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Cuento de un viaje en el corredor Cusco-Nazca
Autor: AlfonsoRamos  Fecha creación:  Puntos: 4.5 (2 Votos)
Esperiencias Andinas

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Localización: Peru Peru Fecha creación: 09/03/2011 23:29 Puntos: 0 (0 Votos)
“EXPERIENCIAS ANDINAS”
Cuento de un viaje en el corredor Cusco-Abancay

Estábamos terminando nuestro desayuno cuando se apareció en el comedor del hotel el guía del tour, sonriente: -Buenos días Señores, han descansado bien?-.
Miguel lo habíamos conocido el día antes, cuando vino a visitarnos para darnos el “briefing” acerca del tour que empezábamos hoy.

-Buenos días Miguel, eres puntual. Danos un rato para sacar nuestras cosas de la habitación-.
-Si no sirve ayuda les espero en la combi, afuera del hotel- contestó él.

Diez minutos después estábamos saliendo de la ciudad; Miguel nos presentó a Ignacio, el chofer y a Elías, el chef de campamento del tour.
El Cusco había amanecido nublado pero en las afueras de la ciudad, atravesando el vasto altiplano de Anta, el clima varió, regalándonos un sol radioso.

Pasando por la pampa de Anta pudimos observar amplios campos de cultivo y la prospera actividad ganadera de los lugareños.
Miguel resaltó que en este altiplano se combatieron importantes batallas, como la de Pachakuteq contra los Chancas (1.438), que signó la primera fase expansionista del imperio inca; la de Manco Inca II contra Hernando Pizarro (1536), durante la primera rebelión india; la de los almagristas en contra de los pizarristas (1538), en la guerra intestina entre las dos facciones de conquistadores.

Conversando sobre la batalla de Pachacuteq y del mito inca que cuenta que hasta las piedras tomaron vida para luchar contra los belicosos Chancas, llegamos al pueblito de Ancahuasi; en donde hicimos la primera parada para visitar los restos de Quillarumiyoc, un antiguo centro religioso del incario.
Quillarumiyoc, voz quechua que significa piedra de la luna, fue un centro ceremonial dedicado al culto de la luna y del agua. Destacan un gran monolito en donde está esculpido en bajorrelieve una sorta de reloj para signar las fases lunares y los restos de un imponente templo dedicado al agua.

Probablemente el sitio es la misma “fortaleza”, así llamada por los cronistas de la época, en donde Almagro y De Soto, luego de repeler la emboscada inca de Vilcaconga, esperaron reunirse con Pizarro, que llegaba de Limatambo, para entrar en Cusco.

Continuamos el viaje llegando a la abra de Huillque, el punto más elevado de todo el viaje (4.000m. aprox. ) desde donde pudimos tener una fenomenal vista del nevado Salcantay (6.270m.), Apu principal de los Andes Sur-Orientales del Perú. Mirando al valle que se abría debajo de nosotros, salió espontáneo revivir con la imaginación la primera batalla de los Incas en defensa del Cusco, en contra de los Conquistadores que subían de Limatambo (1533). Empezamos una zigzagueante bajada hasta llegar a los 2.675 del sitio arqueológico de Tarawasi.

Tarawasi fue un importante “tambo” (de allí el nombre del pueblo Limatambo), en la ruta inca de Cusco hacia el Chinchaysuyo.
La civilización inca denominaba “tambo” tanto a los albergues como a los centros de aprovisionamiento que se repartían en los caminos, cada 20 o 30 kilómetros (una jornada de camino a pie). Podía servir para albergar a emisarios “chasqui” ( los antiguos mensajeros), gobernadores o incluso al Inca, cuando éste recorría su territorio.

Tarawasi también tenía funciones ceremoniales, como se intuye mirando el imponente ushnu, cuyos muros de contención son marcados por una gran cantidad de nichos (podían albergar ídolos o también momias de los ancestros).
La gran muralla que se encuentra antes de acceder al ushnu es construida en uno especial estilo poligonal, con aparentes temas floreales.

La estructura inca había sido parcialmente desmantelada para usar sus piedras labradas en la construcción de una hacienda colonial, cuyos restos están ubicados sobre los mismos cimentos incas.
Continuamos la bajada atravesando el pueblo de Limatambo y llegando a los 1.800m del gran río Apurimac. Miguel nos dijo que en el idioma quechua quiere decir “Apu hablador” y nos explicó que los Apus son divinidades naturales, propias del mundo andino.
El calor empezó a sentirse y estábamos ahora en t-shirts de manga corta, con las lunas de la combi abiertas.

Mientras íbamos discutiendo sobre como sea increíble que el clima varíe tantos en pocos kilómetros de distancia, Miguel nos llamó a la realidad:

-Ves este puente que estamos por atravesar? Se llama Cunyacc y signa actualmente el lindero entre las regiones de Cusco y Apurimac. Fíjense allá en bajo. Aquello es el puente colonial de Tablachaca, lo que queda de ello. Mas el puente más fantástico, que hoy sólo pueden ver con los ojos de la imaginación, es el mítico puente colgante inca de Maucachaca. Se encuentra un poco lejos de la carretera y en la tarde haremos una excursión a pie hacia allá; hay que recordar esta importante obra vial inca, de la cual quedan solo los anclajes de piedra y el dibujo de un explorador estadounidense, ultimo viajero en atravesarlo físicamente, en la década de 1.860-.

Marisa y yo quedamos siempre satisfechos por las buenas informaciones que el guía nos dio durante toda la excursión (pude confirmarlas, una vez a casa, con el ayuda de Internet):

- Miguel te felicitamos, eres un excelente guía!- le decimos.
-Je, je, si soy un buen profesional- contestó riéndose.

Después se puso serio y nos dijo que sus conocimientos eran fruto de los estudios universitarios y también de recientes búsquedas de informaciones, desarrolladas con los dueños de la empresa que representa. -Nos gusta dar gusto a nuestros clientes, je, je,- concluyó.
En el caluroso valle del río Apurimac, cruzando el puente, la carretera subía de nuevo (hay que acostumbrarse a la geomorfología andina), a través de parajes agrestes que nos recordaban al viejo oeste; después de pocos kilómetros llegamos a la Hacienda Carmen, situada a orillas del río Apurimac, en un sito de particular belleza paisajística.

Miguel compró una pequeña botella de aguardiente de caña.
-Esta la degustamos en compañía de los Apus, en Choquequirao- dijo alegremente.
Consumimos un almuerzo tipo box lunch, un “mata hambre” suficiente para llegar a la hora de la cena y, luego de un recorrido por la hacienda, nos despedimos de los gentiles anfitriones.
A lo largo de la carretera, en las afueras de sus pobres casas, algunas señoras vendían enormes y suculentos mangos; no pudimos resistir de comprarle alguno para un extra snack en el recorrido.
Después de algunos Kilómetros había un letrero que decía “Aguas termo medicinales de Cconocc”; tomamos el desvío y seguimos por pocos minutos la pequeña carretera afirmada que bajaba hacia el río.

-Buenas tarde Manuel- saludó Miguel -hemos llegado! Están listas nuestras habitaciones?-
-Claro que si Miguel, un gusto volverte a ver. Bienvenidos señores-
contestó el amigo.
-Que bonito sitio!-exclamó Marisa
-pero da un poco miedo de estar tan cerca de este enorme río, no?-.

En el sitio habían 3-4 pequeñas piscinas, algunas habitaciones muy simples y un pequeño restaurante, cuyo comedor estaba propio al borde de las pozas; carrizales, árboles de huarango, cactus y algarrobos eran parte de la vegetación que rodeaba al centro termal.
Nos acomodamos en una pequeña matrimonial, mientras que los tres amigos de la agencia tomaron una triple.
Trasladados nuestros equipos en las habitaciones y puestos los zapatos de trekking, Marisa, Miguel e yo empezamos de pronto la excursión hacia el sitio del antiguo puente inca de Maucachaca.

-Les digo verdad- hablaba Miguel mientras caminábamos siguiendo una pequeña carretera
-no tenemos informaciones históricas de Cconocc. Pensamos que por su cercanía al puente puede haber sido una conocida meta de los antiguos viajeros que podían allí descansar y bañarse en las aguas calientes-.

El buen camino terminó, interrumpido por un pequeño río que cruzamos saltando de piedra en piedra. Pasamos luego por una área de espesa vegetación, donde habíamos que tener bastante cuidado a las espinas de los huarangos.
Vivimos también una pequeña aventura con un grupo de perros muy agresivos, que logramos repeler arrojando piedras.
Finalmente, cuando de los perros solo podíamos escuchar los ladridos lejanos, la tupida vegetación empezó a diradarse y pudimos continuar por un fácil camino, ascendiendo las colinas del margen izquierdo del río Apurimac.

Estábamos inmersos en el paisaje de viejo oeste que veíamos llegando por la carretera principal, con cactus, huarangos y árboles de Pati que nos rodeaban.
Unas extrañas piedras blanquitas, de no sé cual mineral, eran diseminadas en el camino y las erosiones en su encima, ocasionadas por
el agua y el viento, les hacia parecer a miniaturas de la “piedra de Saywite”.
Empezamos a descender acercándonos al río Apurimac, que allí empieza a encañonarse entre altas paredes de roca.

-Prepárense- dijo Miguel -a ver una extraordinaria obra de los antiguos indios-.
Improvisamente, volteada una pared rocosa, nos encontramos con la entrada de un túnel!
-Formidable!- exclamé.
Los túneles, escarbados en las entrañas de la pared rocosa, eran de 2,5 a 3 metros de altura y tenían una longitud aproximada de 50 metros.

Transitados por ellos llegamos hasta el estribo izquierdo del antiguo puente, pudiendo ver claramente el estribo derecho y el camino del otro lado del río que salía en dirección del actual pueblo de Mollepata.
Pasada la emoción del momento, retornamos a los túneles para descansar un rato. Miguel sacó un papel de su mochila. -Miren, es la copia del dibujo del explorador que, como les decía, ha sido entre los últimos en poder cruzar el río pasando por el puente, que les parece?-

-Muy, pero muy, interesante- le dije yo.
-Entusiasmante- me hizo eco Marisa.
-Así es amigos- dijo Miguel –pero, créanme, de la multitud de visitantes que recibe el Cusco ni un 0,01% puede vivir esta experiencia. Es porque el turismo de masa solo visita sitios ordinarios; también hace falta una oferta calificada de itinerarios alternativos, de repente somos la única empresa en promocionar el viaje que ustedes han comprado. Les felicito!-.

Retornando al hospedaje, demoramos un poco para comer unas ricas tunas que encontramos en la ruta. Felizmente los perros se habían alejado del camino y llegamos a Cconocc sin problemas.
Elias y Ignacio estaban inmersos en una pequeña piscina.

-Holaa!- nos saludaron.
-Hola a ustedes, que tal el agua?-
-Súper agradable- dijo Elias -pero, antes de bañarse hay que indicar al restaurante lo que quieren comer para la cena, la señora de la cocina me dijo que se demora un poco en preparar-.

La mañana siguiente, después de un rico desayuno a base de fruta de la
zona, continuamos el viaje para llegar a Curahuasi.
Curahuasi es un pequeño centro, el primer distrito que se encuentra en territorio apurimeño, viniendo de Cusco. Tiene fama de ser la capital suramericana del anís, pero parece que ahora el mas apreciado anís de Sudamérica se produce en un pueblo de Bolivia, de lo cual no recuerdo
el nombre.
Compramos una bolsita de anís da una vendedora que nos acercó.

Dejamos una vez más la pista, para seguir la pequeña carretera afirmada que nos condujo hasta una de las cimas del cerro San Cristóbal, a la explanada de Capitán Rumi.
El Capitán Rumi (rumi en quechua significa piedra) es la piedra más grande de todas aquellas diseminadas en la pampa y en parte de la ladera del cerro, por esto le dicen “capitán”. Es un enorme monolito que se encuentra casi en bilico a la orilla del profundo cañón del río Apurimac.

-Si no sufren de vértigos desde allá pueden asomarse al gran cañón y tomar un poco de adrenalina- dijo Miguel.

Luego, fuimos caminando hasta el mirador de San Cristóbal, en la parte más alta del cerro, donde se encuentran unos asientos con techitos, los baños y una, muy tranquilizante, baranda de seguridad sobre el abismo, reciente obra del Dircetur de Apurimac y del municipio local.
Desde ahí pudimos ver de lejos la cuchilla del cerro Incahuasi y también algo de Choquequirao.

-La máxima depresión de esto cañón es de 4.691 metros- nos informó Miguel -y se encuentra en el distrito de Huanipaca. Parece que en verdad esto sea el cañón más profundo del planeta-.
-Y aquellas cruces?- preguntó Marisa indicando algunas grandes cruces de madera, vestitas con ropa de iglesia.
-Ah- contestó el guía -es la tradición de la Cruz. Están allá a protección del lugar y el 3 de Mayo, día de las cruces, las llevan hasta el pueblo a la misa y, antes de retornar acá, de las personas que están a cargo de la fiesta, en cuya casa se tomará y bailará.-

Retornamos al pueblo para tener el almuerzo en un restaurante decente y tranquilo, considerando el entorne un poco escuálido y ruidoso.
Dejado atrás Curahuasi, nuestra próxima etapa fue el centro arqueológico de Saywite.
En el lugar había existido un otro centro ceremonial inca, dedicado al culto del agua. Empezando el recorrido del sitio desde la parte más baja, observamos una maciza plataforma rectangular con adosada una gran escalera.

-Esto es el Ushnu- explicaba Miguel -acá se concentraba la población de la zona en ocasión de las ceremonias religiosas-.

Observamos varios monolitos labrados, los principales el “rumi huasi” y
el bien conservado “inti huatana”, un elemento para la observación del sol similar a lo que se encuentra en Machu Picchu.
Más arriba se encuentraba una gran construcción, caracterizada por una larga escalera con a lado nueve fuentes ceremoniales.
En la pampita encima de la construcción, desde donde se puede observar toda la zona arqueológica, se ubica el monolito más curioso y conocido.

-Aquella la conocemos!- exclamó Marisa.
-Si, pero esta es la piedra autentica!- exclamó Miguel -Saben que un ex Presidente (¿?) quería llevarse a Lima este monolito? Se les impidió para no desnaturarlo de su contexto; Lima tiene que contentarse de una replica de esta “piedra”, la que se encuentra en el museo de la Nación.-

La piedra de Saywite es un monolito de varias toneladas de peso que presenta una cantidad de elementos esculpidos en él. Se pueden reconocer animales que no son de la zona como los de la costa (el cangrejo, el pulpo, el camarón) y de la selva (el mono, el sapo), además que animales del sitio (el oso, el puma). La cantidad y disposición de canales tallados me hacían pensar que echando agua por encima, esta recorrería toda la maqueta. El cuerpo de la piedra debajo de “la maqueta” es pulido, excepto por la cabeza de un animal que se piensa sea el “chinchay”, un animal sagrado y asociado al agua, en el mundo inca.

-Miren aquel detalle, que les parece ser?- preguntó Miguel.
-Uhmm, una estrella de mar?- dijo Marisa.
-Jaja, si podría ser, pero creo que es una “cruz del sur”, fíjense bien- replicó Miguel.
-Si, caramba Miguel, tienes razón. Es propio una cruz del sur, pero… me parece que no indica correctamente el norte- le contesté.
-Efectivamente se encuentra fuera medida y sería bueno hacerla corresponder, pero no tenemos la fuerza necesaria para rotar ni un milímetro este monolito, debería hacerlo el INC, con la ayuda de un
tractor- concluyó el guía.

Terminada la visita alcanzamos Elias y Ignacio, que nos esperaban a la combi, y seguimos el viaje rumbo a Huanipaca.

-Bien, bien, me siento tranquilo- hablaba Miguel -ustedes son buenos caminantes-.
Mirando nuestras caras perplejas, continuó: - Cada vez que visito Saywite con mis pasajeros me fijo en la manera en que suben las

escaleras y ustedes han pasado el test. Nunca me equivoco, je,je,je-.
Al día siguiente, enfrentándonos con la subida de Choquequirao, entendimos el sentido del “test” de Miguel.
Antes de tomar el desvío para ingresar en el valle de Huanipaca fuimos un rato al mirador de Socclajasa, para sacar unas fotografías de los nevados de la cordillera de Vilcabamba.
Descendiendo en el gran valle interandino de Huanipaca, muy similar a como cualquiera puede imaginar con la fantasía a un valle de los Andes, sentimos de estar ingresando en un sitio fuera del tiempo, hacia parajes remotos y poco frecuentados por turistas.

La carretera afirmada era muy angosta y, aunque Ignacio manejase con mucha prudencia, Marisa y yo no pudiéramos estar totalmente concentrados en los cautivantes paisajes.
Una pareja de “caracara”, una de las águilas de las Andes, daban vuelta en el cielo, a nuestro lado. -Es buen auspicio, despreocúpense que no nos vamos a caer abajo, je,je,je-

Miguel nos comentaba los panoramas: -a la derecha pueden disfrutar de hermosas vistas de los nevados de la Cordillera de Vilcabamba, el primero se llama Padreyoc y el otro, más allá, se llama Qorihuayrachina; este ultimo lo podrán ver más de cerca por las ventanas del lodge, es en sus laderas que se ubica Choquequirao. A la mano izquierda tenemos el nevado Ampay cuya área es un Santuario Nacional, famoso por albergar los últimos bosques de intimpas, la única conifera de sur América que en el Perú se encuentra en vía de extinción-.

-Mira Alonso, cuantas ratas!- gritó Marisa.
-Son cuyes silvestres, señora- dijo el chofer.
Mirándolos bien se trataba de cuyes, pero todos eran de color marrón oscuro y no como los que habíamos visto en el mercado de San Pedro en Cusco, que eran de diferentes y más vivaces colores.
-Ah, serán cuyes, pero yo ni muerta voy a comer uno- replicó Marisa.
-Estamos llegando a la “capital” del valle!- anunció Miguel.
A medida que nos acercábamos, el pueblo se veía siempre más feo. Para nuestros ojos decepcionados, de capital Huanipaca no tenía nada. Se trataba más de un villaje que de un pueblo y sus calles barrosas no daban animo a bajar del combi.
-Bajaremos, quieren tomar un vaso de chicha?- dijo Miguel.
Habíamos ya probado la chicha, que es la bebida artesanal andina, a base de mais fermentado, y francamente ambos no nos gustó.
-Gracias Miguel, otra vez. Vamos a tomar una cerveza en el lodge. Falta mucho, todavía?- Nos salvamos así lo estómago y los zapatos.

En propósito de las malas condiciones del pueblo de Huanipaca, en la noche, Marcelo (uno de los propietarios del lodge) nos comentó que el atraso se debe a la pésima gestión municipal por parte de los Alcaldes que desde una década se han sucedido.

-Han sido siempre personas muy simples, sin visión u aptitud para la administración publica, desconociendo todo acerca de desarrollo e incapaces de romper los esquemas del conformismo. El atraso se debe también a la población misma, a su forma de vivir, a su problemas cotidianos como el alcoholismo y la violencia familiar, a su ignorancia y complejos mentales; parece que no son capaces de darse cuenta y exigir mejorías para progresar. Y la consecuencia es que nos toca al alcalde que merecemos, no?

En propósito, sabían que los reinantes incas habían sido 19 y no 18? Es porque todo el mundo se olvida de Inca-paz, ja,ja,ja!-
Finalmente, media hora después de haber dejado Huanipaca, llegamos al lodge, ubicado en la parte baja del valle hacia el río Apurimac, donde esto se estrecha y se vuelve casi quebrada.
Habíamos llegado en un lugar virgen y realmente remoto, una puerta de ingreso hacia la cordillera andina y la amazonía.

El empiezo de la verdadera amazonia se encuentra a 40 kilómetros en línea de aire desde el sitio, cruzando el río Apurimac y la cordillera andina a su atrás, pero yo sentía un cierto “aire a selva”, quizás por la vegetación o por las sorprendentes bandadas de papagayos que sobrevolaban la zona.
Bajando del combi conocimos a Pina, la copropietaria del lodge, una
mujer alegre y simpática.

-Como le fue el viaje? Bienvenidos a nuestro refugio. Síganme, les enseño la habitación, su equipaje se lo traemos pronto-.
La construcción era rodeada de un bosque y a su lado descorría un pequeño río, que ellos usaban para criar truchas. Bajando a través de unos jardines en flor llegamos a nuestro bungalow, el numero 5.
-Por favor, pasen- dijo Pina, abriendo la puerta de la habitación -se acomodarán acá. Está bien si nos vemos en media hora? Daremos un recorrido de las instalaciones y, si quieren, podrán ir con Miguel a un paseo hasta la ex hacienda que vieron hace poco, pasando en la combi.-
-AAhhh…- nos echamos 5 minutos en la cama queen del dormitorio. La habitación no era lujosa mas esencial, limpia y acogedora; desde las amplias ventanas teníamos la vista del Qorihuayrachina con su nieve perenne, encantadora.
-Bueno, me doy un duchazo para refrescarme, y tu?- dije para romper la estasis del momento.
Marisa estaba cambiándose de ropa: -vamos a ver de cerca la hacienda, si?-

La hacienda Tambobamba fue conocida sobretodo en la época de su ultimo hacendado, Pedro Duque Matasolio, por crear caballos de paso, los mejores en los concursos de Lima u Arequipa, como atestaban las fotos y los premio que el mismo señor solía mostrar a los visitantes.
Miguel nos recordó como, mediante la Ley de Reforma agraria del 1969, se expropiaron todas las haciendas del Perú para sucesivamente dividir el latifondo entre los ex trabajadores o campesinos del lugar.

-Si bien por un lado fue hecha con buenos propósitos, de hecho la reforma no funcionó. Todas las ex haciendas se hallan actualmente en ruinas, ecepto rarísimos casos y lo que una vez fue el motor de un floreciente agro del Perú ha sido malogrado por siempre. Así es la vida- concluyó -pero entramos y vemos lo que queda acá-.

En verdad no había mucho por ver, ecepto algunos viejos instrumentos de trabajo agrícola, las estabulas, las palomeras (el hacendado usaba palomas viajeras para comunicarse con Abancay), el cuarto con caída de agua que hospedaba la moledora de caña de azúcar y la turbina Pélton para generar la luz, cosas así. No pudimos ver la capilla porque estaba cerrada.
Me quedó el recuerdo, y siempre me viene en mente cada vez que veo a un mecánico revisar un carro por debajo desde su “trinchera”, del sitio de reproducción del toro.

La experiencia mejor para Marisa fue la de conversar con una joven familia que vivía en la ruinosa ex hacienda.
En el comedor del lodge, antes de la cena y pisco sour a la mano, nos encontramos frente a la chimenea con algunos viajeros franceses y su guía, que habían recién llegado de Choquequirao. Como obvio el primer tema de conversación fue acerca del trekking y de lo tan extraordinario que son estos parajes .
Los amigos habían recorrido un circuito de trekking, empezando por el pueblo de Cachora y retornando por Huanipaca.

–Después de un trekking tan exigente, cenar y descansar acá la ultima noche es un “must”- hablaba el guía, que ya conocía el lodge -mañana salimos para Cusco como nuevos-.

Nosotros habíamos escogido el in & out vía Huanipaca para disponer de más tiempo en visitar al conjunto arqueológico.
Eh sí, porque entrar vía Cachora implica dos días de marcha para llegar a Choquequirao, mientras que por acá en 7 horas estás en arriba, un día ganado.
No tenemos tiempo para continuar las conversaciones con los franceses porque nos despedimos momentáneamente para tener una breve reunión con Marcelo, Miguel y Elías acerca de la organización del día siguiente.

Con la ayuda de una maqueta Miguel nos enseñó la ruta, dándonos varios consejos y advertencias útiles; luego Elías nos explicó sobre el servicio restaurante durante la excursión.

-Hay operadores- nos decía Marcelo -que ofrecen programas de trekking de aventura. En mi diccionario aventura significa osadía, viajar hacia algo desconocido, tal vez peligroso. Quiero tranquilizarlos: en las excursiones que organizamos nadie vivirá aventuras mas solo buenas experiencias y se llevarán a Lima un conocimiento real del mundo andino, pasado y presente-.
Después de la cena, durante la cual Miguel nos conversó, entre otras cosas, sobre los últimos incas de la resistencia, fuimos a descansar temprano. El desayuno estaba fijado a las 5,15 de la mañana y la salida antes que las 6,00; una buena razón para acostarse a la inusual hora de las 8,30 de la noche.
-Marisa, no logro de dormir, me siento excitado. Espera, espera, jajaja, no es lo que has entendido. Digo que me siento bien en esta excursión , te das cuenta que en todo el día sólo hemos encontrado 5 viajeros, los franceses? Somos pioneros en esas rutas, esto me encanta-.
-Tienes razón, me parece que este viaje todo es realidad y no ficción para turistas- dijo Marisa.
-Ja,ja,ja, te acuerdas, Marisa, cuando fuimos al Titicaca y el guía quería darnos a creer que la gente que vive en la isla son los Uros? Todos saben
que los Uros son extintos hace tiempo, que caraduras, caramba!-
-Amor, hazte pasar la excitación, el despierto es a las 4,55-
-Si, buena noche amor-
-Buena noche-

Aquella noche tuve un sueño agitado. Los incas de Vilcabamba querían impedirme de cruzar el río Apurimac y desde el alto del camino no dejaban de arrojar rocas y tiros de huaracas. -Se equivocan, no soy el conquistador, soy un amigo!- buscaba gritar, pero no me salía la voz y los indios se acercaban siempre más para matarme. De pronto se apareció a mi lado un español a caballo, vestido en su armadura, que me hizo montar a su atrás y escapar rápidamente, salvándome la vida. En la felicidad de tal escape, me destaqué del sueño, perdiéndolo.

-Bip, bip, bip- sonó el despertador a la hora programada.
-Toc, toc, toc- hizo eco la puerta después de 2 minutos. -Buenos días, están despiertos?-
Era Miguel, que por seguridad habíamos encargado de despertarnos.
Sin contar un desayuno especial, el primer gran encuentro del día fue con los arrieros. Fuimos presentados afuera del portón, mientras ellos estaban cargando sus caballos y mulas y nosotros estábamos saliendo para empezar la famosa caminada.
-Cipriano y Alejandro son los encargados del servicio de carga y José es encargado del caballo de apoyo a los caminantes. Además participa a nuestra excursión Daniel, como encargado de campamento, y obviamente Elías, que ya conocen- dijo Miguel.
-Buenos días con todos, un gusto conocerlos- se presentó Marisa.

El arriero es un personaje muy importante en esto tipo de excursiones
porque el equipo completo de campamento que lleva la empresa, las cargas personales, agua y comida para el grupo de participantes a la excursión, no es algo para repartirlo cada uno en su mochila. Mirando la cantidad de bultos que estaban siendo cargados nos sentimos seguros de que estábamos llevando todo, hasta más de lo necesario, y que no estábamos yendo a Choquequirao para padecer una aventura, propio como hablaba Marcelo el día antes.

Compartir parcialmente el viaje con estos hombres andinos quechua hablantes y poder interrelacionarse con ellos fue una bella experiencia. Son campesinos del lugar los cuales, bien conociendo de mulas de carga porque en toda su vida estas han sido el seguro medio de transporte para sus productos, empiezan a dedicarse al servicio de transporte turístico para diversificar sus ingresos. Es gente fuerte y acostumbrada a caminar en el medio. Pina nos contó que su empresa busca injertarlos en el trabajo del turismo mediante capacitaciones y con justo trato económico.

-Algunos de ellos han desarrollado una actitud verso sus pasajeros que yo llamaría “orientamiento al cliente”, créame, son muy buenos. Están olvidando sus innatos complejos de suditancia y de desconfianza de los foráneos para vivir una digna relación de trabajo y amistad con los viajeros de todo el mundo.
Están bien pagados por la empresa, pero ellos se esperan que ustedes, viendo su responsabilidad en el trabajo, les reconozcan un incentivo extra, una propina para su labor-.
Despedidos de ellos, avanzamos a lo largo de la carretera afirmada, que se volvió trocha a casi un kilómetro de distancia del lodge.
Cruzado un pequeño puente, nos encontramos con un venado hembra y su cría.

-Mira Alonso, los Bambi- susurró Marisa -hazle una foto-.

Fue la quinta foto a sujeto animal en lo que iba de la salida. Bandada de loros, la mula, el picaflor, una tarántula del tamaño de una mano y ahora el venado. Antes de llegar a Choquequirao enriqueceré mi “caza fotográfica” con un “falso coral”, y con el cóndor andino, además que con un montón de mariposas coloradas.
-Marisa, a tu edad sigues llamando Bambi al venado? Bambi es un personaje de Disney- dije.
-Al igual que Lassie, no?- preguntó Miguel.
-Seguro hermanito, la raza canina se llama Collie- le contesté.
Teníamos a lado del camino grandes laderas de cultivo. -Estas laderas solo las cultivan en la “campaña grande”, ósea en temporada de lluvia, por aprovechar de la misma sin necesidad de regar. Hace 3-4 años todo por acá era frijol de varias calidad pero ahora todo es zapallo, desde que se quebró el precio del frijol- nos contaba Miguel.
-Como se llama este árbol raro, que parece seco pero tiene las raíces hinchadas de agua?- preguntó Marisa.
-Si, es particular- respondió Miguel- lo llaman Pati. Almacena en sus raíces el agua. Su frutos tienen unas fibras sedosas con las cuales una vez se fabricaban cojines-
-Creo que hoy en día sería menos costoso y más fácil comprar el cojín
en la feria, de repente hecho en China, ajajá- me reí.

El camino era tendido y no fatigamos en llegar a la ultima vuelta de esto, justo cuando aparece al frente de los caminantes el gran cerro de Choquequirao, marcado por el aparentemente interminable serpentín de la trocha que sube.

-No me atemoriza- dijo Marisa -ya sabíamos que tenemos que subir unos 7,5 Km y allí están que nos esperan-.
-Si, también se recordarán del desnivel del tramo: más o menos 1.500 metros- puntualizó Miguel -pero poco a poco subiremos, sin darnos cuenta-.

Las rocosas laderas sur del Qorihuayrachina destacaban imponentemente y, a sus pies, un tramo del cañón de Apurimac estaba por abrirse frente a nuestros ojos.
Siguiendo con la vista el camino, se veía el sitio de la ex hacienda San Ignacio con su vegetación abundante y bosque de frutales, y más en fondo, por encima de esta, la bella catarata de Chacamayo, que parece salir de la roca antes de su larga caída.

-Esto es lo que se llama belleza escénica!- exclamé -ya veo una gran foto desde allá, por encima de aquellas bouganvilleas-.
-Vamos por ahí. Descansaremos brevemente a la sombra de los viejos frutales y comeremos uno snack o fruta, ok?- dijo Miguel.
-Que ubicación maravillosa, cierto que los hacendados sabían en donde construir sus casas- pensaba Marisa en voz alta.
-En realidad da pena de ver sitios tan hermosos abandonados a su
destino, además este se encuentra bien ubicado en la ruta a Choquequirao. Al retorno tendremos tiempo suficiente para recorrer este lugar. Le haré ver también algunas plantas de café y de coca, estas zonas al tempo de los incas eran buenas productoras de hojas de coca- dijo Miguel.
-Aquellas casitas de techo verde son las de la cuales hablábamos ayer con los franceses, no?- pregunté.
- Si, son aquellas. Pucha, los amigos estaban renegando duro por el trato que los peruanos damos a la ayuda de otros Países. Se acordarán que la Francia durante el gobierno Toledo apoyó al Perú para poner en valor Choquequirao con una suma de como 5 millones de euros al año, a titulo de canje de deuda. Y de las sumas de dinero recibidas quedan solo dos paradores turísticos abandonados (otro, similar a este, se encuentra en la
ruta de Cachora) y dos libros publicados, es increíble, no?- dijo Miguel.
-Cosas que pasan también en Lima, hermanito- lo conforté.
-Bueno, son casi las 9 y es tiempo de bajar al río y cruzar el puente o llegaremos tardes para el almuerzo, je,je,je- dijo Miguel –vamos!-

Durante la bajada hasta el puente todos guardábamos silencio, mientras la poderosa voz del río hablador aumentaba de tono, a medida de nuestro avance.
Mirando el puente colgante desde arriba esto se veía muy pequeño, como hecho con palitos de fósforos, y su delicada suspensión contrastaba con la fuerza del río turbulento.

Miguel nos contó que dos personas habían muerto en la construcción del puente; cayeron en el impetuoso río y de ellos no se encontraron ni los cuerpos.
El puente San Ignacio, hecho bajo el mandato de un visionario alcalde, fue inaugurado en el 2001 mientras que el puente Rosalina que se encuentra en la ruta de Cachora, 4-5 kilómetros río arriba, fue construido en el 1994.

-Este adelanto en el tiempo ha hecho que Cachora sigue siendo hasta hoy la ruta más conocida para viajar a Choquequirao.

También, en consecuencia de ver muchos viajeros, la gente de Cachora se ha organizado para ofrecer el servicio de carga y entonces allí queda mas fácil para el viajero encontrar arrieros- nos explicaba el guía -acá pasará lo mismo, poco a poco viendo más caminantes la gente se
organizará para prestar servicios-.

-Espero que pase lo más tardes posible- pensé -esta es una ruta que no merece ser malograda por un transito masivo-.

Mientras tenía tales pensamientos me acordé del sueño de la noche y quise contárselo a Miguel.

-Me parece que indica un miedo al mondo andino, derepente lo español que te salva representa al mundo en donde sientes de pertenecer. Creo que se trata de una guerra de los mundos, tipo guerras estelares, jajaja.

No te preocupes, antes de cruzar el puente pediremos permiso a los Apus del sitio- concluyó Miguel.
Llegando a la Playa (la planicie a la mano del río) pudimos ver descansando las otras personas de nuestra expedición, que habían pasado delante de nosotros algunos kilómetros antes.

-Acá están sus aguas para la subida- dijo Elias a Miguel, -nosotros
estamos arrancando, les espero en el campamento-.
Después de un rato se apareció José en ropa, digamos así, “de baño”. -En la espera me tiré un rato al agua, ahora estoy listo a escoltarles- dijo.
-Bueno, amigos- empezó Miguel -como les decía antes, ahora es el momento de pedir permiso a los Apus para cruzar el río y para que nos acompañen benévolamente hasta arriba. Se trata de un antiguo ritual inca, un “pago” a la Pacha Mama (madre tierra) para mostrar nuestra humildad-.

Sacó de su mochila algunas hojas de coca y su pequeña botella de aguardiente con un diminuto vaso de vidrio. Nos entregó 2-3 hojas cada uno y saludamos los Apus del lugar, dirigiendo nuestras miradas hacia ellos. -Poderoso Apu Incahuasi, hijo del Apu Soccllacasa; Apu Ampay el hermoso, majestuosos Apus Qorihuayrachina y Padreyoc; acepten nuestra humilde ofrenda y permitan a esos peregrinos de cruzar con seguridad este río tan grande.-
Luego, uno a uno donamos las hojas a las aguas torrentosas del Apurimac. La ceremonia se concluyó con un brindis (Marisa y yo brindamos con agua) a los Apus.
Recuerdo que Miguel y José antes de tomar echaron una parte de su vaso al río -porqué hacen esto, eh?- pregunté curioso.

-Siempre hay que invitar a la Pacha Mama, es la forma de respeto que tiene el hombre andino hacia la tierra- contestó Miguel.
-Listos para ponerse en marcha? pero antes les invito a recoger una pequeña piedra y ponerla en su mochila- dijo Miguel.
-Que es esto? Otra brujería?- preguntó Marisa.
-Ja,ja, no. Creía que sabían de esto. Es una costumbre ancestral de los viajeros que recorren el Perú a pie.

Se recuerdan cuando, cerca de Saywite, les hice ver un curioso morrito con “pezón”?
Aquel pezón era una “apachita”, un montículo votivo de piedras, llevadas allá en cima por gente de pasada. Las “apachitas” (castellanizando, “apachetas”) se encuentran sobretodo en las cumbres de los cerros, son piedras acumuladas a manera de ofrenda a las divinidades andinas para que estas alivien las fatigas del camino o como agradecimiento del buen viaje, u otro.-

-Me parece bien participar de un ritual tan antiguo- les dije recogiendo
una piedra del tamaño de un huevo -Vamos!-
Me sentía ligero y de buen humor, pasé el puente primero, seguido por Marisa, Miguel y José jalando el caballo de apoyo.

Enfrentamos a la subida con buen paso, cada uno envuelto en sus pensamientos y concentrados solo sobre el latido del corazón; cada paso peregrino, un pecado espiado. Nos dimos cuenta por la lejanía del sonido del río que habíamos subido bastante; la hacienda se veía más abajo, con su preciosa catarata como esfondo.
Un cóndor solitario hizo una fugaz aparición en el cañón y se fue hacia arriba lentamente, escondiéndose detrás del cerro.

-Creo que montaré un poco a caballo- dijo Marisa.
Eran ya las 11,00 y el sol empezaba a molestarnos un poco. No había sombra en buena parte de la subida, y tampoco agua para bañarse la cara. Tenía puesto mi sombrero gigante, lo que había comprado a Cusco y que hacía reír Marisa cada vez que lo ponía en mi cabeza.
Empecé a aumentar la frecuencia de mis mini descansos; les digo “mini” porque no puedes permitir a los muslos de enfriarse, solo 3-4 minutos, para tomar un poco de agua y derepente una buena foto.
Si te desbarrancas acá, pensaba, no hay Apu que te salve, vuelves de frente hasta el río.
Mis orejas contra el viento producían diferentes sonidos, de acuerdo a
como yo movía la cabeza.

En esta inmensa soledad, envuelto por panoramas cautivadores y aterradores al mismo tiempo, me olvidé improvisamente de la fatiga y caminaba mecánicamente, mientras me venían a la mente muchos recuerdos de mi vida pasada.
Me había atrasado un poco y Miguel me llamó a gran voz -Alonsooo, todo bien? quieres que te enviamos el caballo?-
Hice signo con la mano que no, todo era bajo mi control.
Llegamos al campamento casi a las 2 de la tarde y encontramos Elias y Daniel, sentados fuera de la puerta de la carpa comedor.

-Desean algo de tomar?- preguntó Elias.
-Si, y quiero también una rica ducha- le contesté.
-Sus equipajes están dentro de la carpa. Los baños se encuentran allá- dijo indicando una pequeña casa -ya saben que no hay agua caliente, verdad?-
-Que maravilla esta agua fría- decía Marisa -me recarga de energía-.
-Creo que viene directamente desde el nevado- le contesté desde el otro baño -a mi solo está dando un golpe de frío, ja,ja,ja-

Luego del almuerzo fuimos a visitar un sector del conjunto arqueológico ubicado más abajo del campamento, en las laderas orientales del cerro. Este era un vasto sistema de andenes, parte con uso de contención y parte con uso de cultivo, que incluye una construcción llamada Casa de la caída del agua, supuestamente la vivienda del gobernador inca de Choquequirao.
Subimos de vuelta al campamento para la cena y luego, rápidamente, nos metimos a la carpa, para tener el reparador y merecido descanso.
Pasamos la noche durmiendo como piedras, a pesar de los disturbios nocturnos de un grupo de turistas israelíes de cuya presencia nos enteramos solo en el desayuno, cuando escuchamos Daniel discutir con esta gente.

-Que ricos tus pancakes, Elias- dijo Marisa entre un bocón y otro -porque no enseñas Alonso a prepararlos?-
-Alonso, no te pensaba “warmimandana”, jajaja – se rió Miguel.
-Que dices? No entiendo- contesté.
-Nada, nada… una palabra en quechua para no olvidar la lengua madre, je je je. Terminen la comida, que hoy nos espera un largo recorrido de
visita- dijo el guía.
-Chao con todos- nos despidió el cocinero -nos vemos para el almuerzo a la ciudadela, solita hora y solito lugar, si?-.

Después de una caminada de 20 minutos llegamos a la explanada de la plaza “urin”, ósea baja, encontrándola todavía envuelta en la neblina de la mañana.
Choquequirao respeta el ordenamiento urbanístico de todo pueblo inca, con una zona alta “hanan” y una zona baja “urin”, es parte del siempre presente dualismo incaico.
El perfil del imponente ushnu destacaba en la parte sur de la plaza, detrás de una construcción con puertas y nichos que el guía llamó Templo de los ancestros y nos explicó que los nichos hospedaban, muy probablemente, momias.

-No es fácil contar la historia que no ha sido escrita; sobre Choquequirao existen varias teorías que le iré explicando, cada uno puede aceptar una u otra, hasta cuando los investigadores descubran algún nuevo indicio que permita salir de las dudas- dijo Miguel.

Personalmente me cautivó la hipótesis de que Choquequirao haya sido el lugar en donde el joven Tupac Amaru I creció dedicándose a la vida sacerdotal y al cuidado de la momia de su padre (Manco Inca II), hasta cuando fue llamado a suceder a Titu Cusi, cuyo hijo no encontró el bienestar de las autoridades políticas de Vilcabamba.
Continuamos el recorrido de la ciudadela visitando sus diferentes sectores (casas de los sacerdotes, de los artesanos cerámicos y textiles, templo hanan, las fuentes ceremoniales, andenerías de cultivo, andenerías de las llamas).

Estas últimas andenerías de llamayoc llevan en sus muros 23 mosaicos de llamas, que representan en su complejo una caravana subiendo el cerro en dirección del actual pueblo Yanama, la ruta hacia la antigua Vilcabamba.
No se conoce otro similar ejemplo en todo el mundo inca y se supone que se trate de un aporte artístico de los Chachapoyas, un pueblo del norte conquistado por los incas, que trabajaron acá como obreros en régimen de mitimaes.

No soy arqueólogo y tampoco quiero aburrirles con descripciones detalladas de los sectores; mejor decir que por sus construcciones
Choquequirao es comparable solo con Machu Picchu, aunque el primero haya sido levantado con técnica “pirqa”, ósea usando piedra laja local cementada con argamasa de barro, no en el estilo imperial de piedras finamente labradas.
Además del valor arqueológico hay que resaltar también el valor ecológico de Choquequirao. Como pienso que no importe a nadie de leer listados de nombres de animales y de plantas, sólo diré que en la zona de Choquequirao se han inventariado 308 especies de flora (entre la cual 30 especies de orquídeas), 419 de insectos, 208 de aves, 21 de mamíferos, 4 de reptiles y 2 de anfibios. Les parece poco?

La existencia de la gran variedad de ecosistemas y de zonas de vida que entraña Choquequirao ha motivado recientemente a la región Cusco en extender sobre la zona un área de conservación regional, la misma que fue aprobada por el Congreso de la Republica a fines del 2010.
A la hora establecida apareció Elias, trayendo consigo nuestros almuerzos que consumimos en un lugar apartado, a la sombra de unos árboles.

Retirados taperes, vasos, cubiertos y embolsado todo lo que era basura,
Elias se despidió, retornando al campamento.
Nosotros subimos al ushnu, para solearnos un poco y contemplar el panorama.
Desde esta plataforma se domina al mundo: se ve el río Apurimac 1.500 metros mas abajo, las cumbres nevadas 1500 metros mas arriba, valles, mesetas, todo.

-Acá aterrizó en varias ocasiones un helicóptero, trayendo a Toledo y a su esposa Karp- nos dijo el guía.
-A propósito- pregunté –que hay de cierto acerca de los vuelos turísticos en helicóptero para Choquequirao? En Lima escuché algo de esto-.
-No sé como ustedes la ven, pero yo la vedo verde. Pienso que sería simplemente catastrófico, un grave acto de irresponsabilidad, un abuso cometido por las autoridades que otorgasen tal permiso.

Menos mal que el Cusco acaba de establecer acá su primera área de conservación regional; estoy seguro que con esto se pondrá fin a esas estupideces- contestó Miguel.

-Estoy de acuerdo contigo- dijo Marisa –sería arruinar por siempre Choquequirao antes que todavía empiece a ser conocido por el publico. Que barbaridad!-
-Propio de esto quiere aprovechar esta gente, que actualmente no es tan conocido y hay pocos que puedan “pitear”, pero ya la Región Cusco despertó para decir “chao” a esa cataclísmico tentativo de explotación- afirmó el guía.
-Bueno amigos- empezó Miguel -a ver ahora si podemos llamar a un helicóptero viviente, al ave volador más grande del mundo, el cóndor andino-.

Nos sentamos en circulo uniendo nuestras manos, en un ritual de agradecimiento a la Pacha Mama que concluyó, como siempre, con un brindis a base de cañazo de la fiel botellita de Miguel.
Pasaron unos minutos y de verdad aparecieron sobre de nosotros tres cóndores, dando vueltas en el cielo.

-Mira, mira Alonso! Han llegado! Sácales foto!- exclamó Marisa.
-Ves, los mensajeros de los Apus llegaron ya. Je je je. La religión andina no es mentira- reyó el guía.
En realidad- pensé yo- esto no tiene nada que ver con los Apus, es solo que permaneciendo acá una media hora teníamos muchas probabilidades que aparecieran los cóndores, que son abundantes en toda el área. Pero no quise discutir de esto con el apasionado Miguel.

Más luego retornamos al campamento un poco cansados, pero satisfechos por el recorrido de visita.
Al campamento encontramos Daniel y Elias jugando naipes con personal de campamento de otra empresa.

-Así trabajan, no?- les dijo Miguel.
-Y los arrieros, donde están?- preguntó Marisa.
-Han ido a Maranpata, para pastear los animales. Retornarán mañana, para la salida- contestó Daniel.
Se hizo rápidamente hora de la cena y nos acomodamos a la mesa. Recuerdo hasta ahora el sabor del postre especial que Elias nos sirvió aquella noche: “sachatomates” rellenos con crema de chocolate. El sachatomate (en castellano tomate de árbol), como dice su nombre, crece de un arból; es un fruto andino parecido al tomate, pero de sabor mas agrio, con un alto contenido de vitamina C.
Fuimos a descansar en la carpa y al día siguiente, luego del desayuno, empezamos la bajada hacia el río Apurimac.

A la Playa nos esperaba un arriero con dos caballos sillados y, con el
caballo de apoyo de José que retornaba con nosotros, cada uno montó a caballo para retornar al lodge.
Cabalgar siempre da modo de tomar unas divertidas fotos a los amigos del grupo.
A pocos kilómetros de nuestra meta, me volteé para despedirme de Choquequirao y me quedé asombrado en ver lo que habíamos caminado.
Por fin llegamos; ingresando por el portón del lodge me vino a la memoria lo que decía, hace dos días, el guía de los franceses, acerca del deseado confort después de la fatigosa excursión.

-Tenía propio razón- pensé.
-Pueden ducharse en la misma habitación- dijo Marcelo -les esperamos en el comedor para el almuerzo en… cuarenta minutos?-
-Que ricos estos tomates rellenos- dijo Marisa.
-Y la trucha “a lo macho” también, aunque la comida de Elias durante el trekking ha ido mas allá de mis expectativas- le contesté.
A propósito de Elias, él se quedo al lodge porque al día siguiente tenía que cocinar para otro grupo que estaba llegando de Cusco.
-Bye bye Elias, nos recordaremos tu simpatía y la buena sazón de tu comida- nos despedimos.
Subimos a la combi un poco tristes porque nos habría gustado descansar
allá, pero el programa preveía pasar la noche en Abancay.
-Chao, chao- nos saludaron en coro Pina y Marcelo -esperamos que hayan disfrutado del trekking y de la estadía en el lodge-.

Resaliendo el gran valle de Huanipaca, hicimos retorno a la pista asfaltada pero está vez tomamos dirección oposita a la de Cusco, dirigiéndonos hacia Abancay.
Asentada en un verde valle, Abancay, capital de Apurimac, es una pequeña ciudad de 70.000 habitantes, no tocada hasta ahora por el flujo turístico.
A diferencia de la mayoría de las capitales departamentales del País, Abancay no tuvo una fundación española; fue por ley que obtuvo el rango de ciudad (1874).
Por su gente muy amable, el agradable clima y la rica comida típica, Marisa y yo la preferimos sin duda al Cusco.

-Acá, en el antiguo distrito de Tamburco nació Micaela Bastidas, prócer de la independencia peruana y esposa de Gabriel Condorcanqui o Tupac
Amaru II- nos informó Miguel.
Llegamos a la ciudad a las seis pasadas y fuimos a nuestro alojamiento, un hotel en las periferias de la ciudad.
-Mi empresa prefiere alojarnos acá para no tener problemas, porque en los hoteles céntricos no se descansa tranquilos. Pasa que el municipio permite funcionar a varios locales nocturnos que se encuentran en la misma calle de los hoteles y, se lo aseguro, la bulla es insoportable. También puede pasar, si tienen mala suerte, de hacer coincidir su llegada con una de las muchas fiestas que la municipalidad permite desarrollar en la misma zona de hoteles; con esto si, no se cierra ojo hasta las tres de la madrugada!- nos explicaba Miguel.
-Odio los ruidos molestos en horas nocturnas- dije yo -estamos muy de acuerdo con tigo Miguel, gracias-.
Demos un paseo hasta el centro y allí cenamos, en una pequeña steak house.
Luego, -para bajar la carne, come decía Miguel- fuimos a tomar un “te piteado”.
-Una vez, en las noches- nos contaba Miguel -en las esquinas de las calles, se encontraban señoras que vendían esta bebida a los transeúntes para calentarse y ponerse un poco alegres. Tenían grandes teteras que, hirviendo, piteaban. Acá está su nombre, “te piteado”. El trago original
era con cañazo, pero hoy es más requerido lo con pisco.-
-Muy rico- dijo Marisa -te recalienta de verdad-.

Con el sol de la mañana el valle de Abancay se veía encantador.

Hoy íbamos de visita al Santuario Nacional Ampay, una formación montañosa que encierra el valle de Abancay por el lado norte y que culmina con un nevado; en la vertiente oposita se encuentra Huanipaca.
El SNA es conocido por albergar una gran variedad de flora ( 700 especies) y fauna ( 20 especies de mamíferos y 125 de aves). Es famoso también para hospedar los últimos bosque de intimpa, única confiera nativa de Sudamérica, que en Perú se encuentra en vía de extinción.

-Una vez- nos comentó Miguel -los abanquinos venían acá a cortar los árboles de intimpa para hacer su árbol de navidad. También por esta razón se impuso la necesidad de crear el santuario ecológico-.

Después de 15 minutos en combi, llegamos al puesto de control de ingreso al Santuario.
-Les espero por acá, buena paseada- nos dijo Ignacio, el chofer.
-Animo gente- hablaba Miguel -esto es un mini trekking, comparado a lo de Choquequirao-.
Empezamos la subida, perdiendo a nuestros pie la ciudad de Abancay. Después de poco avistamos los primeros bosques de intimpa.
-Con razón- dije yo -que los abanquinos los recortaban para hacer su árbol de navidad, la intimpa es igual al abete, sólo tiene las puntiagudas hojas un poco más anchas!-

Caminamos por un sendero inmersos en una vegetación de selva alta, rodeados de plantas y árboles raros, arbustos y lianas, hasta llegar al sector de las lagunas, donde la tupida vegetación empieza a desaparecer para dejar campo al ichu.

-Que maravilla!- dijo Marisa – se parece de cristal-.
No fuimos hasta más arriba, mas retornamos lentamente hacia el ingreso, tomando unas fenomenales fotos a la flora del Santuario.
-Y ahora, vamos a probar la cocina típica!- dijo Miguel.

En Abancay hay un montón de restaurantes y quintas que ofrecen comida típica en el almuerzo, fuimos en uno de estos.
Marisa comió arroz con pato, Miguel un chicharrón e yo e Ignacio comemos un tallarín de casa con gallina y rocoto relleno, exquisito.
Luego del almuerzo, continuando el viaje hacia Chalhuanca tomamos,
en las afueras de Abancay, un desvío para llegar al puente colonial de Pachachaca..

-Este puente fue escenario de cruentas batallas entre almagristas y pizarristas en su lucha por el poder (1537); ha sido también el único pase para ir hacia Andahuaylas hasta el 1990, piensen que sólida construcción, no?- informó el guía.
-Ha sido usado más de 400 años, un puente importante en la historia del País. Me da una cierta melancolía contemplarlo ahora, tan silencioso- dije yo.
-El puente está bacán, pero los mosquitos no me dan tregua, mejor vamos!- dijo Marisa.
Sacadas unas bellas fotos, tomamos entonces la combi para movilizarnos hacia el siguiente destino.
Acá, en Abancay, termina la primera parte de mi cuento, pero nuestro viaje continuó, conociendo otros hermosos atractivos en la ruta que nos llevaba, poco a poco, hacia la grande Lima, la Ciudad de los Reyes.
Quizás se los cuente en otra oportunidad.

Sin dudas el corredor Cusco-Abancay es otro tesoro que encierra nuestro País, una extensa zona signada por la historia inca que se alterna a la historia de la conquista, que entraña en su recorrido muchos pisos ecológicos y una multitud de riquezas naturales y culturales.
Sacando un balance de estos seis días, fue un viaje sumamente interesante y divertido en el que recorrimos algunos de los parajes más bellos de los Andes peruanos, una experiencia inolvidable que aconsejo vivir a todos los viajeros, peruanos u extranjeros.


Alonso Lejía Ramos
Allera67@hotmail.com




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comment_icon  Últimos comentarios al diario Esperiencias Andinas
Total comentarios: 2  Visualizar todos los comentarios
Imagen: Zaidahg  zaidahg  11/03/2011 01:01
Gracias por compartir tu experiencia. Estoy planificando mi viaje a Perú y me ha ayudado leer tu diario.

Sonriente
Imagen: Beche  beche  14/03/2011 02:07   📚 Diarios de beche
Una experiencia interesantísima. También soy aficionado al senderismo y me has puesto los dientes largos. Enhorabuena por el relato.
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Fecha: Vie Jun 27, 2025 01:13 pm    Título: Re: Viajar a Perú

Buenas forer@s! Os voy a plantear una elección (casi) imposible: Amazonas o Andes/Machu Picchu. ¿Qué os maravilló/sorprendió/enamoró más? ¿A qué lugar volveríais sin pensar? Estoy planeando mi primer viaje a Perú y tengo dos semanas. He conseguido incluir tanto la selva desde Iquitos como varios días en Cuzco para hacer un par de trekkings y visitar Machu Picchu. Sin embargo, pienso que ambos destinos merecen más tiempo y que, probablemente, se trata de dos viajes independientes. Así que ahora me estoy planteando centrarme solo en uno y volver al año siguiente para visitar el otro. En...  Leer más ...
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Fecha: Vie Jun 27, 2025 02:55 pm    Título: Re: Viajar a Perú

Cuzco y la zona del valle Sagrado es la esencia y lo que hace único a Perú
En 15 días puedes hacer la ruta clásica
Pochoki
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09-10-2009
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Fecha: Vie Jun 27, 2025 03:29 pm    Título: Re: Viajar a Perú

Si no se puede ir a los dos sitios y hay que elegir solo uno por narices, no hay duda, Machu Picchu de cabeza.
kukycfm
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14-03-2010
Mensajes: 224

Fecha: Dom Jul 13, 2025 10:30 pm    Título: Re: Viajar a Perú

Yo creo que en dos semanas te da tiempo de ir a los dos sitios. Puedes hacer 1 Semana en Cuzco, y varios días en Iquitos. Deja para otro viaje Lima, Arequipa y Puno (LAgo titicaca). Y si te qudas con más ganas de selva, en un 2do viaje incluyes también Puerto Maldonado.
miguelang031075
Imagen: Miguelang031075
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24-05-2007
Mensajes: 14617

Fecha: Dom Jul 13, 2025 11:56 pm    Título: Re: Viajar a Perú

Yo al final no he podido ir a Perú por motivos de salud, pero el amigo con el que iba mantuvo la ruta que habíamos organizado e hizo 4 noches en Iquitos (1 en un hotel de la ciudad y 3 en un lodge en la selva), 2 noches en Arequipa y 6 noches en la zona de Cuzco, así que te diría que sí te da tiempo. Eso sí, en nuestro caso nos saltábamos el cañón del Colca y el lago Titicaca, pero aún así creo que más o menos lo puedes hacer.

Saludos.
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