Nos despertamos temprano y, como el hotel no incluía desayuno, decidimos llevar nuestro desayuno y comérnoslo en Calton Hill, que estaba muy cerquita. Subimos la calle del hotel, y entramos en el parque, fuimos por las escaleras que llevan a la colina y allí estaban, las maravillosas vistas de Edimburgo. Así que desayunamos tranquilamente con unas vistas inmejorables.
Luego dimos una vuela por Calton Hill, donde se ubican una serie de monumentos que poco tienen que ver unos con otros: el Monumento a Nelson, un Observatorio Astronómico, el Monumento Nacional (que pretendía imitar al Partenón de Atenas), y algunos más. Allí suben muchos habitantes de Edimburgo a pasear el perro o a hacer ejercicio.
Hay también unas vistas espectaculares de Artur’s Seat, una montaña preciosa que está muy cerca de la ciudad de Edimburgo.
También se puede ver Holyrood, el palacio de la Reina cuando visita la ciudad.
De vuelta de Calton Hill, entramos en Old Calton Cemetery, que pillaba casi enfrente del hotel. Es uno de los cementerios más visitados de Edimburgo.
A las 11 queríamos hacer un tour por la ciudad, de los conocidos Free tours, en los que una vez terminado el recorrido le pagas al guía según puedas y te haya parecido el contenido. Nosotros lo hicimos con la empresa New Edinburgh. Se sale del Starbucks que hay en la Royal Mile, cerca de North Brigde, a las 11. No hace falta reservar, te presentas 15 minutos antes, y te dan un ticket, para el grupo en castellano o el grupo en inglés. Supuestamente hay otra empresa que hace este tour, según se comenta en el foro, y que sale a la misma hora de un pub cercano. Pensábamos hacerlo con esta otra, porque nos había dicho que los grupos eran menos numerosos, pero allí no había nadie ni señal alguna de tour.
El guía que nos acompañó era Isard, un chico de Barcelona. Como única pega, decir que hablaba muy rápido y a mí personalmente me estresaba. El grupo era bastante numeroso, sobre unas 25 personas, y para pasar por algunos sitios era complicado. El tour duró 4 horas, empezando por el Ayuntamiento, y recorriendo Mercat Cross, Catedral de Saint Giles (sin entrar), pasando cerca del Castillo y siguiendo hacia Grassmarket, donde hicimos una pausa de 20 minutos, cementerio Greyfriars, algunos close (callejones que conectan la Royal Mile con pequeñas plazas u otras calles), y jardines de Princess Street, donde finaliza el recorrido. El tour está muy bien, totalmente recomendable, porque ves buena parte de la ciudad y te van contando historias relacionadas con Edimburgo.
Algunas fotos del tour:
Ayuntamiento
Mercat Cross
Catedral de Saint Giles
Grassmarket
Close
Reloj de flores en Princess Street
Castillo desde los Jardines de Princess Street
Durante el recorrido te cuentan sobre los otros dos tours que hacen, estos ya con precio establecido, el de los bares y el de los fantasmas. Nosotros queríamos hacer el de los fantasmas, que te lo pintaban bien, como “un recorrido nocturno a partes de la ciudad que no visitarías de otro modo”. Así que al final acompañamos al guía a un pub en Rose Street donde vendían los tickets. Costaba 9 libras incluida una pinta de cerveza en un pub al finalizar el tour. Decidimos hacerlo al día siguiente, porque el tour de por la mañana nos había dejado las piernas un poco cansadas, y las llevábamos un poco perjudicadas de casa.
Entramos a comer en el pub que estaba justo al lado, pues este estaba muy lleno. Se llamaba Dirty Dick's Bar. El sitio es bonito, con una decoración curiosa, y la comida… bueno, la típica comida de los pubs, con mucha patata (frita o en puré) y calórica. Nosotros pedimos un fish and chips de bacalao y haggis y black pudding con ensalada. El haggis es un embutido típico escocés, que puede asemejarse a una morcilla, aunque el sabor es totalmente diferente. Está hecho con el pulmón, hígado y corazón del cordero. Hay gente a la que le da mucho asco y no lo prueba, pero yo, en mi filosofía de probar la comida típica del lugar, lo pedí, y no me disgustó, estaba bueno de sabor, aunque es fuerte y de digestión difícil.
Después de comer fuimos a visitar la Catedral de Saint Giles, que cerraba a las 5. Por dentro lo que más llama la atención son sus vidrieras, aunque muchas de ellas son modernas. A mi personalmente me gusta más por fuera. Comentar que la entrada es gratis, pero si quieres hacer fotos, tienes que pagar 2 libras como “donación”.
A continuación nos acercamos hasta el Museo Nacional de Escocia, aunque tuvimos poco tiempo para verlo, ya que quedaba poco para las 5, la hora a la que cierra. Pero como es gratis, entramos un rato. Hay varias plantas, y está todo muy didáctico, es el sitio ideal para quien vaya con niños. En la planta baja hay un espacio dedicado a ciencia y tecnología, donde se puede encontrar de todo: la oveja Dolly disecada, un coche de fórmula uno, un cohete espacial, un faro,… y algunos cacharros raros. También hay otra sala sobre historia de Escocia, donde pasamos un rato hasta que nos echaron porque era la hora del cierre.
Cansados, nos fuimos al hotel a descansar un rato. Una vez recuperados, decidimos dar un paseo hasta el parlamento y ver por fuera el Palacio de Holyrood. Ahí tuvimos nuestro primer desencuentro con las calles de arriba y de abajo. Se suponía que podíamos ir por una calle que llevaba directamente desde el hotel, pero no la encontramos, así que acabamos dando la vuelta por Regent Road, que rodea Calton Hill. Es más largo, pero un paseo muy bonito. Pudimos ver, por ejemplo, el cementerio y la parte trasera de Canongate Kirk.
Luego descubrimos que la calle por la que queríamos ir no cruzaba con la calle del hotel, sino que pasaba por debajo. Vimos Holyrood por fuera, y las vistas que hay de Artur´s Seat. También el Parlamento Escocés, que es un edificio moderno que parece que no pega con la ciudad de Edimburgo, y al que yo no le acabo de ver la gracia.
Continuamos caminando por la Royal Mile, parándonos en algunos de los close, que tienen todo tipo de usos, desde viviendas particulares, bares, conexión de calles,… Algunos de ellos son muy bonitos. Entre otros edificios bonitos, en esta parte de la Royal Mile, vimos Canongate Kirk (que ya vimos por detrás) y algunos otros. Y es que Edimburgo no tiene un edificio que destaque mucho sobre los demás, pero el conjunto de la ciudad es maravilloso.
Pensamos ir a cenar a algún pub en Grassmarket, y nuevamente miramos mal el mapa, pensando que había una calle donde no la había (bueno, sí había una calle, pero por abajo, no se podía pasar), así que otra vez nos tocó dar un rodeo. Pasamos por Cowgate, una calle con bastantes garitos de marcha, y finalmente acabamos en Grassmarket en un pub que se llama The Last Drop, donde habíamos hecho la pausa en el tour de por la mañana. No me gustó especialmente. La comida me resultó cara para la cantidad que ponían (en comparación con los otros pub que habíamos visitado), y las mesas estaban muy juntas, casi te dabas con el codo del de la mesa de al lado.
El día había sido muy largo, mucho andar por Edimburgo, así que, agotados, nos fuimos a dormir.