SAO MIGUEL: LA ISLA VERDE DE LAS AZORES ✏️ Blogs de PortugalViaje de una semana descubriendo los encantos de esta bonita isla.Autor: Carrabouxo Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (17 Votos) Índice del Diario: SAO MIGUEL: LA ISLA VERDE DE LAS AZORES
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Etapas 7 a 8, total 8
Dedicamos la mañana a la parte occidental de la isla, subiendo a Sete Cidades por Santo Antonio. A medio camino nos detuvimos para ver la silueta de la costa con la luz de las horas tempranas acariciando las verdes lomas. Con la pestaña aún medio pegada a los ojos, costaba distinguir si estábamos en Azores o en la colina de hobbiton, donde podía aparecer de un momento a otro el mismísimo Bilbo Bolsón. Ensoñaciones aparte, el paisaje lucía hermoso en este rincón tan especial.
*** Imagen borrada de Tinypic *** Atravesamos Sete Cidades y, a la salida del pueblo, aparcamos el coche junto al estrecho puente que separa los lagos. La niebla, baja y espesa, lo cubre todo, pero decidimos hacer una ruta circular con la esperanza de que levante pronto para distinguir el paisaje. El camino es totalmente llano, estamos solos, reina el silencio y resulta muy agradable el paseo. En una curva vemos unos patos que se acercan tímidos a la orilla y entran nadando en torno al reflejo del sol en el agua. *** Imagen borrada de Tinypic *** Los árboles forman arcos sobre el espejo de la laguna y, en el otro lado, altos troncos se elevan formando un espeso bosque. *** Imagen borrada de Tinypic *** Llegamos al final del recorrido hasta que se corta el camino, regresamos al puente y caminamos por el lado opuesto. Allí vemos algunas vacas en los prados y nos cruzamos con una camioneta cargada con un bidón de leche. La niebla se había esfumado poco a poco y ahora se distinguen con claridad las cristalinas aguas del lago verde. *** Imagen borrada de Tinypic *** Después del bonito paseo subimos de nuevo al mirador para contemplar desde arriba las lagunas, y en esta ocasión todavía las nubes borraban parte del paisaje. De nuevo al mirador Vista do Rei, para llenar la retina con tan hermosa visión y nos dirigimos hacia Ponta Delgada parando a la altura de Mata do canario, donde nos detenemos a ver el acueducto de las nove janelas. Esta construcción sirvió para abastecer de agua a Ponta Delgada gracias a las lagunas. Nos paramos a observar sus muros, colonizados por verde musgo, no muy lejos del Pico do Carvao y la Mata do Canario. *** Imagen borrada de Tinypic *** Bajamos con el coche por una pista de tierra y estacionamos. Vemos los indicadores de la lagoa do Canario y nos acercamos a verla pero comprobamos que tiene poca agua en comparación con el resto. *** Imagen borrada de Tinypic *** Continuamos la ruta a pie hasta llegar a unos carteles que nos conducen a un mirador. Tras un pequeño ascenso nos llevamos una gran sorpresa, estamos en el mirador da Boca do Inferno, que bien podría ser la boca de entrada al paraíso. Pero a los primeros pobladores la profundidad del lago rodeado de laurisilva y criptómeria debía parecerles la entrada al mismísimo averno. *** Imagen borrada de Tinypic *** Un sendero con barandillas de madera enmarca el paisaje. A la derecha se aprecia la laguna azul y en el centro el impresionante cono con lago incorporado de la Lagoa de Santiago. *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** Tras un buen rato en el lugar, sobrecogidos con la belleza del sitio, regresamos al coche y bajamos a Ponta Delgada. Tomamos esta vez una estrecha carretera que se convirtió en camino en el tramo final, hasta el pueblo de Santo Antonio. Allí comimos en el restaurante panorámico 4 plátanos, con unas vistas increíbles sobre la costa y el océano. Por 10 euros cada uno un plato de abrótea y pez espada con patatas y ensalada y de entrante morcilla con piña. Una vez en la ciudad entramos en la casa de Cultura a ver la exposición de Paulo do Vale, un artesano que utiliza el basalto negro combinado con el oro para crear piezas de joyería. La piedra volcánica, tan presente en las islas, sirve de inspiración a este artista. Podemos ver creaciones contemporáneas, algunas muy originales como pendientes, collares o broches. Al salir bordeamos el paseo marítimo llegando hasta el fuerte de Sao Bras. Se trata de una construcción militar levantada para protegerse de los ataques de piratas en el Atlántico, tan frecuentes en épocas pasadas. Justo enfrente se encuentra el monumento a los emigrantes. Caminamos bordeando el puerto y pasando muy cerca de los barcos y la oscuridad hizo presencia así que decidimos regresar a Capelas. Etapas 7 a 8, total 8
Cogemos la carretera que recorre el norte de la isla, atravesando las ya para nosotros familiares localidades de Rabo de peixe y Ribeira Grande en dirección a otro de los parajes más curiosos de la isla y que nos quedaba por ver: Caldeira velha. De camino nos encontramos una bofetada de realidad, un cartel con vaca incluida pastando.
*** Imagen borrada de Tinypic *** Subiendo por la carretera vemos el cartel, en la ladera de la montaña, señalando Caldeira velha. *** Imagen borrada de Tinypic *** Es una poza apta para el baño en la que se acumula agua templada, procedente de un manantial que cae a modo de cascada y presenta un color ocre brillante. *** Imagen borrada de Tinypic *** Para llegar a este rincón tan especial se sortea un camino perfectamente habilitado a cuyos lados se desbordan los helechos de dimensiones considerables. Hay unos cuantos vestuarios en la zona pero cuando llegamos no encontramos a nadie en el sitio. Disfrutamos en soledad de este lugar tan bello, deleitándonos con la visión del agua cayendo despacio, tocando con los dedos el líquido de temperatura agradable y apreciamos ese color verde azulado que se forma en la superficie de la poza. *** Imagen borrada de Tinypic *** En algunos rincones brotan burbujas del suelo, como en la zona de Furnas. Nos alegramos de haber descubierto este lugar pues se nos había pasado cuando lo buscábamos en ruta al visitar Lagoa do Fogo, que no queda lejos. Ribeira Grande es uno de los municipios más extensos de la isla situado en una meseta volcánica y comenzamos la visita en el paseo Atlántico, construido con fondos de la unión Europea, según consta en una placa en un extremo del paseo. *** Imagen borrada de Tinypic *** Desde aquí vemos a los atrevidos surferos ataviados con sus tablas, adentrándose en el agua para atrapar las mejores olas. La arena de la playa de Santa Bárbara es negra y sobre ella saltan y brincan divertidos unos pequeños pajarillos que no habíamos visto nunca antes. El paseo conduce al Miradouro Minha Terra do Norte, desde donde podemos observar la silueta de la costa, el espacio ocupado por la playa, las casitas blancas del pueblo que se agolpan junto a la orilla y un muro de piedra negra que las protege. Los merenderos se suceden en esta zona, como en el resto de la isla. *** Imagen borrada de Tinypic *** Paseamos por el centro del pueblo, pasando por el puente de los ocho arcos. Por debajo discurre el agua de un canal que cruza por el Jardin municipal de Ribeira Grande, perfectamente cuidado y adornado, con flores, bancos y fuentes. En la parte alta del parque se encuentra el ayuntamiento con una curiosa fachada, la torre del reloj y un arco que conduce a otra pequeña plazoleta. En la plaza central un gran árbol la preside y desde ahí sale la calle más comercial de Ribeira Grande. Nos entretenemos mirando los escaparates, que aquí llaman montras, y lo bien preparados que están para el concurso de montras de Navidad. Callejeamos por el lugar observando las casitas bajas pintadas de varios colores en tonos pastel, en cuyos bajos hay algunos negocios como ultramarinos o peluquerías. Pasamos al lado del museo de arte sacro, de la iglesia de Nosa Senhora da Estrela. Todo el paseo lo realizamos con la sensación de estar en lugar especial, donde el discurrir del tiempo es fluido y lento, donde los minutos parecen dilatarse y hacerse más duraderos de lo habitual. Vemos la fábrica de licores Ferreira y, en una de las tiendas nos invitan a probar el licor de fruta de la pasión que se produce en la zona. Vemos por fuera la Casa do Arcano, lugar donde vivió la Madre Margarita del Apocalipsis, autora del Arcano místico, un conjunto escultórico clasificado como primer tesoro regional de las Azores. Tenemos un poco abandonado el pueblo donde nos alojamos, Capelas, pero fue algo premeditado porque el último día teníamos que dejar el coche y podíamos aprovechar para visitarlo andando. Repetimos comida en O Emigrante, un restaurante al lado de la carretera que conduce a Ponta Delgada y pedimos de nuevo costilleta de novillo, con un huevo frito encima y patatas. La carne deliciosa, del prado al plato, es la máxima por estas tierras. Salimos callejeando y tomamos café en una terraza con vistas al monumento ballenero de la villa. *** Imagen borrada de Tinypic *** Capelas fue, en otro tiempo, un núcleo importante dedicado a la caza de ballenas, que servían para abastecer de carne y aceite a los habitantes de la isla y servía de motor económico cuando se practicaban estos oficios. Justo al lado se encuentra la iglesia de Nuestra Senhora da Apresentaçao. Nos acercamos al Morro das Capelas, un conjunto de acantilados de la accidentada costa de la isla. *** Imagen borrada de Tinypic *** El océano, color azul intenso, golpea las rocas y es una delicia ver cómo se estrellan las olas en las curiosas formaciones. A lo lejos, un paquidermo de negra roca, permanece quieto para que lo contemplen, se trata de la Tromba do elefante. Si observamos con atención podemos ver la trompa del elefante que cae sobre el mar. *** Imagen borrada de Tinypic *** De aquí nos dirigimos al pequeño puerto pesquero de Capelas, donde el agua casi se lo tragaba. *** Imagen borrada de Tinypic *** Y despedimos la tarde contemplando el mar, oliendo a sal, recordando ya los paisajes disfrutados y saltando, de felicidad y de contentos por haber descubierto esta joya natural en mitad del Atlántico, y pensando en regresar antes de irnos y, con el firme convencimiento, sin haber visto mucho mundo, que este es un rincón tan especial y lleno de paz, como pocos habrá. *** Imagen borrada de Tinypic *** Y con ilusiones renovadas, después de conocer Terceira, para atrevernos con El triángulo (que no trío) de las Azores: Sao Jorge, Faial y Pico. Etapas 7 a 8, total 8
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