El lunes comenzamos el día acercándonos a desayunar a la terracita que habíamos descubierto la tarde anterior, se trataba de un café super agradable en uno de los vértices del denominado "triangulo de oro" (al lado de la Plaza Gambetta) de Bordeaux, ya os podeis imaginar las tiendas que había por allí: Gucci, Armani, CH, ... Foto de la terraza en cuestión:
El día estaba medio nubladete pero con buena temperatura, lo ideal para pasear, así que tras los croissants nos dirijimos habia la zona de la catedral para subir a la torre Pey-Berland. Las vistas desde arriba son magnificas y por ellas merece la pena el globo que te agarras subiendo las tropecientas escaleras de caracol. La subida no es apta para claustrofóbicos. Imágenes desde lo alto de Pey-Berland:
Después de la visita nos pusimos a buscar un restaurante que nos habían recomendado Bistrot Edouard finalmente lo encontramos en la pequeña Plaza del Parlamento, un lugar muy recogido lleno de restaurantes.
La tarde la dedicamos a recorrer St-Catherine, visitar el mercado de los Grands Hommes (con su enorme juguetería incluida ^^!) y a volver al espejo de agua (como no!!!!).
He de advertiros que a las 19:30 ya está todo cerrado, así que pensamos que lo mejor sería comenzar a buscar un lugar para cenar. Caminando que camina pasamos por delante de un restaurante italiano que olía de maravilla pero no entramos, pensamos que alo mejor encontrabamos algo más "francés" un poco más adelante. Nuestra búsqueda fue infructuosa así que volvimos sobre nuestros pasos y esta vez si que entramos en el restaurante, que gran acierto! sólo quedaba una mesa libre y eran sólo las 8 de la tarde. Pedimos pizza, un par de platos depasta y tiramisù, todo ello regado con riquísimo Lambrusco tinto. Al poco de comenzar a cenar nos dio por mirar para fuera y alucinamos en colores, se había formado una fila como de 40 personas que estaban esperando en la calle y bajo la lluvia (si, se había puesto a llover) a que se quedase alguna mesa libre. La comida estaba riquísima pero no creo pillarse una santa chupa mereciese la pena, creo que era más una cuestión de moda, el lugar está en boga y se nota. Para los que esteis interesados en visitarlo, el restaurante se llama "Peppone" y está en la calle Georges Clemenceau.
Resumen de gastos:
- Desayuno: 17€
- Subida a la torre: 10€
- Comida: 45€
- Juguetería: 13€
- Merienda: 10€
- Cena: 63€
El día estaba medio nubladete pero con buena temperatura, lo ideal para pasear, así que tras los croissants nos dirijimos habia la zona de la catedral para subir a la torre Pey-Berland. Las vistas desde arriba son magnificas y por ellas merece la pena el globo que te agarras subiendo las tropecientas escaleras de caracol. La subida no es apta para claustrofóbicos. Imágenes desde lo alto de Pey-Berland:
Después de la visita nos pusimos a buscar un restaurante que nos habían recomendado Bistrot Edouard finalmente lo encontramos en la pequeña Plaza del Parlamento, un lugar muy recogido lleno de restaurantes.
La tarde la dedicamos a recorrer St-Catherine, visitar el mercado de los Grands Hommes (con su enorme juguetería incluida ^^!) y a volver al espejo de agua (como no!!!!).
He de advertiros que a las 19:30 ya está todo cerrado, así que pensamos que lo mejor sería comenzar a buscar un lugar para cenar. Caminando que camina pasamos por delante de un restaurante italiano que olía de maravilla pero no entramos, pensamos que alo mejor encontrabamos algo más "francés" un poco más adelante. Nuestra búsqueda fue infructuosa así que volvimos sobre nuestros pasos y esta vez si que entramos en el restaurante, que gran acierto! sólo quedaba una mesa libre y eran sólo las 8 de la tarde. Pedimos pizza, un par de platos depasta y tiramisù, todo ello regado con riquísimo Lambrusco tinto. Al poco de comenzar a cenar nos dio por mirar para fuera y alucinamos en colores, se había formado una fila como de 40 personas que estaban esperando en la calle y bajo la lluvia (si, se había puesto a llover) a que se quedase alguna mesa libre. La comida estaba riquísima pero no creo pillarse una santa chupa mereciese la pena, creo que era más una cuestión de moda, el lugar está en boga y se nota. Para los que esteis interesados en visitarlo, el restaurante se llama "Peppone" y está en la calle Georges Clemenceau.
Resumen de gastos:
- Desayuno: 17€
- Subida a la torre: 10€
- Comida: 45€
- Juguetería: 13€
- Merienda: 10€
- Cena: 63€