Chichén Itza, Cenote Il Kil, Valladolid y Ruinas de Ek Balam ✏️ Diarios de Viajes de Caribe

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Nos pusimos el despertardor a eso de las cinco para salir a las cinco y media. Desde nuestro hotel hay como dos horas y media de viaje y queriamos llegar sobre las ocho que es la hora a la que abren ya que hace menos calor y apenas hay gente.
Por el camino nos paró el ejército para revisarnos el vehículo, no hubo ningún problema y seguimos adelante. Llegamos a[b] Chicén Itza [/b]y allí muchos guías nos ofrecieron sus servicios; las tarifas de guías están establecidas según dijeron a 500 pesos un recorrido de aproximadamente una hora y media. No nos apetecia regatear asique lo aceptamos, compramos las entradas y nos metimos en la selva.

Merece la pena ver esta zona con un guía, te explica un montón de curiosidades que merece la pena conocer. Aquello es impresionante, cuando ya habíamos terminado los puestecitos comenzaban a realizar sus primeras ventas y un chorro de gente entraba y llenaba todo lo que antes estaba medio vacío. El calor era insoportable. Si quereis comprar algo de recuerdo, hacedlo aquí, es lo más barato.
Montamos en el coche y nos dirigimos al cenote Il Kil, aparcamos y seguimos las indicaciones. Se trata de un cenote con parte del techo abierto y unas lianas que bajan desde arriba y llegan casi hasta el agua. Es muy profundo y nos enteramos de que aqui se celebraban los concursos de saltos de Red Bull.

Bajamos y nos dimos un bañito muy fresquito que nos dejo como nuevos. Hay un montón de peces de negros que nadan por todas partes, son inofensivos. Mucha gente alquilaba un chaleco porque es un cenote muy profundo y si no sabes nadar bien puede ser peligroso. De todos modos en una zona hay una cuerda para los que se cansen y necesiten agarrarse.
Subimos para marchar hacia Valladolid ya que se acercaba la hora de comer, en cuanto salimos el calor volvió a notarse.
Llegamos a Valladolid, un pueblecito que está bien visitar. Tiene algunas casas de colores, una iglesia muy bonita y en frente un parque que está curioso. Comimos en un restaurante de aquella plaza llamado "la Campana". Comimos bien y no era caro (en comparación con España).

Una vez terminamos de comer cogimos el coche y nos dirigimos hacia nuestro último punto del día, las ruinas de Ek Balam.
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La entrada es un poco más cara que la de Chichén Itzá, cosa que nos estrañó. Allí había sobre todo gente de allí visitando estas ruinas, casi no había "Gringos". Son unas ruinas distintas donde puedes andar y subirte a donde te plazca. Están en plena Selva y nos gustaron mucho.
Cuando terminamos de ver aquello cogimos el coche y volvimos tras dos horas y media de carretera a nuestro hotel. Duchita, cena y cocktel y a dormir.
En el hotel todas las noches hay espectáculo, pero casi siempre llegábamos tarde para verlo, empezaba a las ocho y terminaba sobre las once. Ese día nos lo perdimos.

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