Esta vez la elección del destino fue fácil. Unos amigos querían ir a Praga y nos preguntaron “¿venís?”. La respuesta, puesto que ya estoy escribiendo el diario, es obvia 
Las fechas no eran las que más me gustaban para hacer un viaje, pero si queríamos ir todos, tenía que ser en Agosto (temporada alta altísima ya que la vuelta la hicimos el 15 de Agosto, que es “un poco” festivo en toda España
).
Volamos con SmartWings, ya que era la única que nos ofrecía la opción de vuelo directo y además, si lo hubiésemos cogido con escalas no había gran diferencia de precio (teniendo en cuenta que con las escalas probablemente nos hubiésemos quedado una noche más nos salía incluso más barato). A la ida, media horita de retraso, pero a la vuelta más de dos horas, lo que hizo que terminara abriendo la puerta de casa a las 12 de la noche, como una Cenicienta volviendo al periodo laboral normal (que al día siguiente tocaba currar). Aparte del retraso, ningún problema, y además te dan de comer en el vuelo (cosa que agradecimos sobre todo en el de vuelta)
El hotel elegido fue el Hotel Beranek, de tres estrellas en Praga 2. La elección viene condicionada porque éramos cinco y había que llegar a un consenso por sitio, opiniones y ubicación, y no es fácil. Mi valoración del hotel es que es un hotel correcto. Lo mejor, su ubicación, muy cerca (más de lo que parece en lo planos) de la parada de la línea roja del metro I. P. Pavlova y aún más cerca de una parada de tranvía donde para, entre otros, el 22, que te lleva al Castillo.
La habitación, con moqueta, amplia y muy limpia. Me llamó la atención que el minibar estuviera vacío, totalmente vacío (creo que se pueden comprar los productos en recepción, pero no lo comprobé...). A mí parecer así pierden algo, ya que, cuando estás en pijama y te apetece algo, yo podría hacer un esfuerzo supremo y moverme de la cama al minibar pero recepción ya está tannnnnnnnnnnn lejos. El aire acondicionado es totalmente controlable y funciona muy bien.
Las "cosas de baño" mejor os las lleváis de casa, que sólo hay gel/champú (2x1, señores) y jabón para las manos.
El desayuno completo y en una sala con bastantes mesas (y con un café aceptable; yo en muchos hoteles no puedo tomármelo y en éste no lo perdoné ni una sola vez
)
Un consejillo en cuanto a la moneda (ya que en 2010 seguían con la corona checa): en general sale mejor cambiar allí que en España o sacar en cajero, aunque esto dependerá de la comisión que os aplique la tarjeta que uséis. Pero, OJO, antes de cambiar nada preguntad “cuánto os dan por tanto” y si no os convence id a otro sitio; una vez que soltéis el dinero, es mucho más difícil (incluso imposible en algún caso) dar marcha atrás a la operación. Nuestra única “mala” experiencia con un checo fue con un “señor” de una casa de cambio la primera tarde, porque como no nos gustaba lo que nos ofrecía (sólo le habíamos preguntado) le dijimos que gracias y nos dimos la vuelta, lo que le hizo dedicarnos alguna “bonita” palabra en inglés
Nos dio mucho juego recordarlo todo el viaje, jeje.
En el foro se recomiendan algunos sitios, aunque no es difícil encontrar un buen cambio, siempre que os vayáis fijando en los carteles
quizás un pelín menos que en éstos, pero si no te pilla de paso, creo no merece pena perder el tiempo en desplazarte por conseguir 2 euros más por cada 100 o algo así 
Aparte de nuestra experiencia en la casa de cambio, la gente ha sido muy amable: Encontramos a un camarero que hablaba español en un restaurante en la zona del Castillo, con el que estuvimos bromeando toda la comida; otro camarero nos enseñó por gestos que un plato llevaba hígado; nos hicimos fotos con un chico disfrazado de guardia en una de las torres; en Terezín la señora de la tienda de recuerdos (por señas y con mucho empeño, porque su inglés era escasito) nos indicó que la postal que queríamos no era el estado normal de la zona, sino después de sufrir una inundación, y así todos en general
. Si nos hubiésemos dejado guiar por la primera impresión, hubiese sido un gran error, pero es que en todas partes hay maleducados.
En cuanto al transporte, si bien es cierto que la ciudad es pequeñita y muchas zonas se pueden hacer andado, al tener en hotel en Zona 2 y muy cerca de una parada del tranvía y de metro, lo utilizamos sobre todo en los desplazamientos que salían o llegaban al hotel, para evitar perder el tiempo en todos los recorridos por esa zona hasta llegar a un “punto de interés”. Existen bonos diarios (duran 24 horas que sirven para metro, tranvía y autobuses).
La comida, buena y contundente. Los últimos días fuimos más a restaurantes italianos y pizzerías que las arterias renegaban de tanta carne

Las fechas no eran las que más me gustaban para hacer un viaje, pero si queríamos ir todos, tenía que ser en Agosto (temporada alta altísima ya que la vuelta la hicimos el 15 de Agosto, que es “un poco” festivo en toda España

Volamos con SmartWings, ya que era la única que nos ofrecía la opción de vuelo directo y además, si lo hubiésemos cogido con escalas no había gran diferencia de precio (teniendo en cuenta que con las escalas probablemente nos hubiésemos quedado una noche más nos salía incluso más barato). A la ida, media horita de retraso, pero a la vuelta más de dos horas, lo que hizo que terminara abriendo la puerta de casa a las 12 de la noche, como una Cenicienta volviendo al periodo laboral normal (que al día siguiente tocaba currar). Aparte del retraso, ningún problema, y además te dan de comer en el vuelo (cosa que agradecimos sobre todo en el de vuelta)
El hotel elegido fue el Hotel Beranek, de tres estrellas en Praga 2. La elección viene condicionada porque éramos cinco y había que llegar a un consenso por sitio, opiniones y ubicación, y no es fácil. Mi valoración del hotel es que es un hotel correcto. Lo mejor, su ubicación, muy cerca (más de lo que parece en lo planos) de la parada de la línea roja del metro I. P. Pavlova y aún más cerca de una parada de tranvía donde para, entre otros, el 22, que te lleva al Castillo.
La habitación, con moqueta, amplia y muy limpia. Me llamó la atención que el minibar estuviera vacío, totalmente vacío (creo que se pueden comprar los productos en recepción, pero no lo comprobé...). A mí parecer así pierden algo, ya que, cuando estás en pijama y te apetece algo, yo podría hacer un esfuerzo supremo y moverme de la cama al minibar pero recepción ya está tannnnnnnnnnnn lejos. El aire acondicionado es totalmente controlable y funciona muy bien.
Las "cosas de baño" mejor os las lleváis de casa, que sólo hay gel/champú (2x1, señores) y jabón para las manos.
El desayuno completo y en una sala con bastantes mesas (y con un café aceptable; yo en muchos hoteles no puedo tomármelo y en éste no lo perdoné ni una sola vez

Un consejillo en cuanto a la moneda (ya que en 2010 seguían con la corona checa): en general sale mejor cambiar allí que en España o sacar en cajero, aunque esto dependerá de la comisión que os aplique la tarjeta que uséis. Pero, OJO, antes de cambiar nada preguntad “cuánto os dan por tanto” y si no os convence id a otro sitio; una vez que soltéis el dinero, es mucho más difícil (incluso imposible en algún caso) dar marcha atrás a la operación. Nuestra única “mala” experiencia con un checo fue con un “señor” de una casa de cambio la primera tarde, porque como no nos gustaba lo que nos ofrecía (sólo le habíamos preguntado) le dijimos que gracias y nos dimos la vuelta, lo que le hizo dedicarnos alguna “bonita” palabra en inglés

En el foro se recomiendan algunos sitios, aunque no es difícil encontrar un buen cambio, siempre que os vayáis fijando en los carteles


Aparte de nuestra experiencia en la casa de cambio, la gente ha sido muy amable: Encontramos a un camarero que hablaba español en un restaurante en la zona del Castillo, con el que estuvimos bromeando toda la comida; otro camarero nos enseñó por gestos que un plato llevaba hígado; nos hicimos fotos con un chico disfrazado de guardia en una de las torres; en Terezín la señora de la tienda de recuerdos (por señas y con mucho empeño, porque su inglés era escasito) nos indicó que la postal que queríamos no era el estado normal de la zona, sino después de sufrir una inundación, y así todos en general

En cuanto al transporte, si bien es cierto que la ciudad es pequeñita y muchas zonas se pueden hacer andado, al tener en hotel en Zona 2 y muy cerca de una parada del tranvía y de metro, lo utilizamos sobre todo en los desplazamientos que salían o llegaban al hotel, para evitar perder el tiempo en todos los recorridos por esa zona hasta llegar a un “punto de interés”. Existen bonos diarios (duran 24 horas que sirven para metro, tranvía y autobuses).
La comida, buena y contundente. Los últimos días fuimos más a restaurantes italianos y pizzerías que las arterias renegaban de tanta carne
