9 días paseando por Italia ✏️ Blogs de Italia

Tal y como habíamos quedado con Rudy (el dueño de la casa), bajamos a desayunar a las 8 de la mañana y allí nos esperaba con un gran desayuno listo para ingerir: leche fresca, bollería casera, fiambre de la zona, mermeladas caseras, zumos y cafés...

Después del copioso desayuno tomamos la autopista hasta Bolzano (9.10 € el peaje) y seguimos por la ss12 hasta Ponte Gardena y luego cogimos la ss242. Pasamos por Val Gardena y Selva hasta llegar al paso Sella en una carretera sinuosa y llena de las famosas "tornante" (curvas de 180 grados) que tanto nos gustan a los amantes del ciclismo.



Hicimos una pequeña ruta a pie en la que descubrimos el tamaño y la voracidad de las hormigas de los Dolomitas. No podíamos sacar una foto tranquilos porqué se subían por las piernas y pegaban unos mordiscos que no veas....

Paramos a comer tras el Passo Sella, y antes de iniciar la subida al Passo Pordoi, en un restaurante típico de la zona tan cercana a Austria en la que nos encontrábamos. Se llama Pian Schiavaneis y comimos bastante bien.



Después tomamos dirección Passo Pordoi y una vez en el Passo tomamos el teleférico hasta Sass Pordoi, donde está el llamado balcón de los Dolomitas con vistas de casi la totalidad de ellos. Este teleférico es uno de los que salva un mayor desnivel de Europa junto al de Fuente Dé, en Cantabria. Este sube unos 700 metros de altura.





Las vistas desde la cima no defraudan:




La sinuosa subida desde Canazei hasta el Passo Pordoi.




La cima del Pisciadu con el refugio del mismo nombre.





El punto mas alto de los Dolomitas con sus 3.343m, la famosa Marmolada.




Y como no, desde la base del teleférico se veía nuestro destino, la cima Pordoi.



Continuamos nuestra ruta bajando por las 27 "tornante" que salvan los casi 800 metros de desnivel hasta Canazei. Y nos dirigimos a atravesar nuestro último Passo del día. Cogimos la ss48 hasta Vigo di Fassa y una vez allí la ss241 hasta Passo Costalunga. Por desgracia la humedad y el calor del día levantaban una basca que no dejaba apreciar la belleza de este Passo.




Llegamos hasta Bolzano y cogimos la autopista de vuelta Verona y antes de llegar a la casa paramos en una pizzería en Sona, cerca de Verona. Cenamos una pizza que no recordaré por su calidad y disfrutamos de la victoria de España con un helado buenísimo en el mismo pueblo.

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Como cada mañana desayunamos a las 8 de la mañana y con otro gran desayuno. Esa mañana conocimos a Irene, hermana de Rudy, que era la persona mediante quien hice la reserva de la casa y una enamorada de España. Nos regaló una botella de espumoso de la zona para que celebráramos la victoria de España ante Italia. Después de conversar un rato y aconsejarnos que ver y hacer en Venezia, salimos hacia la Laguna con amenaza de tormenta eléctrica a nuestras espaldas.

Llegar hasta Mestre no fue problema, mediante el pago de 6.80€ por el peaje, el problema fue en el mismo Mestre. Hubo un accidente y tardamos una hora en llegar al parking Tronchetto, con todo salíamos del parking cerca de las 12 y enfadados como monos.En el mismo parking compramos el billete de transporte turístico de 12 horas de uso ilimitado. Cogimos el vaporetto número 2 allí mismo y al entrar en Venezia se nos iba pasando el enfado por el atasco en Mestre.



El vaporetto llega hasta la Piazza San Marco y como casi todo nuestro viaje, había andamios por todas partes. Aún así disfrutamos del lugar y paseamos hasta llegar al puente Rialto.



Ya era tarde y teníamos que comer, así que recurrí de nuevo a mis notas del foro y fuimos a comer "Al Nono Risorto". Comimos de menú y de carta y la verdad es que no nos defraudó, está todo bueno y de calidad. Teniendo en cuenta que el agua es gratuita en este lugar, si,si, gratuita!!, puedes comer un menú de 2 platos y café por 14€; una verdadera joya en Venezia. Hablé con el dueño, comentándole que su osteria es conocida en nuestro foro y me hizo una buena rebaja en el total de la cuenta a parte de invitarnos a un licor.

Con el buen sabor de boca nos dirigimos a la otra punta de Venezia para coger el vaporetto a Burano y tras 45 minutos de vaporetto llegamos a la isla. Burano es una pequeña isla de pescadores con un colorido y una vida especial. Es conocida por sus tejidos y por sus casitas de colores, las cuales se pintan periódicamente por los dueños obligados por el gobierno local y su incumplimiento está fuertemente multado. Es una de las zonas más caras de toda la Laguna, por lo que podréis encontrar los mismos productos que en Venezia pero un 15 o 20 por ciento más caros.


Tras perdernos por sus calles volvimos a Venezia y como en días anteriores la basca que surgía por el calor nos impedía ver más allá de cien metros. Vislumbramos la iglesia tapiada de los Jesuitas y tomamos un café al atardecer en el puente Rialto. Tras la clavada procedente debido al lugar donde nos encontrábamos, paseamos un poco más por las calles e incluso jugamos con la idea de dar un paseo en góndola. El hecho de tener que volver a Verona nos desanimaba a quedarnos a cenar en Venezia y cogimos el vaporetto hasta el parking de vuelta viendo el precioso atardecer de Venezia.







El parking no es muy caro para ser el centro de una gran ciudad, 20€ por todo el día. Salimos de Venezia con la sensación de no haber visto todo lo que hubieramos querido, pero al mismo tiempo vimos lugares preciosos y únicos que la gente no visita cuando va a Venezia.

Llegamos a la casa cerca de las 11 de la noche, así que tomamos un helado cerca de la casa y a descansar de otro día ajetreado.

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Nuestro sexto día en Italia amaneció como los anteriores, mucho calor y mucha basca. Nos tomamos el día con tranquilidad y pedimos a Rudy que nos reservara un lugar para comer en Verona. Fuimos a Padua (peaje 4€) a cumplir una promesa de un familiar y de paso ver algo la ciudad, algo que nos fue imposible ya que era día de mercadillo y la ciudad estaba colapsada de coches y puestecillos. Llegamos a la basílica de San Antonio y entramos a ver la tumba y a hacer una ofrenda al santo.





Cuando estábamos en la típica tiendecita que había dentro de uno de los claustros de la basílica me llamó Irene. Me dijo que nos había reservado en una osteria llamada "osteria al Duca", en la casa de Romeo cerca de la piazza dei signori a las 13:30. Así que se acabó la tranquilidad, compramos nuestros recuerdos y salimos corriendo a Verona ya que se hacía tarde.

Aparcamos, como nos recomendó Rudy, al otro lado del puente Scaligero. Unz aona para aparcar gratuita que si está llena tiene una zona de pago bastante económica. Cruzamos el puente corriendo, pasamos de largo por Castelvecchio y la piazza del erbe y con 15 minutos de retraso llegamos al osteria. Al dueño no le hizo mucha gracia que llegáramos tarde, pero nos atendieron bien. Un trato correcto y comida algo escasa para ser Italia pero muy buena.

Después de socarrarnos un poco al sol y enlatarnos para ver el balcón en la casa de Julieta,




nos decidimos a comprar un Borsalino, que es un sombrero artesano muy conocido por los entendidos y un orgullo italiano, no sabía yo que un sombrero pudiera costar tanto dinero..... En el caso de que queráis gastaros un dinero en un sombrero Borsalino, recomiendo que vayáis a las tiendas oficiales Borsalino ya que hay mucha falsificación. Decidimos volver a la casa a descansar y volver a Verona por la noche, antes pasamos por el arena y tomamos una "granita", vamos, un granizado.



Para continuar con el trato recibido por Rudy y su hermana, al llegar a la casa para descansar nos encontramos una tarta casera de queso fresco y mermelada aún calentita que decidimos probar después de descansar.

Tras una ducha y probar la gloriosa tarta pusimos rumbo de nuevo a Verona, vimos la ciudad iluminada y paseamos por sus monumentos. Decidimos darnos un homenaje de despedida y volver a cenar al lugar del primer día, "trattoria al borgo", una cena aún más deliciosa que el primer día, con un gusto grandioso. Un detalle que olvidé comentar antes es que aquí el camarero explica los platos uno a uno y conforme te va explicando los platos te apetece probarlos todos. En este lugar el trato fue tan agradable como en la casa.

Después de invitarnos a unos licores nos fuimos a la cama que el día siguiente iba a ser ajetreado.

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