VIERNES, 05 DE AGOSTO
Madrugamos un poquito para estar lo más temprano posible y que nos cundiera el día. Hacía bastante fresco, había refrescado, y teníamos un poquito de lluvia, pero nada, al poco de salir, dejó de hacerlo. Para ir a Versalles tienes que coger el cercanías RER línea C. Si no recuerdo mal, se tarda como una hora, pero nosotras la aprovechamos muy bien. Nos quedamos dormidas
. Cuando llegamos allí (última parada de la línea), sólo hubo de seguir a toda la marabunta de turistas que tenían pinta de ir al mismo lugar que nosotras. Antes de llegar al Palacio, había unos puestos de agencias que te hacían tour sin esperas de colas para el Palacio. Pasando olímpicamente. Había escuchado que tenías tu audioguía así que prefería ir a mi ritmo. Cuando llegamos al Palacio, la cola era considerable, pero entre risas se hace llevadera.
Después de pagar la entrada y coger nuestra audioguía, pasamos para contemplar la majestuosidad del Palacio. No me extraña que los ahorcaran en la guillotina...
La camita de la señora reina:


El salón de la guerra:
Las puertas:
Algo que merece mucho la pena es pasear por los jardines, son preciosos, cuidados al máximo. Lo ideal es en bici, pero a estas alturas del viaje ganas de hacer esfuerzo lo justo, así que decidimos flojear y alquilarnos un carrito de golf, jejejeje. Fue bastante divertido. Estuvimos una hora dando vueltas por los jardines, viendo todo lo que pudimos (la hora pasa bastante rápido), y a eso de las 17, estábamos fuera.


¿Dónde comemos a estas horas?. Salimos del Palacio y vimos un restaurante mexicano que estaba abierto, y sólo (no sé si por las horas que eran o porque no pintaba demasiado bien), así que como no estábamos para delicadezas, decidimos entrar. Poca cantidad, salimos casi igual que entramos, pero al menos nos sirvió parar engañar el estómago. De allí a la estación de cercanías, coger el tren, y para el barrio latino a hacer unas compras. Allí fue donde mejor precio encontramos para los regalitos. Compramos unos cuantos recuerdos para la family and friends, y paramos a tomarnos unas cervecitas en un bareto de la zona. Tocaba hora feliz, 2*1, así que nos bebimos dos buenas jarras, y tan contentas, para el albergue. Esta noche tocó McDonald´s, ducha, y a dormir.


Después de pagar la entrada y coger nuestra audioguía, pasamos para contemplar la majestuosidad del Palacio. No me extraña que los ahorcaran en la guillotina...

La camita de la señora reina:


El salón de la guerra:

Las puertas:

Algo que merece mucho la pena es pasear por los jardines, son preciosos, cuidados al máximo. Lo ideal es en bici, pero a estas alturas del viaje ganas de hacer esfuerzo lo justo, así que decidimos flojear y alquilarnos un carrito de golf, jejejeje. Fue bastante divertido. Estuvimos una hora dando vueltas por los jardines, viendo todo lo que pudimos (la hora pasa bastante rápido), y a eso de las 17, estábamos fuera.


¿Dónde comemos a estas horas?. Salimos del Palacio y vimos un restaurante mexicano que estaba abierto, y sólo (no sé si por las horas que eran o porque no pintaba demasiado bien), así que como no estábamos para delicadezas, decidimos entrar. Poca cantidad, salimos casi igual que entramos, pero al menos nos sirvió parar engañar el estómago. De allí a la estación de cercanías, coger el tren, y para el barrio latino a hacer unas compras. Allí fue donde mejor precio encontramos para los regalitos. Compramos unos cuantos recuerdos para la family and friends, y paramos a tomarnos unas cervecitas en un bareto de la zona. Tocaba hora feliz, 2*1, así que nos bebimos dos buenas jarras, y tan contentas, para el albergue. Esta noche tocó McDonald´s, ducha, y a dormir.