La mayoría de vosotros sabe cómo surgió este viaje. Es más: algunos habéis estado recogiendo los pedazos. En septiembre, yo debería haberme ido a
Alemania. A pasear a orillas del
Rhin y a dispararle a la catedral de Colonia con un 18-55.
Pero me traicionaron.
Debería haberlo supuesto, de todas formas. Nunca he fraguado un plan que se cumpliera con semejante tiempo de antelación. Aun hoy, a días de irme, me dan ataques de pánico: es la historia de mi vida.
A mí el dolor no me dura mucho, quizá porque el recuerdo me dura eternamente. Después de mandar varios correos incendiarios y algún que otro mensaje muy cabrón, me acordé del encuentro con mi amiga
Vane en
Málaga: "Si alguna vez vas a
Nueva York..." Fue una decisión muy rabiosa: yo no me quedaba sin vacaciones, me iba a pegar el viaje del siglo y la única ciudad en la que podría estar varios días -muchos- sin que se me agotara, tenía que ser una ciudad sin casco histórico. En la otra punta. Con mucha vida cultural, mucho museo y muchos bares.
La vida cultural que me interesaba no iba a ser tal porque la temporada de ópera comienza a finales de septiembre y el
American Ballet Theatre anda de gira con sus zapatillas de punta por la otra orilla del país. Pero
Sonny Rollins celebra en Nueva York su octogésimo cumpleaños y
Twyla Tharp ha dibujado la coreografía de
Come fly away. El museo de arte africano cierra por reformas hasta 2011 pero en el
Guggenheim se ha programado una exposición de
Kandinsky y
Malevich que me va a recordar mucho a
Nerea.
Vayáse lo uno por lo otro.
Desde que decidí irme, lo llamo, con mucha sorna,
mi viaje de despecho.
Las ciudades se llevan dentro, pero yo no me llevo ya ningún dolor. Sí mucha curiosidad, muchas ganas y un equipo fotográfico que pesa cuatro kilos y que le debo a la generosidad de mis amigos.
También varias libretas, una buena provisión de bolígrafos y la idea de sentarme a escribir en cualquier sitio donde pongan buen café.
Prometo contarlo todo después.
Agosto 2010.
Tardé dos días en comprar el billete de avión. Los suficientes como para navegar por internet durante horas, reservar un vuelo que no estaba disponible y tener que llamar por teléfono por si se les ocurría hacerme el cargo y acordarme de que mi primo David es dueño de una agencia de viajes. Familia y amigos me enviaron sus recomendaciones (todo Dios ha visitado esa ciudad), me prestaron sus mapas y sus guías, me regalaron libros y compré varios más. Después de pasar dos meses preparando concienzudamente muchos documentos que he terminado compartiendo con un montón de desconocidos, puedo asegurar que sé en qué barrio exacto queda calle que me nombren con su esquina correspondiente, dónde escribieron Herman Melville y O. Henry y a qué imprenta envió Walt Whitman sus Hojas de hierba. También qué casas habitaron Billie Holiday, Charlie Parker, Marlon Brando y Elia Kazan y dónde descansa el piano de Cole Porter.
Intenté hacer un planning. Un planning organizado: ahora veo esto, ahora aquello, hoy toca el MoMA y dentro de dos días el ICP... pero, después de cuatro días intentando cuadrar las horas sin conseguirlo y sin saber dónde poner los tiempos muertos, el viaje dejó de ser algo apetecible para empezar a transformarse en una condena. Voy 18 días y medio: no me hace falta más planning que saber en qué cafetería quiero desayunar cada mañana, qué horarios tienen los museos y en qué fechas cae Rosh Hashaná este año.
Ya decidiré qué quiero ver sobre la marcha. El día anterior. Los planes no se me dan bien.
El último trayecto
Vuelvo a escribir en una estación a la espera de que salga el autobús. Repaso mentalmente: coger ibuprofeno, cortauñas, máquina de afeitar, alguna medicina, todos los papeles, el pasaporte, el dinero, fregar la casa, planchar la ropa, poner dos o tres lavadoras, bajar la maleta, ordenar la mochila de la cámara. Ya llegan los nervios y eso que todavía me quedan por redactar los últimos flecos del viaje. En Madrid quedaré con Nerea y con Begoña, volveré a tomar vinos, Nerea me acompañará al aeropuerto, nos daremos mil abrazos y me contará cómo ha ido siguiendo las huellas de los Durrell por Corfú. Le debo la lectura de unos cuantos libros.
Sabré, también, cómo está Manhattan.
Volveremos a brindar por estar vivas.
Hasta entonces, me queda la visita de mis dos hermanos y de dos cuñadas que son mis amigas, un ensayo y un estreno, despedir al Festival hasta el año que viene con el deseo de que sea muchísimo mejor y volver a convencer a un director general de que la cultura da prestigio, no dinero.
Cinco días que, lo sé, van a guardar minutos que parecerán horas.
22 de agosto de 2010.
Al final todo llega. Llegó la noche antes de coger el tren, con el sueño intermitente y ese terror eterno a no despertarse y perder el transporte. Llegó Atocha, y el metro a Puente de Vallecas, Nerea esperándome en la esquina, la tapa en casa, salir a comer, contar los viajes. Ha estado en
Grecia, viendo a los
Durrell; en Italia y un pueblo de tejados cónicos en el que los habitantes, a pesar de las prohibiciones, arrojan las basuras a una cala que ya no puede acoger más; y en
Albania, con su Tirana de casitas de colores y los mercados cochambrosos. Hablamos de la colonización de los espacios, de cómo la llegada del capitalismo impulsó a la gente a comprarse coches y más coches, y de la capacidad de los sistemas políticos para definir unas creencias que luego se quedan en nada, porque hay que vender las granjas para irse a la ciudad y comprarse un BMW.
Recuerdo a
Tomaz Pandur, en la presentación de
Medea, el año pasado: "Yo soy yugoslavo y Yugoslavia ya no existe". A Nerea y a mí nos faltan conocimientos para entender qué pasó. Cómo se conjugan los héroes de la patria, las estatuas dedicadas a los obreros en armas, la exaltación de la mujer campesina, con los Volkswagen y los Audi en cada puerta. Cómo se consigue que un pueblo desee y crea lo que luego va a dejar de desear y de creer. En un tris.
Madrid también ha sido un paseo hasta el centro, para entrar en
Madrid Cómics. Alguien a quien no conozco y a quien no sé si alguna vez tendré la oportunidad de abrazar, me había dejado allí muchas revistas. Internet crea extrañas alianzas. Y en demasiado poco tiempo, apenas una veintena de mensajes cruzados. Siempre me asombrará esa generosidad. Me asombra y me conmueve. No creo que vaya a poder corresponderle nunca.
A Begoña también la conocí por internet, hace casi una década, hablando de Pessoa, de sor Juana Inés de la Cruz y del miedo en las relaciones. Cuatro meses después de aquello, nos tomábamos los primeros vinos en la plaza de Chueca. Desde entonces, Madrid es también esa mujer guapísima y divertida, inteligentemente divertida, admirable para mí por muchas razones, con la que comparto ciertos ritos extraños, como buscar los bares más estrambóticos de la ciudad. Además, me presta a sus amigos, así que visitarla a ella es dejar, también, que Jesús me abrace y me mime.
Hace dos años o así, Jesús y yo nos ventilamos una botella de pacharán de la que sólo íbamos a tomarnos un chupito. Al pacharán le habían antecedido no sé cuántos vinos y algún vermouth, unas gambas, jamón ibérico y mejillones. Yo salí del bar agarrada a él y haciendo eses. De lado a lado. Desde entonces, aquella noche se ha convertido en una anécdota que recordar cada vez que nos juntamos. Jesús jura y perjura que yo no estaba tan mal y yo no me acuerdo de mucho.
Me han picado todos los mosquitos de Madrid y me he levantado tres veces en mitad de la noche.
28 de agosto de 2010.
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Lucrecia1789
 Indiana Jones
 29-01-2019 Mensajes: 1980
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anatt Escribió:
Hola Martuca,
Yo por ejemplo, tenía reserva hecha el 12 enero 2020. El viaje era para agosto. Lo que hice para cancelar fue llamar el 23 mayo 2020 y primero te quieren cobrar los 20€, pero les dije que tenía la reserva desde antes del tema coronavirus y me hicieron la cancelación con reembolso del total.
Saludos.
Lo mismo
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martucabcn
 Indiana Jones
 11-07-2009 Mensajes: 4192
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Bueno al final hemos aceptado el bono con un 10% extra y sin que cobren los 20€, lo hemos meditado con mi pareja y como vamos a ir el año que viene y tenemos 3 años para gastarlo...nos compensa.
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Lucrecia1789
 Indiana Jones
 29-01-2019 Mensajes: 1980
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martucabcn Escribió:
Bueno al final hemos aceptado el bono con un 10% extra y sin que cobren los 20€, lo hemos meditado con mi pareja y como vamos a ir el año que viene y tenemos 3 años para gastarlo...nos compensa.
Animooo...me parece que habéis hecho muy bien. En mi caso intentaré ir pero con padres mayores las cosas cambian martuca. Habéis hecho bien y además te pillas el capricho q te apetezca guapa
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martucabcn
 Indiana Jones
 11-07-2009 Mensajes: 4192
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Ahora el bono está a mi nombre... ains que pena me da todo, no se si sere capaz de hacer este viaje alguna vez en mi vida...
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JARLROSA
 New Traveller
 18-11-2024 Mensajes: 1
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