MILAN - VERONA - VENECIA ✏️ Blogs de Italia

En el mes de abril compramos los billetes con Ryanair desde Valencia a Milán. La oferta buena, alrededor de 100 euros dos personas con una maleta facturada. Nos apetecía ver algo del norte de Italia pues ya habíamos estado en Roma, en Florencia y en Pisa. La llegada a Milán, sin problemas, el vuelo salía por la mañana, compramos unos bocatas para comer en el aerorpuerto y alrededor de las 12 ya estábamos en Bérgamo. El trayecto de Bérgamo a Milán rápido y cómodo. El autobús nos dejó en un lateral de la estación de Milán y nuestro hotel de llegada esbaba muy cerca.
El planing del viaje era pasar 3 noches en Milán y 3 en Venecia; las dos primeras en Milán, luego tres en Venecia y por último una más en Milán para aprovechar al máximo el último día en Venecia. Los hotes elegidos fueron: en Milán las dos primeras noches el Felice Casati, y la última el Berna; en Venecia escogimos el Relais Venezia. Nos gustan los heteles cómodos, no hace falta que sean de lujo, pero si limpios, céntricos para aprovechar el tiempo y que no estén muy viejetes. Me fio mucho de las críticas de tripadvisor (he puesto críticas de estos hoteles con fotos) sobre todo porque hay fotos reales de las habitaciones, del baño y del hotel que colgamos los viajeros.
Alrededor de las 12 llegamos al Felice Casati. Nos dieron una habitación interior, tranquila y luminosa con un buen baño con ducha y mampara. El hotel es perfectamente recomendable y está cerca del metro y de Milano Centrale, la principal estación de Milán pués el resto del viaje lo hicimos con tren.

Descargamos maletas nos comimos los bocatas y a patear Milán. El hotel está a unos 15 minutos del Duomo, que es lo primero que vimos. Qué decir, simplemente impresionante, la plaza, la catedral, el ambiente, etc. Hay que destacar las vidieras y la cripta, aunque lo vimos con algunos andamios pues están terminando su restauración. Su horario es de 7 a 19 todos los días, la cripta de 9'30 a 18. Visitamos la catedral sin agobios, no había una cola especialmente larga así que en cinco minutos estábamos dentro.
En la plaza mismo hay una entrada a la Galería que nos gustó mucho. Está llena de tiendas y restaurantes y nos tomamos nuestro primer ristreto. Destacar su arcada acristalada, la cúpula y contemplar el ambiente.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

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Entramos en la galería, vimos tiendas, dimos una vuelta por los alrededores de la plaza y luego siguiendo el mapa salimos de la galería y fuimos a La Escala que está en una plaza detrás de la Galería Vittorio Emmanuele. El resto de la tarde lo dedicamos a callejear por los alrededores, la Piazza Mercanti, la pinacoteca Ambrosiana el Palazzo Reale y la Avenida Dante, con sus cafés, sus terrazas y sus tiendas.

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A las siete de la tarde y en el mes de octubre, todo comienza a cerrar, es una de las cosas que menos nos gustó de Milán, la ciudad de queda vacía, cierran los comercios, excepció algún centro comercial que abre hasta las 9 y por supuesto es imposible ver museos a esas horas.

Así pues, poco quedaba por hacer y mientras paseabamos nos fuimos hacia el hotel por el Corso Venezia, en cuya puerta por cierto estaban haciendo una fiesta que vimos al pasar, algo relacionado con la moda. Cansados volvimos al hotel y recuerdo que cenamos algo en un restaurante de la misma calle. Como el día resultó largo volvimos pronto y caimos rendidos. El hotel está en una zona con varios restaurantes italianos y algún japonés, Muy cerca también hay un MC Donalds. El segundo día había que madrugar pues queríamos ir a Verona. Os dejo unas fotos del Felice Casati.

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Hablar de Verona es hablar del romanticismo, de Romeo y Julieta, del amor.

Desayunamos alrededor de las 8 de la mañana. El desayuno del Felice C. está muy bien. Tienen una sala de desayuno en la planta baja y es tipo bufet, incluido en el precio de la habitación (unos 100 euros diarios por habitación para dos personas) Ya conocéis el típico bufet de desayuno: dulce, salado, zumos, bollería, pan recién hecho, yogures y fruta fresca.

Salimos del hotel y andando en menos de 5 minutos llegamos a la Milano Centrale. La estación por fuera impresiona. Nos dirigimos a comprar los billetes a Venona en unas máquinas expendedoras que hay en todas las estaciones. Su uso es muy sencillo e intuitivo, señalas la estación de salida, indicas la de llegada y te ofrece los horarios. Escoges, pides la cantidad de billetes que quieres y luego el método de pago porque en algunas se puede pagar con tarjeta o con moneda. Por cierto, antes de comenzar se selecciona el idioma.

El trayecto dura aproximadamente una hora y vamos casi solos en el tren. alrededor de las once llegamos a Verona. Su estación se llama Porta Nuova. Nada más salir hay una plaza con taxis y autobuses que te acercan al centro pues como es lógico está fuera de la muralla. Decidimos caminar pues teníamos un plano de la ciudad. Saliendo por la derecha entramos por la Piazza Porta Nuova y seguimos el Corso Porta Nuova hasta la Piazza Brá. LLegamos a la Arena. Esta plaza es el corazón de Verona, llena de restaurantes, un jardín y el Ayuntamiento de la ciudad. Como en Italia se come pronto, a la una del mediodía nos sentamos a degustar una maravillosa pizza de vegetales, una ensalada y un plato de pasta del que aún me acuerdo. Las cervezas fresquitas y muy buenas. El precio, unos 40 euros sin postre ni café.

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Después entramos en la Arena. Es impresionante su estado de conservación. Aún se encontraba con el escenario que montan para los conciertos del mes de agosto. Es recomendable entrar y ver la ciudad desde la parte más alta de las gradas.

Seguimos por la Via Anfiteatro hasta la Piazza delle Erbe. En Esta plaza hay un mercadillo donde venden productos típicos, fruta, etc. estaba muy concurridda y hay una bonita visión sobre una de las torres de la ciuad.

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Seguimos por la Pizza dei Signiori y entramos en la iglesia de Santa María Antica. Junto a ella y pegada al rio está Santa Anastasia, preciosa iglesia donde tomamos un café un helado que nos terminamos sobre el Puente de piedra desde donde sacamos estas fotos.

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A la izquierda se observa la Iglesia de San Giorgio in Braida, al otro lado del rio.

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Cruzando el puente de piedra, a la derecha llegaréis al Teatro Romano, al Museo Arqueológico y al Castillo de San Pietro.

De allí nos dirigimos a la Piazza del Duomo donde estaban celebrando una misa por lo que no pudimos ver la catedral como nos hubiera gustado. Pasear por las las calles de Verona es trasladarte un poco a la época medieval, sus callejones, sus palacetes, todo evoca este periodo.

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Duomo de Verona

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En nuestra visita nos dejamos el Arche Sacaligere así que deshicimos nuestros pasos y volvimos a la zona de la Pizza dei Signori donde en una callejuela lateral se observa este curioso momumento.

Seguimos recorriendo sus rincones y nos dirigimos hacia la casa de Julieta que se encuentra frente a la bibliteca Comunal. Por un pequeño pasadizo se entra al patio interior de la casa donde está el famoso balcón y la estátua de Julieta donde todo el mundo se hace la foto posando su mano sobre el pecho derecho. Estaba lleno de gente y nos impresionó la pared del pasadizo de entrada, que estaba llena de mensajes de amor de los visitantes, unos pintados y otros dejaban el mensaje en un papel. La foto es muy curiosa.

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Tras la visita descendimos hacia el anfiteatro por la Vía Stella y justo antes de llegar se puede visitar la Iglesia de San Nicolò dell'Arena

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Se iba haciendo tarde y teníamos que pensar en ir dejando esta preciosa ciudad de la que nos quedaba por ver mucho, así que queda pendiente para uno de nuestros próximos viajes a Italia. Si decidís visitar Verona queda mucho por ver, por lo que tenéis que dedicarle un día completo, nos falto el Ponte di Castelvecchio, la Iglesia de San Zeno el Arco dei Gavi y el Castelvecchio. Pero seguro que volveremos.

Cogimos el tren de vuelta a Milán sobre las 7 de la tarde. Iba aborrotado pero los italianos te venden la plaza del Intercity aunque esté lleno así que fuimos depie todo el trayecto. Al salir de la estación de Milán cenamos en una Trattoria y los retiramos. Mañana saldremos para Venezia.

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Con esta foto de la Piazza Brà y de su ambiente nos despedimos de Verona.

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Un sueño cumplido. Desde hace muchos años teníamos ganas de visitar Venecia, pero no siempre era posible. Por fin llegó el momento.
Salimos de Milán en tren a las 9 dirección Venezia Santa Lucía. El trayecto dura 2 horas y media en el ESCity (como nuestro antigo intercity) mirad los horarios porque en algunos trenes el trayecto dura tres horas.
Indescriptible la sensación que tubimos al salir por la puerta de Santa Lucía. El día expléndido, el ruido del agua, de los vaporetos, de la gente... Empezaba muy bien. Siguiendo instrucciones de otros viajeros compramos el billete en vaporeto para tres días, eso si, es caro; y luego subimos al próximo de la línea 1 con parada en San Marcos. Aún no llevabamos ni diez minutos y la cámara echaba humo. Que bonito. En unos 20 minutos bajamos en San Marcos y comenzamos a buscar el hotel, que no fue difícil siguiento las instrucciones que nos mandaron. Aunque la calle asusta, luego te das cuenta de que la parte cercana a San Marcos es así, callejuelas estrechas, llenas de gente y de locales, restaurantes, hoteles, tiendas, de todo.

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Una de las cosas que más nos costó fue la elección del hotel. Os tengo que decir que en Venecia son carísimos, sobre todo si están bien situados y es temporada alta. Metidos en harina la cosa quedó o Mestre o Venecia céntrico. Para los que no queráis gastar mucho y tener un buen hotel os recomiendo la zona de Mestre. Es un barrio muy próximo, a una parada de tren de Santa Lucía, la estación de Venecia, es decir, estás allí en menos de diez minutos. Finalmente y tras mucho mirar nos decidimos por el Relais Venezia. Es un pequeño hotel de diez o quince habitaciones regentado por dos hermanos jóvenes, inmejorablemente situado, detrás de San Marco, a dos minutos a pie. El hotel es perfectamente recomendable y tiene tres tipos de habitaciones. Reservamos la más barata (la diferencia de precio es por el tamaño y las vistas)

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A las 12 más o menos llegamos al hotel, subimos en el pequeño y moderno ascensor acristalado y nos estaban esperando, nos dieron un plano de Venecia, nos aconsejaron donde comer o cenar y donde tomar los mejores helados. Como ya os he dicho la habitación era pequeña, pero tenía de todo y luego nos dijo que por temas de ocupación nos cambiarían a una superior ¡Genial¡ Al volver por la tarde, el cambio ya estaba hecho así que disfrutamos una habitación superior por el precio de la standard. El desayuno se realizaba en una salita junto a la recepción o bien podías pedirlo en la habitación a la hora que quisieras. Decidimos esta opción. Esta es la bandeja de desayuno similar a la de todos los días.

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Una vez visto el hotel salimos a ver Venecia. Comenzamos, como no, por la Plaza de San Marcos, sin entrar a la Catedral pues a esa hora había mucha gente. Vimos por fuera el Café Florian, el Campanile y el Palacio Ducale. Compramos comida en una tienda detrás de la plaza. Eran unas pizzas enrolladas que están buenísimas y seguimos paseando, no queríamos perder tiempo comiendo en un restaurante. Tras hacer una pequeña pausa para un café seguimos por el lado izquierdo de la Plaza, por el Gran Canal donde vimos el Puente de los Suspiros. Seguimos hacia el final y nos encontramos con el buque escuela italiano atracado, al Amerigo Vespuci. Era una oportunidad única visitarlo y eso hicimos.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

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Lo que quedaba de tarde lo dedicamos a San Zaccaria y un poco al barrio del Castello. Después de volver al hotel salimos a cenar y pedimos unos entrantes venecianos que consisten en una fuente con variedad de canapés o entradas (mejillones, croquetas, pequeñas albóndigas, encurtidos, etc., que se llaman cichetti. Luego seguimos con sepia en salsa negra y polenta y de postre tiramisú. Como Venecia es Venecia, la cuenta 70 euros. El restaurante estaba cerca del hotel y de la Plaza de Santa María Formosa. Dimos una vuelta por San Marco, ya sin turistas y nos fuimos a descansar.

Continuará

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