Llegamos al aeropuerto casi dos horas antes del vuelo, nos dirigimos a hacer el checking y había una cola enorme. El vuelo se atrasó una media hora, rato que aprovechamos para ver la nueva T3 del aeropuerto y tomar algo antes de coger el avión. Llegamos a Roma al aeropuerto de Fiumicino, donde tuvimos un problema con mi maleta, que no llegó y tuve que estar cinco días sin ella, con las molestias que ello acarrea. Desde el aeropuerto cogimos el Leonardo Express, más caro que los regionales pero mas cómodo y sin trasbordo. Nos costó 14 euros por persona y nos llevó sin hacer paradas hasta Termini, la principal estación de tren en Roma. Nuestro hotel estaba cerca, a unos diez minutos andando, por la via Nazionale, y bien comunicado con metro. El hotel Italia es justo lo que queríamos, limpio, funcional y la atención muy buena, desayuno sencillo pero suficiente y lo mejor la buena situación, muy cerca de casi todo. Andando llegas a los sitios de mayor interés en unos quince minutos y para lo más alejado el metro de plaza República que está a cuatro minutos andando. En nuestra primera tarde en Roma era ya casi de noche y decidimos hacerlo en plan paseo viendo cosas con calma y al día siguiente ya empezaríamos con nuestro itinerario. Llegamos bajando la via Nazionale hasta la columna Trajana, impresionante y detrás de ella el monumento a Vittorio Emanuele II, y ahí empiezas a darte cuenta de que en Roma todo es a lo grande, que dimensión de estatua. Delante del monumento había un gran árbol de navidad y un pequeño belén iluminado.
Después subimos hasta la plaza del Campidoglio adornada con ángeles azules, había poca gente pero el sitio era muy bonito. Atravesando la plaza se encuentra la columna de la loba capitolina y su historia de cómo alimento a los fundadores de Roma. Siguiendo un poco más adelante tienes unas preciosas vistas del foro romano, además al ser de noche y estar poco iluminado la sensación es muy buena y el coliseo se ve muy poco al fondo, bajo una tenue iluminación. Después dejamos esta zona y nos dirigimos por la vía del Corso hacia la plaza de la Colonna. Vimos la columna de Marco Aurelio y la plaza del Montecitorio, desde ahí nos fuimos hacia la Fontana de Trevi. Teníamos muchas ganas de verla, a pesar de haberla visto en fotos y leído de ella, impresiona al verla porque es enorme y preciosa. Toda abarrotada de gente y el ruido del agua cayendo aumenta la impresión al verla. Estuvimos un rato disfrutando el momento y luego continuamos callejeando hasta la plaza Barberini donde esta la fontana del Tritón muy bonita también. Recorrimos la famosa y elegante Vittorio Veneto e intentamos ir a comer al Hard Rock, cosa que tuvimos que dejar para otro día porque había que esperar más de dos horas. Decidimos irnos dando un tranquilo paseo de una media hora hasta el hotel. Por el camino vimos la fuente de las cuatro esquinas, una parte estaba siendo restaurada, y cenamos algo rápido cerca del hotel. Luego nos dimos una ducha, preparamos el día siguiente y a descansar.
Después subimos hasta la plaza del Campidoglio adornada con ángeles azules, había poca gente pero el sitio era muy bonito. Atravesando la plaza se encuentra la columna de la loba capitolina y su historia de cómo alimento a los fundadores de Roma. Siguiendo un poco más adelante tienes unas preciosas vistas del foro romano, además al ser de noche y estar poco iluminado la sensación es muy buena y el coliseo se ve muy poco al fondo, bajo una tenue iluminación. Después dejamos esta zona y nos dirigimos por la vía del Corso hacia la plaza de la Colonna. Vimos la columna de Marco Aurelio y la plaza del Montecitorio, desde ahí nos fuimos hacia la Fontana de Trevi. Teníamos muchas ganas de verla, a pesar de haberla visto en fotos y leído de ella, impresiona al verla porque es enorme y preciosa. Toda abarrotada de gente y el ruido del agua cayendo aumenta la impresión al verla. Estuvimos un rato disfrutando el momento y luego continuamos callejeando hasta la plaza Barberini donde esta la fontana del Tritón muy bonita también. Recorrimos la famosa y elegante Vittorio Veneto e intentamos ir a comer al Hard Rock, cosa que tuvimos que dejar para otro día porque había que esperar más de dos horas. Decidimos irnos dando un tranquilo paseo de una media hora hasta el hotel. Por el camino vimos la fuente de las cuatro esquinas, una parte estaba siendo restaurada, y cenamos algo rápido cerca del hotel. Luego nos dimos una ducha, preparamos el día siguiente y a descansar.