparador en “La Maison”, un curioso local que se sirvió de la estructura original de la casa. Así, puedes tomarte algo en la habitación, en la cocina... más imaginación que recursos en este peculiar sitio con encanto.(www.lamaisonet.com) *** Imagen borrada de Tinypic *** Etapas 1 a 3, total 4
Como nos había gustado el esquema del día anterior, decidimos empezar por pasear tranquilamente en otra de las famosas zonas verdes nantesas, el Jardín des Plantes, en la que hasta se pueden ver ciervos. Son siete hectáreas de “plantas raras”, medicinales, jardines infantiles... una auténtica gozada para pasear, leer un libro...
*** Imagen borrada de Tinypic *** Tanto aire puro y sanas costumbres nos llevaron a dar rienda suelta a los vicios... y a las compras. No podíamos irnos de allí sin un buen cargamento dulce, así que compramos en Castelanne (8, quai André Rhuys), una tienda tradicional muy afamada los típicos y exquisitos dulces nanteses: Berlingots Nantais (que son unos caramelitos de colores), galletas de mantequilla salada, caramel fleur de sel (en su versión de tofe salado líquido para ponérselo a los crepes) pero, sobre todo, unos delicadísimos bombones rellenos del caramel fleur de sel que nada más introducirlos en la boca se deshacen. Absolutamente increíbles. *** Imagen borrada de Tinypic *** Fuimos hasta el barrio de Rezé para ver La Maison Radieuse, una auténtica revolución arquitectónica en los 50s que se puede visitar. *** Imagen borrada de Tinypic *** Le Corbusier concibió este edificio emblemático como una “unidad de habitación” (es una des las 5 que se construyeron en todo el mundo) para hasta 1.400 personas, repartidas en 294 apartamentos dúplex con biblioteca, salones comunales y una escuela infantil. *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** Este edificio, junto con las otras 4 unidades de habitación (de las que Marsella es la más importante), es la puesta en práctica de los estudios habitacionales que se hicieron en el movimiento moderno, con la necesidad de reconstruir Europa tras la 2ª GM. *** Imagen borrada de Tinypic *** Le Corbusier aspiraba a crear “máquinas de habitar” en las que primase la funcionalidad y eficacia en su cometido de dar alojamiento a las personas en la nueva vida moderna. *** Imagen borrada de Tinypic *** Al verlo hoy, se nos puede olvidar que este modernísimo edificio es de 1955 y que su aspecto de barco inmóvil (se inspiraba en los transatlánticos) supuso un gran impacto para los cánones estéticos de la época. *** Imagen borrada de Tinypic *** Así mismo fue novedosa la pretensión de integrarlo en la naturaleza (concentraba las viviendas para dejar una enorme zona verde recreativa), así como el nivel de equipamiento (todas ellas tenían agua caliente)... que era revolucionario para aquel momento en el que el fin de la Segunda Guerra Mundial todavía estaba muy presente, y con él sus penurias y limitaciones. Hay que pensar que es un proyecto de vivienda social de los años 50s. ... Pero lo que sigue siendo revolucionario es el concepto de habitación cooperativa, que permitía a los habitantes acceder a la propiedad de sus apartamentos al cabo de 65 años (para impedir la especulación ¡alucinante! ¿no?), y su espíritu de autogestión (todos tenían voz y voto en las decisiones comunitarias)... que se vino abajo en 1971 con la llamada Ley Chalandon. El proyecto de Le Corbusier se inscribía en el programa de reconstrucción de Nantes (que comenzó en el 45), el problema es que se tardaron ocho años en empezar a construir (1953) debido a que el coste de la estructura era elevado y porque la normativa de construcción de vivienda social, sencillamente, no contemplaba nada similar. Creó 17 niveles comunicados por 6 “calles” para estructurar 294 apartamentos de 90m2. Fue concebido con un hall de entrada en el que había un kiosko de periódicos y una oficina postal que funcionaba como una especie de plaza pública en la que los vecinos se encontraban... pero este ambiente “comunitario” protegía a la vez la intimidad de cada casa estableciendo tres “villas” independientes gracias a la distribución a través de cada uno de los tres ascensores. Lo que Le Corbusier pretendía era crear una nueva realidad urbana que sintetizara naturaleza y desarrollo. Era muy consciente de que para ello era imprescindible integrar urbanismo y arquitectura. Regresamos al centro para tomarnos un café al abrigo del frío antes de darnos otro atracón de galettes. Etapas 1 a 3, total 4
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