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MILÁN Y SICILIA 16 AL 24 DE ABRIL DE 2011

MILÁN Y SICILIA 16 AL 24 DE ABRIL DE 2011 ✏️ Blogs de Italia Italia

Mi viaje de Semana Santa por el oeste siciliano
Autor: Platazr  Fecha creación:  Puntos: 3 (2 Votos)
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Jueves, 21 de abril de 2011

Jueves, 21 de abril de 2011


Localización: Italia Italia Fecha creación: 05/05/2012 14:39 Puntos: 0 (0 Votos)
El plan para hoy es Cefalú, con alguna parada por el camino (Mondello, Monreale, Palermo, Bagheria). Pero como ayer se nos quedó Selinunte en el bolsillo decidimos recorrer los 100 km hacia el sur y eliminar Cefalú de nuestros planes, lo dejamos para la próxima vez que vayamos a Sicilia a visitar la parte este (esta excursión era comodín, es decir, la que suprimiríamos en caso de programa-más-que-ajustado, como ha sido el caso).
Nuestra parada para comprar el delicioso pan en la panadería habitual, la chica ya me conoce y me regala cada día un par de panecillos. Hoy no hemos traído embutido, pero el pan es que nos lo comemos solo por lo bueno que está.
Bajamos otra vez hasta Selinunte, ahora el GPS nos lleva directo. Igual que en el Valle de los Templos, este yacimiento también se divide en dos partes que se visitan con la misma entrada. Compramos la entrada (6€, como siempre) y visitamos los templos de la zona oriental. Mostramos el ticket a unas señoras sentadas en una mesa a unos 10 metros de distancia. Vamos, que podíamos haberlas mostrado cualquier papel tamaño tarjeta de visita, que no se habrían enterado.


En esta zona destacan tres templos, uno muy bien conservado el E, posiblemente dedicado a Hera, a cuyo interior se puede acceder.

Junto a este hay un segundo templo en ruinas pero todo muy recogidito, el F, posiblemente dedicado a Atenea.
Aunque el más impresionante es el último, el G, posiblemente dedicado a Efebo, también un montón de escombros pero de un tamaño descomunal. Se considera el templo griego dórico más grande jamás construido. Nunca se terminó. De hecho las columnas cuyos restos aún esperan en Cueva Cusa a ser traídos a Selinunte eran para este templo.
¡Qué oscura historia de luchas entre pueblos dejaron las enormes columnas perfectamente visibles esparcidas por el suelo! Algunas de ellas se pueden seguir desde el tambor sobre el suelo hasta el capitel, como longanizas cortadas en lonchas.

Para abrazar totalmente el contorno de las columnas hacen falta por lo menos seis personas de buena envergadura.
Las lagartijas y lagartos verde fosforito…¡cómo se mimetizan!, te crees que estás viendo el suelo, das un paso y parece que se mueve, son estos pequeños reptiles que corren despavoridos a nuestro paso en todas direcciones, los hay a cientos. Llevamos viéndolos desde que llegamos.
Volvemos al aparcamiento y preguntamos al de la barrera. Nos dice que podemos pasar con el coche para visitar la acrópolis, en la colina frente a la de los templos, le enseñamos los tickets desde el coche. La misma situación de la otra zona, cualquier papel del tamaño de una tarjeta de visita habría servido. Llegamos al aparcamiento y dejamos el coche, vemos las murallas, los templos A y O (posiblemente dedicados a los Dioscuros Cástor y Pólux), el templo C, andamiado en estos momentos, las dos calles principales a una de las cuales se abren numerosas tiendas en buen estado de conservación, restos de la ciudad fenicia…Es increíble la poca gente que hay.
Buena playa a los pies de la ciudad pero superamos la tentación del baño, tenemos otros 100 km hasta Monreale y Palermo.
En este complejo arqueológico hay un trenecito que recorre el recinto, pero no hace paradas, 6€/persona, nosotros hemos preferido el placer de andar entre las ruinas.
El camino (repetido) hacia el norte, hacia Monreale, atravesando una muralla moderna impenetrable: el tráfico de Palermo.
Llegamos a Monreale sin más problemas que la lentitud que nos impone el tráfico palermitano. Cuidado que a la subida te van indicando un aparcamiento de pago, pero buscando un poco se encuentra sitio gratis, y la ciudad no es muy grande con lo que se llega enseguida a la catedral.
Otra opción es coger el autobús 389 en Palermo, nosotros no lo tomamos, pero nos cruzamos con él. Encontramos aparcamiento y visitamos la catedral de estilo normando… también impresionante. No todo van a ser templos griegos y arqueología. Pero parece que todos los turistas de Sicilia están aquí. La verdad es que no me extraña, merece la pena por ver la sucesión sin fin de mosaicos sobre fondos dorados, con su iconografía Bíblica y su gigante Pantocrátor bendiciendo a los fieles.
La entrada a la catedral es gratuita pero para el claustro son 6€. Mi chico dice que lo cree excesivo, así que no entramos. Compramos algunos souvenirs en la tienda que hay dentro del precioso pórtico de la catedral: un dedal para mi colección, una cruz para mi amigo Sukko y la postal para Mari Carmen, no tienen sello así que nos pasará como otras veces, que arrastraremos la postal a lo largo del viaje hasta que encontremos un sitio donde poder comprarlo… luego la llega después de nuestra vuelta. Curioseo los puestecillos que venden recuerdos en la plaza pero no me gusta lo que ofrecen, estoy segura de que es todo “made in China”. Frente a la catedral hay una tienda en la que un artesano hace cuadros de mosaico… por desgracia tan delicado trabajo es muy caro. Viendo a este artesano componer un mosaico del tamaño de una cuartilla con teselas milimétricas, se valora mucho más el espectacular trabajo que hicieron aquellos que cubrieron la enorme superficie de las bóvedas, arcos y muros de la catedral.
De camino al coche, buscamos un sitio para comer-merendar-cenar pero está todo cerrado, así que montamos en “la machina” y nos dirigimos a Palermo, a estas horas ya no tenemos esperanzas de que haya nada abierto para visitar, la intención es buscar dónde cenar y ver dos o tres cosillas que son exteriores (Fontana Pretoria, Quattro Canti, el patio de la catedral, Porta Nuova…).
Aparcamos justo en la puerta del Palazzo dei Normanni (delante de la garita con el vigilante del Palazzo) y lo vemos desde fuera, bajamos la Via Vittorio Emanuele hacia los Quattro Canti. Pero para nuestra sorpresa (agradable) justo al pasar la Piazza Vittoria, a la izquierda pasamos por la catedral, y nos la encontramos abierta.


Vamos para adentro corriendo antes de que la cierren, ya haremos las fotos del exterior. Nos decepciona mucho, yo pensaba también en delicados mosaicos, pero no, es el resultado de una restauración entre el barroco y el neoclásico. Cuando ya vamos a salir entra el obispo, o cardenal… nunca he distinguido la parafernalia clerical, rodeado por numerosos sacerdotes y empieza la misa. Para ser el obispo no ha llenado precisamente, poco poder de convocatoria… ¿dónde están los palermitanos? La respuesta, próximamente. Nos entretenemos en el patio haciendo fotos de la ecléctica fachada con un fabuloso pórtico de estilo catalán.
Continuamos por la avenida hacia los Quattro Canti: foto 1, foto 2, foto 3, foto 4…
Y la barroca iglesia San Giuseppe dei Teatini, sobre la que se apoya uno de los Quattro Canti está abierta. Pues ¡hala! P’á dentro, antes de que cierren. Aunque es mucho más oscura que la catedral me da la sensación de más amplitud. Curioso.
Una mujer está sentada en una silla, rezando. Pasa un melenudo, tipo “Mojínos Escocíos”, y bromea con ella… Después le vemos en el altar… es el cura. ¡Toma ya: el párroco rockero!
Saliendo por el lateral, la plaza Pretoria con la “Fuente Pretoria” o de la “Vergüenza” por la desnudez y picardía en la postura de las ninfas y dioses. La rodean dos iglesias y dos palacios. Aunque el estado no parece muy bueno por las humedades, la contaminación, el tiempo, la guerra y la falta de mimos, el esplendor de sus mejores tiempos aún se puede adivinar.
Ahora sí, a comer-merendar-cenar. La tarde ya casi es noche y por la Via Vittorio Emanuele buscamos donde comer algo y un baño con una cierta urgencia. Pasamos por otra iglesia, el “Santísimo Salvador”, y también la visitamos.
Está engalanada con telas blancas y moradas… Es justamente en ese momento cuando me doy cuenta de un detalle en el que no habíamos caído.
Hoy es Jueves Santo y esta noche hay vigilia en TODAS las iglesias. Esto significa que nos encontramos con un día, perdón, noche de “puertas abiertas”.
Justo enfrente, en la primera planta hay una pizzería de sencilla decoración (Ristorante Pizzeria Al Santa Caterina di Paraino Camela, C.le S. Caterina, 1), enorme y vacía, toda para nosotros. Nos intentan poner junto al balcón pero con las puertas abiertas y ya casi de noche, hace un poco de fresco y elegimos otra mesa. Una guiri se asoma por la puerta y como ve un restaurante con varios salones pero solos nosotros como clientes nos pregunta si es un buen restaurante a lo que contestamos que es la primera vez que vamos. Así que se marcha. Peor para ella porque… estamos en Sicilia… aquí se come bien en todas partes… en eso, los italianos son como los españoles. Mientras cenamos escuchamos música de banda, salgo al balcón para ver de nuevo al obispo… o quienquiera que sea que se acerca, bajo palio, y escoltado por una banda y numerosas personas a la iglesia que está enfrente del restaurante.
La gente empieza a entrar en la pizzería, tanto extranjeros como locales. Unas inglesas se acomodan en el balcón… ¡qué valor! Estamos seguros de que a pesar de lo grande que es y la sucesión de vacíos salones se terminará llenando.
Efectivamente, buena comida: antipasti, la tercera pizza (otra vez “Quattro formaggi”) para mi chico que está encantado con ella porque dice que se la han cargado bien de queso, esta vez yo me decanto por probar la exquisita pasta y me pido unos Tagliatele con no se qué… pero ricos ricos.
Al final la cena son 43,50€ con vino blanco y postre.
Después de pagar nos marchamos, volvemos sobre nuestros pasos por la avenida de Vittorio Emanuele. Al llegar a los Quattro Canti, nos desviamos a la izquierda, de nuevo a la Piazza Pretoria. Para nuestra sorpresa, la Chiesa di Santa Caterina, que según las fotocopias que tenemos permanece cerrada todo el año excepto el día de su santa, el 25 de noviembre, está abierta, el acceso se hace por la Piazza Bellini, a la que también dan las iglesias Santa Maria dell Ammiragliato (La Martorana) y San Cataldo.
Aunque el exterior es un barroco bastante sencillo, precedido por una escalera doble tanto es su fachada frontal de la Piazza Bellini como en la fachada lateral de la Piazza Pretoria, el barroco que decora su interior es espectacular, todo mosaicos de mármol y deliciosas esculturas, como es una iglesia de una única y muy amplia nave con capillas laterales, no da sensación de recargamiento, lo que más nos gusta es una capilla en la parte derecha del crucero totalmente esculpida en mármol, hasta los más pequeños detalles, pero sin llegar al exceso.
Y el altar mayor muy iluminado y preciosamente engalanado para la ocasión.
Las monjas que custodian la iglesia se reparten estratégicamente por la nave central agitando unas bolsas de tela para los donativos… no piden, solo insinúan. Aportamos unas monedas a una de las bolsas. La iglesia está llena de palermitanos, atraídos por el hecho de entrar en una iglesia inaccesible 364 (yo ahora diría 363) días al año… y tenemos la suerte de estar en Palermo uno de esos 2 días en los que se puede entrar.
Salimos por el lateral y volvemos a la Piazza Bellini que está rebosante de palermitanos que han venido a visitar sus iglesias abiertas… todas menos La Martonara. ¡Una pena! Está en restauración y cerrada a cal y canto. Era una de las visitas obligadas en nuestra agenda y este momento hubiera sido más que ideal.
Optamos por San Cataldo a pesar de la cola que rodea a la pequeña iglesia.
La verdad es que va muy rápido y no tardamos más de cinco minutos en entrar… ¡qué sorpresa! Apostado en la puerta, recibe a los visitantes un auténtico caballero de la “Órden Ecuestre de los Caballeros del Santo Sepulcro de Jerusalem”, ataviado con una especie de gran boina negra y una capa blanca con la cruz de la Órden del Santo Sepulcro. Sin embargo, esto no es nada con el impacto que nos produce su interior, leed atentamente porque no hay fotos y la descripción detallada de lo que ocurre en su interior es de lo más teatral: una música suave y grave, como de duelo, llena el aire. No hay decoración ninguna en las paredes ni en las tres cúpulas que coinciden en el exterior con sus tres características cúpulas rojas, la desnuda piedra sin embargo no hace que la pequeña iglesia sea menos elegante que otras más adornadas. Nada más atravesar la puerta, a la derecha, el Gran Maestre de la Órden, escoltado por otros caballeros recibe estampitas de Cristo de un señor que está a su lado y va entregando una a cada persona que accede a la iglesia.
A la izquierda, las damas de la orden, con negras mantilla y capa también con la cruz de la orden (posiblemente representando el luto por la muerte de Cristo) se sientan a ambos lados del pasillo central, y detrás de ellas, de pié, los caballeros, con capa blanca. El contraste entre el negro de ellas y el blanco de ellos, unido a la música de fondo y al silencio, consigue un efecto hipnótico y los fieles y visitantes, sobrecogidos por el entorno, vamos discurriendo en ordenada fila y respetuoso silencio por el pasillo central, haciendo reverencias o santiguándose ante el sagrario.
No hay tiempo ni siquiera de pensar en hacer una foto lo que por otra parte habría sido como una falta de respeto a la solemnidad y ceremoniosidad con que se ha montado esta parafernalia.
Desde fuera una foto del interior (lo que se puede). Creo que ha sido la experiencia más surrealísticamente alucinante de este viaje, con diferencia, a pesar de su brevedad.
Habíamos leído lo maravillosa que es la Capella Palatina y que hay algunas dificultades para poder visitarla. Dado el poco tiempo que íbamos a pasar en Palermo, habíamos desistido por adelantado de su visita. Sin embargo, el hecho de ver las iglesias abiertas en esta noche tan especial nos hace pensar ahora en la posibilidad de que ésta también lo esté. Así que llegamos hasta el Palazzo dei Normanni, la gente entra… pues nosotros allí pegaditos… hasta la cocina. Sin embargo nos llevamos una gran desilusión. Llegamos a una capilla sin ninguna decoración, muy similar en tamaño y características a la de San Cataldo. Imposible que esta sea la Capella Palatina, no hay ni una tesela sobre las paredes ni el techo. A pesar de su parecido físico con San Cataldo, la ceremonia religiosa es muy distinta: aquí un hombre cuenta amenamente una historia bíblica en italiano que escucha muy atentamente una multitud. Nosotros nos vamos, con nuestra desilusión. El coche, aparcado en la puerta del palazzo es nuestro próximo destino… de vuelta a Trapani.
Ha sido un día muy completo aunque no lo habíamos planificado de esta forma. A veces lo mejor surge de la casualidad, no de la planificación.
En nuestras fotocopias, según leemos posteriormente, indican la entrada a la Capella Palatina justo por la parte posterior del Palazzo. Inicialmente esto nos enfadó un poco porque si lo hubiéramos sabido, habríamos intentado entrar esa misma noche.

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Viernes, 22 de abril de 2011

Viernes, 22 de abril de 2011


Localización: Italia Italia Fecha creación: 05/05/2012 14:40 Puntos: 0 (0 Votos)
Otra vez los planes cambian. Habíamos planificado el viernes de la siguiente forma, basándonos en una idea errónea que teníamos:
Por alguna curiosa razón, habíamos “decidido” que el Viernes Santo era fiesta, convencidos de ello, dedujimos que, como festivo, los parquímetros no funcionaban, por ello dejaríamos aparcado el coche en Viale Regina Elena, y tomaríamos el “Aliscafo” para pasar la mañana en una de las islas Égadas (no habíamos decidido cuál, eso sería sobre la marcha, aunque Favignana tenía muchas opciones). Luego por la tarde, visitaríamos Erice y Trapani.
Pero dos cosas hacen que desistamos de esta excursión: realmente hoy no es fiesta y por tanto los parquímetros sí funcionan, este contratiempo lo habríamos solucionado buscando zona blanca donde dejar el coche que la hay (de hecho es lo que hemos hecho para pasar la mañana en Trapani). Sin embargo, hay otra razón más determinante para cambiar nuestros planes: el tiempo. Hasta ahora, salvo la lluvia de la noche en la que llegamos, habíamos disfrutado de sol y temperaturas agradables (20-22º), pero hoy Eolo se ha despertado y las nubes cubren el cielo. La temperatura es más o menos la misma, pero la sensación térmica dista mucho de ser la real por el desagradable vientecillo.
Así que después de desayunar decidimos unánimemente (cosa muy sencilla por otro lado puesto que sólo somos dos) que nada de excursión a las islas. El día se limita pues a Trapani y a Erice. Tenemos que rellenar todo un día con lo que habíamos planeado para llenar una tarde. Pues nada, a tomarlo con más calma.
Preguntamos por correos en el apartamento y nos indican. Por fin podemos ponerle sello a la postal para Mari Carmen y en la misma oficina, la echamos al correo.
A pesar de que no es muy famosa, Trapani merece unas horas. Es una pena que los touroperadores la tengan olvidada, claro que para los que no “touroperamos” ha sido una bendición pasear tranquilamente por sus calles, y hoy hay un cierto movimiento de turistas porque ha llegado un crucero que está atracado en el mismísimo centro histórico.
Vamos hasta el final de la lengua que es Trapani, donde habíamos aparcado el coche antes de desayunar (para no pagar el parquímetro en Viale Regina Elena, puesto que íbamos a pasar la mañana en la ciudad y no solo el tiempo de desayuno y preparación de excursión), llegamos hasta una torre fortificada, la Torre Ligny, que marca el extremo más extremo de la ciudad de Trapani, cuyo casco antiguo se asienta sobre una lengua de tierra triangular que se adentra en el mar y la torre, está en el vértice más adentrado en el mar de esta lengua.

También nos dedicamos a visitar las iglesias y palacios barrocos que habíamos descubierto en esta ciudad la noche que buscábamos un bar para ver el fútbol. Recorremos Corso Vittorio Emanuele donde está la barroca Catedral de San Lorenzo. Apenas hay ángulo para fotografiar las fachadas en estas anchas calles porque, a pesar de que Trapani no es muy grande, sus iglesias sí lo son.
Poco después la iglesia de los Jesuitas, en restauración.

Y al final de la calle peatonal está el Palacio Senatorio (o Cavarretta), cuya fachada en dos niveles con columnas, estatuas y dos grandes relojes. Justo a su lado, la torre del reloj del Siglo XIII.
Entramos en una tienda buscando queso típico de Sicilia pero la marca “Carrefour” que aparece en su etiqueta nos hace desistir.
Intentamos entrar en lo que parece una sobria iglesia gótica pero nos dicen que es un museo y que hay que pagar la entrada. Como no sabemos qué tipo de museo es, nos vamos. En realidad es la iglesia de San Agustín de los siglos XII a XVI.
Y a la Via Garibaldi, flanqueada por numerosos palacios a los que se les ha dado distintos usos.
Terminamos el paseo en la Iglesia del Purgatorio, que se encuentra en la misma calle de nuestros apartamentos (el edificio principal de Abita Appartamenti) desde la que parte la famosísima procesión dei Misteri de Trapani, compuesta por 50 pasos iluminados que desfilan dos veces en Viernes Santo, una por la tarde y otra por la noche, recorriendo prácticamente todo el casco antiguo. La nocturna se alarga hasta la mañana del sábado.
Los 50 pasos, más pequeños que los españoles, se amontonan ordenadamente a lo largo de las tres naves de la iglesia (que se me antoja pequeña para alojar tal cantidad de esculturas) y la gente los fotografía sin descanso.
Los técnicos dan los últimos toques a las baterías que lleva cada paso para alimentar su iluminación. Y los organizadores hacen los últimos preparativos. Otra cosa que no habríamos visto si hubiéramos venido en otra época del año.
Cuando terminamos con el paseo por Trapani, miramos a lo alto, al monte Erice, donde se supone que está Erice. Una gran nube gris oscura se apoya sobre lo alto del monte donde está el pueblo… y la temperatura allí arriba debe ser bastante más baja que a nivel del mar. Durante un momento nos asaltan las dudas, pero finalmente subimos. De camino, paramos en un supermercado para comprar queso siciliano para regalar en España y agua.
Después de un somnoliento ascenso, esta vez en coche, llegamos a Erice. Aparcamos delante de la Iglesia Madre.
La niebla, que no permite ver más allá de 20 m., la llovizna, y el viento hacen que nos quedemos en el coche, pensando si salimos o no. Después de más de media hora pensándolo, y ver a unos niños de unos 6-8 años seguir a su padre a pesar de que los pobres casi no pueden mantenerse en pié, nos arriesgamos a dejar el coche, pero una amenazadora señal de grúa nos obliga a moverlo… ya hemos tenido bastante en ese sentido.
Junto a las murallas, una iglesia ofrece espacio para “la machina” y allí se queda.
Nosotros nos dejamos atrapar por este preciosamente empedrado pueblo donde todo turista que se precie termina cuando visita Sicilia. El compacto conjunto ha sabido conservar inalterable su aspecto medieval.
El tiempo mejora algo: la niebla levanta, la llovizna desaparece y el viento amaina, pero no cabe duda de que sigue haciendo frío.
Compramos algunos souvenirs (mientras un niño se lleva –sin pagarla- una espada de plástico que exhiben en un cubo en el exterior) y probamos algunas delicatessen en una tienda de productos típicos, compramos una especie de paté de tomate seco y unos tomates secos para traer a casa.
A estas horas ya toca hacer comida-merienda-cena, que ha sido la comida estrella de este viaje, junto con el desayuno del hotel. Nos metemos en un restaurante junto a la plaza principal. En la planta baja es cafetería, el salón está arriba… ¡Madre mía! Es como la casa de la abuela en la que han habilitado el comedor familiar con unas cuantas mesas para los turistas. Al fondo del pasillo, en un pequeño saloncito, algunos turistas toman café con pasticceria. Aquí se abre una terraza con mesas, ahora vacías por la meteorología, que seguro se llenan en verano aprovechando las bonitas vistas que ofrece. No recuerdo el nombre, solo sé que estaba en la Vía Vittorio Emanuele, frente al Café Il Tulipano di Cavasino Michele.
Nos acomodamos en una mesa y pedimos el menú turístico: nos traen una botella de agua de 1,5 l con dos vasitos de plástico y cubiertos también de plástico con servilleta de papel en un kit cerrado. La botella está abierta, así que pedimos que nos traigan una cerrada… no queremos que a estas alturas del viaje se nos vaya a estropear el estómago.
El menú turístico incluye el agua, un plato de antipasti para cada uno y un segundo a elegir entre lasaña y cuscus, los dos elegimos la lasaña, que estaba muy suave, además de un pastelito (minúsculo) y café. Todo por 26€. El café se toma abajo, en la cafetería. Mi chico dice que no le apetece tomarse el café en la barra, que prefiere un chocolate caliente en un local que lo anunciaba en un cartel en su puerta, sentados. Nos dan la cuenta en una hoja de libreta de cuadros. Pagamos y al salir, nos damos cuenta que el local que ofrecía el chocolate caliente era este. Terminamos tomando chocolate caliente con cannoli en una cafetería enfrente (Il Tulipano di Cavasino Michel, Vía V. Emanuele, 10/12), con una mamma de ojos hundidos, pero vigilantes, en la caja (nos soplan 12€). Seguro que cuenta a todos los que entran y calcula mentalmente el gasto que cada uno va a hacer. Primero no hay mesas pero finalmente, queda una libre y nos sentamos para tomar los chocolates con los cannoli (de caja, posiblemente industriales). Mi chico se queja del chocolate, dice que está muy líquido y se lo cambian por otro más espeso.
Otro paseo por el pueblo y a buscar el coche… que no sabemos muy bien dónde está. Pero finalmente aparece. Durante el camino de vuelta, la visión de las salinas de Trapani, de la propia ciudad y de las islas Égadas nos obligan a parar varias veces.
De vuelta a Trapani, al intentar torcer hacia la derecha, hacia Viale Regina Elena en dirección a nuestro apartamento, nos intentan desviar hacia la izquierda, es decir, en dirección contraria, nos dicen que no hay aparcamiento para la “machina”, “¡¿qué machina?!” exclama mi chico, la mujer se rinde, cree que no la entendemos, así que nos deja pasar. Todo es por la procesión dei Misteri (que no pasa por aquí, todo hay que decirlo). Nos cuesta un poco más de lo habitual encontrar aparcamiento pero por fin lo dejamos más o menos en el mismo lugar en que lo hemos hecho toda la semana.
Nuestra última noche en Trapani. Recogemos la maleta para mañana estar preparados para salir después del desayuno hacia Palermo, donde pasaremos la última noche antes de volver a España. También devolveremos el coche en la ciudad, no tiene sentido pagar un día más de alquiler cuando nuestro vuelo sale a las 09:00 del domingo.

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Sábado, 23 de abril de 2011

Sábado, 23 de abril de 2011


Localización: Italia Italia Fecha creación: 05/05/2012 14:41 Puntos: 0 (0 Votos)
La misma rutina de todos los días: ponemos ticket en el coche de camino al desayuno. Hoy mi chico se queda enganchado con el portátil en la wifi de la recepción para sacar las tarjetas de embarque pero la web de Alitalia no se lo permite. Recogemos las últimas cosas y damos un último repaso a la habitación para comprobar que no olvidamos nada, metemos las maletas en el coche y vamos a recepción para dejar las llaves y pagar. Yo me acerco a la Iglesia del Purgatorio a ver llegar los pasos de la procesión nocturna.
Vamos directos a Palermo, el horario para devolver el coche es hasta las 13:00 (hoy es sábado) y tenemos previsto dejar las maletas en el hotel antes de devolverlo… pero hay que tener en cuenta el tráfico palermitano, y que hay que llenar el depósito de gasolina. El GPS nos orienta hasta el hotel. Se encuentra ubicado en un palacio precioso… lástima que se encuentre en el estado ruinoso en el que está.
Metemos el coche en el patio (menos mal que lo tiene porque no hay donde aparcar en los alrededores) pero nos dicen que no podemos, explicamos que es para dejar las maletas y que nos vamos enseguida, entonces vale.
Pagamos porque mañana nos vamos muy temprano y no habrá nadie en recepción, nos dan la habitación, dejamos las maletas, y salimos pitando hacia la oficina de alquiler, ya son más de las 12:00 y vamos justos, justos teniendo en cuenta que no sabemos dónde está la oficina y que el tráfico nos puede jugar una mala pasada. Entre el mapa que nos han dado en el hotel y el GPS nos vamos orientando… ¡Ahí está! Uff, por los pelos, aparcamos en la misma puerta. Fotografiamos el cuadro del coche con los kms de devolución y el depósito lleno (no sería la primera vez que nos llega una factura de gasolina cuando siempre devolvemos los coches con el depósito lleno). En la oficina de alquiler otra pareja española devuelve también su coche, después nos toca a nosotros. La chica revisa el coche, kms, depósito y daños (sólo le hemos hecho –perdón, le he hecho- un raspón en la parte inferior delantera, porque tiene unos salientes triangulares a ambos lados que lo alargan de forma invisible desde el puesto de conductor –en realidad para mí todo lo que esté más allá de la luna delantera es invisible esté donde esté yo sentada-. Uno de estos salientes se “ajustó” mucho a un bordillo en las estrechas calles de Alcamo). La chica da todo como OK y nos da una copia del contrato… esta vez en español… y yo me pregunto ¿por qué si pueden entregar el contrato en español no lo hicieron en el aeropuerto cuando lo recogimos?
Ya estamos libres en Palermo. Sobre el plano vemos qué hay cerca del puerto donde nos encontramos ahora que merezca la pena visitarse: no lejos parece que están el museo arqueológico y el Teatro Massimo.
De camino otros cannoli (estos mejores que los de Erice). Después de un poco de confusión buscando el museo llegamos al teatro, hacemos unas fotos de su exterior y desistimos de visitarlo por dentro, preferimos el museo. Sobre el plano el número que lo indica es algo confuso, no se sabe exactamente a qué calle da, parece estar en el medio de una manzana alrededor de la cual caminamos. Nada. Probamos por la Via Roma y allí está el palacio que lo acoge pero se encuentra en restauración y no localizamos entrada ninguna, ¿estará cerrado?, lo rodeamos y por la parte trasera vemos que alguien sale por una verja. Es la entrada, suponemos que provisional, al museo pero nos indican que ya ha cerrado, que mañana. Una pena, hemos perdido la visita por los pelos.
Vamos al hotel que se encuentra muy bien situado en la Vía Maqueda, usamos el baño y cotilleamos la sala de desayunos, que tenemos incluido. Volvemos a salir. Nos dirigimos a la estación de trenes para informarnos de billetes y horarios al aeropuerto. Nos atiende un señor que dice que ahora los trenes no circulan al aeropuerto por trabajos de mantenimiento, que es mejor en autobús… ¡Pánico! El motivo para elegir el hotel Orientale era su proximidad a la estación, puesto que a una hora muy temprana por la mañana, teníamos que arrastrar las maletas hasta el tren. Si ahora el autobús se cogía en otro punto de la ciudad, esto alteraba, y mucho, todos nuestros planes para acceder al aeropuerto. Pero no, el autobús sale de la plaza en la que esta la estación. El señor nos indica la empresa que hace la ruta. Nos acercamos a la parada, vemos los horarios: 04:00, 05:00, 05:30 y a partir de ahí, cada media hora hasta las 23:00.
Calculamos una hora de trayecto, así que decidimos que lo mejor es coger el de las 05:30 o como muy tarde el de las 06:00 para estar a las 07:00 y facturar lo antes posible.
Continuamos con las visitas.
Como el otro día visitamos las iglesias que se encuentran en el centro decidimos intentar el Palazzo dei Normanni, por el camino pasamos por la iglesia de San Juan de los Eremitas, cuya entrada cuesta 6€ y mi chico dice que no quiere gastarlos por ver una iglesia. ¡Qué rata! Dice que todo 6€.
Pasamos de largo, hacia el Palazzo. 8,50+1,5€ que nos cuelan por una exposición sobre Garibaldi en la que no tenemos el más mínimo interés. Apenas hemos esperado cola, el tiempo de espera se ha alargado por un grupo de guiris que estaban parados en la puerta y, como todo el mundo se creía que hacían cola, he iban poniendo detrás de ellos. Mi chico se ha dado cuenta y por fin hemos pasado.
Como ya he explicado, habíamos renunciado prematuramente a la visita a la Capella Palatina por los comentarios leídos en foros, luego llegó nuestro disgusto por no haber leído el Jueves Santo que la entrada era por la Piazza dell’Independenza y no por la Piazza de la Vittoria. Bueno, pues ahora son las 15:20 y estamos entrando en el Palazzo, directos al patio, al que se abre el pórtico de la Capella, y en menos de cinco minutos estamos dentro, que a estas horas está prácticamente vacía (muy distinto a la catedral de Monreale).



Es maravillosa, los mosaicos cubren todas las paredes, arcos, pero lo mejor está en el altar mayor y en la cúpula desde donde Cristo nos bendice. Son tan perfectos que parecen pinturas, y los suelos dibujan mosaicos geométricos perfectos. Lo que distingue a la Capella Palatina de la catedral de Monreale es: la mejor calidad de los mosaicos, el tamaño menor y el espectacular artesonado de madera del techo.
Los artesanos árabes que lo crearon escondieron numerosas sorpresas que solo se distinguen con prismáticos… o con el ojo escrutinador del teleobjetivo de mi cámara disparada desde el suelo. Creo que lo más agradable de esta visita ha sido la calma y paz con que hemos disfrutado de semejante maravilla. Considero que hemos sido unos privilegiados.
Después recorremos las salas visitables del palacio. En la sala de plenos (el palacio es sede del gobierno regional siciliano) una guía explica en italiano la decoración, se entiende bastante bien. Seguimos a otras salas y ya la voy prestando menos atención con lo que mi nivel de entenderla va disminuyendo.
No tienen mucho de especial, excepto la extraordinaria habitación de Roger (o Rogelio) II (también cubierta de mosaicos con motivos de inspiración persa), los palacios reales de España son mucho más interesantes. Pero hemos visto la Capella y eso vale la pena seguro.
Bajamos a la planta baja, donde nos piden el ticket de la exposición de Garibaldi. A mí me interesa ver la sala en sí más que la exposición, en ella hay restos de pinturas en bóveda y paredes, es como si el estucado con sus pinturas se hubiera caído en algún bombardeo o terremoto, ahora solo quedan trozos desperdigados por aquí y por allí. Bajamos a ver los restos fenicios sobre los que se construyó el palacio. Es lo mejor de la planta baja.
Salimos del Palazzo e insisto en entrar en la iglesia de San Juan de los Eremitas. Resulta que el tacaño de mi chico estudia arquitectura técnica y enseñando el carnet de la Facultad entra gratis… ¡y él no quería, oiga! Yo sí, 6€.
Otra iglesia similar a San Cataldo y a la capilla del Palazzo dei Normanni, con su torre y cuatro cúpulas, rojas en el exterior. Las paredes desnudas de la iglesia descubren los restos de unos frescos, seguro que todo estaba cubierto de preciosas pinturas en su momento porque lo que poco que queda es de brillantes colores a pesar de los siglos, las marcas de picos nos hablan de que en algún momento de la historia la intransigencia religiosa destruyó esta maravilla pictórica.

A esta se añade un pequeño claustro que emana paz, con un pozo en el centro. Y además la rodea un agradable jardín con palmeras… y como siempre, el contrapunto “romántico” de mi chico: “Está lleno de mosquitos”.

Salgo pensando que él está fuera y resulta que no le veo, le llamo y dice que está dentro todavía. Sale.
Damos por concluidas las visitas a las maravillas del oeste siciliano. Volvemos al hotel dudando entre comprar pan y comer algo del embutido y queso que tenemos o buscar algún sitio. Vamos mirando a ver si vemos una pizzería pero nada y yo no quiero repetir en el restaurante del otro día, terminamos en un mercadillo callejero a cuyos lados callejuelas cuajadas de vacías terrazas nos ofrecen numerosos lugares para comer, el problema es que no tienen espacio en el anterior y sentarse en las terrazas de la calle, a punto de anochecer, puede ser bastante fresco después un rato. Pasamos por teatros de marionetas y pensamos que es algo que tendremos que ver la próxima vez que vengamos a Sicilia. Una cosa que nos ha llamado la atención del barrio en el que está el hotel es que los nombres de las calles están en italiano, árabe y hebreo… ¡cómo nos recuerda a nuestro viaje a Israel!.
Después de pasear sin ver nada que nos convenza, un súper nos ofrece tierno pan siciliano y una cerveza de dos tercios. No hay duda. Otro maravilloso bocata con pan, aceite, jamón ibérico y nuestros últimos tomates. Además abrimos una de las cuñas de queso que compramos en Trapani. ¡Menudo manjar! La última cena en Sicilia la hacemos en el hotel… y a la cama prontito que mañana toca el peor madrugón de la semana… a las 04:30. Casi nada.

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comment_icon  Últimos comentarios al diario MILÁN Y SICILIA 16 AL 24 DE ABRIL DE 2011
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Universo18  universo18  07/05/2012 18:43   📚 Diarios de universo18
Gracias por compartir tu viaje te dejo todas mis estrellitas y te hago unas sugerencias, los titulos de las estapas no atraen a la lectura, tal vez yo los titularia con el nombre de las zonas visitadas, algo mas atrayente que te traiga visitas de los buscadores como google, explorer....nadie busca en internet una fecha. Tambien separaria un poquito los parrafos para no hacer cansar tanto a la vista y si le añades alguna fotito de vez en cuando tambien quedaria mas visual. Un saludo
Max-37  max-37  24/05/2012 12:38
Un desfile inagotable de imprevistos,cambios de planes y percances....recomiendo su lectura...!!!
Max-37  max-37  24/05/2012 12:50
Un desfile inagotable de imprevistos,cambios de planes y percances....recomiendo su lectura...!!!
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Concetta
Concetta
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Fecha: Vie Mar 22, 2024 02:43 pm    Título: Re: Viaje a Italia - Consejos

"Rodman88" Escribió:
Hola, me podriais recomendar una ruta por Italia para hacer en tren/bus, me gustaria a parte de visita cultural tocar algo de playa. ¿Hay algún itinerario por aquí?


Hola, a qué aeropuerto llegas? Conoces alguna región de Italia ?
Rodman88
Rodman88
Travel Addict
Travel Addict
04-08-2019
Mensajes: 60

Fecha: Dom Mar 24, 2024 10:53 am    Título: Re: Viaje a Italia - Consejos

"Concetta" Escribió:
"Rodman88" Escribió:
Hola, me podriais recomendar una ruta por Italia para hacer en tren/bus, me gustaria a parte de visita cultural tocar algo de playa. ¿Hay algún itinerario por aquí?


Hola, a qué aeropuerto llegas? Conoces alguna región de Italia ?

No tengo vuelo cogido. No conozco nada de Italia, me gustaria hacer alguna ruta que por ejemplo partiera de Roma y tirar o hacia Napoles o hacia Milan de unos 10 días.
xansolo
Xansolo
Dr. Livingstone
Dr. Livingstone
25-09-2014
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Fecha: Dom Mar 24, 2024 01:07 pm    Título: Re: Viaje a Italia - Consejos

@Rodman88 No controlo tanto como para recomendarte, ya que a mi las playas no me interesan (las tengo al lado de casa y ni voy)... Pero si quieres te doy una pequeña orientación para que empieces, para darte alguna idea: Primero sería saber la cantidad de días que estás dispuesto a ver, y separar cuantos van a ser de turismo y cuantos de playa, por ej.: Si dices que quieres entrar por Roma, Roma y el Vaticano igual necesitan, ya tirando a justo, unos 5 días... De Roma a Milan, del tirón igual es bastante trayecto... Quizás Roma-Vaticano, y luego algo cercano a la costa, podría...  Leer más ...
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Willy Fog
Willy Fog
15-08-2007
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Fecha: Dom Mar 24, 2024 04:13 pm    Título: Re: Viaje a Italia - Consejos

Otra opción, que está en la linea de lo que comentabas, es ir a Roma (unos 5 dias) y luego bajar hacia Napoles y la costa amalfitana, donde a parte de ver Napoles y la costa amalfitana, puedes visitar Pompeya y visitar alguna isla como Capria, Ischia o Procida.


Saludos
gasolines
Gasolines
Willy Fog
Willy Fog
15-08-2007
Mensajes: 15354

Fecha: Mar Mar 26, 2024 09:03 pm    Título: Re: Viaje a Italia - Consejos

El tren de la Dolce Vita por Italia, la nueva ruta de lujo de Orient Express

Ya es oficial: los billetes para subirse al glamouroso tren de la Dolce Vita (comandado por la exclusiva compañía de Orient Express) serán una realidad a partir del próximo 2 de abril, cuando se abrirá al público la venta online de esta nueva y lujosa ruta turística sobre vagones que recorrerá todo el país de norte a sur, de costa a costa, de los Alpes a Sicilia.

www.elmundo.es/ ...b456f.html

Re: Viaje a Italia - Consejos (1)
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