Después de un estupendo desayuno escocés, emprendimos nuestra tercera etapa en coche, que básicamente la dedicamos al Lago Lomond. Por cierto, que ese día, junto al desayuno escocés, probamos el porridge, una especie de gachas de avena. A mi no me gustó nada, no lo vuelvo a pedir, aunque he de decir que con mermelada mejoraba.

Salimos a las 9 de Crianlarich dirección Luss, donde habíamos reservado con la empresa Cruise Loch Lomond la excursión The Wee Gem, que consiste en un paseo en barco por las islas del Lago Lomond para desembarcar en Inchcailloch, y vuelta otra vez a Luss. Nos costó 11 libras. Dudábamos entre dos de las excursiones que ofrecen desde Luss: The Wee Gem y el Balmaha Explorer, que te lleva entre las islas al pueblo de Balmaha, en la otra orilla. Nos decidimos por el primero, y dejamos Balmaha para ir por la tarde en coche.
La reserva la teníamos para las 10:00. El barco sale desde el embarcadero de Luss, que es muy pequeñito y está bastante mal indicado. Tuvimos que preguntar para orientarnos. Allí no había nadie de la empresa, solo un cartel, y nos quedamos un poco intranquilos, hasta que preguntamos en un barco de otra empresa, y nos dijo que no nos preocupásemos, que estaban al llegar. Y en efecto, enseguida llegó el barco. Nos montamos solo nosotros 2, el resto de la gente que estaba en el embarcadero solo estaba admirando el paisaje. Fuimos atravesando el lago, pasando por las islas, y a ratos nos contaban por megafonía algunos datos sobre el Lago Lomond. Un paseo muy bonito, a pesar de las nubes que no tenían intenciones de desaparecer.
Pasados 45 minutos llegamos a Inchcailloch, una de las islas del Lago Lomond, declarada Reserva Natural. Nos dieron una guía sobre la isla, y nos bajamos, dispuestos a recorrerla durante dos horas. El lugar es precioso, un frondoso bosque de abetos y robles, con el suelo cubierto de helechos, y salpicado de flores por todos lados. Existen dos senderos para caminar en la isla, el sendero bajo, que va bordeando la isla, y el sendero de la cima, que sube hasta lo más alto de la isla. Nosotros empezamos por el de la cima. Es un sendero sencillo, pues la subida no es abrupta, y fuimos disfrutando de la vegetación, el sonido de los pájaros.
Estábamos solos en la isla, y no os puedo describir la sensación de estar en contacto total con la naturaleza, en un paraje maravilloso, sin otro ruido que el canto de los pájaros, ni otro olor que el de los árboles y la tierra mojada. Sencillamente, una experiencia increíble.
Casi llegando a la cima, hay un mirador con unas vistas impresionantes del Lago Lomond y las islas, y de las principales montañas que lo rodean, como el Ben Lomond, una de las montañas más altas de Escocia. Subiendo un poco más hay una visión más clara de todo lo que se ve en el mirador.
Bajamos hasta llegar al sendero central, que va de una punta a otra de la isla, y de aquí enlazamos con el sendero bajo. No nos dio tiempo a hacerlo entero, pero sí que fuimos hasta una antigua iglesia en ruinas con su cementerio, donde está enterrado, entre otros, el jefe del Clan McGregor, el tío de Rob Roy.
De camino al embarcadero, nos encontramos con una manada de ciervos, pero no pudimos hacerles una foto en condiciones, se escabulleron rápido.
El barco pasó a la hora a la que habíamos quedado, puntual, y nos llevó de vuelta a Luss, siguiendo una ruta diferente por las islas del Lago Lomond. Inchcailloch nos encantó, y no nos hubiera importado pasar una par de horas más allí.
Seguimos nuestro camino hasta Balloch, nuestra siguiente parada. Allí compramos provisiones en un supermercado y comimos junto a un pequeño embarcadero, en un parque a orillas del río Leven.
Después visitamos el Castillo de Balloch. Es pequeño y no está abierto al público, ya que alberga edificios administrativos, pero está situado en un parque muy bonito, en un alto con vistas la lago.
De Balloch partimos hacia Balmaha. Por fin pudimos pararnos a ver las famosas “vacas con flequillo”, las típicas vacas escocesas. Y es que hasta el momento todas las vacas que nos habíamos cruzado eran “normales”.
En Balmaha aparcamos cerca del Centro de Interpretación del Parque Natural del Lago Lomond, donde pedimos información sobre la subida a Conic Hill. Es una de las montañas más populares de Escocia, y está incluida dentro de la West Highland Way, una ruta de senderismo que atraviesa el país desde Glasgow hasta Fort William. No es una montaña imponente, tiene una altura de 358 metros sobre el nivel del mar, pero tiene unas fantásticas vistas sobre el Lago Lomond y sus islas, y decidimos que queríamos subir a verlas.
El sendero sale del final del aparcamiento del centro de interpretación. La longitud no es mucha, no llega a los 6 km ida y vuelta (3,5 millas), pero la subida se hace dura ya que es una ascensión bastante pronunciada. Al principio el camino discurre por un bosque de pinos, hasta que, llegado un punto, el bosque desaparece, y la vegetación que se encuentra es más arbustiva. Hay bastantes tramos de escaleras, sobre todo en la primera mitad de la ruta, para facilitar el ascenso. Pasada la mitad del camino hay un llano, donde se puede contemplar y lago y las islas, aperitivo de las vistas que hay desde arriba.
Justo antes de la cima están las mejores vistas. Son impresionantes, se ve todo el lago y las islas, incluida Inchcailloch, donde habíamos estado por la mañana (a la que llamábamos “nuestra isla”, y es que durante dos horas fue nuestra y de nadie más), y las montañas que rodean la lago. Lástima que la nube no nos dejaba apreciar bien las montañas, pero bueno, al final hasta le cogimos cariño a esa nube que nos acompañó todo el viaje. El último repecho hasta la cima es muy empinado, pero ya que estábamos allí y nos había costado subir, teníamos que llegar hasta el final.
Descansamos un rato, disfrutando de las vistas y de la sensación mágica del paisaje, y comenzamos la bajada, que al principio se nos hizo dura, teniendo cuidado de no resbalar es las piedras. Tardamos dos horas en ir y volver, que es más o menos lo que se estima para esta ruta. En definitiva, totalmente recomendable la subida a Conic Hill si no llueve, las vistas son impresionantes. Eso sí, es conveniente llevar botas y bastón de trekking.
Cansados, nos fuimos hasta Stirling, donde pasamos la noche. Nos alojamos en el B&B Number Ten. Nos lo recomendó una forera y nos gustó mucho, el mejor de los B&B en los que estuvimos: la habitación amplia, con todos los detalles que te puedas imaginar, el dueño muy amable, y muy bien situado, a corta distancia a pie del centro de la ciudad y del Castillo de Striling. Como los demás nos costó 60 librás. Tras una ducha rápida salimos para cenar y de paso vimos algo de la ciudad, que es muy bonita. Entramos en un pub que se llama The Cape, que era bastante barato. En general encontramos Stirling más barato que otros sitios en Escocia. Aquí la pinta de cerveza nos costó a 1,85 libras, cuando en otros pueblos y ciudades nos costaba 3,5 libras.
Nos fuimos a la cama contentos. Este día lo disfrutamos mucho, fue la mejor etapa del viaje.