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Habíamos reservado la visita a Antelope Canyon a las 11:30, para estar dentro sobre las 12h, así que habíamos planificado ir antes a Horseshoe Bend. Desayunamos en el hotel, café y tostadas, y condujimos bordeando Page hasta localizar la entrada, si bien el día anterior ya habíamos visto indicaciones en la carretera de cómo llegar.

El coche se deja en un parking, muy próximo a la carretera, y desde allí se coge un camino de arena durante una media hora, más o menos, si bien se hace muy ameno porque el paisaje es precioso.

Cuando se llega al meandro te das cuenta de que el paseo ha merecido, y mucho, la pena:


Tras media hora contemplando el paisaje nos dirigimos a la oficina de Antelope Canyon Tours, en el centro de Page, al lado de un Pizza Hut. Pagamos el viaje que habíamos reservado y, tras 20 minutos de espera, nos dividieron en grupos y montamos en unos 4x4 descubiertos.


El camino hasta las cuevas se hace a toda leche, aunque es divertido. Una vez llegas allí, el 4x4 se mete por la pista de arena que conduce a las cuevas: sólo apto para todo terrenos, e incluso vimos como alguno de ellos se había quedado encallado en la arena, y es que hay muuuucha. Sí que vimos gente que había ido hasta allí con sus coches particulares, y estaban esperando que los incluyeran en algún grupo (básicamente que te lleven en 4x4 hasta la entrada de la cueva), pero no puedo deciros si había mucha diferencia de precio o no. Esta es la entrada a las cuevas:


El mismo conductor del todo terreno es el guía de las cuevas. En nuestro caso fue un indio navajo muy simpático. Te van explicando las figuras que pueden intuirse en la roca y las mejores posiciones para hacer fotografías, incluso en algunos momentos te pide la cámara y él mismo hace la foto.

Antelope Canyon es una auténtica mina para los fotógrafos. Te hinchas a hacer fotos, y no te cansas nunca, por la espectacularidad de lo que estás viendo. Os pongo alguna muestra:




Dentro, tuvimos una pequeña tormenta de arena que, eso sí, nos dejó a todos rebozados. Cuando estuvimos nosotros era el Memorial Day (todo lleno de banderitas), y había mucha gente. Incluso los guías tenían que ejercer de improvisados policías y regular el tráfico dentro de la cueva, pero es un sitio que estar parado no te importa, porque las vistas son magníficas y las fotos... hablan por sí solas.

Rehicimos el camino hasta volver al centro de Page. Nada más bajarnos, intentamos lavarnos un poco antes de coger el coche y poner rumbo a las Vegas: el viaje eran unas 5 horas, parando en un McDonalds a comer, e incluyendo un accidente a 1 hora más o menos que pensamos tendría cortada la autopista durante un buen rato, pero salimos a echar gasolina y a la vuelta fue bastante rápido.

Llegamos a las Vegas a media tarde. Directamente al hotel, el Flamingo. Aparcamos nosotros mismos y, con la mitad de las maletas, fuimos a recepción, eso sí, tras tener que pasar por delante del casino. No tardamos mucho en hacer el check-in: habíamos reservado la Go Room with views, y la chica nos dijo que con una cama King no tenía vistas a las fuentes del Bellagio, así que cogimos la de dos Queen, y no estaba mal:


Como detalle curioso, el baño, con ducha y bañera, tiene además una tele incrustada en el espejo, para no perderte las mejores jugadas mientras te lavas los dientes.

Las vistas desde la habitación no estaban nada mal:


Tras un rato en la habitación, nos dirigimos a Fremont. Aparcamos en una calle transversal, aprovechando que a esa hora ya no había parquímetros (nos traen malos recuerdos...) y empezamos a recorrer la calle arriba y abajo, entrando en alguno de los casinos (allí nos jugamos los primeros dólares en las tragaperras, 3 ó 4 nada más, porque jugábamos a las de centavo).


Había 4 escenarios repartidos a lo largo de la calle, y los mini-conciertos-exhibiciones se iban alternando. Lo más espectacular llega cada hora en punto: a enorme pantalla del techo comienza a atronar con un tema específico, en nuestro caso Queen y el Memorial Day, en los dos que vimos. Cenamos por la zona y a eso de la 1 de la mañana decidimos ir a la Stratosphere, parando antes para hacer unas cuantas fotos en una capilla de bodas rápidas sobrecargadísima de decoración. Finalmente decidimos no subir a la torre, ya que las atracciones ya estaban cerradas y estábamos bastante cansados, así que vuelta al hotel.

Como resumen de la etapa, Antelope debe ser un sí o sí en una ruta de este estilo. Aun habiendo visto muchas fotos del sitio, sorprende estar allí, es como otro mundo. Horseshoe Bend también es imprescindible, si os acercáis a Page. Respecto a las Vegas, es cierto que es muy artificial, pero conocerlo es muy recomendable: simplemente relájate y disfruta de todo.

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Despertamos y abrimos las cortinas para ver desde la cama las fabulosas vistas.

Al día siguiente teníamos que devolver el coche en el Bellagio, pero para asegurarnos decidimos cruzar la calle y pasar antes por la oficina de Dollar para ver donde teníamos que dejarlo. Así aprovechamos para ver por dentro esta maravilla de hotel:


De lo que más nos sorprendió fue el apartado que tienen en el casino para las apuestas deportivas, es inmenso, y en él ves gente con el periódico, un café... y hojas con los resultados hípicos analizando en qué apostar. De película:


Tras hablar con los de Dollar, volvimos a nuestro hotel y cogimos el coche con destino a los outlets del norte. El año anterior, en Nueva York, habíamos arrasado en los Premium de New Jersey, y esperábamos algo parecido, pero nos decepcionó un poco. Cierto es que compramos varias cosas, y a bastante buen precio, pero muchas de las tiendas tenían colecciones muy antiguas (o eso decía mi novia) y el hecho de ser tiendas en un espacio abierto hace que haga bastante calor y te canses el doble. No obstante, salimos con el maletero del coche lleno de bolsas.

De allí nos fuimos al Wynn, dejando el coche en el parking, ya que teníamos que recoger las entradas que habíamos sacado para asistir esa noche a Le Reve.

Como era un hotel al que teníamos que volver, salimos y fuimos hasta el Treasure Island, que empezaba el espectáculo de piratas, pero a los 10minutos tuvieron que parar por un fallo técnico. Así que cruzamos la calle y nos dirigimos al Palazzo y al Venettian. Increíble el derroche que se respira por todos los lados. Aunque te digan que recrea Venecia y se hayan visto fotos, el hecho de caminar por allí viendo los canales y la reproducción de edificios, plazas,... impresiona. Muy conseguido el efecto de los techos pintados como si fuera el cielo, ya que da la impresión cuando caminas de que las nubes se están moviendo...


Se acercaba la hora del espectáculo, así que salimos del Palazzo justo cuando estaban con la representación del Treasure Island, y esta vez no falló. Lo estuvimos viendo un buen rato, desde las escaleras del Palazzo, que aunque lejos no se veía mal.

Le Reve es algo increíble. El despliegue técnico del escenario ya merece la pena, y la complejidad de una actuación en el agua se ve minimizada por unos actores, cuadrados, que en mi opinión interpretan su papel de una forma fabulosa. En resumen: muy recomendable.


Después del espectáculo pensamos de nuevo en subir a la Stratosphere, pero estábamos bastante cansados, así que cogimos el coche y al Bellagio, a devolverlo. Resumen de millas hechas: 1.885,30, o lo que es lo mismo, 3.034 kilómetros. No está mal, no?

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Entre las posibilidades que teníamos para el que iba a ser nuestro último día en las Vegas, decidimos que intentaríamos ver lo máximo posible del Strip, y finalmente lo hicimos andando:

La primera parada fue el hotel París, genial no sólo por la reproducción de la torre Eiffel (de tamaño es la mitad de la original), el Arco del Triunfo, el puente sobre el Sena,... sino por la ambientación de las calles. Nos comimos unos gofres buenísimos, aunque un poco caros, con los que no tuvimos hambre hasta bien entrada la tarde.


Pasamos por el Planet Hollywood, que no tiene mucho que ver, y de hecho el espectáculo de lluvia tropical nos decepcionó bastante.

Fotos al pasar por el New York, New York, al que volveríamos más tarde, y llegamos al MGM, aunque los leones estaban dormidos, y los cuidadores charlaban entre ellos pasando de todo. Lo que nos sorprendió fue un apartado en el que puedes dar de comer a un cachorro de león, por, si no entendí mal, 600 dólares...


Pasamos por el Tropicana y cruzamos al Excalibur, pasando al Luxor. La pirámide donde están las habitaciones es muy curiosa, y la esfinge, los templos,... le dan bastante color:


Volvimos al Excalibur, que como había leído, parece un castillo de juguete, de los de Tente


Y llegamos al New York, New York. Lo primero que llama la atención es la montaña rusa que rodea el hotel. Una vez dentro, subimos a la zona de juegos, para niños, pero nos lo pasamos bastante bien con las maquinitas, e incluso nos llevamos de recuerdo una miniatura de jugador de beisbol, como no, de los Yankees. Al salir nos hicimos también la foto con la reproducción del puente de Brooklyn.


Los siguientes hoteles por los que pasamos son un cúmulo de ostentación y lujo, Monte Carlo, Aria, Vdara,... aunque dan para dar un paseo y ya.

Y llegamos al Bellagio. Estuvimos viendo el espectáculo de las fuentes, esta vez de cerca


Y nos dirigimos al buffet. Eran más de las 16h, y pensamos que no habría mucha gente, pero aún así tuvimos que hacer 15 minutos de cola. El buffet merece mucho la pena aunque cueste 35$ por persona. Tienen mucha variedad y de bastante buena calidad. Como muestra, lo que nos metimos de postre:


Entre lo que habíamos comido y el calor que hacía decidimos ir al hotel a dormir la siesta, ya que sólo teníamos que cruzar la calle.

Cuando ya empezaba a ponerse el sol retomamos el recorrido: tocaba el Caesars,un hotel enoooorme, y con reproducciones de monumentos que simplemente te dejan con la boca abierta:


Así, por ejemplo, el coliseo es un centro comercial con un recorrido en el que pasas por todas las principales firmas de moda del mundo, salpicadas por esculturas y monumentos espectaculares.

Tras el Caesars, llegamos al Bellagio, con su volcán en erupción:


Como nos pillaba a mano, cogimos la conexión al Treasure Island y volvimos a ver el final del espectáculo de piratas, esta vez enfrente del escenario. Cuando terminó pasamos por delante de un bar que tenía mucha animación, y decidimos tomarnos algo: la gente salía al escenario a bailar, e hicieron un concurso de barmans que estuvo genial.

Para rematar el recorrido nos acercamos hasta el Circus, Circus, si bien las atracciones de feria ya estaban cerradas, así que media vuelta y al hotel por la otra acera del Strip.

Paramos en un Wallgreens para comprar alguna cosilla y ya no paramos hasta el hotel.

Antes de irnos a dormir, y como me hacía ilusión llevarme un par de fichas de un casino, decidimos jugar a la ruleta. Cambiamos 50$ y en la primera apuesta... premio! Uno de los 3 números a los que apostamos resultó ganador. Jugamos un par de veces más y plegamos velas: en total 116$, que quitando los 50 que jugábamos, nos dieron para pagar la multa que nos habían puesto en Beverly Hills, 58$. Así que me quedé dos fichas, una de 1$, muy normalita, y otra de 5$, muy chula, con una foto antigua del Bellagio en la misma.

Antes de dormir colocamos la ropa en las maletas y lo dejamos todo preparado para el día siguiente. Tocaba despedida.

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