JUEVES, 04 DE AGOSTO.
A las 8 en planta, y el día anterior, entre caminatas, subidas de escaleras, y medio borrachera..ufff..pero estábamos en París, ¡había que hacer un esfuerzo!. Ya tendríamos tiempo de descansar una vez llegáramos aquí. Hoy era mi día, mi ansiado día. Tenía un especial interés en ver la Basílica del Sagrado Corazón y su entorno, el barrio de MontMartre. Cogimos nuestro metro, y hala, a esperar un ratito mientras llegábamos. Bajamos en la parada y subimos una calle llena de souvenirs hasta que...ohhhhhh...allí estaba..tan blanquita, tan preciosa...
Subimos las escalinatas y nos adentramos en la iglesia, que por cierto estaban dando misa. Salimos y nos pusimos a hacer cola para subir a la cúpula. Luego me arrepentí de haber ido a primera hora de la mañana. Lo tenía que haber hecho a última hora de la tarde, y así poder contemplar desde allí la puesta de sol, ya que las vistas desde la Basílica, son preciosas...hay tantos lugares en París desde los que divisar...Estuvimos allí un ratito reposando, con la mirada perdida, me encantó ese lugar.
Bajamos para perdernos un poquillo por el barrio Montmartre, calles empinadas, estrechas, con un ambiente especial. Fue barrio donde se reunían los intelectuales del momento, artistas, escritores, pintores...La verdad que el barrio me gustó mucho., quedó anclado en el tiempo. Llegamos a la famosa Place Du Tertre, lugar donde los artistas se dedican a retratar a aquellos turistas que por allí pasean. No me pude resistir. Tras dar una vuelta a toda la plaza, vi a uno que estaba retratando a una chica exactamente igualita. Me quedé asombrada de lo bien que pintaba, así que me dije: qué leche, que yo también quiero. Cuando acabó de pintarla, acordamos el precio para mi cuñada y para mí, y nada, a posar cual top-model!!!!. Me encantó mi retrato, estaba más que conseguido (al natural soy más guapa, eso sí
).
De allí seguimos perdiéndonos por las calles hasta llegar al lugar más erótico de la zona.
Avenida llena de sex-shops, y cómo no, el famosísimo Mouline Rouge.


Pasemos y curioseamos por allí durante un buen ratito. Después de ver todo tipo de artilugios, decidimos marcharnos hacia la zona del centro Pompediu, pero vimos que íbamos tardecillo de hora y dimos marcha atrás para ir hacia la zona de la Torre Eiffel para hacer un crucerito por el Sena. No me acuerdo la compañía con la que lo hice, ni tampoco el precio, pero no fue muy caro. Para mi gusto, merece mucho mucho la pena. Es una gozada. Te dan tu audioguía para indicarte qué vas viendo durante el camino y las curiosidades de algunos de los lugares. Haciendo el crucero, tomé la foto de uno de los puentes más bellos del Sena, Alexander III.
Tras acabar con nuestro crucero, cogimos el metro y para cenar al tunecino. Cenita, duchita, y destrozadas para la cama. Al día siguiente esperaba Versalles.

Subimos las escalinatas y nos adentramos en la iglesia, que por cierto estaban dando misa. Salimos y nos pusimos a hacer cola para subir a la cúpula. Luego me arrepentí de haber ido a primera hora de la mañana. Lo tenía que haber hecho a última hora de la tarde, y así poder contemplar desde allí la puesta de sol, ya que las vistas desde la Basílica, son preciosas...hay tantos lugares en París desde los que divisar...Estuvimos allí un ratito reposando, con la mirada perdida, me encantó ese lugar.
Bajamos para perdernos un poquillo por el barrio Montmartre, calles empinadas, estrechas, con un ambiente especial. Fue barrio donde se reunían los intelectuales del momento, artistas, escritores, pintores...La verdad que el barrio me gustó mucho., quedó anclado en el tiempo. Llegamos a la famosa Place Du Tertre, lugar donde los artistas se dedican a retratar a aquellos turistas que por allí pasean. No me pude resistir. Tras dar una vuelta a toda la plaza, vi a uno que estaba retratando a una chica exactamente igualita. Me quedé asombrada de lo bien que pintaba, así que me dije: qué leche, que yo también quiero. Cuando acabó de pintarla, acordamos el precio para mi cuñada y para mí, y nada, a posar cual top-model!!!!. Me encantó mi retrato, estaba más que conseguido (al natural soy más guapa, eso sí

De allí seguimos perdiéndonos por las calles hasta llegar al lugar más erótico de la zona.
Avenida llena de sex-shops, y cómo no, el famosísimo Mouline Rouge.


Pasemos y curioseamos por allí durante un buen ratito. Después de ver todo tipo de artilugios, decidimos marcharnos hacia la zona del centro Pompediu, pero vimos que íbamos tardecillo de hora y dimos marcha atrás para ir hacia la zona de la Torre Eiffel para hacer un crucerito por el Sena. No me acuerdo la compañía con la que lo hice, ni tampoco el precio, pero no fue muy caro. Para mi gusto, merece mucho mucho la pena. Es una gozada. Te dan tu audioguía para indicarte qué vas viendo durante el camino y las curiosidades de algunos de los lugares. Haciendo el crucero, tomé la foto de uno de los puentes más bellos del Sena, Alexander III.

Tras acabar con nuestro crucero, cogimos el metro y para cenar al tunecino. Cenita, duchita, y destrozadas para la cama. Al día siguiente esperaba Versalles.