![]() ![]() Crónicas de Nicaragua ✏️ Blogs de Nicaragua
Diario de experiencias personalesAutor: Montaraz Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.8 (19 Votos) Índice del Diario: Crónicas de Nicaragua
01: BARCELONA/NEWARK/SAN JOSE……., ¿SI?, ¿SEGURO?
02: PLAYA GRANDE...UN AÑO DESPUES
03: MOMENTOS EN PLAYA GRANDE
04: ENTRADA EN NICARAGUA
05: SAN JUAN DEL SUR
06: LLEGADA A GRANADA
07: LA ESPERANZA DE GRANADA
08: FRAN, V, LAURA, SARA, VIRGINIA...Y NICOLE
09: KENYELI Y LA MALDITA ESPIRAL
10: GRANADA, LUGARES Y PERSONAJES
11: GRANADA, CADA UNO CON SU HISTORIA A CUESTAS
12: HISTORIAS DE NIÑOS...Y NO TAN NIÑOS
13: LA CARA AMARGA DE GRANADA
14: LAS ISLETAS DE GRANADA Y OTRAS HISTORIAS
15: VOLCAN MOMBACHO, ADIOS INESPERADO, NAYELI
16: LOS NIÑOS Y LAS CLASES DE "COMPUTADORES"
17: ENTRE NIÑOS, TAREAS INFORMATICAS Y MASAJES INOLVIDABLES
18: LAGUNA DE APOYO Y CAMBIO DE PLAN DE VIAJE
19: ISLA DE OMETEPE....DONDE EL RELOJ SE HA PARADO
20: TARDES CON PAULINE, NOCHES SIN NAYELI.....
21: CORN ISLANDS, CARIBE NICARAGUENSE (PRIMERA PARTE)
22: CORN ISLANDS, CARIBE NICARAGUENSE (SEGUNDA PARTE)
23: CAPITULO FINAL. !GRACIAS, NICARAGUA!
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Etapas 22 a 23, total 23
Las ocho de la mañana, un café mediocre, somnolencia matinal y esa cálida brisa tan relajante mientras contemplas la suavidad de las aguas del caribe de Little Corn desde la tranquilidad del desierto restaurante del Grace´s Place. Una auténtica delicia. Enfrascado entre las palabras que salían del teclado del ordenador y la música de Sabina brotando a borbotones a través de los auriculares, fueron apareciendo poco a poco las chicas. Las palabras y la música dejaron de flotar en mi “burbuja personal” hasta la próxima ocasión. Entre cafés y bostezos empezaron a surgir los planes de cada uno para esa mañana. Nuria, Laura y Silvia querían hacer snorkeling, actividad altamente recomendable en las Corn Islands. Sara prefería un paseo a solas por la isla. De hecho, Little Corn es tan pequeña que una hora de caminata es suficiente para rodearla completamente. Me apetecían las dos cosas pero mi rodilla no estaba para muchos lujos después de mi aventura con la moto en Ometepe por lo que decidí sacrificar la visión de las interioridades de las aguas cristalinas del caribe de Little Corn en beneficio de una caminata por la playa en dirección hacia el norte. Tenía que ir a conocer a alguien que no esperaba mi visita. En la Lonely Planet de Nicaragua (Edición inglesa), aparece un sitio llamado “Ensueños” como alojamiento en Little Corn. Me llamó la atención por varias razones. La página web presenta un rinconcito precioso, el enclave está en en el norte de la isla, un lugar muy alejado de las zonas más pobladas y principalmente, porqué comentan que el propietario, un español llamado Ramón, es muy hospitalario pero sólo pide que la gente que vaya ahí “No haga muchas preguntas”…..interesante. Con la mira puesta en Ramón y lo que pudiera salir durante el recorrido, inicié mi caminata desde Grace´s hacia el norte de Little Corn. La rodilla derecha parecía funcionar bastante bien aunque tras unos pasos por la blanca arena de la playa me pareció escuchar un suave “Trátame bien y te dejaré llegar hasta el norte”, mensaje recibido. Empezamos el paseo hacia el norte por la costa este de Little Corn. Little Corn es uno de aquellos rincones del planeta que todavía mantienen ese complicado equilibrio entre sus visitantes y su belleza natural. A pesar de empezar a ser un destino marcadamente turístico (el precio del vuelo desde Managua a las Corn Islands es una fortuna para la gran mayoría de los nicaragüenses), todavía mantiene un marcado carácter local y te hace notar esa sensación de “haz NADA, tan sólo déjate llevar” tan difícil de encontrar cuando la masificación hace acto de presencia en cualquier lugar. *** Imagen borrada de Tinypic *** Little Corn. Caminaba sin ninguna prisa, hacia delante, hacia el norte. Me quité las cholas para poder sentir el cálido mar caribe de Little Corn mientras miraba hacia todos lados con la calma. A la derecha, el mar tranquilo y suave. A la izquierda, la arena blanca sepultada bajo el intenso verde de la vegetación interior y presidiendo el espectáculo, un sol deliciosamente abrasador cuando sabes que tan sólo dejándote caer vas a poder refrescarte en el mar. *** Imagen borrada de Tinypic *** Little Corn, hacia el Norte. Las playas desiertas se iban sucediendo una tras otra mientras la música de Nacho Sotomayor ponía la guinda a tremendo espectáculo. Había “nadie” a mi alrededor, Little Corn sin más, lo tomas o lo dejas, y uno ya había decidido tomarlo hacía tiempo, antes de partir hacia Nicaragua. La simbiosis funcionaba a la perfección, sin sorpresas desagradables inesperadas. Little Corn se mostraba tal como era, preciosa, tranquila, silenciosa…. y yo le correspondía maravillado frente a tremenda cascada de sensaciones placenteras. *** Imagen borrada de Tinypic *** Little Corn, hacia el Norte. *** Imagen borrada de Tinypic *** Little Corn, hacia el Norte. *** Imagen borrada de Tinypic *** Little Corn, hacia el Norte. La caminata por las playas se vio súbitamente interrumpida por un inmenso montón de pedruscos cubiertos de algas tan naturales como peligrosamente resbaladizas. Nuevo mensaje de mi rodilla, “Por ahí no pasaremos, cariño”. Un estrecho sendero ascendía hacia el interior de la isla, desvío inmediato por cojones. El interior de Little Corn no te permite ver las maravillas de los tonos turquesa del mar pero te abre la puerta hacia nuevas sensaciones. Frondosidad, paso del azul al verde verdísimo, selva tropical, sonidos….y me he perdido y no se pa dónde tirar. Una caseta de madera y canaleta de aluminio y un tipo sonriente me ayudaron a seguir el camino hacia el norte. “Buenos días, voy bien para llegar a Ensueños?”. La mirada sonriente con cara de póker del colega me hizo cambiar el registro hacia el inglés y funcionó, aunque la respuesta fue difícil de entender. Como buen miskito, el tipo no hablaba castellano…ni inglés. El “criollo” es como un inmenso “cocktail”. Un poco de castellano, unas gotas de inglés, una pizca de vocablos locales, lo remueves bien….y no lo entiende ni su padre!. Afortunadamente, el lenguaje de los signos funciona en todas partes y mientras el colega asentía con la cabeza, su mano indicaba la dirección hacia Ensueños. *** Imagen borrada de Tinypic *** Little Corn. Interior. El sendero dejaba de ser sendero para convertirse en un “paso por cojones”. Calor húmedo en aumento, verde y más verde y un par de cabañas desiertas. Momento “piti” inevitable que me hizo descubrir un hilillo de tierra que conducía de vuelta al mar. Bajada a la playa, nadie….en pelotas y al agua…joder, qué bien me siento!. Un montón de rocas volvía a interponerse en el camino hacia el norte mientras el sol empezaba a avisar de que iba en serio. Ningún mensaje de mi rodilla….seguimos. Mientras saltaba de roca en roca, un miskito con un machete de metro me saludó con una sonrisa desde la distancia mientras unas niñas miskitas jugueteaban con las olas. Tranquilidad absoluta. *** Imagen borrada de Tinypic ***. Esta playa era diferente a todas por las que había pasado hasta el momento. Solitaria, silenciosa, tranquila….como todas las anteriores….pero las sensaciones eran más intensas. Quizás era la amplitud, el equilibrio entre el mar, la arena y la vegetación, los colores, no sé…era diferente. Salté la última roca que quedaba y me volví a quitar las cholas para volver a sentir la arena y el mar. Caminé toda la playa, hacia el norte, era preciosa. *** Imagen borrada de Tinypic *** Playa "Ensueños". Al llegar casi al final, observé a dos individuos con poca apariencia miskita. Estaban limpiando unos pescados recién sacados del mar para meterlos en las brasas. “Buenos días, Ramón está por aquí?.......”Yo soy Ramón”. *** Imagen borrada de Tinypic *** Ensueños. Ramón. Una amplia sonrisa, barba blanca generosa y mirada penetrante tras sus gafas con cierto tufillo a indiferencia. Esa fue la primera impresión de Ramón. “Eres de Barcelona?, nadie había venido nunca de tan lejos para conocerme, jajaja”. Ramón reía con ganas mientras desviaba su mirada hacia el mar. “De dónde , Ramón?”, “Yo soy de Little Corn pero nací en Madrid”, Ramón seguía sonriendo mientras desviaba su mirada hacia Sara (que acaba de aparecer tras su paseo personal por la isla). Como bien apunta la Lonely, la conversación con Ramón fue corta. Tras un par de respuestas “Todo bien por aquí, todo bien” y una invitación por su parte para venir a cenar un “Ron-do” (plato típico de Corn Islands parecido a una caldereta de pescado) que tuve que declinar dado el estado de mi rodilla (a Ensueños sólo se puede llegar caminando), me despedí para volver al Grace’s Place sin ninguna prisa, con la misma calma que se respiraba en la isla. Tras la puesta de sol desde el Tranquilo’s y una cena en Casa Iguana (excelente King Fish), el grupo se volvió a disolver hasta el día siguiente. Con Laura habíamos cogido una cabaña en Elsa´s Place (al lado del Grace’s Place, $30 habitacion doble con baño), buscando un poquito de intimidad. *** Imagen borrada de Tinypic *** Elsa's Place. Una tranquila conversación en la playa acompañada del sonido de las olas, un poco de música suave y unas cuantas reflexiones sobre el sentido de la vida fueron el preludio de otra noche calurosa, muy calurosa. Buenas noches. Etapas 22 a 23, total 23
La vuelta a Granada tras la intensa visita a las Corn Islands marcaba el principio del final del viaje. Las últimas clases de “computación”. Los últimos estirones de camiseta al son de “profesoooor, profesoooor”. Las últimas sonrisas genuinas. Los últimos paseos sintiendo la calidez de Granada. Esa última conversación con Ryan y Pauline (sobre como mejorar la sección de ordenadores….!Qué no pare la máquina de La Esperanza!) y ese inesperado abrazo con Pauline (por si a alguien no le ha quedado claro que detrás de toda aparente frialdad siempre hay una persona que siente, como el resto de las personas). La escuela Angela Morales marcaba mi último día de clases de “computación” en La Esperanza pero estaba en la escuela La Epifanía sentado en una sencilla silla de madera, agachando la cabeza, mientras un niño me ponía un collar hecho con un sencillo cordel naranja y trozos de caña de refresco cortados, como muestra de agradecimiento por los “trabajos prestados”. Sentí la necesidad de hablar, pero ese nudazo en la garganta y la sensación de que iba a salir un discurso asquerosamente tópico hizo que me quedara en silencio cuando en el fondo era tan sencillo como esto…..Gracias Vera, gracias “chavalos”, y así lo hice. A las 10 estaba puntual en Angela Morales para mi última clase de “computación”, ¡Qué no pare la máquina de La Esperanza!. Llamé a Nicole, estaba feliz en Managua con sus dos hijos, había encontrado un trabajo con cierta estabilidad y no necesitaría volver a la parada donde nos conocimos. Nayeli me envió un mail desde Austria. No había aguantado muchos días en Alemania y ahora estaba tranquila en un centro de terapias naturales perdido en medio de los Alpes. Don Bernardo continuaba con sus batallitas habituales cuando fui al Hostal Cocibolca a despedirme de él. Me pareció escuchar un “Buen viaje, catalán. Ya sabes donde estamos para lo que haga falta”, entre sus alabanzas a la figura de Gadaffi y sus disertaciones sobre las maravillas de los rinconcitos perdidos en Colombia. Por su parte, Paco “el del pasaporte” lucía orgullosamente su flamante documento. Tras varios años saltando fronteras a pelo ahora ya podría entrar en su país como persona “con papeles”. Rolando, el segurata del Hotel Plaza Colón, compartió conmigo nuestro último licuado juntos en el Centralito. Dejaba su trabajo en el hotel en beneficio de un trabajo mejor remunerado. Suerte a todos y gracias por los momentos compartidos. *** Imagen borrada de Tinypic *** Paco y su pasaporte. Las cuatro y media de la mañana, noche cerrada y fresca. Las vivencias iban pasando delicadamente por mi cabeza mientras esperaba a Luís y a su taxi en el umbral de la puerta de mi casa de la calle Martirio. Sonreía agradecido y tranquilo. Sí, ya era momento de partir hacia Costa Rica para coger el vuelo de vuelta a casa. Unos pasos por la escalera me hicieron salir del bucle de pensamientos y sensaciones. Teresa, mi “madre adoptiva” se había despertado. “No pensarías que te iba a dejar partir sin darte un abrazo, hijo mío”, Teresa sonreía con cara de somnolencia y circunstancias y un inesperado y agradable nudo se me hizo en la garganta. Nos abrazamos con fuerza y nos miramos con ojos vidriosos. “Buen viaje de vuelta, estamos en contacto”, “Gracias por todo, mamá”. Teresa se dio la vuelta rápidamente para subir las escaleras. Ella tampoco era muy amante de despedidas lacrimógenas. Gracias, Terry. Con puntualidad británica las luces del taxi de Luís asomaron por la calle Martirio a las 5 de la mañana. “Todo listo, Javier?”, Luís siempre sonreía. “Sí, compañero, podemos irnos”. Dejamos atrás la calle del Martirio y torcimos a la derecha por La Libertad para hacer una pequeña parada “técnica”, Luís me miraba de reojo sin dejar de sonreír. Cruzamos el Parque Central por última vez y continuamos en dirección a la carretera de Nandaime siguiendo la ruta que tantos días habíamos hecho juntos para llegar a las escuelas. Granada se despedía con las primeras luces del día, solitaria, tranquila, silenciosa….No, el que se despedía era yo. Pasamos el cementerio y enfilamos la cuesta de la carretera de Nandaime mientras las escuelas iban apareciendo desiertas, esperando la llegada de los niños en un nuevo día. Elba Zamora, La Epifanía, Angela Morales…..y multitud de vivencias que me llevaba metidas en mi “hucha de experiencias personales”. Gracias, Yolanda. Notaba como me estaba quedando dormido y me dejé. En un instante volé sobre Granada y San Juan del Sur, pasé por las isletas, la laguna de apoyo y el Mombacho. Recorrí de nuevo Ometepe en mi flamante moto y salté al caribe para bañarme en las aguas cristalinas de las Corn Islands con Laura. Pasé por cada una de las escuelas para dar clases de computación y recibir a cambio cientos de tirones de camiseta y miles de abrazos y sonrisas. Me paré en la oficina para saludar a Karen, quedar con Peter para comer y hablar de la vida y con Pauline para tomar un vino y hablar también de la vida y de la “cara oculta” pero no por ello menos necesaria, de las ONGs. Sobrevolé La Calzada y me pareció ver a Fran, Gary, Antoine (no pude hacerlo cara a cara pero desde aquí, gracias por tu ayuda, “mon ami”), Benoit, V, Nuria, Sara, Anette, Laura, Elsa, Silvia, Soraya, Ignasi y tantos otros voluntarios levantando sus copas un día más en el Centralito. Continué hacia la piscina del Hotel Granada y pude ver a Terry haciendo unos “largos” y a Dale estirado en su hamaca. Llegué al Parque Central para dar un último adiós agradecido a Don Bernardo, Paco “el del pasaporte”, Rolando y María del Eurocafé. Soñé ver a Nicole en su parada y a Nayeli paseando como tantas noches hicimos. Soñé que un día decidí irme de viaje a una desconocida Nicaragua y que me había quedado prendado de ella y de sus gentes…. ”Javier, ya llegamos”. Abrí los ojos, Luís me miraba sonriendo. Frente a mí tenía la misma frontera que crucé hacía 50 días con Luís (el surfero de Barcelona) en sentido contrario, cargado de ilusiones que se habían cumplido sobradamente. *** Imagen borrada de Tinypic ***. Me abracé con Luís, “Gracias, amigo”, “Vuelva pronto, Javier, que les vaya bien por Costa Rica”…...Luís seguía sonriendo mientras miraba hacia el asiento trasero del taxi. La cara de Laura asomó por la puerta. Nos quedamos en silencio viendo como Luís y su taxi desaparecían carretera abajo en dirección a Granada. Una avalancha de taxistas nos rodeó ofreciéndonos carreras a Liberia. “Esta vez no, gracias”. Nos miramos a los ojos. “Pasamos a Costa Rica?”, “Sí”, Los dos sonreíamos mientras empezábamos a cruzar la frontera. El plan consistía en pasar unos días juntos en Costa Rica a la espera de mi vuelo de vuelta a casa. Luego ella continuaría su viaje por Centroamérica y yo el mío de vuelta a Barcelona. Pensábamos ir al Norte (Playa Grande) y también al Sur (Bahía Drake), y de ahí quizás al cielo…..pero esta historia ya no pertenece a las “Crónicas de Nicaragua”. Fin del viaje. Etapas 22 a 23, total 23
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