El sábado nos levantamos pronto para visitar parte de la isla. Agradecer a Micky, nuestro guía particular, por las excursiones tan gratas que nos dió.

Pasamos por el Jardín del Cactus pero no está adaptado y a mí tampoco me ilusionaba mucho, así que fuimos a visitar la Cueva de los Verdes. Bueno, de hecho entré yo sola, mi marido quiso que yo entrara a visitarlo aunque él no pudiera.
Me gustó. Además de la sorpresa que te espera dentro!


Después de estar una hora dentro y mi marido estar esperando (aunque tenía a Micky), visitamos también los Jameos del Agua. No está muy adaptado pero mi marido pudo ver algo desde la parte superior.

Luego nos fuimos dirección Órzola. En el Mirador del Río no entramos pero Micky nos dijo que desde la carretera se veía bastante bien la isla de La Graciosa, y así fué.

El norte de la isla es estupendo. Me encantó la playa de Famara, llena de surfistas!

Después de visitar todo ello, ya llegó la hora de ir a comer y Micky nos dejó en Puerto Calero (Puerto del Carmen). Comimos en el restaurante Puerto Bahía, con unas vistas increíbles. Quisimos probar pescado típico de allí, y así lo hicimos. Nos llovió cuando estábamos con el café. Preguntamos a los camareros que, con sus experiencias sabrían cuánto duraría esa lluvia, y nos digeron que poco. Pero llevávamos ya media hora esperando y no paraba, aunque hizo una pequeña pausa y decidimos arriesgarnos. Nuestro plan era ir por todo el paseo (Av. de las Playas) hasta el bungalow, pero yo tenía frío y a medio camino cogimos un taxi.
Sirvió para descansar y coger fuerzas para el día siguiente.
Como teníamos media pensión, ya cenamos en el bar/restaurante de los bungalows.