El sábado nos levantamos sobre las 05:00, para prepararnos para excursión.
A las 05:50, salíamos de la habitación, y no había nadie, ya que todavía las luces estaban encendidas.


Fuimos directamente Al Sport Bar, que esta junto al teatro, para pillar algunos sándwiches y zumos para desayunar, ya que el buffet no habría hasta las 7:00. También cogimos algunos para el camino. Como la primera noche, solo había sándwiches.






Estaba todo vacío, y prácticamente no había ni trabajadores por las zonas comunes.









Sobre las 06:15 estábamos ya esperando en la recepción del hotel, a que llegara el transporte a recogernos. Habría unas 20 personas también esperando sus transportes para las excursiones que ellos han contratado.


No paraba de llegar transportes, indicando los nombres de las personas que venían a recoger, para que no hubiera errores.
Sobre las 06:30 llego el nuestro, y aunque el logo era el correcto, esperamos a que dijera nuestros nombres, y para arriba.

A los 15 minutos de trayecto, mi hija ya estaba frita. No es normal lo de esta niña.

Estuvimos recorriendo la zona de bávaro, de hotel en hotel, recogiendo otros viajeros que hacían nuestra misma excursión.






Sobre las 7:45, pasamos el aeropuerto, y cogimos ya la Autopista del Coral.


Después de unos 50 km, y unos 50 minutos de trayecto, el bus paro en la estación de servicio Next, donde hay una cafetería, donde aparte de ir al servicio, puedes comprar alimentos y bebidas, pero aun precio un poco elevados.




A los 10 minutos volvimos a retomar el rumbo, en la Autopista del Coral, saliendo de ella a los pocos minutos, y entrando en la carretera Bayahibe. A los 15 minutos, salimos de la carretera, para entrar en la avenida Fuller, y después en la de Eladia, tardando unos 5 minutos en llegar al parking de la playa Dominicus.
Bajamos y nos hicieron esperar a que llegaran más transportes con turistas, que hacían la misma excursión, u otras excursiones que salían también desde aquí.
Cuando ya éramos bastantes, nos dirigieron a la playa, donde esperamos junto a unos puestos locales.




La playa Dominicus, es una playa pública, que linda a cada lado con el hotel Viva Wyndham Dominicus Palace, y el Iberostar Hacienda Dominicus.
Sobre las 09:30, se empezaron acercar a la playa, las lanchas, nombrando el titular de la reserva e indicando la lancha a la que tenían que montar. La verdad es que fue un poco caótico, ya que éramos muchos los que estábamos en la paya, y no nos enterábamos de los nombres, pero bueno, a los pocos minutos ya estábamos montados en la lancha.


Poco después, ya estábamos saliendo lentamente de la playa, y al poco metieron el turbo, lo que hizo que estuviéramos dando brincos cada vez que cogíamos olas. Todo el recorrido es paralelo a la playa, lo cual son unas vistas impresionantes. Por un lado unas playas vírgenes y paradisiacas, y por el otro lado el mar turquesa del caribe. Impresionante.
Aunque el mar estaba un poco picado, y estábamos todo el rato dando brincos, sobre las 10:30, llegamos al poblado de Mano Juan en Isla Saona. No nos bajamos en ese momento, ya que solo parábamos porque ellos iban a dejar cosas en la playa.
Seguimos el camino, rodeando Isla Saona, durante otros 10 minutos hasta llegar a la playa Canto de la Playa. ¡¡¡¡¡ TENIAMOS DOLORIDAS LAS ESPALDAS DE TANTO BRINCO !!!!!!
El sitio era espectacular, aguas cristalinas, playas de arena blanca, con palmeras desde la misma orilla.
Bajamos, nos informaron de los sitios donde podíamos ir, y dejamos las pertenecías junto un tronco.


Antes de poder meternos en el agua, ya estaban sacando el Ron y la Coca-Cola para los cubatas.

Nos metimos directamente en el agua, y era una pasada estar tomando un cubata en la orilla de esas aguas cristalinas.




Los que traían gafas de tubos de snorkel, podían adentrarse en el agua para ver la vida marina en los corales. Mi amigo que si llevaba gafas, se dio una buena vuelta grabando un buen rato, y hay imágenes muy buenas.
Durante todo el tiempo que estuvimos seguían sirviendo cubatas. Al cabo de una hora aproximadamente también dieron bizcochos, para quitar el gusanillo.



Antes de irnos, nos fuimos hacia una zona de la playa, en la que no había nadie, para que mi amigo nos hiciera un reportaje fotográfico con ese paisaje tan impresionante.




Sobre las 12:30, ya nos estábamos montando en la lancha y cogimos camino de vuelta al poblado Mano Juan.

Después de otros 10 minutos de trayecto, llegamos y nos bajamos en Mano Juan.
El poblado es un lugar precioso, ya no solo por el color de sus aguas, sino también por las diferentes construcciones con colores llamativos, que creaban un contraste con la arena blanca y sus aguas turquesas.

Nos indicaron que comeríamos en un salón que hay frente a la playa, pero como no nos pudimos resistir a bañarnos en sus aguas, cuando nos salimos ya no había sitio, por lo que comimos en una de las mesas que tienen en el exterior.

Creo que ganamos un mejor sitio, ya que comer debajo de la sombra de una palmera, dándote la brisa del mar, y con esas vista, era insuperable.

El buffet que nos ofrecían era un variado de comidas, que aunque no eran como la de un hotel, la verdad es que estaba muy bien. Tenían arroz blanco, patatas aliñadas, pescado, dos tipos de carnes, pasta, ensalada, verduras y pan. De bebida te daban Coca-Cola, cerveza y agua.
Sobre las 14:00 ya habíamos terminado de comer, y como teníamos tiempo libre, mi amigo se decidió por estar en el agua con los niños, y mi mujer y yo decidimos dar una vuelta por el las tiendas.




Como había dicho antes, el poblado era muy bonito, y las tiendas tenían los típicos suvenires que podíamos encontrar también en el Cortecito de playa Bávaro. Teníamos que ir de sombra en sombra, porque el sol deba de mala manera. Después de dar una vuelta por sus tiendas, volvimos a la playa, donde me quede a la sombra porque me estaba dando cuenta de que me había quemado un poco. ¡¡¡¡¡¡ ACHICHARRADO !!!!!!!
Sobre las 15:00 nos indicaron que teníamos que volver a las lanchas, y cogeríamos dirección a la piscina natural.
Unos 20 minutos después llegamos a la piscina natural. Había ya algunas lanchas pero no estábamos apretujados. El agua es transparente, y nos llegaba por debajo de la ingle.


Igual que en la playa Canto de la Playa, a los pocos minutos de estar allí, ya estaban repartiendo ron y Coca-Cola para los cubatas.
Vimos rayas y sobre todo estrellas de mar, que hicieron el disfrute de todos, pero sobre todo, de los más pequeños.




Sobre las 16:00 nos volvimos a montar en la lancha, y en menos de 5 minutos habíamos llegado donde estaba el catamarán, con el que haríamos el camino de vuelta.
Sobre las 16:20, y después de montarse la gente de varias lanchas, partimos el trayecto de vuelta.
Había bastante gente pero no se estaba agobiado. La música no paro de sonar, y los cubatas no paraban de salir del pequeño bar que tienen montado. El personal de animación, no paro de mover a la gente para que bailaran, y la verdad que lo consiguieron. La verdad que se estuvo muy bien, aunque en el último tramo empezamos a notar el cansancio de la excursión, y yo notaba cada vez más, lo quemado que estaba.




Sobre las 18:00 llegamos a los muelles del puerto de Bayahibe. Al volver en catamarán, no nos dejan en la playa de Dominicus, si no en los muelles del puerto de Bayahibe. Solo bajarnos, nos indicaron donde estaban aparcados los autobuses, y nos montamos en el mismo bus de la ida.



Sobre las 20:00 llegamos al hotel. ¡¡¡¡¡¡ ROTOS !!!!!!
Como llegamos nos dirigimos al buffet “Colonial” para cenar algo, ya que con lo agostados que estábamos, como subiéramos para ducharnos, no tendríamos manera de bajar a los peques.
Cenamos rápido, y nos fuimos directamente para la habitación. Estaba deseando de ducharme para poder ponerme aloe vera en todo mi cuerpo, porque había muy pocas partes de mi cuerpo que no se hubieran quemado. jajajajajajaja
Sobre las 10:00 estábamos ya todos acostados.