He empezado por aquí porque quiero comentar el vuelo que hicimos Delhi-Colombo. Estaba el avión lleno de hindúes, lo que conlleva el olor correspondiente. Yo nunca había visto en ningún vuelo que las azafatas de vez en cuando pasaran echando ambientador, si, si, como lo oís, iban con dos ambientadores cada una por cada uno de los pasillos. Pero eso no fue lo mejor ( o peor, según se mire). Lo peor fue el trajín de idas y venidas al cuarto de baño, llegué a ver pasar al mismo señor 5 veces al baño. Por no hablar de las veces que tocaban el timbre para llamar a las azafatas. En ningún vuelo había oído sonar tantas veces el timbre, aquello parecía un concierto...
En fin, una vez que cogimos el vuelo Colombo-Male la cosa cambió. Cuando empezamos a divisar isitas no me podía creer lo que estaban viendo mis ojos... qué maravilla, qué regalo para los sentidos, parecía increíble que existiera algo de esa belleza...


Por fin llegamos al aeropuerto de Male, pequeñito pero muy chulo, y lo mejor es la pista de aterrizaje, en una isla rodeada por una laguna. Esto era un pequeño aperitivo de lo que veríamos en adelante. Nos estaban esperando de la agencia, nos llevaron en un minibús hacia los hidroaviones y allí estuvimos esperando en una salita hasta la hora de salida. Esperamos muy poquito tiempo, lo justo para hacer la correspondiente foto a los hidroaviones.

Aquí es cuando empieza el verdadero espectáculo. El viaje hasta Sun Island dura 35 minutos, y cuando llegas parece que no han pasado ni 5!!!


Llegamos a la plataforma donde nos deja el hidroavión y nos está esperando el dhoni para llevarnos al Sun. Qué maravilla de vistas, la isla es preciosa desde el mar.



Cruzamos el jetty para dirigirnos al lobby, y justo antes de llegar al coffee shop, esta es la vista que hay a la derecha, SIN PALABRAS.

Cuando llegamos al lobby nos reciben con un agua de coco fresquita con trocitos de coco dentro y nos hacen rellenar una ficha con nuestros datos. El lobby es muy amplio, con muchos sillones y ventiladores de techo. En el centro hay una parte abierta con agua de mar y muchos peces de colores.

Una vez que nos dieron la llave de nuestro bungui, el 122, nos llevaron en un carrito hasta la habitación. Tengo que decir que sólo llevábamos el equipaje de mano, o sea, el pedazo bolso con todo lo que habíamos comprado en la India, porque nuestras maletas venían en otro hidroavión.
Recorremos una pequeña distancia por unos caminitos llenos de vegetación, palmeras, árboles, y un sinfín de plantas de colores hasta llegar a nuestro bungui. Abrimos la puerta y nos sorprendemos gratamente al ver que la habitación está mejor de lo que sale en las fotos de la web del Sun. Pero lo mejor estaba por venir. Abrimos la puerta que da al otro lado y... QUÉ MARAVILLA!!! Ahí estaban nuestras tumbonas y justo enfrente la laguna azul turquesa.

Menos mal que nos habíamos metido los bañadores en el bolso de mano, porque era imposible resistirse a meterse en esa agua y al parecer mandaron nuestras maletas a otra isla y tardaron una barbaridad en traérnoslas...
Esta era nuestra playa. Al fondo se ve el jetty que lleva al restaurante italiano y al centro de buceo.

Y esta otra de las magníficas vistas desde el bungui.

Después de pegarnos unos buenos baños, se hizo la hora de comer, así que nos fuimos hacia el restaurante que teníamos asignado con la pensión completa. Es el Restaurante Maaniya. Aquí se pueden ver los caminitos y la vegetación. La verdad que el interior de la isla estaba muy cuidado y muy limpio.


Después de comer salimos a la playa de nuestro bungui y fuimos dando la vuelta a la isla hacia la izquierda hasta llegar a los ower waters, que estaban justamente en el lado contrario al nuestro.



Entrando por uno de los caminitos de los ower waters hacia la isla te encuentras el spa. Nosotros no lo utilizamos, pero estuvimos echando un vistacillo y tenía buena pinta.


Por la misma zona del spa estaba el mini golf.


Desde el coffee shop se podía ver un lado completo de la isla. A la derecha, la playa principal, con sus sombrillas y tumbonas


Y a la izquierda, el otro lado de la playa, hacia donde daba nuestro bungui.


Justo detrás de la playa principal estaba la piscina, era una infinity pool, desde la piscina, parecía que el agua continuaba con la de la laguna. La piscina estaba realmente bien, pero las cosas como son, piscinas hay en todos los sitios pero un mar como ese no lo hay en todos los sitios.


Bueno, os pongo una foto del coffee shop, que os hablo de él pero todavía no os lo he enseñado.


La vista desde aquí era ALUCINANTE

Los días se pasaron muy deprisa. Hicimos snorkel, fuimos a una excursión a un arrecife cercano, dimos de comer a las matas, estuvimos persiguiendo a toda la fauna terrestre para hacerles fotos (aunque salieron bastante mal) y, sobre todo, disfrutamos mucho de las aguas y las playas de Sun Island.

En cuanto a la comida, decir que el buffet era muy extenso, con gran variedad de platos, arroz, pasta, muchas verduras, muchas ensaladas, carnes, pescados, frutas, tartas... A parte de la comida que ya estaba hecha, había varios cocineros que te hacían cosas en el momento.
Había otros restaurantes, el italiano, el tailandés, la terraza grill, pero nosotros sólo fuimos al restaurante principal.
En cuanto a los bares, estaba el coffee shop, que a parte de bebidas tenían sanwiches y hamburguesas, el bar de la piscina, el bar de la playa, el bar principal. En este último cada noche hacían una actividad distinta, karaoke, danza maldiva, carrera de cangrejos, música en directo...
Aburrirte por las noches no te aburrías. Nosotros no nos quedábamos hasta muy tarde, porque con lo pronto que amanece queríamos aprovechar los días.
Los atardeceres, una PASADA.


Sólo decir que si el paraíso existe tiene que ser parecido a esto.



A mi me ha encantado Maldivas, y el Sun tiene unas playas ESPECTACULARES.