Crónica de un encuentro anunciado ✏️ Blogs de Dominicana Rep.

La zona Royal es espléndida en todos los sentidos, los jardines están súper cuidados

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y las piscinas son muy bonitas con las hamacas en el agua justo delante de tu habitación que son una gozada y las camitas balinesas son un punto, donde se pega uno unas siestas estupendas.

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La playa, algo estrecha y pequeña, era junio, se supone que mes con media ocupación y era imposible coger una cama balinesa a no ser que la reserves antes de irte a dormir cuando vuelves de fiesta!! Para las hamacas no hubo problema. Para mí, la playa del complejo no es de las mejores de Bávaro aunque tampoco es la peor ni mucho menos, es estrecha y sí hay bastante gente, en otros meses que he estado mucha más (agosto, marzo, abril). Sin embargo tiene algo positivo para mí y es que en 2 pasos, estás en el Cortecito.

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En el resto del complejo en la misma línea, todo bastante cuidado.

Ahora viene para mí uno de los puntos más flojos del complejo: el trenecito, lo cierto es que este servicio deja bastante que desear y en un complejo tan grande supone un punto negativo, creo que hay que reforzarlo, mucho y de forma urgente. Que decir tiene que estando en la zona Royal, tienes este servicio mucho más fluido con los buggies que te acercan donde quieras. En este sentido también, me parece que es de destacar que la gran mayoría de caminos entre zonas del hotel están cubiertos, cosa que se agradece tanto cuando pega el solazo como cuando llueve.

El lobby del Royal, a mi entender algo soso, algo no, bastante. Bebidas excelentes y siempre hay algo para comer, sándwich, rolls, etc... el único café decente del complejo.

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En cuanto a la bebida, como siempre muy bien, no solo en la Zona Royal, en la que hay bebidas premium en todos los bares, incluido el de la piscina, sino también en el resto del complejo donde hay buena bebida en general y en el bar Hemingway tienes de todo, hecho este que es muy de valorar ya que en la mayoría de hoteles de similar rango es imposible tomarte por ejemplo, un Barceló Imperial.

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En la zona Royal, tanto en la piscina como en la playa, los camareros pasan por las hamacas sirviendo bebidas.

En lo referente a la comida, aunque no probé todos los restaurantes, resumo, que el Gourmet del Royal muy bien, el resto, normalitos.

El restaurante del Royal, el Gourmet es muy bueno tanto en el desayuno, la comida como la cena, todo a la carta.

El buffet de entradas de calidad y variado a lo largo de los días. El plato principal, a medio día va cambiando la carta, por la noche no, pero esta última es muy amplia. Siempre tienes algún plato de pasta, distintas carnes, varios pescados y mariscos y en la cena siempre hay langosta.
Prácticamente todo lo que comí estaba muy bueno con una excepción, un entrecot de res, horrible, primero me lo trajeron churrascado a pesar de haberlo pedido crudo y luego aunque salió algo menos hecho (que no crudo como pedí), era una suela de zapato, incomible. El resto de platos muy ricos, a destacar el churrasco, la langosta y los camarones al jerez.

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El restaurante, según qué días y dependiendo del jefe de cocina que haya, es lento.

De los postres no puedo hablar, solo pedí uno y no me gustó, me supo como todos los postres de allá, no sé por qué les encuentro el mismo sabor a todos, en todos los hoteles.

Un detalle muy bueno, después de cenar te pasan un carro con todo tipo de bebidas, para tomar una copita en la sobremesa.

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En el Royal tienes snacks todo el día en el bar de la piscina y en el lobby, además a media mañana pasan por toda la zona de la piscina con pinchos de fruta primero y mini pizzas después. Además de esto está el room service, muy completo durante el día, hasta las 23 tienes de todo, ensaladas, sándwich, hamburguesas, pasta, carne… y después de esa hora algo más limitado pero más que suficiente. El desayuno enorme, como uno desayunan 4!!

Del resto de restaurantes del complejo estuve cenando en Las Torres, La Catedral y el japonés y comí en el Bohío.

Los buffets siguen sin convencerme, normalitos, para nada digo que sean malos ojo, pero ni veo grandes diferencias con otros hoteles ni encuentro nada que me llame la atención comer, no me dicen mucho la verdad. He de decir que, aunque me gusta todo tipo de comidas, soy bastante especial para comer en general, lo buffets no son lo mío, por eso, pocos hoteles me convencen en este sentido.

El japonés, en la mesa de teppanyaki, me pareció muy, muy flojito, pollo y ternera con verduras a la plancha con soja y arroz, más simple, imposible. Dicen que en mesa normal, a la carta es mucho mejor, habrá que volver a probarlo!

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Lo mejor de esta cena fue la compañía, fue el día que quedamos los foreros, pero eso tendrá otra etapa…

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Este ha sido un viaje muy tranquilo, de relax y fiesta pero en el Hotel, ya que, dado que estábamos en un hotelazo como esta había que disfrutarlo.

A pesar que me encanta he salido poquito del hotel. Una vez realojada en la zona Royal, salí con Yara a lo típico, cambiar euros a pesos en Caribe express de Friusa y al salón, a ponernos las uñas!! Fuimos en taxi y motoconcho.

Como siempre fuimos al salón de Sandra en Plaza Bávaro, donde Susana, mientras tomábamos unas presidentes bien fresquitas, nos puso unas uñas preciosas que aún hoy duran, es una artista. El precio, sino recuerdo mal, 750 pesos.

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Después de eso de compras al Centro Comercial Palma Real, a comprar cositas de baño que no había llevado y esmaltes de uñas que venden en el Face Shop, de mil colores y muy baratos (3$).

A parte de esto salimos al car wash y a Mangú la noche que cenamos con los foreros en el japonés. Al margen de un problemilla con el taxista, todo fue muy bien, frías y bachatitas y merenguitos en el car wash para acabar en Mangú (350 pesos entrada).

Otro día pasamos al Cortecito por la playa para comprar unos puros que me habían encargado, lo hice en Los Pino, caja de 25 Aurora, 75$. Aprovechamos para charlar con un agente local de excursiones y ver precios, pero esto ya lo expondrá Yara que fue quien se quedó con la info.

Y ya no salimos más del hotel, el tiempo no acompañó ya que llovió mucho y la verdad no apetecía tanto moverse.

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