![]() ![]() ESCOCIA 2012: LAGOS, MONTAÑAS Y CASTILLOS ✏️ Blogs de Reino Unido
Una semana en Escocia en Junio de 2012Autor: Marimerpa Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (46 Votos) Índice del Diario: ESCOCIA 2012: LAGOS, MONTAÑAS Y CASTILLOS
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Etapas 4 a 6, total 8
Para nuestro último día en Edimburgo teníamos planeado visitar el castillo. Lo primero que hay que hacer para tener las fuerzas necesarias es desayunar, y como nos gustó la experiencia del día anterior, subimos a desayunar a Calton Hill. Después fuimos dando un paseo hasta el castillo, que se encuentra en la parte más alta de la Royal Mile. Aprovechamos para hacer algunas fotos por la Royal Mile, que el día anterior no nos había dado tiempo.
Habíamos comprado el Explorer Pass por internet, que te permite visitar una serie de castillos y monumentos por toda Escocia 3 días en un periodo de 5 días. Nos costó 28 libras. En la entrada al castillo, en lugar de hacer la cola para comprar los pases normales, fuimos a una pequeña oficina que hay justo al lado, donde nos cambiaron el comprobante que nos habían mandado por correo electrónico por los pases Explorer Pass, con un mapa de Escocia y un librito con todas las atracciones que se pueden visitar, además de un plano del castillo. Cogimos también una audioguía del castillo, que nos costó 2,80 libras. La verdad es que traspasar las murallas del castillo es como entrar en un pequeña ciudad. Lo primero que te llama la atención es una batería de cañones, llamada la batería de Argyle, de la época napoleónica, y por supuesto, el "Cañón de la una". Las vistas de la ciudad desde la colina del Castillo son impresionantes, tanto de la parte de la Royal Mile, como de la otra parte de la ciudad. Visitamos el Museo de la Guerra, donde tenías todo tipo de armamento, desde cañones y todo tipo de armas, uniformes,... de todas las épocas, pero sobre todo la época napoleónica y de la 1ª y la 2ª Guerra Mundial. Una antigua cárcel para prisioneros de guerra, y una recreación sobre la vida en prisión. El edificio más antiguo del Castillo es la capilla de Santa Margarita, del siglo XII, con unas vidrieras muy bonitas. Por cierto, que en una de ellas está William Wallace. En la entrada está Mons Meg, este enorme cañón del siglo XV. Luego nos dirigimos a una plaza donde hay varios edificios, destacando un Memorial a los soldados caídos en todas la guerras. El gran salón, donde se hacían los baquetes, y otro edificio donde se guardan las joyas de la corona escocesa: la corona, la espada, el cetro y la piedra del destino. A la una fuimos a ver como disparaban el “Cañón de la una”. Lo disparan todos los días a la una en punto con mucha ceremonia, y se congrega mucha ente para verlo. En total pasamos unas 4 horas en el Castillo. Nos gustó mucho, aunque pasamos un frío terrible (imaginaros en junio con abrigo y guantes y muerta de frío) y había mucha gente. Es lo que menos me gustó, la aglomeración de turistas que a veces no te dejaban caminar. Teníamos la intención de visitar el Palacio de Holyrood si nos daba tiempo, pero salimos del Castillo a las 2 y media, así que ya no nos merecía ir, porque cierra a las 5 y todavía teníamos que comer y recorrer toda la Royal Mile. Así que nos quedamos sin verlo. Para comer, pedimos 2 desayunos escoceses en un pub en Market Street. Los servían con té o café, y nos costaron 13 libras los dos. Lo de tomar el desayuno a la hora de comer no es extraño, y hay sitios donde lo ponen todo el día. Y es que lo que ponen en un desayuno escocés nosotros estamos más acostumbrado a tomarlo en la comida de mediodía: huevo frito, dos lonchas de bacon, dos salchichas, tomates, champiñones, scones (una especie de torta de patata), haggis y black pudding, acompañados de tostadas y té o café. A mi el té me vino genial para entrar en calor, pero me resultaba chocante que me lo pusieran en la mesa junto con el ketchup. Para ayudar a hacer la digestión, nos fuimos a un local especialista en whisky que había justo al lado y nos pedimos un whisky para cada uno. Era impresionante la carta de whisky que tenían, podía haber más de 100 variedades. El precio oscilaba entre las 3,50 libras y muchas libras. Nosotros pedimos dos al azar, ya que no sabíamos cuál sería mejor. El que más nos gustó era el Aberfeldy; el otro, el Tomatin, no nos gustó tanto. Te lo sirven con una jarrita de agua, para que rebajes un poco si quieres. Antes de ir a descansar al hotel buscamos un supermercado para comprar provisiones. Al día siguiente empezábamos la ruta y no queríamos pararnos a comer, así que preferimos comer de bocadillos y ya cenar en algún sitio. Nos costó encontrar un supermercado por el centro de Edimburgo. Al final encontramos uno en Rose Street, la paralela a Princess Street, a la altura del Monumento a Walter Scott. Vimos que vendían ensaladas a granel, el precio era según el tamaño del recipiente, todo lo que te cupiese. Compramos una ensalada de pasta y otra de legumbres por 3 libras las dos, para la cena de esa noche. Pasamos el resto de la tarde descansando un poco en el hotel, hasta la hora del Tour de los Fantasmas. Empieza a las 9 y media del mismo sitio que el Tour de la mañana. La verdad es que nos decepcionó un poco. Por las expectativas que habían creado, pensamos que visitaríamos partes de la ciudad que no se podrían visitar de otra manera, pero luego resultó que a todos los sitios donde nos llevaron ya habíamos ido, aunque de día: North Bridge, Old Calton Cemetery, Calton Hill, Regent Road y Royal Mile. Y en cuanto a las historias que contaba, no estaban mal, pero creo que contaron más y mejores historias escabrosas por la mañana. Al finalizar el tour nos llevaron a un pub en la Royal Mile, The Bank Bar, donde teníamos una pinta incluida con el tour. Pasamos un rato muy agradable, hablando con otros compañeros del tour, aunque el tío que tocaba en directo no era muy bueno que se diga, a veces hasta desagradable de lo que gritaba... Etapas 4 a 6, total 8
El plan para ese día era ir desde Edimburgo a Inverness para pasar la noche allí. Hicimos varias paradas: Dunkeld, Pitlochry y Aviemore.
![]() Según nos levantamos, llamamos al número que nos habían dado en la reserva del coche para que nos fueran a recoger a nuestro hotel. Mientras tanto, recogimos y desayunamos. Con puntualidad británica, nos fueron a buscar y nos llevaron a la oficina de Arnold Clark en Edimburgo. Allí rellenamos todos los papeles, pagamos y nos dieron las llaves del coche. Llevábamos un GPS para poder orientarnos, y le pusimos nuestra primer destino: Dunkeld. Lo de conducir por la izquierda, bueno, pues poniendo todos mis sentidos y algunos más empecé a conducir por Edimburgo, y nos perdimos, porque Princess Street estaba cortada por obras y el GPS se empeñaba en mandarnos por allí. ¡Menudo bautismo de fuego tuve conduciendo por la izquierda! Cuando logramos salir de Edimburgo (entre el GPS, preguntando a unos policías y por intuición), pusimos dirección Dunkeld. El primer tramo es una autovía, con lo que me dio tiempo a relajarme un poco del estrés de Edimburgo, porque aquí, como había dos carriles para mi sola, no había mucho peligro de que me saltara al carril contrario. Dunkeld es un pueblo pequeño, edificado alrededor de una calle principal. Su principal atractivo es una catedral en ruinas del siglo XIII y un parque junto al río Tay. A la catedral no pudimos entrar, porque estaba cerrada y llena de andamios por obras de rehabilitación. Contigua a la catedral vieja está otra moderna, donde estaban llegando los invitados a una boda. Era curioso ver a todos los hombre con el kilt (la falda escocesa), que se lo ponen cuando quieren ir elegantes. El paseo junto al río muy bonito. Seguimos hasta Pitlochry y nos desviamos unas 2 millas para visitar la destilería Edradour. Aquí la carretera es de un solo carril para los dos sentidos y cada pocos metros hay sitios para apartarse si te cruzas con otro coche. Son los llamados “Passing place”. Decidimos visitar esta destilería porque habíamos leído que era muy bonita, y que, al ser la más pequeña de Escocia, elaboran el whisky de un modo más tradicional que otras más grandes. Pero la verdad es que salimos muy decepcionados de la visita. La entrada cuesta 7,5 libras, mucho mas cara que la mayoría. Las instalaciones de la destilería están muy bien cuidadas, en un paraje muy bonito, tienen el encanto de lo artesano y todo muy orientado al turismo y a las visitas. En este aspecto es sobresaliente. En cambio, en el trato que nos dispensaron, la nota bajó muchísimo. Nos atendieron dos personas. Un chico de unos 17 años, vestido para la ocasión (falda escocesa incluida), pero con muy poca experiencia, y una señora mayor, que podría haber compensado perfectamente el déficit mencionado. El chaval era muy voluntarioso y agradable en el trato, pero excesivamente tímido para el trabajo que ejercía (hablarle al cuello de la camisa y titubear tanto a la hora de dar un mensaje memorizado y en inglés dificultaba que te enterases del cuento). No obstante, era el mejor de los guías. La señora era una borde de cuidado. Pendiente solo de increpar a los visitantes y si era posible dejarlos en ridículo. Se creería muy graciosa la mujer, pero a mí poca gracia me hacían sus bromas (y por la cara del resto de visitantes parece ser que tenía poco éxito). Además, a pesar de haber dicho que si no era a ella, podíamos hacer fotos sin flash, no recriminó de muy mala manera por hacerlo cuando estábamos dentro de las instalaciones. Encima de que lo pagas bien, no puedes hacer fotos. Sospecho que sería porque se retrasaba la visita, y como lo único que les interesaba es que no nos alcanzara el grupo que iba detrás nuestra (y llegáramos cuanto antes al final para venderte el whisky) pues no quería que nos entretuviésemos. Yo le dejé de hacer caso pronto, porque lo que contaba es lo que sabe todo el mundo y cuando me perdía, con tal de no aguantar sus borderías, pasaba de preguntarle. En cuanto a la tienda de la destilería, es cierto que podías encontrar whiskys con características únicas (artesano y de calidad), pero a unos precios astronómicos (de 50 libras la botella de 70 cl en adelante). Personalmente no creo que supiese apreciar tanta excelencia como para pagar esos precios. En cualquier tienda especializada de la zona (que hay bastantes) puedes encontrar single malts de muy buena calidad a mejores precios, y donde te informan sobre los distintos whiskys con mas agrado. Nosotros compramos una botellita de 5 cl en la tienda de la destilería, pero la vimos en una tienda de Pitlochry algo más barato. Conclusión, si eres un apasionado del whisky y estás dispuesto a gastarte un pico en una botella, adelante, puedes arriesgarte a que te caiga esta señora de guía, si no, intentaría otra destilería mas barata, a ver si dispensan mejor trato. Después paramos en Pitlochry. Es un pueblo pequeño pero muy bonito, así que dimos una vuelta y aprovechamos para comprar las provisiones para el día siguiente y unas miniaturas de whisky para regalar (otras para probar nosotros) en una tienda (Robertsons) que tiene una variedad asombrosa. Siguiendo nuestro camino hacia Inverness paramos en Aviemore, que nos caía de paso. Este pueblo está dentro de Cairngorm National Park, y decidimos dar un pequeño paseo por Craigellachie National Nature Reserve. Al principio nos costó encontrar la entrada, pero luego pasamos por un túnel que cruza la carretera y ya vimos los carteles, con indicaciones de tres recorridos. Nosotros hicimos el intermedio, que pasea por un bosque de abedules y bordea varias lagunas. El más largo debe ser el más bonito, porque sube una pequeña colina y hay un mirador. El sitio es bonito y el paseo es agradable, pero no me gustó lo cerca que estaba de la carretera. Continuamos hasta Inverness. Habíamos reservado en el B&B The Gatehouse, por 60 libras. La única pega que puedo ponerle al sitio es que nos costó encontrarlo, porque el GPS se hizo un lío con la dirección y nos mandaba para otro sitio. Por lo demás muy bien la habitación y la situación, a 10 minutos andando del castillo y zona de pubs de Inverness. Quiero destacar la amabilidad de un señor al que le preguntamos cuando estábamos perdidos buscando el B&B. Estaba paseando al perro, y se ofreció a acompañarnos en su coche, nos decía que le esperáramos un momento que dejaba al perro en casa, cogía el coche y nos acompañaba. Le dijimos que no, porque ya sabíamos más o menos como llegar, y nos daba apuro. Le agradecimos muchísimo la ayuda, aunque yo creo que el hombre se hubiera quedado más tranquilo acompañándonos. Fuimos caminado hasta el centro de la ciudad y dimos un paseo por donde está el castillo. No está abierto al público para visitarlo, creo que es un edificio administrativo o algo así. Para cenar, intentamos en par de pubs, pero dejaban de servir comida a las 8:30, y nosotros llegamos a las 8:35. Al final entramos en un restaurante llamado Urqhuart, que está a unos 200 metros cruzando el puente mas cercano al castillo, en la acera de la derecha. Está en una primera planta, sobre un pub, anunciado solo por un cartel, pero nos gustó mucho. El servicio muy bueno y bien de precio. Comimos abadejo al horno con puré y verduras asadas, macarrones con queso y ensalada, más dos pintas de cerveza por 25 libras. Antes de volver al B&B, dimos un paseo por la orilla del río Ness, donde pasamos por una catedral que por fuera era bonita. La verdad es que pasamos muy poco tiempo en Inverness y, aunque es cierto que no es tan bonita como otras ciudades y pueblos de Escocia, no hubiera estado mal dedicarle algunas horas más. Etapas 4 a 6, total 8
Empezamos el día con un buen desayunos escocés, para tener fuerzas suficientes (ya en la vuelta a España nos preocuparíamos por los michelines). Nuestra segunda etapa en coche consistió en ir desde Inverness hasta Crianlarich pasando por el Lago Ness y Glen Coe.
![]() Para recorrer el Lago Ness, teníamos dudas de si hacerlo por la orilla este o la oeste. Según habíamos leído, la carretera del lado este era más frondosa en cuanto a vegetación, con posibilidad de ver Foyers, donde hay una pequeña cascada. Y en la orilla oeste vas más pegado al lago y está Urqhuart Castle, un castillo en ruinas justo a la orilla del Lago Ness. Finalmente, tras muchas dudas, nos decantamos por la oeste, ya que nos hacía ilusión ver el castillo. La carretera que bordea el lago tiene muchos árboles y en ocasiones se cerraban arriba, pareciendo que conducías en un túnel. La entrada al Castillo de Urqhuart estaba incluida en el Explorer Pass. Según entras, hay una tienda y una pequeña exposición, donde hay una maqueta del castillo y te explican la organización del lugar en la Edad Media. Hay también un pequeño vídeo, bastante visual, donde te cuentan la historia del castillo. El vídeo es en inglés, pero le pedimos que nos pusiera subtítulos en castellano. Luego pasamos a visitar el castillo. Fue unos de los castillos más importantes de Escocia, pero lo volaron y desde entonces está en ruinas. Lo primero que te encuentras es un trebuchet, una especie de catapulta que se utilizaba en la Edad Media como técnica de asedio. Hay una guía muy simpática que te cuenta historias específicas del castillo, y nos estuvo contando sobre el trebuchet y le preguntamos sobre algunas dudas que nos habían quedado del vídeo. A lo largo de todo el castillo hay paneles donde te van explicando las etapas de construcción de la fortaleza, viviendas, etc... Está situado en un entorno muy bonito, justo a orillas del Lago Ness, y las vistas son preciosas. Pasamos allí unas dos horas y seguimos nuestro camino hasta Fort Augustus, un pueblo que está justo al final del Lago Ness. Allí vimos las exclusas del Canal de Caledonia, y un centro de interpretación sobre este canal, una vía navegable que conecta la orilla Oeste y la orilla este de Escocia a través de varios lagos, con una parte artificial. Como nos pareció que el pueblo tampoco tenía mucho más, seguimos nuestro camino. A los pocos kilómetros paramos al borde de la carretera porque vimos un bosque con una lago muy bonito. Decir que en Escocia, en la mayoría de las carreteras hay frecuentes lugares para pararse, con lo que cuando veíamos un paisaje que nos gustaba, parábamos a verlo. Este sitio nos gustó, el lago en concreto era el Loch Oich, y en el bosquecillo había restos de hogueras, de gente que había ido a comer allí. Nos pareció un buen sitio para comernos nuestras provisiones. Nuestra siguiente parada era Glen Coe. Lo primero que nos encontramos fue un pequeño puerto deportivo muy bonito. Pensábamos entrar en un centro de interpretación sobre la matanza de Glencoe, pero no estaba indicado desde la carretera y pasamos de largo. Donde sí que entramos fue en el centro para visitantes del Glen Coe, donde te cuentan la importancia geológica de las montañas, y se accede a un impresionante mirador donde contemplar las montañas. De allí parten algunos senderos para pasear por la zona. Nosotros hicimos el más corto, que nos llevó unos 20 minutos, porque el tiempo estaba muy malo, lloviznando, y se nos hacía tarde. De allí partimos hacia Crianlarich, atravesando la cañada de Glen Coe, impresionante. Lástima que el tiempo estuviese tan malo. A mitad de camino nos empezó a llover y ya no paró hasta bien entrada la noche. Llegamos a Crianlarich a las 5, justo a tiempo para ver el primer partido de España en la Eurocopa, frente a Italia. La primera parte la vimos en el B&B, Glenardran House. Este alojamiento nos costó 60 libras la noche, y fue el que menos nos gustó de los 3 B&B en los que nos alojamos. No estaba mal, pero la casa era un poco vieja. Crianlarich es un pueblo muy pequeño, de paso, pero hacia el que aparecen indicaciones desde toda Escocia por ser un lugar estratégico para senderistas, ya que se encuentra en la mitad de la West Highland Way, la mayor ruta a pie del país, que va desde Glasgow hasta Fort William. Nosotros decidimos quedarnos ahí porque está cerca de Loch Lomond, nuestro destino para el día siguiente. La segunda parte del partido la vimos en unos de los 2 pubs que tiene el pueblo, concretamente en el que teníamos justo al lado de la casa, Rod & Reel Pub, para el que nos dieron un vale del 10% de descuento en la comida en el B&B. Nos tomamos una pinta viendo el fútbol, y luego pedimos algo de comer. En total fueron 4 pintas, una hamburguesa de venado y un plato de mince and tatties (un guiso de carne picada con guisantes y puré de patatas), por 27 libras. Etapas 4 a 6, total 8
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