![]() ![]() Japón 2010 ✏️ Blogs de Japon
Viaje por libre por Japón en agosto de 2010.Autor: Franeli Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.7 (14 Votos) Índice del Diario: Japón 2010
01: Viaje al país del Sol Naciente
02: Sheremetye...qué?
03: Tokyo
04: Un gran circo. Tokyo. Día 2
05: Nikko
06: Kamakura
07: De Odaiba a Shinjuku
08: Kyoto
09: Templos, bosques y veladas en Kyoto
10: Panorámicas desde Kobe y Osaka
11: Templos, mercados y Toriis
12: Miyajima
13: Hiroshima
14: De Himeji al plató de Blade Runner
15: Nara
16: Takayama
17: Shirakawa-Go
18: Hakone
19: Domo Arigato
20: Like tears in rain...
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Etapas 10 a 12, total 20
Kobe y Osaka
Desayunamos de nuevo en el hotel y nos fuimos temprano para visitar Osaka. Estuvimos a punto de suprimir la visita e irnos directamente a Kobe porque la verdad es que no nos llamaba demasiado la atención, una mini Tokyo que además luce mejor por la tarde y no queríamos estar todo el día danzando para unas pocas horas...pero bueno, decidimos ir ya que está de camino. Cogimos el JR en la estación de Kyoto y en un suspiro nos plantamos en Osaka. El sitio no es muy diferente a simple de vista de cuando llegas a Tokyo o a la estación de Kyoto. Una condensación de edificios, de gente...y estrés. Existen dos barrios en donde se supone está todo el meollo, Kita y Minami, más al sur. Pero antes de ir decidimos irnos al edificio Celeste de Umeda, visible al salir de la estación y que parece un arco de triunfo a lo ciber (y un poco más grande, como que mide 170 y pico metros el bicho). Pasamos un túnel subterráneo y llegamos al edificio, rodeado por un mini foso con agua y jardines. La verdad es que impresiona la monstruosidad, pero mejor fue ver un cartelón de Michael Jackson y a unos japos promocionándolo mientras sonaban canciones del Rey del Pop...y al lado una réplica exacta de la puerta de “Neverland”, con dos huevos. Subimos hasta la tercera planta del edificio “garden” (?¿?, es todo de cristal) haciendo el Billy Jean y allí cogimos un ascensor que empezó a subir y subir mientras los oídos empezaban a notar la presión. Una vez en la planta burrada y medio vendían unos tickets para subir unas dos últimas plantas y ver la panorámica, pero habían unos ventanales redondos enormes desde donde se veía prácticamente toda la ciudad y parte de Kobe, vimos una tontería pagar 1600y por un piso más. Las vistas de infarto, es como en esas vistas de pájaro que salen en la tele de los edificios de Nueva York pero en japo, tremendo. Incluso vimos desde allí un famoso edificio que es atravesado por una autopista. *** Imagen borrada *** Estuvimos un buen rato y al final decidimos marcharnos, de camino a la estación para ver los otros barrios decidimos anularlos y marcharnos a Kobe, las dos zonas son micro-centros comerciales por doquier y tan sólo nos llamaba la atención un puente llamado Ebisu-Bashi que para más inri como lucía mejor era por la noche....a nosotros como que nos la suda bastante el tema de los centros comerciales, además de que en Tokyo hemos visto cientos de ellos y entrado en alguno. Decidimos marcharnos a Kobe. Cogimos el tren de nuevo en Osaka y nos fuimos a Kobe, visitaríamos el barrio chino y el puerto. La parada correcta para visitar Kobe es Motomachi, que te deja a tiro del barrio chino y a un paseo del puerto...nosotros nos bajamos en la anterior y paseamos un rato, pero bueno. Llegamos a las puertas del barrio y comenzó el festín de recuerdos, las calles se transforman y por un momento uno se siente realmente como si estuviera en una de esas locas calles de Shangai o Pekín, repleto de puestos, gente chillando y vendedores del todo. Los olores, los coloridos edificios y sórdidos algunos completan un paseo muy agradable y en donde se pueden probar una buena cantidad de platos (tanto chinos como japos por lo que vimos). El lugar está hasta los topes de gente, pero se puede caminar y ver los puestos sin problemas. Decidimos visitar el puerto y luego regresaríamos para comer por las calles... Caminamos un rato hacia la izquierda nada más salir del barrio chino y al poco llegamos a la zona portuaria, en donde hay naves atracadas (una parece la nave espacial de los X-Men) y la torre del puerto que ofrece panorámicas de todo el lugar y de la ciudad...como el día iba de panorámicas pues decidimos subirnos. Las vistas impresionantes también (aquí tuvimos que pagar 1200y los dos, pero bueno), pero mejor aún un bar giratorio en la azotea en el que apenas hay gente y en el que decidimos tomarnos unas birritas frescas mientras el aparato nos mostraba las vistas del sitio. Allí nos tiramos un buen rato charlando y digiriendo un poco las experiencias vividas en este viaje (solemos hacerlo cada poco) hasta que nos dio la hora de comer. Bajamos y nos dirigimos hacia el barrio chino, allí nos comimos varios pinchos (buscamos los escorpiones, pero no hubo suerte) de pescado, carne y alguna cosa que ni idea de qué era y acabamos a petar (cada generoso pincho cuesta unos 100-200y) por muy poca pasta. No era muy tarde, pero como aquí a partir de las 17h empieza a anochecer bastante rápido nos fuimos hacia Kyoto y descansamos un rato en el hotel. Más tarde nos fuimos hacia el Gion para darnos un voltio y buscar algo para cenar pero estábamos tan llenos del papeo “pincheril” del medio día que decidimos entrar en un Dawson (tiendas que están abiertas hasta las tantas todos los días del año) y compramos algo por si más tarde se nos abría el apetito, compramos una bandeja de sushi, un panecillo (que resultó que venía con mantequilla) y estuvimos viendo lo que venden en los supers japos....de platos pre-cocinados tienen la vida, pero luego tienen pastas con rellenos imposibles, mini guitarras a escala (?¿?¿?, como si fueran cromos!) y mil y una golosinas a cada una con una pinta que te cagas...al final fuimos clásicos y cogimos un par de paquetes de nubes (de limón y de fresa) que al comernos una saltó la sorpresa...están rellenas de fresa o limón! Dios mío que delicia, pero por qué no hacen eso en España?! En sitios como ese con bebidas puedes gastarte unos 1000y y cenar tranquilamente dos. Nos fuimos a por la parada del bus y nos dimos cuenta de que eran las 11 de la noche, y a esa hora ya no pasa el bus que nos tenía que llevar al ladito del hotel, por fortuna estábamos a unas tres paradas y dimos un paseo correteando las calles de Kyoto, que son una gozada por la noche por lo tranquilas que son (en el “casco antiguo” donde estamos, sobre todo) y disfrutando un poco de la “brisa” nocturna después de los calurosos días (y nublados, sólo hemos tenido sol al 100% un día!). Mañana visitaremos el templo de Kiyomizu, el mercado de Nishiki y por la tarde iremos a Fushimi Inari, un conjunto de santuarios unidos por puertas Torii del que hemos leído maravillas y en el que recomiendan ir al caer la tarde. Un saludo!. Etapas 10 a 12, total 20
Después de desayunar cogimos el bus para irnos al templo de Kiyomizu-Dera, al sur de la zona de Gion.
Por fin, después de unos cuantos días nublados teníamos sol, claro que para las visitas a los templos y santuarios como que no va del todo bien, pero se agradece el calor del sol en la piel, ellos lo repudian tapándose con mangas largas, paraguas o lo que tengan a mano para que su piel no quede tostada...todos menos los chicos que tiran de los carros, unos campeones que tienen las piernas a rombos y que los ves tirar del carro por cuestas con dos y tres personas y te cansas de tan sólo mirar. Nos bajamos en la parada de Kiyomizu y subimos una cuesta que al poco se convirtió en un centro turístico repleto de tiendas de souvenirs, restaurantes y demás atractivos para el visitante. Estuvimos ojeando inevitablemente y vimos unas cuantas cosas que con seguridad caeremos y las compraremos...yo para empezar me compré por fin el pañuelo-toalla que lleva todo el mundo para secarse el sudor y que a partir de ahora será mi compañero fiel de solapa (y que aquí va de puta madre porque sudas ahora sí y ahora también). Caminamos un rato mientras los dueños de las tiendas se postraban a cada viajero o transeúnte que pasaba por su lado hasta que llegamos a las puertas del templo. Una escalinata de piedra franqueada por dos estatuas enormes que te mira como si te fuera a atravesar. Dentro vimos los típicos puestos para colgar los deseos, lavarse las manos con cazo (ritual para entrar a los santuarios) y demás parafernalia. El sitio estaba atestado de gente. Mikiko y Jordi nos habían dado unas entradas para el sitio (bueno, nos dieron mapas de un montón de sitios, gracias!) ya que por lo visto no cambian de un año para el otro y ni las rompen ni nada ya que aquí normalmente las enseñas, las escaneas con algún mecanismo implantado en los nipones y te dejan pasar..nah es que simplemente se fían y confían tanto en su sistema que no conciben que se haga “trampa”. En fin, que llegamos a la entrada y muy de flamencos enseñamos las entradas y nos sacaron amarilla, han cambiado el formato de las entradas...hoooo. Bueno, sacamos los tickets (son 400y cada uno) y nos metimos en el meollo. La estancia principal es un templo que tiene una terraza generosa (todo de madera) que da a un “acantilado”, todo rodeado de vegetación, bastante bonito, lástima como ya hemos comentado de que no es la época idónea para disfrutar de los paisajes y que el verde predomina sobre todo, restándole esa belleza que los tonos rojos, marrones y amarillos le dan en otoño o en primavera.... Más que desde la terraza, siguiendo un desfiladero a la izquierda se llega a un camino desde el que se ve el templo y el acantilado, las vistas son más completas desde ahí y el sitio luce mejor. Siguiendo el camino llegamos a un sitio en donde había una cola enorme para llenar los cazos con agua que cae de la montaña y que por lo visto tiene propiedades curativas, como no tenemos arreglo decidimos echar fotos y dejar los milagros para el resto. Seguimos caminando y llegamos a una zona en la que nos topamos con un señor totalmente rígido como una estatua que pedía limosna estirando los brazos mientras sostenía un plato de cerámica pequeño ataviado con ropas muy del estilo feudal y con el típico sombrero asiático de paja que le cubría totalmente la mirada, a mi me estremeció la visión y no pude evitar tirarle algunas fotos, luego le dimos unas monedas por las molestias...muy silenciosamente me agradeció el gesto con una leve inclinación y susurrando unas palabras. Lo dicho, estremecedor. Salimos del sitio y decidimos ir al mercado Nishiki, en donde veríamos la materia prima de la mayoría de los platos que se sirven en Japón. Así que cogimos el bus y nos bajamos en la parada de Shijo Takakura, allí nos entró un poco el hambre y vimos un sitio que ponían platos combinados por 1000 y poco yens. El sitio tenía buena pinta (bueno, como casi todos), así que nos metimos. El combi estaba formado por arroz, verdura y generosos trozos de carne rebozada acompañado todo con 4 o 5 potes de salsas y otro plato con un revoltillo de verduras, carne y arroz que estaba que te cagas. Como el kiko. Salió por unos 3000 y poco yens los dos (cervecita incluida). Seguimos caminando calle arriba (suponemos que es hacia arriba, porque aquí giras dos calles y estás más perdido que un hijoputa el día del padre) y nos encontramos de golpe con el mercado. Una calle larguísima cubierta por un techo de cristal de colores (por eso cuando llueve dicen que la gente viene mucho aquí) y en el que se concentran por metro cuadrado una cantidad de paradas de mercado tremenda. El sitio tiene mucha vida y por todos lados ves verduras, pescado fresco, carne...no sólo hay tiendas de comestibles, también hay de ropa y cosas variadas, pero son las menos...en su mayoría gana el colorido de los alimentos. Pudimos ver como preparaban el pescado, la carne o cómo marinaban algunas verduras...había gente, pero se podía caminar sin problemas. Es recomendable comer por la zona, ya que está lleno de sitios que te dejan probar la mercancía y los precios de los “pinchos” o de cosas sueltas es bastante bueno. Pasado el mercado llegamos a una zona comercial que decidimos atravesar mientras llegábamos a la calle principal para ir al hotel, ducharnos e irnos a la zona de Fushimi. De camino vimos una tienda de gorras y sombreros que tenía buena pinta y nos metimos, Eli acabó sucumbiendo ante el poder sombreril y se pilló una gorra (que no es porque sea mi mujer, pero que le queda que te cagas) y yo me compré mi segunda adquisición para el tiesto, una gorrita medio boina que acabará por completo con mi poca credibilidad y belleza. Llegamos finalmente a la calle principal (por calle principal entendemos como la que va al Gion) y cogimos el bus para ir al hotel. Ya allí nos refrescamos, dejamos las compras (sii, caímos en la zona del templo y nos compramos unas tacitas para el té y el sake muy chulas, estaban que las regalaban!) y nos marchamos hacia la estación de Kyoto para irnos a la zona de Fushimi. Cogimos la línea JR que va para Kobe y nos bajamos dos paradas después en Inari. Nada más salir te topas ya con la entrada de los santuarios. La zona prometía. Primero no había casi ni Dios, era un poco tarde, la verdad, las 17h, pero el el sol caía sobre el complejo y le daba un aire muy pero que muy chulo. Caminamos y al poco nos encontramos con los primeros Toriis. *** Imagen borrada *** El sitio es para entendernos un grupo de santuarios unidos por interminables pasajes llenos de Toriis apilados uno tras otro y que le da un efecto de “infinito” a las callejuelas muy vistoso (hay fotos mil en google del sitio). Rodeados por bosque e iluminados cuando se va la luz por farolillos (sin publicidad, Jordi nos contó que los farolillos rojos que tanto nos gustan suelen llevar escrito el nombre de un bar o tienda y el número de teléfono, los guiris los vemos como algo sagrado y en realidad pone “Bar Pepe”) el sitio resulta acojonante y en nuestra opinión de lo mejor que hemos visto. De vez en cuando te topas con un grupo intentando sacar la foto más original que puede del lugar pero en general estuvimos solos casi todo el rato. Habíamos leído que entre santuario y santuario te topabas con pequeños cementerios y así era, en mitad de un camino nos encontramos con un cementerio lleno de lápidas, ofrendas y todo como en una especie de mini-laberinto en el que en cada giro lo flipabas más por la cantidad de detalles, estatuas, velas y cosas que podías ver, las retinas nos iban a estallar. Eran ya casi las 8 de la tarde y la luz ya escaseaba bastante, así que decidimos marcharnos. A pesar de que en la guía indicaba que el sitio cerraba por la noche (no se cobra por entrar) la verdad es que caminando a lo loco nos encontramos de golpe en mitad de las calles de la “ciudad” (es como una urbanización pequeñita) de Inari, preciosa por cierto y muy cuca. El sitio nos ha encantado y nos lamentamos de no haber ido por la mañana para poder hacer sus 4 kilómetros de recorrido, a pesar de que el atardecer nos regaló algunas vistas increíbles del lugar. Regresamos al hotel y como no teníamos hambre pillamos de nuevo en el Dawson algo para picar (es que hay de todo!). Antes reservamos los billetes a Hiroshima para el día siguiente en la estación. Sin problemas salimos a los 8:20. Ya en el hotel preparamos todo para marcharnos a Miyajima al día siguiente (hemos modificado el tema, iremos directamente a Miya para pasar todo el día y al día siguiente por la mañana iremos a Hiroshima). Kyoto nos ha encantado, es un sitio fantástico y que tiene de todo, desde la modernidad de su ciudad hasta los sitios más bonitos para callejear (Gion es precioso), pasando por templos para aburrir (y que creemos que hemos escogido bien para no saturarnos), comer...y encima hemos conocido a dos personas muy majas. Vaaamos para Miyajima!!!! Un saludo!. Etapas 10 a 12, total 20
Miyajima
A eso de las 7 y algo nos levantamos y nos despedimos del ryokan, han sido 4 noches estupendas en un sitio precioso. En recepción nos dieron una tarjetita válida por un año con un 10% de descuento en nuestra próxima visita...es difícil, así que si alguien viene que cuente con ella! Nos fuimos directamente a la estación de Kyoto con el bus nº9 y una vez allí fuimos directos a la zona shinkansen de la JR. Vimos el tren que nos tocaba en los billetes del día anterior y como teníamos 20 minutos entramos en una cafetería para comprar el almuerzo. El viaje duró unas 2 horas, comodísimo, como todos los shinkansen. Llegamos a Hiroshima a eso de las 10:15 de la mañana y ya por las ventanillas pudimos ver el nuevo estadio de los Carpa de Hiroshima, el Zoom-Zoom de Mazda, el equipo de béisbol local, aquí el béisbol goza de (muy) buena salud. Dejando a un lado el estadio, uno no puede dejar de pensar en que aquí calló una puta bomba atómica hace tan sólo 65 años...ves sus calles, sus edificios, las montañas que la rodean...parece increíble que después de ese horror se haya recuperado tan bien y en tiempo tan de récord. Como la visitaremos al día siguiente no quisimos pararnos demasiado, pero con lo sentimentales que somos creo que aquí vamos a dejarnos más de una lágrima como ya nos pasó en el Taj, en la Muralla o en las pirámides de Giza....en fin, mañana. Para llegar a Miyajima basta con seguir las indicaciones de la estación, hay abundantes carteles una vez pasado la zona de tickets que indican hacia Miyajima. En todo caso se toma la JR dirección San-yo y hay que bajarse en la parada de Miyajima-guchi. Una vez allí salimos de la estación y también te indican la dirección del ferry que te lleva a la isla...o eso o sigues a la marabunta de gente que va al mismo sitio que tú. Llegamos al ferry y no tuvimos que esperar apenas nada, nos subimos y zarpó a los pocos minutos mientras poco a poco se iba divisando el característico Torii de la bahía de Miya...enorme y en mitad del mar. La cosa prometía, el sitio parecía un puto paraíso y encima hacía un día cojonudo, con mucho sol. Estamos en racha. *** Imagen borrada *** Llegamos al muelle después de unas vistas de las montañas y de la playa tremendas. Según la guía había un bus que nos llevaba a la puerta del acuario de Miyajima en donde tenemos el hotel-ryokan, del que por cierto habíamos leído auténticas barbaridades en internet y por lo que estábamos bastante acojonados... Le preguntamos a una señora por el bus pero no entendía ni papa, ni por signos, ni por nuestro estupendo inglés ni nada de nada...así que como vimos que estábamos perdiendo el tiempo y que la distancia entre la estación y el ryokan es de poco más de un kilómetro decidimos hacer el camino caminando con las mochilas a cuestas.... De camino ya pudimos ver el ambiente de Miyajima mientras la gente nos miraba como pensando “dónde van estos con 30 y pico grados a la sombra y cargaos como mulas?!”, todo está lleno de restaurantes, tiendecitas y puestos como en cualquier sitio turístico...con la salvedad de que aquí además hay manadas de ciervos sueltos. Digamos que están por todas partes los bichos, algunos con una cornamenta considerable. Se limitan a pasear, tumbarse a la sombra, cagar y comer, cualquier cosa, como luego comentaremos. Casi estábamos en el hotel cuando decidimos parar un momento a tomar algo fresco. Nos metieron en una sala al fondo donde se estaba muy fresquito y nos pedimos una tempura de sardinas y unos fideos. Estaba todo que te cagas y por menos de 500 y 600y respectivamente. Le preguntamos a la dueña por el hotel y nos dijo que estaba a tiro de piedra siguiendo la calle. Llegamos a la casa de los horrores Mizuha-So pasados unos minutos. Nada más entrar nos atendió la mujer mayor de la que había oído hablar en internet. Muy amablemente nos dio la bienvenida y nos invitó a subir al piso de arriba en donde estaban las habitaciones. El hotel es una casa convertida en ryokan. Algo vieja y destartalada. Subimos unas escaleras detrás de la pobre mujer mientras a cada paso decía algo que suponemos sería como “ya no tengo edad para esto” o “hay mi espalda como me duele” o “la madre que parió a estos que me habían dicho que llegaban a las 6 de la tarde”...al igual sólo eran quejidos. El sitio está enmoquetado totalmente de verde con lo que le da al suelo una apariencia de mesa de billar enorme. Por lo menos parecía limpia. La habitación no estaba tan mal. Habíamos oído cosas como que estaba llena de bichos, humedades y no se qué historias...pero vamos, ni de lejos, es cutre pero espaciosa, de tipo tatami y con aire acondicionado...para dormir suficiente. La mujer hizo unas cuantas reverencias y desapareció por donde había venido...también había leído que las puertas no cerraban y que la mujer entraba como Pedro por su casa en las habitaciones. En la nuestra falso, aunque el sistema de cerrar la puerta es extraño, a no ser que tenga una técnica centenaria para abrir puertas o la derribe, no puede entrar. Internet... Descansamos un rato y nos fuimos para ver el pueblo y disfrutar de las vistas del Torii más famoso de Japón y uno de las 3 vistas más bellas del país. El pueblo es precioso, declarado Patrimonio de la Humanidad, no es para menos. Rodeados por el mar, y con las montañas a nuestras espaldas, el lugar es un regalo para la vista. Toda la parte que da al mar está acompañado por un paseo con árboles y farolas de piedra que se iluminan por la noche. Hay bastante gente, pero está todo tan acondicionado para poder disfrutar de las vistas que ofrece la bahía que a excepción de un par de puntos claves, el resto está bastante despejado para poder sentarte a la sombra de un árbol y admirar las vistas tranquilamente, con el sonido del mar y con algún cervatillo por allí correteando. Por cierto, toda una atracción para los críos, te partes viendo las escenas. Itsukushima-Jinja es un santuario que da a una especie de muelle desde el que todo el mundo se hace la foto típica del mar y el Torii de fondo. Decidimos dejarlo para última hora de la tarde, cuando el sol se pone. En su lugar, nos fuimos al Senjo-kaku, un pabellón enorme al que le acompaña una pagoda de 3 pisos roja. Con la calor del medio día resultó una bendición meternos en el lugar. Abierto a los cuatro vientos, tiene una estancia central muy grande en la que te puedes sentar en el suelo de madera mientras en los techos puedes observar pinturas. Se encuentra rodeado en su parte exterior por unos porches en los que uno se puede sentar en el alféizar y disfrutar de un fresco muy agradable...entre las vistas y el fresco tuvimos que salir de ahí con espátulas. Bajamos por una escalinata de piedra y paseamos por otra zona en la que había muchos restaurantes, tiendas, etc. Le echamos el ojo a algún sitio para cenar y decidimos meternos en una cafetería que habíamos visto justo en la entrada del Senjo y que tenía buena pinta. El sitio resultó ser un acierto, tranquilo, con música jazz de fondo aunque algo caro (500y por un mocha y otros tantos por un capuccino)...en todo caso estuvimos relajados un rato y cuando vimos que eran cerca de las 17h nos metimos en el Itsukushima-Jinja, ya que además cerraba a las 18h. La entrada cuesta 300y y aunque vimos que se puede entrar por un montón de sitios sin pagar tampoco es plan de estafarles 2e a los monjes. El santuario tiene la peculiaridad de que es flotante, está metido en la bahía de Miyajima y parece una mezcla de embarcadero y santuario. Vimos como rezaba uno de los monjes después de tocar el tambor y llegamos a la zona central desde el que se pueden hacer fotos del Torii de frente. Tremendo. Las vistas al atardecer son increíbles...es de las vistas más bonitas que hemos visto en nuestras vidas...El Torii reposa sobre un mar en calma, con un cielo abierto y con alguna nube que poco a poco se iba tiñendo de dorado...la escena es indescriptible, mejor pongo una foto. ![]() Diríamos que merece la pena venir a Japón tan sólo por tener el privilegio de ver esta panorámica en directo. Huelga decir que la batería de fotos fue de órdago, desde cualquier ángulo posible, el caso es que da igual, tiras la cámara al suelo, le das una patada y si sale el Torii será una maravilla. Poco a poco la marea va bajando y la gente poco a poco se va metiendo en el agua para llegar a tocarlo, pero eso sucede algunas horas después, con lo que no estropea las vistas para nada...incluso cuando la marea es baja y ya puede llegar la gente, la visión resulta agradable también. Estábamos sentados en uno de los múltiples “bancos” de piedra que hay repartidos, embobados con las vistas cuando Eli decidió meterse de nuevo (ya había metido los pies un rato antes) en el agua e intentar tocar el Torii. La jodía al final llegó y pude sacarle algunas tomas. Según su experiencia el suelo es fangoso, pero habiéndose metido en el Ganges.... Estuvimos hablando con una pareja de Madrid un rato que había llegado hacía un día y les recomendamos algunos sitios que habíamos visitado...mientras tanto, un ciervo se comió las entradas del santuario flotante que Eli tenía en la mochila, increíble, se lo comen absolutamente todo...menos mal que los Japan los tenemos bien guardados, sino lo abrimos en canal. Luego decidimos irnos a cenar pero estaba absolutamente todo cerrado...habíamos oído que aquí se cenaba pronto...pero es que eran poco más de las 19h! El caso es que dando vueltas encontramos un sitio (imposible el nombre, totalmente en japo) que parecía abierto, nos metimos y pudimos cenar unas costillitas asadas con patatas y unas cervecitas (3600y). Con el buche lleno (dieta esperame en septiembre) regresamos al hotel ya que además la señora nos dijo que a las 10 cerraba el garito, duchas incluidas. Llegamos y nos fuimos a duchar, allí no había ni un alma (no hemos visto ni un huésped todavía, ni un ruido, nada). Las duchas son tipo baño público, con lo que allí te despelotas, te metes en el cuarto y ale, grifo y cubo para sentarse. De vez en cuando miraba la puerta por si aparecía la mujer, tenía una pastilla de jabón y un cubo a mano por si acaso. Nada, duchita alegre y para la habitación, sin problemas, aunque hay que reconocer que la casa acojona lo suyo, parece como una de esas pelis de miedo japo en la que siempre hay una chica con el pelo negro que se queda mirando bizca a la víctima...y encima fuera se escucha un viento de cojones. Y Eli sobando! Mañana nos vamos a Hiroshima, si tenemos tiempo veremos Himeji de camino a Kyoto en donde haremos noche en...un hotel cápsula! Un saludo!. Etapas 10 a 12, total 20
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