TAYIKISTAN: Pura montaña. ✏️ Blogs de TayikistanDe la frontera uzbeka a la kirguís. Este es un fascinante país 100% montañoso remoto, auténtico y verdadera frontera de las culturas europea y asiática. Verano de 2013.Autor: Globaltrote Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (20 Votos) Índice del Diario: TAYIKISTAN: Pura montaña.
Total comentarios: 8 Visualizar todos los comentarios
Etapas 1 a 3, total 10
VISADO:
1 mes, 1 entrada: 50€. A través de la Embajada en Alemania. Botschaft der Republik Tadschikistan Perleberger Str. 43 10559 Berlin Telefon: 030 - 3479300 Fax: 030 - 34793029 E-Mail: info(at)botschaft-tadschikistan.de Para visados turísticos no requieren carta de invtación (LOI). Permiso acceso zona GBAO: 0€ LLEGADA: Por tierra desde Uzbekistán. El paso fronterizo Samarcanda-Penjakent está cerrado desde 2010. Accedí por el paso fronterizo Oybek-Buston. Llegué al puesto de Oybek con taxi compartido desde Bekobod (haciendo una parada para cambio de taxi en Zafar: 5.000 SOM). Desde el otro lado taxi solitario a Khojand por 20$. Había una solitaria oficina de cambio atendida por un chaval que iba cambiando la correlación de monedas a cada minuto. Decidí no cambiar. Cambio de moneda (septiembre de 2013): El cambio SOMONI-DÓLAR es bastante estable 4,88SOMONI=1$. El cambio SOMONI-EURO varía bastante. Desde los 6,50SOMONI=1€ en las oficinas de cambio alrededor de bazares de las ciudades más importantes, a los 6,25SOMONI=1€ en bancos. GUÍA DE VIAJE: Lonely Planet (LP), sin dudar. Caí en el error de comprarme la Bradt, que estaba editada en este mismo año (2013). No sólo ofrece menos información, sino que algún dato importante está equivocado. QUÉ HE VISTO: Khojand: Gran ciudad con poco atractivo. Alojamientos caros. Hotel Tavhid 200S. Estilo soviético pero las habitaciones son grandes y limpias. Khojand – Istaravshan en minibús. 17S Istaravshan: A pesar de que la LP menciona que ‘esta pequeña ciudad tiene uno de los mejores centros históricos de Tayikistán’, yo sólo me acercaría si me pilla de paso ya que el centro es una mezquita como hay mil en Uzbekistán. Sin embargo, el bazar es enorme y lleno de actividad. De los mejores del país. Istaravshan – Ayni (cruce de carreteras) en taxi compartido. 80S. Ayni – Penjakent en marshrutka. Gratis (no me quiso cobrar el conductor, quien me además invitó a dormir en su casa) Fann: Espectaculares montañas. Hice un trek de cuatro días (tres noches). Penjakent – Artush Aplager – Lago Kulikalon (noche) – Lago Alauddin (noche) – Lago Mutnoye - Lago Alauddin (noche) – Sardova con ZTDA, contratado en Penjakent por 550$. Incluye alquiler de tiendas, comida, burro de carga y transporte en coche a las bases. Sardova - Dushanbé en ‘autostop negociado por agencia trek’. 50S. Dushanbé: Gran ciudad con poco atractivo. Alojamientos caros. Hotel Almaz 80$. Las habitaciones son grandes, limpias y con wifi. Bien. Dushanbé – Khissar - Dushanbé en taxi. 50 somonis. Khissar: Ciudad a 30km de Dushanbé, que constituye una agradable excursión para visitar su fortaleza, sobretodo en fin de semana, coincidiendo con las celebraciones de boda. Dushanbé – Khorog en taxi compartido. 280 somonis. Khorog: Capital de lol Pamires occidentales. Sólo interesante como base para excursiones por la zona. Homestay Lalmo Mubarakkadamova (50S) Bien. Khorog – Rushan en marshrutka. 15S Rushan – Transbordador río Bartang/Inicio trek del valle Geisev en taxi 100S. Valle Geisev: Precioso valle bien cubierto de ‘homestays’ donde pernoctar (40S+10S por comida). Hikes interesantes donde se pasa en escasas horas de caminata de paisajes de alta montaña a campos de labranza, lagos o pastos de altura donde los pastores pasan el verano cuidando de grandes rebaños. Transbordador río Bartang - Rushan en taxi. 70S. Rushan – Khorog en taxi compartido. 35S. Valle Wakhan/Pamir Highway: Interesantísimo recorrido en 4x4. 500$ contratado por teléfono con META-Murgab(curiosamente depende de los kilómetros, no del tiempo). Paradas recomendadas: Garam Chasma (piscina de aguas termales), Ishkashim (mercado afgano los sábados, recogen a partir de las 12:30), Fortaleza Khaakha, Bibi Fatima (piscina de aguas termales enclavado en las montañas), Fortaleza Yamchun (al lado de la cual donde dormimos en una ‘homestay’ que era una auténtica casa tradicional pamir (50S, cena y desayuno inc.), Yashilkul (precioso lago enmarcado por altas montañas de picos nevados) y Ak-Balik (lago trasparente lleno de peces que se pueden comer en un restaurante próximo junto a mantequilla y yogur de yak). Paradas opcionales: Yamg (interesante reconstrucción de una casa típica pamir si no se ha visto una, donde hay una colección de libros y objetos coleccionados por un místico astrónomo del s.XIX), Vrang (estupa budista del s.IV desde donde, si bien hay una buena vista, es peor de las que se ven desde las fortalezas), Langar (6000 petroglifos entre grafitos modernos). Paradas saltadas: Fortaleza Abrashim, Fortaleza Ratm. Dormimos en una homestay en Fortaleza Yamchun (50S, cena y desayuno inc.) y en una yurta en Alichur (50S, cena y desayuno inc.). Bien en ambos casos. Murgab: Ciudad que parece sacada del lejano oeste, aunque adaptada a los años finales del s.XX. Horrenda ciudad que parece el fin del mundo y de la que hay que salir huyendo. Suhrab Guesthouse (63S. Alojamiento+cena) Murgab – Osh en Taxi compartido. 150S Más información: globaltrote.tumblr.com/ Etapas 1 a 3, total 10
Me he levantado pronto, me he puesto al día con el blog hasta las 8h, hora a la que empiezan a servir el desayuno. Recojo, pago, pido información de como llegar a la estación de autobuses y me despido.
En la estación entiendo que me dicen en ruso que los autobuses a Jizzah no salen desde allí, que debo dirigirme a otro punto, cerca del observatorio Ulug Bek. Unos chavales que o han oído la conversación o han sido advertidos por la taquillera, me dicen que los acompañe, que ellos también van allí. Tomamos un taxi y cuando llegamos me indican el chofer del coche compartido que me lleva a Jizzah y su precio, 10.000 SOM (3EUR). Me despido intentando pagar el taxi, pero no me dejan. Espero cerca de una hora a que se complete el pasaje y cuando salimos por el control policial son las 12:12 y hace 31º (no me lo creo). Tardamos una hora en llegar a Jizzah. El taxista ha dejado el pasaje por el camino, todo mujeres con sus hijos, hasta dejarme en la estación de autobuses. Me pregunta por mi proximo destino y me presenta al nuevo chofer del trayecto y me dice el importe, 10.000 SOM. Como la espera puede ser larga, le digo al chofer que como algo en una cantina próxima. Como plov y ensalada de tomate. El camarero me pregunta si viajo en bicicleta. Como este recorrido esta fuera del turistico habitual, deduzco que quienes por aquí pasan son viajeros de la Ruta de la Seda en bicicleta, como Manolo. De hecho, en el trayecto anterior pasamos a dos parejas, esta vez escuchando no solo Louie-Louie-Louie, sino tambien otras joyas de nuestra memoria ochentera. Cuando estoy tomando tranquilamente el te, me llama el conductor para iniciar la marcha. En el viaje un muchacho me pregunta en ruso por mi vida. Me defiendo, creo. Llegamos en una hora a Jangier y se repite la escena, el conductor me indica el nuevo chofer que me debe llevar a Bekobod y su precio (6.000 SOM, 2EUR). En esta ocasion cierro yo el pasaje y salimos inmediatamente. Esta vez comparto recorrido con una chica muy guapa que habla muy bien ingles. Resulta ser profesora que vive en Tashkent desde que se casó y que iba a visitar a sus padres. Mañana tiene una entrevista de trabajo en la embajada India. Si la supera se ira a trabajar allí. Suerte. La parada de taxis de Bekobod esta al lado del bazar que, a la hora que llegamos, las cuatro y pico, estaba bullendo. Así pues, no no costo completar el coche para salir hacia Zafar. Todos los ocupantes no debian tener mas de treinta años, salvo yo, claro. El trayecto fue corto y solo hablamos de fútbol. Confirmo que por estas tierras se tiene mas apego al Madrid. Hasta aquí se nota la mano de Laporta. Una vez en Zafar, tal y como pasó en el resto de paradas, el taxista me presenta al nuevo, asegurándose mi destino final: Oybek, el paso fronterizo hacia Tayikistán. En esta ocasión preguntan por mi edad. Digo 35 y se descojonan. Llego a la frontera a las cinco. A pesar de no ser un trámite especialmente agradable, siempre me ha resultado interesante. De algún modo acabas un viaje y empiezas otro en el tiempo en que dura el cruce de la línea fronteriza, mezclándose ambas sensaciones sin la transición que supone un vuelo. Cuando bajo del taxi, camino entre varios camiones destartalados para acceder a la verja donde, tras la revisión de mi pasaporte por parte de un militar, accedo a la sala de registro uzbeko. No hay nadie mas que una mujer uniformada rellenando un informe. Relleno un impreso, paso las mochilas por el escaner y sellan mi salida. Camino unos doscientos metros hasta llegar al lado tayiko. Allí, tras comprobar el pasaporte, el militar estrecha mi mano y me da la bienvenida. En esta ocasion el mostrador para rellenar el impreso está en el exterior, a plano sol. Lo entrego al registro y me lo devuelven, estrechándome nuevamente la mano y dándome la bienvenida. A la salida hay un nuevo control donde apuntan mis datos en una libreta a mano. Dejo las mochilas sobre el escáner pero cuando me despiden, después de estrecharme la mano y darme la bienvenida, me invitan a tomar mi equipaje. La máquina de rayos-X o no funciona o no la hacen funcionar. Ya fuera, en territorio tayiko veo un mostrador de cambio de divisa. Ante la falta de criterio del mocoso que lo atiende decido ir a pelo (con los dólares, euros y soms puestos) a Khojand. Tomo un taxi. El espabilado del taxista resulta ser un intermediario y me ofrece cambiar de coche. Mejor, el nuevo taxista tiene pinta de campesino, conduce muy bien, con suavidad, sin hablar ni mirar el móvil. El paisaje tayiko es espectacular con la luz de la puesta de sol. El paisaje desde la carretera es plano con espectaculares montañas de fondo. Llegamos a la ciudad y parece desconocer dónde se encuentra el hotel que había elegido de la guía. Se para a preguntar varias veces, siempre estrechando la mano de la persona a quien se dirigía. Finalmente damos con el hotel. Me parece caro. Lo primero que aprendo es que aquí se aplican precios distintos a tayikos, a naturales de otros países de Asia Central y el resto. Tras varios intentos damos con el bueno, uno de decoración soviética pero que tiene wifi, sirven desayuno y donde me han invitado a te, ya que no tengo ni un somoni con el que comprar agua. Mañana sera otro dia. Etapas 1 a 3, total 10
Segundo día de trayecto y primer día en Tayikistán. Me levanto pronto para cambiar dinero a primera hora. Entrego 500€ a la cajera y ésta me hace esperar en una mesa donde hay una tetera y una bandeja de caramelos. Tardó en darme el cambio dos sorbos de té.
A pesar de que la guía decía que la ciudad tenía un interés marginal, no pude por menos que acercarme al lugar donde Alejandro Magno se asentó en un promontorio a orillas del Syr Darya (Jaxartes, para los griegos). Me acerco a la estación y tomo un minibús rumbo a Istaravshan, una ciudad que la guía apunta a interesante y que se encuentra camino de Penjakent. Pasado hora y media, llegamos al destino. Como es habitual, el vehículo estaciona en el entorno del bazar. Son las doce y media y aquello es un no parar de entrar y salir gente. Paseo por entre los puestos y nuevamente la gente me pide que la fotografíe, ofreciéndome de todo lo que venden: uvas, albaricoques secos, comino,… Como de fábula en un puesto del mercado unos pinchos de carne estofada con puré, pan y té. Visito los prescindibles puntos de interés y vuelvo al bazar a recuperar la mochila que he dejado en un puesto de arcones. Cuando busco transporte a Penjakent, se me hacerca un hombre para completar su pasaje a Dushanbe, la capital, ofrecerme dejarme en Ayni, donde parte la carretera a mi destino. La carretera es la principal que une las dos ciudades más importantes de un país que sólo cuenta con un 7% de terreno llano. Algo que es fácil de asimilar nada más iniciar la marcha ya que pronto subimos las rampas que llevan hasta el túnel de Shahristan (—-). El asfalto está en buenas condiciones y el coche un cómodo opel astra familiar, así que el viaje se prevé corto y confortable. Una vez pasado el túnel, el chofer se para en una fuente para que los pasajeros llenen sus botellas de agua. Hay un chamizo con un puesto que vende cacahuetes y bolas de queso. Ya en el coche, me empiezan a preguntar y comparten conmigo el queso. Al llegar al cruce, y como de costumbre, el conductor me busca el nuevo transporte. Pasan pocos coches y tras unos veinte minutos pacta con un camionero que me acerque a Penjakent. Y como de costumbre, también me dice el precio, 20 somonis. Me mete en la cabina a presión sin apartar las garrafas de agua, ni la bolsa del conductor ni las hogazas de pan edl pobre hombre. Me acomodo como puedo y me despido. Son las 17h. Un cartel indica que quedan 98km para llegar a Penjakent. Arranca el ruidoso motor y empezamos a caminar. Estimé que la velocidad era de unos 15 a 20 km/h siempre que no hubiera que subir una rampa. Eché el cálculo y pensé que tardaríamos unas 5 o 6 horas en completar el trayecto. Total, no tenía nada mejor que hacer que contemplar el maravilloso paisaje a cámara lenta, hasta que se hiciera de noche. Al cabo de dos horas pasamos por una población. En el precario mapa de la guía aparece el como primer pueblo uno de nombre Urmetán, que se encuentra a dos tercios del final. Decido comprobar cómo van mis estimaciones de la duración del viaje y le pregunto: - ¿Urmetán? - Niet, Urmetán dalecó (lejos) - responde. Pongo cara de sorpresa y vuelvo a preguntar: - ¿Entonces, a que hora llegamos? - Zabtra (mañana). A los pocos minutos para a descansar (el motor). Mientras trato de salir de estre mochilas, garrafa y pan, el hombre vuelve para decirme que hay una marshrutka que me puede llevar. Perfecto. Cojo los bártulos, le doy la mano y las gracias. En el nuevo vehículo se vuelven a reproducir las mismas escenas de presentaciones con los nuevos pasajeros. El sol se oculta entre las montañas y empieza a oscurecer, pero en la penumbra se aprecian las elevadas cumbres que delimitan el valle. Por los bordes de la carretera, que más bien es una pista forestal, caminan los campesinos de regreso a casa con los burros acarreando la carga. A las ocho todo está oscuro y la conducción se hace pesada. Además, el tramo final está en obras. Únicamente se ve lo que alcanza los focos. Todavía se ve a gente caminando, a lomos de un burro o sobre un carro. Cuando estamos a punto de llegar, cada pasajero se baja despidiéndose de mi. Uno de ellos es el dueño de un colmado a quien le ayudo a descargar los productos que ha comprado en el bazar. Me regala un zumo. Aprovecho para coger unas galletas, ya que me temo que ese día tampoco iba a cenar. No me las quiere cobrar. El conductor, Alek, me pregunta por mi hotel. Le contesto que no tengo, pero que ya elegiré uno de la guía que llevo. Me parece entender que él se queda a 5km de Penjakent y que allí puedo descansar. Le digo que OK. Cuando el último pasajero se baja, le pregunto por el hotel y me responde que no hay hotel, que soy su invitado. Para frente a un bar para comprar dos cervezas. Sale con dos Xibecas tayikas de litro y medio. Se queja de que están calientes. Llegamos a las nueve a su casa, que en realidad es una dacha (residencia de verano). Me muestra la sala de invitados, que cuenta con un acceso independiente. Me presenta a su mujer y su hija mayor, el resto duerme. La mujer trae dos jarras de agua y dos pares de zapatillas. Alek se lava pies y manos. Yo le imito. Entramos al recibidor-comedor. Es una habitación desnuda con el suelo lleno de alfombras, una mesa baja alrededor de la cual se distribuían las colchonetas sobre las que nos sentamos a cenar. La mujer empezó a sacar platos enteros de comida: sandía, melón, un estofado, dos platos de sopa de yogur con hinojo y de ensalada de tomate y cebolla. Alek tenía 36 años y cuatro hijos. Parecía feliz. Estuvimos hablando largo rato sobre todo, hasta que él no pudo más. Estaba cansado, pero no marchó a dormir hasta que se acabó la cerveza. Intentaba recordar el poco inglés que estudió en la escuela antes de dejarla para ir a la guerra. Tayikistán sufrió una guerra civil a principios de los 90, después de su independencia. Me lavo los dientes en el porche a la luz de la luna, en cuarto menguante. Dormí como un bebé en la habitación de invitados de Alek. Etapas 1 a 3, total 10
📊 Estadísticas de Diario ⭐ 5 (20 Votos)
Últimos comentarios al diario TAYIKISTAN: Pura montaña.
Total comentarios: 8 Visualizar todos los comentarios
CREAR COMENTARIO EN EL DIARIO
Galería de Fotos
|