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Como el crucero terminaba un sábado y nosotros no trabajamos hasta el domingo decidimos quedarnos un día en Barcelona. Elegimos para hospedarnos el hotel Catalonia Portal de l’Angel y fue una elección perfecta, no es excesivamente caro (desde 80€ la habitación doble) y está en pleno centro. Llegamos, tomamos posesión de nuestras habitaciones y nos fuimos a correr el tacón por Barcelona. Como está al lado de Las Ramblas paseamos por ellas recreándonos en los edificios que la flanquean.
También nos acercamos al barrio gótico donde pudimos admirar la catedral, los palacios y este precioso balcón que hace de puente entre dos casas
Luego regresamos al hotel y, como estábamos muy cansados comimos en el propio hotel, en una terraza interior acristalada preciosa, el menú del día que no estaba mal de precio.
Por la tarde decidimos ver la Casa Batlló pues soy una enamorada de Gaudí. Nos acercamos andando hasta ella bajo una fina lluvia que nos acompañó a ratos durante nuestra estancia.
Este edificio lo mandó construir el sr. Batlló y es un edificio de casas en altura, en la planta primera está la casa del dueño y en el resto de los pisos hay dos viviendas por planta que, actualmente están alquiladas a particulares. Aquí os dejo la foto de la escalera con las puertas de entrada a estas casas de alquiler
Todo ha sido ideado por este genio de la arquitectura, desde la escalera de acceso
Al ascensor
Sin olvidar el patio de luces
La vivienda de los dueños está diseñada en su totalidad, incluyendo los armarios empotrados, las chimeneas,
los muebles, las puertas, los ventanales, etc.
Y en la azotea se creó un espacio de uso comunal con una sala para lavar ropa, tendedero con un sistema muy ingenioso de forma que la ropa se tiende bajo cubierta pero siempre corre el aire y, por tanto se seca la ropa. También se diseñaron trasteros para los pisos de alquiler.
Y, cómo no, las famosas chimeneas exteriores de Gaudí. En este caso imitan las chepas de un dragón ya que Gaudí pretendió recrear un dragón con el diseño de esta casa.
Ya de noche regresamos a nuestro hotel, descansamos un poquito y nos fuimos a cenar. Después de recorrer un poco Las Ramblas acabamos cenando en un restaurante italiano que había en la calle que hace esquina con nuestro hotel y ya cerquita de Las Ramblas. Cenamos bien, no muy caro y hasta le gustó a mi hijo (ese al que no le gusta nada).
Luego nos echamos unas manitas de mus antes de irnos a la cama.
Al día siguiente desayunamos en un cafetería enfrente del hotel (no estaba incluido el desayuno) y nos fuimos a ver el Parc Güell hasta la hora de recoger nuestras maletas para ir a la estación.
En la misma Plaza de Cataluña, al lado del hotel salen los buses para el parque y nos subimos a uno y allí que nos presentamos, en el mismísimo Parc Güell, admirando por el camino la cantidad de edificios modernistas que pueblan Barcelona (el próximo viaje lo dedicaremos a ellos).
Entramos por la puerta de arriba directamente al viaducto que daba servicio al interior del parque. Aquí un inciso. El Parc Gúell se ideó como una colonia cerrada de casas, lo que hoy en día conocemos como una urbanización de lujo. Se vendían las parcelas sin edificar y cada uno se hacía su casa. La constructora urbanizó la zona, es decir, Gaudí urbanizó la zona: viaductos, jardines, mercado, iglesia, calles, etc. Pero no tuvo éxito, la burguesía barcelonesa consideró que aquello estaba muy alejado, lo importante era que te vieran y allí no te iba a ver nadie, así que sólo se edificaron unas pocas casas.
Recorrimos todo el viaducto por arriba y por abajo y así obtuvimos esta foto de la que fue casa de Gaudí con Barcelona al fondo
Desde allí nos dirigimos a la zona más conocida del parque, la explanada que está encima de la plaza del mercado, con sus asientos de collage cerámico. Como era domingo estaba lleno de músicos de todos los países, unos tocaban la guitarra o el violín pero había otros que tocaban unos instrumentos rarísimos de los que no se me ocurrió hacer fotos y me pesa un montón. Lo que sí hice fue comprar algún CD. Desde lo alto se ve perfectamente la entrada de abajo con la iglesia y la casa del guarda.
Después nos fuimos hacia las zonas más alejadas del parque y regresamos, pero ahora a la parte baja de la plaza del mercado, donde la preciosa columnata, espacio que tenía una utilidad ambivalente, como mercado y sala de reuniones, al igual que en las basílicas romanas.
Desde allí nos dirigimos hacia la salida y paramos, previamente, en la cafetería a tomar un refresco y cambiar aguas. Mientras los caballeros defendían el fortín yo me dirigí al famoso dragón para hacerle una foto. Aunque no os lo creáis tuve que pelearme con el personal para que me dejaran hacerla: cada vez que yo conseguía encuadrar la imagen llegaban unos y ¡zas!
Se ponían delante, así que al final hice yo lo mismo, me coloqué delante y no podían sacar la foto, hasta que se dieron cuenta y me dejaron tirar mi foto 
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Y desde allí volvimos a coger el bus hasta nuestro hotel, recogimos las maletas y nos fuimos a la estació para regresar a Madrid
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