Viernes 17, Agra
Pues no sé si será por la será por las emociones, por contagio, o por lo que ya sospechamos, por el Malarone, pero hoy el que también esta malo soy yo. Habrá que aguantar, no se viene a la India todos los años ¿no?
El desayuno en estas condiciones es secundario, un té, un yogurt y un poco de fruta, dieta astringente, por supuesto.
Salimos pronto hacia el Fuerte Rojo. Anoche pasamos al lado, así que ya sabemos por donde esta, mas o menos. Apenas 2 km-.
Agra es un bullicio, al bus le cuesta pasar, pero al fin llegamos. Por fuera, ya de día se ve inmenso. Es una fortaleza inexpugnable, y por dentro pues eso, caben unos cuantos palacios,








Durante las visita sufro bastante achaques y mareos, pero hay que aguantar.
Estamos en el Fuerte gran parte de la mañana, y para mi alivio, salimos hacia el bus. Necesito sentarme, a ver si esto se pasa pronto.

Justo justo alguno se compra una que otra figura pequeña, y punto. Estas visitas deben de ser impuestas por las oficinas de turismo locales.
Ya en el bus decidimos lo que se va a hacer a la tarde. Hay dos opciones:
1ª Una excursión a Sikandra, mausoleo de Albar, y luego una visita a los jardines que hay en la parte trasera de Taj Mahal, al otro lado del rio.
2ª Excursión, por cuenta propia, por Agra y sus mercados.
Nos apuntamos ala del Mausoleo, 10 euros, que la cosa no está para saltos. Hay que estar mucho más tiempo sentado que de pies, a ser posible.
Sin comer, me meto en la cama al llegar al hotel. 3 horas, justo hasta la salida hacia Sikandra. Me encuentro mejor, Itzi también, por lo menos no tengo mareos ni malestar. De lo otro mejor ni hablar. Seguro que ha sido el Malarone. Por ahora somos a los únicos que les ha pasado, o por lo menos nadie lo ha dicho.
Sikandra está a unos 20n km, pero el recorrido es todo urbano. Es muy bello, y tiene unos amplios jardines interiores en los que hay Ardillas, antílopes, y monos.

No hay mucha gente en la visita, estamos casi solos, y después de un buen rato montamos en el bus.






El siguiente destino son los jardines que están detrás del Taj Mahal.
Llegamos un poco justos de tiempo, cierran al ponerse el sol, pero es que el puente que hay que pasar nos ha costado un huevo pasarlo. Por el camino ya veíamos a la gente sacando los somieres para dormir a la fresca.







En los jardines nos encontramos con el resto del grupo, los que habían ido por su cuenta.
Como hay mucha agua en el rio, los monzones han sido muy generosos, sacamos unas fotos diferentes. Pocas veces hay tanta agua.


Cuando se pone el sol, aparecen unos con bastones en la mano, que literalmente no echan a patadas, menos mal que no es a bastonazos, pero aun así nos damos la vuelta para sacar la ultima foto al Taj. Un último vistazo, que ya no lo vamos a volver a ver, por lo menos no en este viaje.


La vuelta al hotel es otra odisea, Tuck tuck, ricksaw, coches, camionetas, todos están en la calle. Es la hora de volver a casa, supongo, porque ya ha anochecido.
Al llegar al hotel me pego un baño en la piscina, y después salimos a la calle a buscar un teléfono, hay que llamar a casa. Más tarde volvemos al hotel, y a la cama sin cenar. Por un día que ayunemos no nos vamos a morir, y nos va a sentar muy bien al estomago.