![]() ![]() Sudáfrica, un país tan inabarcable como el arcoiris ✏️ Blogs de Sudáfrica
Toda una vida soñando con animales salvajes. Dos novelas, guías, miles de documentales y seis meses de planificación e investigación para la semana más intensa de mi vida. La nación arco iris es un país que sorprende a cada paso y nos invita a quedarnos y sumergirnos en su historia, su naturaleza y su cultura.
(nota: este maravilloso viaje no hubiera sido posible sin la colaboración de Josep María Plana, Marcos Fajardo Castillo y Roberto Tomé, a todos ellos muchísimas gracias)Autor: Sebac Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (8 Votos) Índice del Diario: Sudáfrica, un país tan inabarcable como el arcoiris
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Etapas 4 a 6, total 10
Cape Town (Ciudad del Cabo), Sudáfrica — martes, 4 de mayo de 2010
Años mirando documentales de la sabana africana, libros de naturaleza en la repisa de la habitación de mi niñez, noches sin dormir pensando estratagemas para convencer a mis amigos de visitar la desconocida Sudáfrica, seis meses planificando la estadía en el Parque Kruger, analizando en qué campamento parar, en qué tipo de alojamiento, cómo usar la página web del parque, cómo se estila recorrerlo, qué auto alquilar (todo esto imposible de hacer sin la paciencia y precisión de Josep y Marcos para explicarme cómo funciona), guías de turismo, videos de youtube, foros…todo, todos estos preparativos para que los tres días programados en el PN Kruger fueran perfectos. Amaneció lloviendo. Hacemos el check out del Ashanti y vamos en taxi para el aeropuerto. El vuelo es a las 10 am. Esta vez nuestro chofer es blanco, un afrikáner, que me dice que faltarán muchos años antes de que el país unificado pueda salir adelante. Llegamos con tiempo, desayunamos y abordamos nuestro vuelo Cape Town – Nelspruit, contratado con SAA pero que terminó siendo operado por Airlink. A los 10 minutos de haber despegado el comandante, en inglés sudafricano, dice que por un desperfecto tenemos que volver a Ciudad del Cabo para que lo reparen (en realidad yo sólo entendí que teníamos que volver, el resto me lo explicó un señor que se sentaba cerca). Como la aeronave estaba pesada porque tenía mucho combustible, dimos vueltas por espacio de 30 minutos antes de descender. Una vez en tierra, a esperar a la sala de preembarque a que nos llamen. La situación se iba poniendo delicada a medida que pasaban los minutos. Se suponía que el avión aterrizaba en Nelspruit a las 12.30 hs, de ahí levantábamos el auto en Avis y teníamos unos 40 minutos hasta la puerta sur del Kruger. A más tardar a las 16 hs teníamos que estar adentro haciendo el check in en Berg en Dal, nuestro primer campamento, porque teníamos contratada una excursión para esa misma tarde. Todo lo referente al PN Kruger ya estaba reservado y pagado desde hacía 6 meses. Pasaba el tiempo y no había novedades. Interiormente, mi hora límite de despegue eran las 13 hs, si salíamos a esa hora, deberíamos apurarnos pero estábamos a tiempo de hacer todo. Las 13 hs se iban acercando inexorablemente, y me empiezo a desesperar. Me acerco una vez más al hombre encargado de hablar con nosotros y venciendo toda barrera idiomática y en mi inglés rudimentario le explico que su aerolínea estaba poniendo en jaque mis vacaciones, que yo había gastado mucha plata reservando todo en el Kruger y que si llegaba fuera de horario (las puertas cierran a las 18 hs) no me dejaban entrar y encima me cobraban una multa y encima perdía la excursión y encima no tenía donde dormir, y que ellos tenían que responder por semejante complicación. El tipo me trataba de tranquilizar, y me daba explicaciones que yo no terminaba de entender. Yo estaba con los ojos mojados, desesperado. Lo miro fijamente, como buscando implicarlo en mis problemas y él sin dejar de mirarme me dice: “No puedo hacer nada, cuando esté el avión saldrá el vuelo”. Al ver que no me movía de ahí me termina diciendo que cuando llegara al aeropuerto fuera a la oficina de Airlink, que ellos me iban a ayudar. Yo le explicaba que tenían que avisar que iba a llegar después de hora para que me dejaran entrar al parque, el tipo me dijo, de nuevo, que vaya al mostrador de Airlink. Di vueltas como un gato enjaulado por el aeropuerto hasta que finalmente salió el vuelo con 5 horas de demora. 5 horas!!! Es decir que recién a las 17.30 hs llegamos a Nelspruit, estaba cayendo el sol, y todavía teníamos que ver cómo hacíamos para entrar al parque. Yo era un manojo de odio caminando así que nos dividimos las tareas, las chicas iban a la oficina de la aerolínea, mi amigo esperaba las valijas y yo iba a Avis a buscar el auto. Al llegar a la oficina ya empecé a notar que algo de la suerte estaba cambiando. Me recibió una simpática chica que me dijo que ya estaba al tanto de todo, que no había problema por la demora y que ya habían hablado con el parque. Por lo menos eso es lo que le entendí. Nos juntamos con las chicas y ahí me entero que Airlink había hablado con el PN Kruger y le habían explicado la situación, y que entonces nos dejaban entrar fuera de hora al parque, nos habían pasado la excursión a la mañana siguiente y la empresa nos había dado un sobre a mi nombre con el dinero para pagar la multa. ¡increíble! La verdad, sentí que la empresa respondió como yo necesitaba y que hizo lo posible para que las molestias sean las menos posibles. Encima cuando vamos a buscar el auto resultó ser un Chevrolet Cruze 0km divino. Manejar un automático, de noche, por una ruta que no conocés, al revés de como manejas siempre…uff, es una experiencia fuerte. Finalmente llegamos al Kruger y vino un ranger a escoltarnos hasta el campamento. No vimos nada porque era de noche. La cabaña era muy amplia y cómoda. Dejamos las cosas y nos fuimos al restaurant porque con todo el stress del día teníamos mucho hambre. El personal nos estaba esperando porque también estaban al tanto de nuestra situación. La cena era buffete, como en todo el Kruger. No estuvo mal. Probé el guiso de búfalo y se dejó comer. Ya comidos, nos fuimos a dormir que al día siguiente arrancábamos bien temprano (4.30 am) para nuestra primera excursión. Créanme, había sido un día muy agotador. Etapas 4 a 6, total 10
Kruger National Park, Sudáfrica — miércoles, 5 de mayo de 2010
Todo lo que había soñado, imaginado, se materializó; dudo que el Kruger pueda decepcionar a alguien. Nuestra primera experiencia en el parque fue en un sunrise drive, excursión organizada por la gente del Kruger. A esta altura conviene explicar las distintas formas de conocerlo: primero, antes que nada, sólo se puede entrar en vehículo o sea que o bien alquilás un auto o bien contratás una excursión de un día que te lleve en camioneta para hacer tu safari; una vez adentro, si vas por tu cuenta, lo primero que tenés que hacer es el check in en el campamento en el que te vayas a alojar, para esto es necesario por lo general hacer una reserva previa a través de su web (y esto conviene hacerlo con la mayor antelación posible, y estoy hablando de meses); al entrar al parque tenés que pagar una tasa de visitante y en ese mismo lugar debés comprar un librito con un león en la tapa que tiene toda la información necesaria para tu visita (caminos asfaltados o de tierra, campamentos, tipo de fauna, datos geográficos, horarios de los campamentos, tiempos mínimos estimados entre cada punto, etc.); una vez con tu mapa, vehículo y alojamiento confirmado, es tiempo de organizarte tus recorridos. A partir de aquí voy a hablar para los que lo visiten por su cuenta porque es lo que yo hice, supongo que si contratás un safari con agencia no tendrás que organizar nada más que las baterías para la cámara de fotos. Decía, cuando tenés todos los elementos es tiempo de armar la forma en la que vas a recorrer el parque. ¿Por qué? Porque es gigante, es más grande que Israel para que se den una idea, y porque los tiempos dentro de él no son los mismos y estás limitado por los horarios que imponen desde su organización, y porque la velocidad máxima es de 50 km/h y porque mirando animales el tiempo se te pasa volando. No obstante, en cada campamento se ofrecen distintos tipos de excursiones organizadas por la gente de allí, en las que salís con un guía que te explica un poco de lo que vas viendo, y salís en un vehículo alto que te permite ver un poco más. Estos paseos difieren según el campamento pero los que se pueden conseguir son Sunrise Drive, Sunset Drive y Night Drive, duran aproximadamente 3 horas y según corresponda, empiezan antes de que abran las puertas o terminan después de que las cierren lo que te da una ventaja de tener menos autos a la hora de mirar los animales. Cuando se va a organizar el recorrido por el parque es importante saber qué tipos de animales se quieren ver porque hay zonas en las que es más probable encontrar determinado tipo de bicho en lugar de otro. En líneas generales se suele decir que desde la mitad hacia el sur se encuentran los grandes mamíferos y de la mitad hacia el norte se observan sobre todo las aves. De acuerdo a esta elección se puede ir diagramando por dónde entrar (por qué puerta) y que campamentos visitar. En cuanto a la cantidad de días es algo muy personal pero diría que no menos de tres para tener más chances de ver variedad. Como la idea es abarcar la mayor cantidad de territorio posible para conocer distintos hábitats se suele ir moviendo de campamento a campamento cada día. En nuestro caso como lo que nos interesaba eran los mamíferos nos abocamos a la parte sur, entrando por Malelane Gate (la puerta más conveniente si venís desde Nelspruit) hasta Berg en Dal, al otro día nos íbamos a Skukuza (uno de los camps más renombrados) y terminábamos en Satara para salir por Orpen Gate rumbo al Blyde River Canyon tres días más tarde. Para armar nuestro recorrido contamos con mucha información y con consejos muy útiles para maximizar el rendimiento del tiempo dentro del parque, por secreto profesional, je, no puedo develar las fuentes, pero si se fijan en la forma en que nos manejamos dentro van a encontrar un par de tips útiles para su viaje. Como decía, arrancamos con un Sunrise Drive a las 5 am, con frío y de noche. Apenas te subís al camión (abierto a los costados, alto, con buena vista panorámica) el guía te da las pautas de comportamiento –que hagas silencio delante de los animales, que no se puede usar flash de noche, que nadie se puede bajar ni asomar del camión, etc.- y luego arrancás. Lo primero que vimos parecía puesto apropósito, una pareja de leones al costado del camino. Detuvo el camión y nos explicó brevemente el comportamiento de estos animales y nos dejó bastante tiempo para sacar fotos. La sensación de estar a menos de tres metros de semejante felino es incomparable. Luego nos llevó por caminos principales y secundarios y vimos muchos impalas, elefantes, jirafas y varios animales más. Una de las razones por las que queríamos arrancar nuestro recorrido con una excursión con guía era ver cómo reconocía a los bichos, dónde suelen estar, cómo moverse. Volvimos al campamento, cargamos el auto, compramos algo para desayunar por el camino y partimos a la aventura. A los 10-15 minutos de haber salido lo primero que vemos es un grupo de rinocerontes cruzando la ruta recortados contra el horizonte, huau, esto se está poniendo bueno. Nuestro recorrido planeado era ir hasta Skukuza, parar para ir al baño si es necesario, luego seguir a Tshokwane y luego bajar hasta Lower Sabie para después regresar por el centro hasta Skukuza. Ese trazado está buenísimo y lo recomiendo, nosotros no lo pudimos hacer porque finalmente hicimos el Sunrise Drive y se nos acortaron los tiempos. Entonces lo que hicimos fue subir hasta Skukuza, luego seguir hacia Tshokwane, ahí el camino cruza dos ríos, en los puentes hay que prestar atención para ver qué se ve. Hay algunos puentes en los que está permitido bajar (hay carteles que lo avisan), bajamos a estirar las piernas, no encontramos cocodrilos ni hipopótamos. Vimos jirafas, facoceros, una manada de elefantes que se cruzaron delante nuestro, luego nos metíamos cada vez que había pequeños desvíos de tierra para ver el río (el camino hacia Tshokwane lo bordea) y ahí vimos los monitos pequeños –vervet monkey-. Llegamos a Tshokwane que es un parador con baño y un lugar para comer algo, eran tipo las 2 pm, hacía mucho calor así que nos compramos unos helados, bebidas frías, fuimos al baño y seguimos camino. No nos daba el promedio para bajar hasta Lower así que decidimos volver hacia Skukuza despacio, metiéndonos en los caminos secundarios. Habíamos subido por la H4-1 entonces al bajar elegimos la H1-2 (es el nombre de las rutas, están perfectamente señalizadas en el mapa que comprás), que también bordea el río pero del otro lado. Al meternos en los caminos de tierra que la cortan en busca de pequeñas charcas de agua (es más probable encontrar a los animales cerca del agua) tuvimos la suerte de ver un búfalo revolcándose en el barro, y digo suerte porque nos fue esquivo en el resto de nuestra estadía. Al cruzar por uno de los puentes encontramos muchísimos babuinos por aquí y por allá, ahí tuvimos que subir las ventanillas porque son peligrosos y ladrones. Cuando nos quisimos dar cuenta se nos hacía tarde para entrar a Skukuza (teníamos que estar antes de 17.30 hs) así que tuvimos que empezar a acelerar y no parar a ver todos los animales, sólo nos detuvimos para unos perros salvajes que estaban sobre el camino. Aún así los minutos pasaban y no llegábamos más, de repente el camino era curva y contracurva y tuve que sobrepasar la velocidad máxima (a riesgo de que nos hagan una infracción) porque no llegábamos. Finalmente llegamos a las cinco casi y cuarenta y el guardia de la puerta nos miró con mala cara y me dijo: “your clock is wrong” Uff, zafamos. Moraleja, es muy pero muy importante llevar un ritmo constante en el recorrido, nos lo habían dicho pero no es fácil cuando a cada rato la naturaleza te deslumbra y te sentís en un documental del Animal Planet. Una vez hecho el check in fuimos al mercado a comprar carne para hacer una parrillada en nuestra cabaña, compramos distintos tipos de carnes de ciervos. Estuvo rico, aunque para nuestro paladar algunos cortes eran un tanto extraños. Consejo: llévense linterna porque en los campamentos hay muy poca luz para no impactar demasiado en el ambiente y cuando cae la noche no se ve nada. Etapas 4 a 6, total 10
Mpumalanga, Sudáfrica — jueves, 6 de mayo de 2010
Amanecimos temprano porque de nuevo teníamos contratado un Sunrise drive (la idea no era repetir sino hacer un sunrise, un sunset y un night drive pero como ya vieron por razones de fuerza mayor nos perdimos el sunset). Envueltos en frazadas por el frío que hacía salimos en esta segunda excursión en la que pudimos ver leones apareándose (de lejos), una hiena, un leopardo (en silueta, a contra luz, pero permítanme que lo tache de la lista), kudúes, un lagarto monitor, obviamente elefantes, jirafas y muchos ciervos pequeños e infinidad de aves porque con nosotros viajaban unos suecos ornitólogos que paraban a cada rato para ver cuanto pajarraco aparecía. Por momentos los quise matar, je. Volvimos a Skukuza y nos fuimos a desayunar al restaurant, bajo un enorme quincho que tiene el techo repleto de murciélagos. Una vez que nos hartamos de tratar de sacarles alguna foto en foco partimos para completar el recorrido pendiente del día anterior. Bajamos hasta Lower Sabie, un campamento muy grande y lindo. Ahora sí pudimos ver en el río y luego en las charcas hipopótamos, también waterbucks que son imponentes, cebras y muchos facoceros que suelen estar junto a las cebras y los impalas. Luego de parar un toque en Lower Sabie, era el turno de subir hacia Satara por la H10. Sobre ésta, a medida que va trepando la montaña, se encuentran dos miradores, uno es para ver desde el auto y el otro, se puede bajar bajo tu propio riesgo. Es increíble!!!! Primero la sensación de estar al aire libre en medio de la naturaleza, y después la vista de la enorme sabana es estar metido en un documental, no te alcanzan los binoculares querés ver todo. Llegando a Tshokwane decidimos dar un rodeo por caminos de tierra para no repetir lo del día anterior. Gran acierto. No sin esfuerzo nos quedamos junto a una camioneta que estaba parada a un costado del camino, tardamos en darnos cuenta de qué se trataba: un cheetah descansaba a unos pocos metros nuestro. Qué sensación! Luego vimos más bichos de los que ya habíamos visto hasta que a lo lejos nos tocó ver un elefante muriendo. Una sensación horrible. A medida que se va subiendo hacia el norte va cambiando la vegetación, hacia el sur el paisaje es más verde con árboles y arbustos, luego se va poniendo cada vez más amarillenta y baja, con predominancia de patizales y árboels esqueléticos qeu parecen de películas de Tim Burton. Por donde nos movimos nosotros no abundaban pero es digno de fotografiar el árbol insignia de la zona que es el baobab, una especie bastante particular con una copa muy pequeña para el tamaño de su tronco. Nosotros visitamos uno gigante que está señalizado en el mapa. Esta vez llegamos a horario a nuestro campamento, Satara. Debíamos bañarnos y comer temprano porque teníamos el Night drive. La cena como en todo el parque era buffette con los mismos platos de siempre. Antes de alistarnos para la excursión, nos acercamos hasta el mapa magnético del campamento para marcar al cheetah. Un orgullo, je. El night drive es una experiencia diferente, las posibilidades de ver fauna son más reducidas obviamente, pero la sensación de estar de noche en la sabana para mí bien vale el intento. En esta excursión hay que ayudar al guía alumbrando con los reflectores buscando algún para de ojos que reflejen la luz. No tuvimos mucha suerte, vimos ginetas de cola manchada, una hiena, hipopótamos, impalas, un camaleón, un conejo y algún venado más. Igual yo me divertí muchísimo con el farol descubriendo animales en la noche cerrada. Etapas 4 a 6, total 10
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